jueves, 27 de agosto de 2020

CONSTANCE FENIMORE WOOLSON, El jardín

 

Constance nació en Claremont (New Hampshire, USA) en 1840, pero pronto su familia se trasladó a  Cleveland (Ohio), más al oeste,  tras fallecer tres de sus hermanas de escarlatina.

Sobrina nieta de James Fenimore Cooper (tío de su madre), con 30 años empezó a publicar relatos y artículos en revistas (The Athlantic Montly y Harper´s Magazine).

Tras la muerte de su madre, en 1879, con 39 años, marcha a Europa y viaja por Inglaterra, Francia, Italia, Alemania y Suiza, alojándose en hoteles. En el invierno de 1889-90 viaja a Grecia y Egipto.

En 1880 conoce a Henry James (1843-1916) y en 1893 alquila un apartamento en el Gran Canal de Venecia. Muere en enero de 1894, tras caer (o tirarse) al canal.

El JARDÍN (The Front Yard)

Apareció póstumo, en 1895. Casi lo abandono tras leer el primer párrafo. Menos mal que no… Creo que fueron tantos nombres extraños seguidos…

El comienzo dice así: “Bueno, ahora con Gooster trabajando en la lechería, Bepper al fin colocada, asistiendo a una buena familia; Parlo y Squawly en Perugia, Soonter a cargo de las monjas, Jo Vanny como aprendiz de carpintería, y solo con Nounce a mi cuidado (por no mencionar a Yaya, por supuesto, y a Pipper y al viejo Patro), parece que por fin pudiera hacerse realidad algún día. Podría estar listo para el próximo Cuatro de julio, solo faltan diez meses. ¡Algo así sería bueno para celebrar ese día!”…

El deseo de Prudence Wilkin, americana de Nueva Inglaterra, 60 años y trabajadora infatigable, en un pueblo de montaña en Italia, es eliminar la pocilga que tiene enfrente de la casa y tener un jardín. “Por cincuenta francos, los dueños la quitarán de ahí; por otros veinte o treinta podría tener un jardín”…

El jardín imaginado

Quiere, de alguna manera, reproducir el de su casa en Ledham (New Hampshire), en Estados Unidos.

“…un bonito y recto camino empalizado descendiendo hacia la entrada, arbustos de grosellas a ambos lados del camino y en los espacios abiertos; a derecha e izquierda, más arbustos cargados de flores: bolas de nieve o grosellas de Missouri; cerca de la casa, una mata de cambronera quizás, y en los arriates, a cada lado del camino, aciano, aster de China, zapatitos de dama y clavelinas; y los linderos bordeados con boj”…

Casi lo conseguirá igual, al final de su vida, salvo por las rosas…

“La valla estaba pintada de un blanco brillante. La hierba brotaba ya y los arbustos de grosellas se alineaban en los bordes, a ambos lados…En medio de los espacios abiertos…, grandes arbustos de rosas.

-No pudimos traer bolas de nieve o grosellas de Misuri, así que trajimos rosas…”- le dice la joven americana, admiradora de J. A. Symonds.

Una habitación con vistas

A lo largo de los meses que van desde antes de julio a noviembre, además de enterarnos del egoísmo de todos aquellos a quienes cuidó, y cuida (la familia de su marido italiano), desde hace dieciséis años, en que enviudó, nos damos cuenta de lo que significa paisaje y “vistas” para unos y otros…Cosas tan diferentes…

Para Prudence,  vistas bonitas son las que veía desde la colina Sage Hill, cerca de Ledham, su patria chica: “Desde allí se podían ver todos los campos de las granjas de Josiah Strong y Deacon Mayberry…perfectamente niveladas…Y la carretera, millas y millas, con sus tres barreras de peaje en el horizonte. Y al otro lado, las fábricas, que hacían aquel paisaje más vívido…”.

La joven americana que ha llegado a Asís, con dos pintores que han venido a hacer bosquejos de los frescos de Giotto, habla de otra cosa…:

“…esa amplia llanura de Umbría…el gran paisaje que tenemos delante…con esos árboles esbeltos y enormes y todos los demás pueblos brillando en las colinas…El destello del río, el azul aterciopelado de las montañas…”.

En cuanto a las relaciones con los personajes, no diré nada; debéis leerlo.

Las ilustraciones, maravillosas, son de Ximena Maier (Madrid, 1975). Tiene el acierto de no dibujar el jardín, para que cada cual lo imaginemos…

Yo, con toda la osadía del principiante, sí que voy a dibujarlo…o collagearlo


MÁS sobre relaciones… y vistas

Locuras de verano (Summertime) Película de 1955 con Rossano Brazzy y Katherine Hepburn. https://www.youtube.com/watch?v=_TRHz0UGfTg. Tráiler.

https://www.youtube.com/watch?v=VKfLomA_DqM. Venecia en 1896 y en 1955.

