martes, 28 de marzo de 2017

MIGUEL HERNÁNDEZ, EL POETA HUERTANO

Hoy, 28 de marzo, se cumplen 75 años de su muerte. “Miguel era tan campesino que llevaba un aura de tierra en torno a él…”- cuenta en sus memorias (Confieso que he vivido) Pablo Neruda. “Me contaba cuentos terrestres de animales y pájaros…Me narraba cuán impresionante era poner los oídos sobre el vientre de las cabras dormidas…Otras veces me hablaba del canto de los ruiseñores…”.


“Lo primero que leí fueron novelas de Luis de Val [Valencia, 1867-1930] y Pérez Escrich [Valencia, 1829-Madrid, 1897] (novelas por entregas como Los ángeles del hogar o El cura de la aldea)…”- contó Miguel Hernández.


Muchos de su primeros poemas están firmados “En la huerta”, seguidos de la fecha, como “¡Probe Juanica! ¡Probe güertana!/Por la sendica pal cementerio la han llevao muerta/esta mañana…” (Al verla muerta. En la huerta, 6 de febrero de 1930).

“¡Marzo viene! ¡Viene Marzo! El astro/ de rubios cabellos, la huerta satura y orea./Son las brisas tibias y llenas de efluvios…/¡Marzo! ¡Viene Marzo!¡Bienvenido sea!...”. (¡Marzo viene…!. En la huerta, 28 de febrero de 1930).

El titulado Ofrenda (Orihuela, 28 de mayo de 1930), se lo dedica a “Don José Mª Ballesteros, con toda la admiración y el respeto que siente hacia él este inculto pastor”. Ballesteros acababa de  publicar Oriolanas. Cuadros y costumbres de mi tierra [Orihuela, donde había nacido en 1897]. “…aquel libro-tesoro/de aromas…/¡Huerta: ya en tus naranjos hay otro ruiseñor!”.

A Juan Sansano, “eminentísimo poeta de Orihuela” le dedica – con fecha 11 de octubre de 1930- La bendita tierra. “Para que aspire, aunque levemente, los enervantes aromas de la maravillosa huerta oriolana”. “…¡Huerta oriolana, la que adoro!.../Lienzo que engarza entre sus hilos/jardines ebrios de albahacas,/álamos claros y tranquilos, /olmos, morales y barracas/…”.

A Ramón Sijé, le dedica Insomnio, en 1930. “Por tener juventud y ser levantino y soñador como yo”.

En sus primeros poemas, habla de la barraca oriolana, “el alma de la huerta”; del “huertanico”… Hay un delicioso poema, quizá menos conocido, lleno de humor, en el que pide a sus paisanos oriolanos en “carta abierta” que le ayuden para publicar su libro de poemas, mientras intenta apartar a sus cabras de la finca de un huertano enfadado: “A vosotros me dirijo/ desde esta carta “arrimada”,/ que escribo, teniendo por/ mesa el lomo de una cabra/ en la milagrosa huerta/ mientras cuido la manada…”. Y continúa: “(¡Ay! Perdonadme un momento./ Voy a echarle una pedrada/ a la Luná, que se ha ido/ artera a un bancal de habas,/ y el huertano dueño de ellas/ me está gritando desgracias…”. A pesar de las interrupciones, consigue comunicar cuál es el objetivo de sus letras: “Y me dirijo así, para/ deciros que pienso hacer/ con poesías de las dadas/ a la luz y de las que están/ sin ver la luz para nada/ -que son bastantes-,  un libro”. Y finaliza: “Hablaré más a las claras,/ Que os pido, ¡eso es!, que os pido/ una peseta – no falsa-,/ un duro, ¡lo que queráis!/ para poder ver mis ansias/ satisfechas…”. El poema (A todos los oriolanos) está firmado “En la huerta, 1 de febrero de 1931”.


Será a principios de 1933 cuando la editorial Sudeste, de Murcia, le edite su primer libro, Perito en lunas, que quiso llamarse Poliedros, muy influido en ese momento por el ultraísmo, el simbolismo y la escritura de Gabriel Miró. Pero su primer poema, Pastoril, había aparecido en el periódico El Pueblo, de Orihuela, el 13 de enero de 1930. Comienza así: “Junto al río transparente/que el astro rubio colora/y riza el aura naciente/llora Leda la pastora…”. Está fechado “En la huerta, a 30 de diciembre de 1929”.

