viernes, 19 de abril de 2019

TUS PASOS EN LA ESCALERA. Esperando el fin del mundo que ya está aquí


También podría haberse titulado: “Mientras te espero”, pero quizá este segundo título parecería más de película romántica mientras que el primero queda más abierto/ambiguo y puede abarcar también el miedo  e incluso el terror.

Tiene un comienzo soberbio: “Me he instalado en esta ciudad para esperar en ella el fin del mundo…”. Algo que, en principio, nos parece apocalíptico e improbable y que, a medida que avanza uno en la lectura, se revela como nuestra situación actual y real,  a la vista de las informaciones de cada día.

Cambiar de país, de ciudad y de vida

Mientras espera y pone la casa a punto, el protagonista reflexiona y nos pone al día: sobre él; sobre su pareja, Cecilia, investigadora,  que está fuera; sobre su perra, Luria; sobre Nueva York, su anterior destino; y sobre las diferencias (y similitudes) con Lisboa, su actual hogar… “Este barrio es una aldea en la que se saludan los vecinos y donde puedo comprar Le Monde y el New York Times… dos ciudades atlánticas, cada una con un gran río, con puentes admirables…”.

La rutina diaria

“Los mismos gestos los repito con exactitud cada mañana. Lo primero es servirle la comida a Luria en su cuenco. Mientras se hace el café pongo sobre la mesa los dos manteles, las dos tazas, los dos juegos de cubiertos…En el centro de la mesa pongo alineados el tarro de la miel y el de la mermelada, la jarrita con la leche caliente…”.

El resumen de una vida

“Fui expulsado de un paraíso de vagancia, ensoñaciones y lecturas a los trece o catorce años, y sólo ahora vuelvo a él después de una vida entera de exilio…”. “Soy un aspirante a Montaigne y a Robinson Crusoe y al capitán Nemo…”.

No pienso trabajar nunca más; ni un solo día, ni una hora

“Cuidaré el huerto, cuando lo hayamos plantado. Iré por las mañanas con mi mochila al hombro al Campo de Ourique para hacer la compra. Cocinaré para Cecilia. Ordenaré con más cuidado los libros, los discos y las películas. Le daré a Luria paseos saludables…Me ocuparé de buscar buenas panaderías…”- son algunas de las actividades que se propone.

Me doy cuenta de que tengo muchas menos necesidades de las que creía

“A partir de ahora no nos hará falta gastar mucho dinero. Nos hemos librado de la extorsión continua que es la vida en Nueva York…La ropa y el calzado que tengo me podrán servir con un poco de cuidado para el resto de mi vida”.

La biblioteca es otro almacén de víveres para la espera del fin del mundo

“Es una biblioteca…como para una reclusión indefinida. Y, sin embargo, no hay en ella demasiados libros, quizás no más de trescientos…”. Melville, Faulkner, Conrad, Chéjov y Henry James, Dickinson, Woolf, Carson McCullers, Flannery O´Connor, son algunas de sus joyas. “A Montaigne lo tengo siempre al alcance de la mano”…

Los libros que lee el protagonista

El libro (las memorias) del almirante Byrd,

El suceso no nombrado

El 11 S en Nueva York es el telón de fondo, el punto de fuga. “Aquella mañana que parecía que se acababa el mundo, Cecilia y yo bajamos la supermercado queriendo comprar cosa imprescindibles para una emergencia, por miedo a que sucediera otro ataque que lo trastocara definitivamente todo…Pero qué compra uno si no tiene ni idea de lo que puede suceder…”. “En Nueva York se hizo un gran silencio la tarde del 11 de septiembre porque quedó suspendido el tráfico aéreo…”.

Lisboa y Nueva York se superponen y, a veces, se confunden, son intercambiables en algunos de sus paisajes. “Antes salía a correr por la orilla del Hudson y ahora voy por la del Tajo”.

La crisis ambiental/ El fin del mundo ambiental

“En internet he visto cauces de ríos alemanes que se han quedado secos por el calor extremo y la falta de lluvia…He leído que una de cada ocho especies de pájaros están en peligro de extinción en el mundo…Cada vez más garrapatas, cada vez menos luciérnagas…2017 fue el año récord de emisión de dióxido de carbono a la atmósfera…Veo fondos marinos esquilmados por…los cangrejos verdes…[que] atacan en grupo a langostas mucho más grandes que ellos…”.

“El fin del mundo es un hecho frecuente. En cualquier parte puede estar sucediendo ahora mismo un Apocalipsis. En las selvas tropicales de América millones de ranas amarillas han sucumbido en poco tiempo a un hongo letal…un grupo de islas en el Pacífico…ya ha empezado a desaparecer por la subida del nivel del mar… El incendio Thomas (los grandes incendios  (megafires) ahora tienen nombres, como los huracanes) duró un me entero…El incendio Carr lleva asoladas 66.000 hectáreas… [66.000 campos de fútbol]… En El Salvador las cosechas se han arruinado después de un mes entero con temperaturas máximas por encima de los 41 grados…En Roma…, la población de gaviotas ha crecido en los últimos años hasta alcanzar las decenas de miles”…

Recoge opiniones reales, como la del historiador británico Antony Beevor: “Beevor dice…que el cambio climático va a acabar en este siglo con la democracia en Europa…Dice que el cambio climático lleva años provocando una sequía  irreversible en los países africanos al sur del Sahara…Los europeos votarán cada vez más a partidos racistas y preferirán la demagogia de la seguridad y las fronteras al espejismo desacreditado de la democracia…”.

