Steinbeck lo escribió en
1939 y, desde el primer capítulo, está relatado lo que supone un problema
ambiental como es la destrucción del suelo y su subsiguiente erosión (y los
refugiados ambientales que provoca). El nombre que le dieron entonces fue el de
“Dust Bowl”. Para José Luis Sampedro, además de novela, es también “una visión
económica”.
“Las últimas lluvias cayeron
con suavidad sobre los campos rojos y parte de los campos grises de Oklahoma y
no hendieron la tierra llena de cicatrices…” -así comienza el capítulo primero.
La fotógrafa,
fotoperiodista, Dorothea Lange documentó este éxodo de “los refugiados del
polvo”, uno de tantos traslados masivos a lo largo de la historia de la
Humanidad.
El origen de la novela está
en 7 reportajes que Steinbeck escribió para el diario The San Francisco News, en 1936.
El título está sacado de un
pasaje de la novela: “En los ojos de los
hambrientos hay una ira creciente. En las almas de las personas, las uvas de la ira se están llenando…”.
La injusticia y la avaricia, la desigual distribución de la riqueza que tantas
veces han hecho explotar “la paz social”.
He aquí el
desarrollo de la novela en unas cuantas frases…:
“Los agricultores se están
marchando deprisa…Llega un tractor y se lleva por delante a diez familias…”.
“Cada año que puedo recordar
teníamos una buena cosecha en camino, pero nunca llegaba. El abuelo dice que
era buena las primeras cinco veces que se araba, mientras aún crecían las
hierbas silvestres…”.
“Ojalá el polvo no volara.
Si solo la capa superior no volara…”.
“Ya sabéis los años que
hemos tenido: el polvo se levantaba y echaba todo a perder, y la cosecha era
tan poca que no daba ni para atascar el culo de una hormiga. Todo el mundo
debía dinero en la tienda…”.
“En los pueblos, a las
afueras de las ciudades, en los campos, en solares vacíos, aparecían almacenes
de coches de segunda mano…”.
“En las pequeñas casas los arrendatarios
seleccionaron entre sus pertenencias, y entre las de sus padres y sus abuelos.
Escogieron entre ellas para su viaje
hacia el oeste…Este libro. Era de mi padre. A él le gustaba tener un libro. El progreso del peregrino. Solía leerlo.
Puso su nombre sobre él…”.
“…Espero que las cosas estén
bien en California…parece demasiado bueno. He visto los panfletos que
distribuyen y la cantidad de trabajo que hay, salarios altos y todo lo demás;
he visto los anuncios de los periódicos que buscan gente que vaya a recoger
uvas, naranjas y melocotones. Ese sería un buen trabajo…Me asusta que todo sea
tan bonito. No tengo fe. Temo que no sea tan bonito como dicen…”.
“Les habían dado 18 dólares
por todo lo de la granja que habían podido transportar: los caballos, el carro,
los utensilios y todos los muebles de la
casa…Sabían que el tiro de caballos y el carro valían mucho más. Sabían que los
compradores obtendrían mucho más, pero ellos no sabían cómo hacerlo. El
comerciar era un secreto para ellos”.
“…Quizá necesite doscientos
hombres, así que habla con quinientos, que se lo dirán a otra gente, y cuando
llega al sitio del trabajo hay allí unos mil hombres. El jefe dice: “Pago
veinte centavos por hora”. Más o menos la mitad de los hombres se marcharán.
Pero aún quedan quinientos y están tan muertos de hambre que trabajan aun por
unas galletas…Cuanta más gente haya y más hambrienta esté, menos tendrá que
pagar…”.
La
ruta 66
“Dicen que son dos mil
millas…” [hasta California, desde Sallisaw, Oklahoma]. La carretera 66 es la
ruta principal de emigración…la gran ruta hacia el oeste…de Mississippi a
Bakersfield.
“Ayer vi pasar 42 coches
como el suyo. ¿De dónde salen todos ustedes? ¿A dónde van…? Parece que el país
entero se traslada...Buscan algún sitio donde vivir. Para ir tirando…”.
“A lo largo de la carretera 66 proliferan las
hamburgueserías…”.
“Mira esos puestos de perros
calientes…Los hay a cientos…”.
“California,
donde crecen los naranjos…”.
“Nunca imaginé que hubiera
nada parecido- los melocotoneros y las nogueras [nogales] y los parches verde
oscuro de la naranja. Y entre los árboles, tejados rojos y graneros…, graneros
ricos…”.
“…había un Hooverville
[agrupamiento de chabolas en descampados, habitados por personas sin empleo y
emigrantes…Por el presidente Hoover, que, entretanto, hablaba de “las cotas más
altas de prosperidad”] a las afueras de todos los pueblos…; las casas eran
tiendas de campaña y recintos con techado de maleza, casas de papel, un enorme
montón de basura…”.