El paisaje y la naturaleza forman parte importante de estos primeros poemas: En Canto exaltado de amor a la naturaleza exhorta a eso: a amar la naturaleza. “Con la humildísima grandeza/del santo Francisco de Asís,/amemos a Naturaleza(…)”, comienza. Y termina: “Amemos todo lo que es/parte de la Naturaleza!”. 

Y en Tempestad, relata: “En un árbol, metido, no oso/yo -el hatajo a mis pies-, la voz/levantar. Oigo a la natura/que, entre el agua que cae veloz, /habla y llora, canta y murmura”.

Mientras cuida del hato, lee; junto a un ciprés, acostado en la hierba, sentado…, hasta que no queda luz. De la observación y del camino nacen muchos de sus poemas; de la soledad, de la melancolía…, al atardecer.


En 1931 viaja a Madrid por vez primera… 

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viernes, 17 de marzo de 2017

UNA CIENTÍFICA CUENTA SU HISTORIA DE AMOR CON LA CIENCIA

(Anne) Hope Jahren, geobióloga, considerada por la revista Popular Science  uno de sus “10 científicos brillantes” y por la revista Time, en 2016, una de las “100 personas más influyentes”, publica a sus 47 años su primer libro,  “una fusión literaria de memoria y escritura científica”, “una memoria personal y un canto de alegría al mundo natural”- según comentarios de sus críticos.


En inglés, su título fue, en 2016, “Lab Girl”, “Chica de laboratorio”, pero en castellano lo han traducido como La memoria secreta de las hojas (primera edición, en Paidós, en febrero de 2017).

Tras leer las primeras páginas, podría haberse subtitulado: “La ciencia que yo quiero transmitir”. Como “todavía no hay ninguna revista científica en la que yo pueda publicar el relato de cómo se hace mi ciencia a partir del trabajo conjunto del corazón y las manos”, ha tenido que ponerse a la tarea y escribir su propio libro.

En su blog -que inicia en  2013-, sobre “interacciones entre mujeres y hombres y la Academia”, comenta sobre Lab Girl: “Es un libro realmente bueno o, al menos, el New York Times parece creerlo así”. “He aprendido un montón al escribir este libro…” –dice. En el capítulo de agradecimientos, añade:  “Escribir La memoria secreta de las hojas ha sido el trabajo más gozoso de mi vida”.

De científico a científico

“Formule una pregunta sobre su hoja… ¿Sabe lo que ha hecho? Se ha convertido usted en un científico…Lo primero que tiene que hacer es formular una pregunta sobre su materia de estudio”. Con este comienzo, nos convierte a tod@s en científic@s para seguirle en su apasionante viaje por su vida y su objeto de estudio: los componentes químicos en las plantas.

Su madre y el jardín

A su madre, le dedica el libro y “todo lo que escribo”. En un lugar donde “había nieve en los campos nueve de cada doce meses del año – Austin, al sur del estado de Minnesota, en Estados Unidos-,…la única actividad veraniega de la que guardo recuerdo es el cuidado del jardín en compañía de mi madre”.

Su madre exigía dos cosas a su jardín: eficiencia y productividad. “Sentía predilección por las verduras robustas y autónomas como la acelga y el ruibarbo…; prefería plantar rábanos  y zanahorias porque podían atender calladamente sus propias necesidades en el interior de la tierra. Y en su jardín seleccionaba también las flores que cultivaba en función de su resistencia [peonías, lirios tigre, iris barbados]…El recuerdo más vívido que albergo  de nuestro jardín no es el de su olor, ni tampoco el de su apariencia, sino sus sonidos…en el Medio oeste se puede oír realmente cómo crecen las plantas…”.

Su madre no pudo acceder a una beca universitaria para estudiar ciencias en los años 50. A cambio, cuando sus cuatro hijos están criados, estudia a distancia literatura inglesa. “Trabajábamos juntas los textos de Chaucer y, para ayudar a mi madre, aprendí a buscar palabras en un diccionario de inglés medieval”.

Al conseguir ella misma (Hope) una beca en la Universidad de Minesota, se decanta por la literatura en un primer momento, pero “no tardé en descubrir que en realidad yo estaba hecha para la ciencia…; en las clases de ciencia nos dedicábamos  a hacer cosas…Trabajábamos con las manos y, prácticamente cada día, obteníamos algún resultado tangible…En las clases de ciencias nos ocupábamos de problemas sociales de la actualidad…La ciencia me aportaba lo que más necesitaba: un hogar”.