Un quiebro hacia la mitad de la novela

El libro empieza a derivar en astracanada a partir de la visita al Palacio, y luego, en El cuento de la criada (en el sentido que dijo su autora de que no saldrían inventos ni teorías que no hubieran sucedido ya) y en 1984. “Saben en qué están invirtiendo ahora mismo cinco de cada diez de los hombres más ricos del mundo…? En búnkeres, silos de misiles desocupados, refugios antinucleares de la guerra fría…islas…Estos líderes saben mejor que nadie lo frágil que es la situación en nuestro mundo global hiperconectado…”. El Proyecto de Supervivencia Condo (búnkeres convertidos en residencias de lujo postapocalípticas) te pone los pelos de punta.

Frente a ello, la opción del protagonista (solo al final sabemos que se llama Bruno): ser más autosuficiente, más austero. “De todas las ciudades en las que he vivido, esta es la que me parece mejor equipada para una espera…”.

Yo empiezo a preguntarme: ¿Cecilia está muerta, es real…?  ¿Es él el único habitante del mundo…? ¿Tiene alzheimer, es un paranoico…?  No soy una spoiler. Quien quiera saberlo, que lea el libro. La respuesta está en el contestador automático. En cualquier caso, el final es un final abierto.

Despojarse de todo, también en el lenguaje

Yo no era consciente, pero una alumna del taller de escritura, me lo señala: “El lenguaje de Antonio Muñoz Molina es ahora más sencillo y con frases más cortas que cuando empezó a escribir… “. “Todo lo más simple es de una complejidad inaudita”…Quizá sea un proceso que va con el desasirse de las cosas materiales.

Un libro heredero de Un andar solitario entre la gente

Antonio Muñoz Molina comparte muchas emociones suyas a través del protagonista (le presta pensamientos y sentimientos). Y reúne dos ciudades que han sido esenciales en su vida y en su obra: Lisboa (desde su novela El invierno en Lisboa, publicada en 1987) y Nueva York (Ventanas de Manhhattan).

Lisboa, en concreto, se convierte en un lugar de vuelta, de “regreso a casa” frente a una Nueva York que se le ha ido convirtiendo en agresiva e invivible “La ciudad que me había estimulado tanto cuando la visitaba me aturdía y me angustiaba ahora que vivía en ella…Me desconcertaba la mezcla de amabilidad efusiva y crudeza inflexible…la actitud de ensimismamiento y defensa neoyorquina…”.

Los lugares de Nueva York

El [río] Hudson, el [puente] George Washington, la torre de la Riverside Church…; el brunch de los domingos en el Ocean Grill;…almorzando en La Flor de Mayo, el peruano de la Calle 100, delante del ventanal que da a Broadway…Silver Moon, nuestra panadería de Nueva York…, aquel sitio de Union Square, The Coffee Shop…Las comidas de los sábados en Henry´s… La librería Book Culture de la calle 112…Nuestro Farmer´s Market…

Los lugares de Lisboa

Mascote do Sacramento (restaurante): “sirve el mejor bacalhau á brás de Lisboa”. El jardín del Museo de Arte Antiga… el [Jardín] Botánico Tropical… (el mercado de) Campo de Ourique…el barrio de Graça…el mirador de Nossa Senhora do Monte…”Te llevaré en el tranvía número 18…hasta la verja misma del Jardim Botânico da Ajuda, y en el 25 hasta el Botánico tropical de Belém”…

Sobre la lectura

“La lectura abrevia y distrae el tiempo de la espera”. “Mientras estoy leyendo, el tiempo queda en suspenso”. “Leo dos o tres libros a la vez, según las horas, en distintos lugares…En un grado de grosor descendente están los libros de leer en la cama, y los de llevar en la mochila, o en el bolsillo de la chaqueta”.

Alguna definiciones afortunadas

“Leer es una vagancia sin monotonía”.

“Bioluminiscencia… un poema telegráfico de una sola palabra”.

“…el bronceado como de terracota…”.

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“…Políticamente, soy un socialdemócrata: defiendo la instrucción pública y la sanidad pública, el respeto escrupuloso de la legalidad democrática, la igualdad de hombres y mujeres, el derecho de cada uno a elegir su forma de vivir y si es preciso de morir dentro de la conciencia de nuestra responsabilidad como ciudadanos. Derechos sin responsabilidades son privilegios; un derecho individual beneficia a la comunidad; un privilegio siempre se ejerce a costa de alguien. Ser progresista no es defender a rajatabla al grupo al que uno pertenece sino vindicar como propias las causas singulares de quienes en principio no son como nosotros. Un progresista, aunque sea hombre, es feminista; aunque sea heterosexual, defiende con vigor el respeto a la condición y la igualdad jurídica de los homosexuales; un progresista se rebela contra el sufrimiento innecesario de los animales y contra el despilfarro de los bienes ambientales que son de todos, también de las generaciones futuras”.



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“Cada diez años, cortamos el 1% de la totalidad de nuestros árboles sin volver a repoblarlos, lo cual representa el equivalente a la superficie de Francia. De manera que, década tras década, se ha ido borrando de la Tierra una Francia detrás de otra”…








https://elpais.com/elpais/2019/03/22/ciencia/1553275685_962482.html. El cerebro produce miles de neuronas nuevas hasta pasados los 80 años.


https://elpais.com/diario/2009/01/29/necrologicas/1233183601_850215.html. Henry G. Molaison (H. M.), el paciente con amnesia "pura".




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