Una habitación con vistas. https://www.youtube.com/watch?v=441y5bp5_qU. Tráiler. 1985.


 Bajo el sol de la Toscana. https://www.youtube.com/watch?v=4bZwZuUEjRY. Tráiler. 2003.


lunes, 17 de agosto de 2020

EL PAN QUE COMO. Recordar y aprender



Paloma Díaz-Mas reflexiona sobre lo cotidiano, todo lo que rodea al alimento y a la comida. 

El título me ha traído a la mente diversos dichos y refranes (Al pan, pan y al vino, vino; A buena hambre, no hay pan duro; Con pan y vino se anda el camino;…) con el pan como protagonista, y una frase que nos decían de pequeños: “No tires el pan, que es de Dios…”.


Me encanta que comience con  un “Agradecimiento” en japonés (Itadakimasu, que no significa “Que aproveche”…). Agradecimiento a las personas que han hecho posible ese alimento elaborado que nos comemos, y a los propios ingredientes.

En los distintos capítulos hay crítica social: Ganarse el pan (sobre las tiendas de barrio, que intentan sobrevivir, tan de actualidad ahora, con la pandemia), o Agua (“En los países pobres [siempre] son las mujeres las que van por agua…”), o Fuego (“Nunca pensábamos en la historia de trabajo y sufrimiento que precedía a aquellos serones de esparto llenos de carbón para la lumbre…”).

Hay hipótesis interesantes, como que los diversos “cocidos” que existen en el mundo surgieron como “platos que, en el medio rural, permitían a las mujeres hacer las tareas de la casa, cuidar a los niños o atender a los animales mientras la comida iba haciéndose sola al calor del rescoldo”…

O la idea de las cocinas como “el último reducto” de la mayoría de las lenguas extintas o en vías de extinción.

Al hilo, nos comparte experiencias biográficas sobre momentos y circunstancias:

“El primer fuego doméstico que recuerdo es el del fogón de la cocina de casa de mis padres”.

“Tendría yo doce o trece años y me mandaban mis padres a comprar vino a la taberna que había al lado de casa”.

“En casa de mis padres había una fresquera”.

“Para preparar la comida, escojo procedimientos sencillos, que no requieran largo tiempo de elaboración …entre media hora y una hora…platos no muy complicados, pero que preparo con mimo…una comida simple y cotidiana para compartir entre dos…”.

Aliñado con extractos literarios… “En caso de necesidad, puede utilizarse como vaso casi cualquier cosa. Por ejemplo, un sombrero. Así lo cuenta el Cantar de mio Cid”... “Uno de los poemas más conmovedores de Juan Ramón Jiménez, “La carbonerilla quemada”… Un cuento popular sobre el olor del pan…Un milagro de Berceo en el que se llama a la Virgen “Madre del pan de trigo”…Y canciones populares: “Apañando aceitunas/se hacen las bodas/y el que no va a aceitunas/ no se enamora”…

Un libro ameno en el que aprendes a la vez que recuerdas.

Sobre Paloma Díaz-Mas, contado por ella misma

“Siendo yo muy pequeña, estuve a punto de morir abrasada…”.

“Mis padres me repitieron muchas veces que el pan que yo traje debajo del brazo fue la supresión definitiva de la cartilla de racionamiento [en 1952]”.

“MI madre fue siempre una buena cocinera…, que preparaba platos sencillos pero sabrosos”.

Yo era una niña de ciudad [nacida en Madrid en 1954] y no había visto demasiados árboles en mi vida: solo los de alguna plazuela de mi barrio, los de los jardines del Retiro y de alguna excursión a los pinares de la Casa de Campo o a los bosques de encinas de la sierra de Guadarrama”…

… “era una niña nerviosa…, mala en todos los juegos que requerían control y habilidad en la coordinación de movimientos; nunca he aprendido a montar en bicicleta y siempre fui torpe en los juegos de pelota…”.

 “La primera vez que vi unas salinas [Torrevieja] fue en mi adolescencia, durante unas vacaciones con mi familia”.

 “A principios de los 80 llegué a Vitoria a trabajar como profesora”.