Científica por instinto

“Nunca había oído contar historias sobre mujeres científicas, nunca llegué a conocer a ninguna y tampoco vi nunca a ninguna por televisión [ella, nacida un 27 de septiembre de 1969, a finales de los años 60…]”.

Pero ya desde los 5 años tenía conciencia de ser distinta a los chicos, a sus tres hermanos: “Si de algo estaba segura era de que no estaba a la misma altura que ellos…Echaban carreras con sus prototipos y construían cohetes que luego lanzaban con sus compañeros. En clase de manualidades se les permitía utilizar las grandes herramientas que estaban colgadas de la pared o suspendidas del techo. Cuando veíamos en televisión a Carl Sagan, a Spock, al Doctor Who…, nunca se nos ocurría hablar de personajes femeninos como la enfermera Chapel o Mary Ann”.

Mi laboratorio, mi hogar

Y, sin embargo, “la única certeza en mi vida era que tendría mi propio laboratorio porque mi padre tenía uno”.

“Yo me pasé la infancia en el laboratorio de mi padre, jugando debajo de las mesas hasta que alcancé la altura suficiente para jugar sobre ellas…podía jugar con el material del laboratorio cada vez que lo acompañaba a su trabajo, porque él nunca decía que no cuando le pedía permiso para sacar todas aquellas cosas [imanes, alambres, cristales y metales, papel tornasol para medir el pH…]”.

Su padre era profesor de física y ciencias de la tierra en una escuela de formación superior en Austin. “Revisábamos juntos el equipo del laboratorio y arreglábamos todo lo que se hubiese roto; mi padre me enseño a desmontar cosas y a estudiar cómo funcionaban…Mi laboratorio [hoy] es el lugar en el que puedo seguir siendo la niña que todavía soy”.

¡Chúpate esa, universo!

“Un verdadero científico desarrolla sus propios experimentos, generando conocimientos completamente nuevos”.

Ese es su caso. Desarrolla su tesis doctoral sobre el almez americano, concretamente sus frutos (sus bayas, sus semillas), duros como una piedra…porque contienen ópalo, un mineraloide silíceo. Eso es lo que descubre, su primer descubrimiento científico: La formación de biominerales en las plantas.

Bill, un amigo de verdad

 A lo largo de todos estos años (desde 1994 hasta la actualidad), ha contado con la ayuda inestimable de Bill, compañero de laboratorios y de proyectos.


El primer laboratorio (Jahren Lab) propio “no era más que una habitación desprovista de ventanas, que no medía más de 55 metros cuadrados”, en el Instituto Tecnológico de Georgia, donde da clases de Geobiología terrestre en 1996.

Juntos se han turnado para seguir los experimentos día y noche, se han apoyado y han sufrido por las dificultades de financiación.

Gran comunicadora de la ciencia y activista

En una ocasión animó a las niñas a tuitear fotos de sus manos mientras llevaban a cabo experimentos científicos. La idea era concienciar sobre la cuestión científica a la vez que sobre las mujeres trabajando en ciencia.

En el epílogo del libro, nos anima a tod@s a plantar un árbol, uno fuerte y duro -más que un frutal que puede partirse fácilmente con el viento. “Aquí va una petición personal que te hago…”.


En el prólogo, ha hecho una aseveración: “Por lo general, todos vivimos rodeados de plantas, pero en realidad no las vemos”. Y nos da una cifra escalofriante: “Cada diez años, cortamos el 1% de la totalidad de nuestros árboles sin volver a repoblarlos, lo cual representa el equivalente a la superficie de Francia. De manera que, década tras década, se ha ido borrando de la Tierra una Francia detrás de otra”… 

SABER MÁS

https://hopejahrensurecanwrite.com. Su blog, desde 2013.

https://twitter.com/hopejahren?lang=es. En tuiter, desde 2011. @HopeJahren.

http://jahrenlab.com. El laboratorio de Hope Jahren, en Oslo. 