“- Uno me dijo que a alguna
de esa gente le han incendiado el campamento unas quince o veinte veces…”.
"¿Sabes lo que hemos comido
toda la semana? ¡Ortigas cocidas y masa frita! ¿Sabes de dónde sacamos la
harina para hacer la masa? De barrer el suelo de un camión”…
“Llevo aquí seis meses. He
recorrido este estado de arriba abajo tratando de trabajar lo suficiente y de
moverme con la rapidez necesaria para conseguir carne y patatas para mí, mi mujer y mis hijos. He
corrido como una liebre y…no lo he logrado. Nunca tenemos bastante de comer
haga lo que haga…”.
La
familia Joad, una familia con dignidad
“Hay que pensar qué vamos a
hacer…Cuando alguien muere, la ley dice que hay que dar parte y, al hacerlo, o
se llevan cuarenta dólares para el entierro o lo toman por un pobre…Solo
tenemos 150 dólares…El abuelo enterró a su padre con sus propias manos,
dignamente…cuando un hombre tenía derecho
a ser enterrado por su propio hijo…A veces no se puede hacer caso a la
ley…”.
“Aquí yace William James
Joad, murió de un ataque, era muy, muy viejo. Su familia le enterró porque no
tenía dinero para pagar un funeral. Nadie le mató. Le dio un ataque y se
murió…”.
“El abuelo no ha muerto esta
noche. Murió en el momento en que lo
sacasteis de su tierra”.
“Lo único que tenemos de
valor es la familia sin dividir…Nosotros somos la gente que vive. No nos pueden
borrar del mapa…”.
“Y
la ira comenzó a fermentar…”.
“Las compañías poderosas no
sabían que la línea entre el hambre y la ira es muy delgada. Y el dinero que
podía haberse empleado en jornales se destinó a gases venenosos, armas, agentes
y espías, a listas negras e instrucción militar. En las carreteras, la gente se
movía como hormigas en busca de trabajo, de comida…”.
“Parece que no quieren que
nos establezcamos en un sitio fijo…Temen que lleguemos a organizarnos, supongo.
Este campamento [Weedpatch, un campamento del gobierno] es una organización. La
gente cuida allí de ella misma…Tenemos una pequeña cuenta en la tienda para la
gente que tiene hambre. Cinco dólares…Puedes comprar comida por ese valor y el
campamento lo respalda. Nunca hemos tenido ningún lío con la ley. Creo que a
los grandes granjeros eso les asusta…Quizá se imaginan que si podemos gobernarnos
a nosotros mismos, tal vez nos dé por hacer otras cosas…”.
“No se puede alimentar a la
familia con veinte centavos la hora, pero se coge cualquier cosa. Te llevan por
donde quieren. Subastan los trabajos sin más… dentro de nada nos harán pagar por
trabajar”.
“Los frutos de las raíces de
las vides, de los árboles, deben destruirse para mantener los
precios…Cargamentos de naranjas arrojados al suelo…Y hombres con mangueras
arrojan chorros de queroseno en las naranjas…Tirar patatas a los ríos y poner
vigilantes a lo largo de las orillas para evitar que la gente hambrienta las
pesque. Matar a los cerdos y enterrarlos y dejar que la putrefacción se filtre
en la tierra…Y niños agonizando de pelagra deben morir por no poderse obtener
un beneficio de una naranja. Y los forenses tienen que rellenar los
certificados –murió de desnutrición- porque la comida debe pudrirse…y en los
ojos de los hambrientos hay una ira creciente”.
“Un cubo lleno, dos
cubos…Tres cubos. La caja estaba llena.
- Acabo de ganar cinco centavos…
- Ponlo allí. No sirve…Te dije que no valían
estropeados. Los tiraste del cubo a la caja, ¿verdad? No te puedo apuntar esta
[caja]. Ponlos en la caja con calma o estarás trabajando para nada”.
- “Lo que estamos haciendo es romper la huelga.
A ellos les ofrecieron dos [centavos] y medio.
- Con eso no se puede comer.
-
…Por eso se pusieron en huelga…Creo que
anoche reventaron esa huelga. Tal vez hoy nos paguen dos y medio…”.
Filosofía
y pensamiento de Steinbeck
De cuando en cuando se
filtran discursos en la novela, hay “aleccionamientos” al lector: “…si pudieras
entender que Paine, Marx, Jefferson, Lenin, fueron resultados, no causas,
podrías sobrevivir…el ser propietario te deja congelado para siempre en el
“yo” y te separa para siempre del “nosotros”...".
Una novela siempre de
actualidad, que no ha pasado de moda y de la que podemos encontrar reflejos en
el mundo de 2016, ochenta años después de cuando se fraguó en la mente del
escritor.
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