“Durante la segunda mitad de los años ochenta del siglo  XX… estuve algún tiempo viviendo en el estado de Oregón para dar clase en la universidad”…

Sobre su cocina actual (“Me gusta estar aquí”): … “en las paredes, azulejos de un blanco mate, y sobre ellos muebles blancos lacados, y una encimera de piedra artificial también blanca; la mesa es de cristal lechoso, de un color ligeramente azulado o verdoso…Las sillas, con patas de acero, están tapizadas de un verde lima. El suelo, de un marrón muy oscuro da un toque de calidez que evoca a la madera. Por la puerta de cristales que da al tendedero, entra en los días claros el sol a raudales, haciendo brillar toda la estancia…”.
“Así hago yo el cocido en olla a presión, en dos fases…”.

Le gusta acompañar el café o el té de después de comer con una onza de chocolate…Procura no tirar nunca comida. “En casa no se tiraba nada. Si sobraba algo de comida se aprovechaba para preparar otra comida: el pan se rallaba…; con la carne sobrante del cocido…se preparaba un guiso de carne con tomate para la comida del día siguiente…”. Con las patatas y verduras, una tortilla paisana. “Me gusta guisar sola…”.

LEER MÁS

https://elpais.com/cultura/2020/07/28/babelia/1595946999_117392.html. Paloma Díaz-Mas: “Cocinamos para compartir”. Entrevista:
“Una reflexión tomando como hilo conductor la comida…y reflexionar también sobre el proceso que logra que la comida llegue hasta nuestra mesa”…

“La cocina son una serie de saberes acumulados, de cosas que se van incorporando. Cómo comemos es la consecuencia de procesos e influencias”…

“Guisar como una forma de comunicarse, de demostrar amor…Dar comida como forma de comunicar amor”.


Dichos con pan

-       Contigo, pan y cebolla. Con otro, ni olla (la segunda parte no la había oído nunca).
-       Dios le da pan al que no tiene dientes.
-       Pan con pan, comida de tontos.
-       Pan para hoy y hambre para mañana.
-       A falta de pan, buenas son tortas.
-       Pan con queso, sabe a beso.
-       Toma pan y moja, que las tajás son p´a padre (esta segunda parte tampoco nunca la oí).
-       No solo de pan vive el hombre.

viernes, 7 de agosto de 2020

CALIGRAFÍA DE LOS SUEÑOS: Trenzar fabulación y memoria



“Torrente de las Flores. Siempre pensó que una calle con este nombre jamás podría albergar ninguna tragedia. Desde lo alto de la Travesera de Dalt inicia una fuerte pendiente que se va atenuando hasta morir en la Travesera de Gracia, tiene cuarenta y seis esquinas, una anchura de siete metros y medio, edificios de escasa altura y tres tabernas. En verano, durante los días perfumados de fiesta mayor, adormecida bajo un techo ornamental de tiras de papel de seda y guirnaldas multicolores, la calle alberga un grato rumor e cañaveral mecido por la brisa y una luz submarina y ondulante, como de otro mundo. En las noches sofocantes, después de la cena, la calle es una prolongación del hogar…”.

Así comienza el primer capítulo, “La señora Mir y las vías muertas”, del libro de Juan Marsé (Barcelona, 1933-2020). “Todo esto sucedió hace muchos años, cuando la ciudad [Barcelona] era menos verosímil, pero más real”…

Un padre matarratas, una “segunda madre”, que le salvó del hospicio, un chaval “despierto y observador”, las “puntillosas invenciones de Ringo”, el señor Abel Alonso, Vicky (la señora Mir, Victoria) y Violeta, la taberna Rosales “tan cotidiana y familiar que es casi un estado de ánimo”…, forman parte de este contar, a medias entre realidad y ficción. Entre un bolero y un tango y un folletín, entreverado con la historia de España en la posguerra (la de los vencidos…).

Capítulos con títulos sugerentes


“Una plaga de ratas azules”, “Apaches galopando en las playas de Arizona”, “El turbante de María Montez”, “El gorrión bajo la lluvia”…,

Y un epílogo


“Ringo [el protagonista, su alter ego]…empezaba a trenzar fabulación y memoria en sus tanteos con la escritura…”.

Hay incluso una muestra de cómo transforma una de sus notas en algo más literario…

La primera anotación (en su bloc de tapas de hule negro): “En su vertiente sur, labrados sobre una roca, hay tres solitarios peldaños de una escalera que nunca se terminó, que nadie sabe adónde quería subir…”.

El párrafo final: “La Montaña Pelada es una colina desnuda y árida de 266 metros de altura, y su nombre tiene un origen confuso. En su ladera oriental se han hallado fósiles de tortugas prehistóricas y huesos de mamut. Cerca de la cumbre hay una gran roca plana con tres peldaños de una escalera que nunca se terminó. Nadie ha podido explicarse adónde iba a conducir una escalera en semejante  lugar, tan yermo y desolado”.

Marsé lo ha dicho en más de una ocasión: “Corregir, corregir, corregir. Yo no soy escritor, soy corregidor”.