UNA NOVELA


La evolución de Calpurnia Tate, de Jacqueline Kelly. Se ha editado como novela juvenil, pero es un placer leerla a cualquier edad. En ella se habla de las niñas y la ciencia y de ser investigadora de campo.

martes, 7 de marzo de 2017

CARMEN DE BURGOS SEGUÍ, Colombine, una superwoman en el primer tercio del siglo XX

En 1918, en la carta prólogo del texto revisado La cocina moderna, escribe: “Yo creo y practico que la mujer puede ser periodista, autor y hasta artista, sin olvidar por eso los pequeños detalles del hogar, para su acertada dirección, guarda de la salud, la paz y sosiego de la familia […]. ¡Yo no me opongo a que las mujeres vayan al foro y al Parlamento…después de haber dispuesto la cocina en su casa!”.

Así  la describe Cansinos-Assens en su autobiografía La novela de un literato:
“…vestida como de calle, pero con un delantal ceñido al cuerpo”.

Y, sin embargo, fue la primera mujer en España que apareció con el título de Redactor. En 2016, la editorial Renacimiento recupera su novela La malcasada.



Carmen de Burgos nace en Almería el 10 de diciembre de 1867 a las 3 de la mañana y es bautizada el día 19 en la iglesia parroquial de San Pedro.

Infancia (1867-1883)

“En mi inolvidable Rodalquilar [el cortijo La Unión en una zona de intensa actividad minera de minas de oro] se formó libremente mi espíritu y se desarrolló mi cuerpo…Allí sentí la adoración al panteísmo…, la repugnancia a la mentira y a los convencionalismos”. “Recuerdo mis días de Rodalquilar. Cuando el disco de plata caminaba en un cielo tan claro, tan sin nubes ni celajes, en un cielo seco, transparente, y se hundía en el agua sin perder su brillo ni su luz”.  Allí leía “todo cuanto caía en mis manos”.

Juventud (1883-1899). Almería

En 1883, con 16 años, se casa con Arturo Álvarez Bustos, quince años mayor que ella. Pierde tres hijos, “por ignorancia” de ella y falta de caso de él- dirá más tarde.

“Empecé por cajista de imprenta en la que poseía mi padre político. Después escribí con las tijeras para completar un periódico satírico [Almería Alegre]. Mi primer artículo mereció los honores de la crítica y la reproducción fuera de la provincia”.

Madurez (1900-1932). Madrid

Periodista liberal. Admiración por Larra. Colombine

Lo primero que hizo al llegar a Madrid (en 1899 se separa de su marido) fue visitar la tumba de Larra en el cementerio de San Nicolás. Como él, viajaría por Europa, fundaría una revista (Revista Crítica, 1908, 7 números) y escribiría artículos con seudónimos.

El 10 de mayo de 1900 ve por primera vez su nombre impreso en la revista Madrid Cómico, fundada en 1883 por Clarín. Firma unos versos titulados Cantares.


A finales de 1902 ofrece crónicas femeninas a El Globo y artículos sobre Derecho Penal a La Correspondencia de España.

El 1 de enero de 1903 comienza a colaborar con el recién fundado Diario Universal por Augusto Suárez de Figueroa: “Como redactora del Diario Universal, se ha encargado de la sección de Lecturas para las mujeres la ilustrada conocida escritora doña Carmen de Burgos, que firmará con el pseudónimo de Colombine”.

El 24 de marzo de 1909 se reúnen en el café Fornos más de 60 admiradores para homenajear a Larra. “La presidencia la ocupaba el festejado Mariano José…A su derecha estaba Colombine…A la izquierda, Ramón Gómez de la Serna”. “Yo leía sus obras con devoción de creyente, recorrí sus lugares consagrados por él y más de una vez fui a visitar su tumba cuando dormía olvidado en el viejo cementerio de San Nicolás, donde iban pocas personas”- lee Carmen en su discurso.

En 1909 es enviada a Marruecos por el Heraldo de Madrid. “He sido la primera mujer que en España ha sido corresponsal de guerra”- dirá en una entrevista.


Escribió cuatro tipos de obras: las prácticas, las literarias, las biografías y los libros de viajes.

Obras prácticas

En 1900 publica en Almería Ensayos literarios, un conjunto de textos heterogéneos, entre los que destaca “La educación de la mujer”.

