En castellano, el postítulo
es: “Reflexiones de un caminante” pero, en inglés, la traducción literal,
sería: “Una exploración [de las sendas]”.
Según explica su autor,
Robert Moor, en el prólogo, quizá sería más apropiado haberlo apostillado:
“observando/analizando/estudiando el camino/los caminos”. “¿Quién lo(s) creó…?
¿Por qué existe(n)…?”.
“Este libro es la
culminación de muchos años de investigación y muchos kilómetros de caminata…”. Durante
los veranos…fui recorriendo desde los Apalaches hasta las impresionantes
Rocosas, luego los montes Beartooth, la cordillera Wind River, la nevada
inmensidad de la cordillera de Alaska y, más tarde, los elevados picos que se
alzan desde México hasta Argentina…”.
Estando en la universidad,
durante dos veranos, guía a chicos del campamento en el que él estuvo de
pequeño, Pine Island, en pequeñas excursiones por los montes Apalaches, en el
estado de Maine. Allí coincide con “ultrasenderistas” que se dedican a completar la senda a lo largo de seis meses
(3.500 kilómetros). Y piensa en hacerla él mismo (comienza en marzo de 2009, en
Georgia). “Pasé cinco meses sin apartar la vista del barro…”.
Su
biblioteca personal (vida al aire libre y aventuras en la naturaleza)
En el prólogo, también nos
habla de su hábito devorador de libros a partir de los 8 años. Eran libros
sobre la vida al aire libre o sobre aventuras en la naturaleza.
Empezó con La casa del bosque (de Laura Ingalls),
seguido de Hatchet (El hacha, de Gary Paulsen); Walden, de Thoreau; A Sand County Almanac (Un
almanaque del condado de Sand, de Aldo Leopold) y Una temporada en Tinker Creek (de Annie Dillard).
Luego, a partir de su primer
campamento de verano con 10 años (en el estado de Maine), vienen “los relatos
juveniles de Mark Twain y Jack London; las ensoñaciones alpinas de John Muir,
las agonías antárticas de Ernest Shackleton y las odiseas existenciales de
Robyn Davidson [Tracks, Pistas] y
Bruce Chatwin [En la Patagonia, Los trazos de la canción]”.
“El senderismo resultó ser
el pasatiempo perfecto para un niño de espíritu libre como yo…”. Comenzó en la
infancia y sigue en la etapa adulta. (Yo lo descubrí con 17 años, en COU,
cuando se creó en el colegio un grupo de montaña, ASPAZ, y hoy, con 56, digo
que, para mí, “Andar es vivir”. Puedes hacerlo solo o acompañado, por la ciudad
o por el campo; no es necesario un entrenamiento obligado como en los juegos de
equipo. Ayuda a relativizar y a desdramatizar; procura calma y diálogo con uno
mismo… Lo tiene todo).
SABER
MÁS
https://www.robertmoor.com/. Su
página web.
OTROS
LIBROS DE “ANDARINES”
http://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2018/03/un-paseo-por-el-bosque-de-los-montes.html. Bill Bryson. Un paseo por el bosque
(de los montes Apalaches).
http://quefluyalainformacion.blogspot.com/2018/02/un-andar-solitario-entre-la-gente.html. Antonio Muñoz Molina. Un andar solitario
entre la gente [en la ciudad de Nueva York].
Diez
millones de pasos, de M.J. Eberhart, “Nimblewill Nomad”. Sus memorias de senderista. https://nimblewillnomad.com/.
http://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2014/01/andar-para-saber-viaje-pie-de-pla.html . Josep
Pla. VIAJE A PIE. Andar para saber.
http://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2017/08/de-camino-oku-andar-en-japon-en-el.html. Basho. DE CAMINO A OKU. Andar en
Japón en el siglo XVII.
http://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2017/06/los-senderos-del-mar-un-viaje-pie-por.html.
María Belmonte. LOS SENDEROS DEL MAR.
Viaje a pie por la costa vasca.
http://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2012/05/en-nueva-york-con-long-winded-lady.html.
MAEVE BRENNAN. Recorriendo las calles de Nueva York.
http://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2015/03/andariegas-menos-conocidas-maria.html. MARÍA MARTÍNEZ SIERRA, UNA ANDARIEGA DEL SIGLO XX.
http://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2015/03/para-vos-naci-v-centenario-del.html. TERESA DE JESÚS, UNA ANDARIEGA DEL SIGLO XVI.
http://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2012/10/un-insolito-peregrinaje-en-el-siglo-xxi.html. EL INSÓLITO PEREGRINAJE DE HAROLD FRY,
una novela de Rachel Joyce.