LEER Y SABER MÁS




https://elpais.com/noticias/juan-marse/. Artículos sobre Marsé en El País.


Cristina Fallarás: “Un día, siendo un chaval, mató un pajarillo con una escopeta de balines. El horror que le produjo ese acto fue tal que ya mayor seguía contándolo. Era un hombre bueno y le repugnaban la idiotez y la crueldad”.

El relato en Caligrafía de los sueños (Capítulo El gorrión bajo la lluvia)

… "Tampoco sabe que el próximo disparo penetrará en su oído como una culebrilla ponzoñosa y anidará allí eternamente…

El cielo ha estado toda la tarde cubierto de nubes plomizas y ahora caen las primeras gotas, espaciadas y gruesas. Mal día para la caza, Ringo, se dice. Permanece apostado cerca de la higuera con la escopeta preparada, cuando comienza a llover con intensidad…Al cabo de un rato, un gorrión se desprende de la fronda que chorrea y se posa en tierra, espolvoreándose el plumaje…Cierra un ojo y apunta…A menos de dos metros del punto de mira, el gorrión picotea la tierra dando saltitos, se para, levanta la cabeza y lo mira, después da otro saltito, vuelve a pararse y lo mira otra vez. Lleva apresada en el pico una lombriz diminuta que se retuerce viva…a la primera, aunque le da, el pájaro no se cae, solo se estremece por el impacto y se encoge, arrebujándose en sus plumas y girando la cabeza muy despacio hacia su verdugo. Entre el primer disparo y el segundo, mientras el cazador se apresura de nuevo a cargar el arma con otro balín, el gorrión lo mira fijamente con su ojito redondo, velado ya por la muerte, y suelta la lombriz…

No volverá a coger la escopeta…y desde entonces no ha pasado un solo día de su vida que no haya recordado a este pájaro. Su ojito de plomo, mirándole desde el umbral de la muerte, lo acompañará hasta el fin de sus días…”.

Su bagaje sentimental. Su caligrafía de los sueños

Films

Buffalo Bill, Las cuatro plumas (1939), Las mil y una noches (1942), El signo del Zorro (1940), El capitán Blood (1935), Las aventuras de Marco Polo ( 1938), David Copperfield (1935), La calle sin sol (1948), Gilda (1946), El filo de la navaja (1946)...

Películas: temas y bandas sonoras

https://www.youtube.com/watch?v=imdiY87pqAU. Long Ago and Far Away. Del musical Cover Girl (Las modelos), de 1944.

https://www.youtube.com/watch?v=kcyq5HiGdOE. La diligencia. Ringo es el nombre del protagonista del libro, como Ringo Kid es el del  personaje interpretado por John Wayne en La diligencia.


Juan Domingo [Mingo---Ringo] Antonio Faneca Roca fue su nombre de nacimiento antes de ser adoptado con los apellidos Marsé Carbó.

https://www.youtube.com/watch?v=eGeElqg3jTY. El ladrón de Bagdag (1940).


Libros y autores

La piel de zapa (Balzac), Hambre (Knut Hamsun), Historia de dos ciudades (Dickens)… "De Karl May [El testamento de Winnetou, La estatua de Winnetou ] a Balzac y a Dostoievski, de Julio Verne a Edgar Wallace y a Papini, Zane Grey, Curzio Malaparte, Stefan Zweig [La piedad peligrosa, Amok] y Knut Hamsun”. Genoveva de Brabante, La isla del tesoro, El libro de la selva, Bill Barnes Aventurero del Aire, Los piratas de la Malasia...




Gogol (La perspectiva Nevski), Balzac (Papá Goriot), Charlotte Bronte (Jane Eyre), El gran Gatsby, Dublineses...

Músicos y músicas de fondo


Con sus palabras

«Mi biografía [Mientras llega la felicidad- escrita por Josep Mª Cuenca] me complace; mi vida..., no tanto. Hay algún desacuerdo entre lo que pudo haber sido y no fue». Conseguir lo que deseas…Cosas que podrían haber sido de otra manera…


Lo que sabemos de él, en esa mezcla de fabulación y memoria, de lo imaginado y lo vivido, de lo vivido y lo soñado…

“Lo que más le gusta [de adolescente], además de leer libros y partituras: nadar…”.

“Lo que mejor recuerda [de las tropas nacionales entrando en Barcelona en enero de 1939] es el paso de la tropa calle abajo, aquella extraña y convulsa oruga de espaldas erizadas de fusiles con bayoneta, correajes y cantimploras y, sobre todo, colgando en una de las espaldas  de la última fila, tres pajarillos muertos balanceándose ensartados con un alambre prendido en un macuto”.