El divorcio en España, un libro “colectivo o social”

Lo publica en 1904, tras pedir permiso al director del diario para reunir en un libro las cartas de importantes figuras del mundo cultural, donde estas opinan sobre el divorcio. Las cartas eran producto de una encuesta lanzada desde su columna diaria Lecturas para la mujer, en la que participan desde Emilia Pardo Bazán, a Baroja o Blasco Ibáñez, entre otros. Por su campaña y su libro se gana el  apodo de “la divorciadora”.

En 1904 también publica Moderno tratado de labores y La protección y la higiene de los niños. Ambas son declaradas de mérito y utilidad para la enseñanza por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. La editorial valenciana Sempere acoge las obras prácticas, de amplia difusión, de Carmen.

Campaña del voto de la mujer. “La sufragista”

En 1906 inicia otra campaña en el Heraldo de Madrid. En la sección del diario “El voto de la mujer”, pregunta a los lectores: ¿Debe o no concederse el voto a las mujeres? En caso afirmativo, ¿ha de ser el sufragio universal o solo para las que reúnan determinadas condiciones? ¿La mujer puede ser, además de electora, elegible? A pesar de cuál fuera la respuesta, el voto femenino tendría que esperar a Clara Campoamor en los años 30…

Obras literarias


La primera novela corta que escribe aparece en 1907; la última, en 1932, año de su muerte. Eduardo Zamacois crea la colección El Cuento Semanal el 1 de enero de 1907. Carmen publica El tesoro del Castillo ese año. “En mis cuentos era yo, era mi pensamiento el que se mostraba” (Autocrítica a Cuentos de Colombine”, 1908).

El ciclo de Rodalquilar

Son textos de inspiración naturalista ambientados en un espacio rural casi mítico. En 1909, se había definido como “naturalista romántica”.

Relatos inspirados en la bohemia


Con tintes decadentes y modernistas.

Narrativa social


En ellas, pasa revista a la injusticia del Código Penal y Civil, la sujeción de la mujer casada, etc. Incluyen: El artículo 438 o La malcasada.

Biografías y traducciones

Leopardi fue el primero de sus biografiados, en 1911. En 1919 publica Fígaro, la biografía de Mariano José de Larra, entonces la más completa hasta el momento, pues dispone de material inédito facilitado por los familiares. En 1931 publica  la de Riego, Gloriosa vida y desdichada muerte de D. Rafael de Riego (Un crimen de los Borbones), su última biografía.

Traducciones

En 1904 traduce la autobiografía de Helen Keller, Historia de mi vida (muda, sorda y ciega).

Otras son: Loca por razón de Estado, memorias del conde de Mattachich; Los Evangelios y la segunda generación cristiana, de Jules Renan; La guerra ruso-japonesa, de Tolstoi. La inferioridad mental de la mujer, subtitulada La deficiencia mental fisiológica de la mujer, de Paul Julius Moebius. A éste último, lo prologa.

También traduce varios títulos de Emilio Salgari: La conquista de un imperio, Los misterios de la India o Los últimos filibusteros.

Libros de viajes

En 1905 visita por primera vez Francia, Italia y Suiza. Es pensionada por la JAE, Junta de Ampliación de Estudios, para ampliar estudios en el extranjero, desde el 1 de octubre de 1905 al 30 de septiembre de 1906. La concesión de ayudas implica la condición de redactar una memoria a la vuelta. Esto será su libro Por Europa, el primero de los libros de viajes que escribió inspirándose en Heine, Maupassant, Pierre Loti y Edmundo D´Amicis. “[Estos] Mezclan con singular acierto las impresiones personales con el ambiente de la región que visitan”.

En Roma, invitada por la Asociación de la Prensa Italiana, da una charla  sobre La mujer en España, la primera vez que opina en público sobre las mujeres de su país.

Sus casas en Madrid. “Los miércoles de la Colombine”


En los diferentes registros han quedado las direcciones: Calle Eguilaz, número 5. En 1908 vivió en la calle Eguilaz, 7, duplicado. En 1909, en San Bernardo, 76. En 1910, en Velázquez, 54 y, en 1911, en San Andrés, 18. En 1912, vivió en la calle Madera, números 5 y 7. En 1913, en Eguilaz, 5, de nuevo, y en Divino Pastor, 1. En 1915 y hasta 1925, en la calle Luchana, 20, entresuelo izquierda interior (el domicilio social de la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas, asociación creada en 1923). Y los últimos años, en Nicasio Gallego, 1, bajo derecha, donde murió.


Primero, en la calle Eguilaz (“No hay estera ni lumbre en su casa. El frío es atroz”- escribe Ramón Gómez de la Serna en su Automoribundia) y luego en San Bernardo, tienen lugar las tertulias de los miércoles. “Hablamos de literatura, de arte, de la libertad del artista, de la relación entre realismo y pornografía…”.


Los hombres en su vida

De su marido Arturo (Álvarez Bustos), de quien se separa en 1899 y que muere en 1906, un señorito andaluz, hijo del gobernador civil de Almería, periodista y amante de la juerga, “esa fatal costumbre de pasar el tiempo entre guitarras y cañas de manzanilla, lejos del hogar…Termina por llevar al alcoholismo”- dirá en su conferencia La mujer en España

…A Blasco Ibáñez, de quien algunos la hacen amante. Sin embargo, desde la revista Prometeo, en 1909, en el artículo titulado Las mujeres de Blasco Ibáñez, aclara: “Siempre he seguido la labor de Blasco Ibáñez con el interés de una amistad fraternal (pese a los que niegan la existencia de ese sentimiento entre personas de sexo distinto), y con devoción de fervorosa discípula”.

En 1908, en abril,  conoce a Ramón Gómez de la Serna, entonces de 20 años. “Por entonces aparece en mí lo excepcional, el amor compatible con el ser literato, la relación con la escritora que vive independientemente aunque pobre, gracias a artículos mal pagados, a un puesto de maestra y a traducciones: Carmen de Burgos”- relata en su autobiografía Gómez de la Serna. La describe como: “Hermosa, andaluza, noble, en la plenitud de sus treinta años” (Ya tenía 40). Serán pareja otros veinte años hasta que ella descubre que tiene una historia con su hija María. Ramón cuenta: “Ella [Carmen] de un lado y yo del otro de una mesa estrecha escribíamos y escribíamos largas horas y nos leíamos capítulos, crónicas, cuentos, poemas de la prosa…Frente a mí ha escrito sus mejores obras: El último contrabandista, Los anticuarios, Fígaro”.  “Carmen de Burgos es la liberal, la romántica, que compromete su pluma y su vida cuantas veces es menester por tomar una actitud generosa y rebelde”- es su semblanza en 1924 en La sagrada cripta de Pombo.

La malcasada, casi 100 años después. Y aún los mismos comportamientos…

Se publicó en 1923. “Se trata de uno de los relatos más autobiográficos de la autora”- escribe en la introducción Emilio José Sales Dasí. Los títulos de los capítulos ya dan mucha información: Resignación, La caricia insoportable,  Hacia la liberación, El serrallo…Otros hacen alusión a los diferentes “actores”: La familia, Las catequistas, Los “protectores”, Los perseguidores…

El costumbrismo de las tradiciones se alterna con las descripciones de lugares y paisajes y los diálogos entre los protagonistas, que los caracterizan y definen.

Dice, por ejemplo, Antonio, el marido: “La señoras deben oler a ropa limpia y a jabón”, “¡Esto no puede comerse!”, “Hazte la víctima”, “No toques el piano cuando estoy en casa”, “Las flores no sirven para nada”, “Yo no sé qué tendrán que leer las mujeres”,  “No quiero que vuelvas ni a cambiar el saludo con esa gente”, “Mira bien lo que haces”, “Tú estás aquí bajo mi dominio”,  “Estoy dispuesto a rajarte de arriba abajo, a abrirte en canal”…

Y en la mitad de una historia que se lee rápido y bien, algunas frases de tesis: “¿Por qué no separarse y tratar de rehacer cada uno su vida, en vez de obstinarse en mantener una unión deshecha?...No era menester llegar a cometer faltas graves, o a sufrir el martirio para poder separar un matrimonio. Bastaba la disparidad de caracteres para no condenar a una persona a soportar siempre a otra…Sería preciso que los jueces fueran también mujeres”.

8 de marzo de 2017: 15 mujeres asesinadas en España (hasta el 22 de febrero). Casi cien años y seguimos igual, sin pacto de Estado. No hemos aprendido nada…

Ya lo dijo Ana Mª Matute: “Podemos llegar a Marte…, pero seguimos llorando como en el siglo X. Y, sobre todo, hacemos llorar…Siempre hay unos que aporrean a los otros, y no porque sean más fuertes, sino porque unos quieren aporrear y otros no”.


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