lunes, 19 de junio de 2023

Y, FINALMENTE… Reflexiones al final de una vida

 

“Este libro es la historia de cómo me convertí en paciente…”- cuenta el neurocirujano británico Henry Marsh (Oxford, 1950). “Me había ofrecido como voluntario para un estudio de escáneres cerebrales en gente sana. Tenía curiosidad para ver mi propio cerebro…”. “Seguía pensando como un médico: que las enfermedades solo les sobrevienen a los pacientes…- continúa. Veinte meses después del escáner cerebral le diagnostican cáncer de próstata avanzado, en 2021. “Había tenido síntomas prostáticos intermitentes durante casi veinticinco años… Como me avergonzaban un poco, no busqué ayuda profesional”…

Jubilado desde 2015, con 65 años, lleva desde los 12 un diario, “actividad que se ha convertido en una compulsión tanto como en un deber”. En el ático de su casa de Londres, durante el confinamiento,  encuentra cajas con los diarios que había escrito durante más de cincuenta años… “Cuando, de tanto en tanto, me siento a leer algunos fragmentos, me sorprende a partes iguales lo mucho que he olvidado de mi pasado y lo aburrido que resulta  buena parte de lo que he escrito”.

Algunos pensamientos y reflexiones…

“Los recuerdos que tenemos de nuestro pasado… son… una creación interesada…, un diario pude proporcionarnos algún grado de objetividad”.

“La distinción clásica entre razón y emoción es errónea: actúan en conjunto, no en conflicto”.

“La verdadera felicidad consiste en hacer felices a los demás”.

“Envejecer requiere… una mentalidad diferente de cuando eres joven: como las cosas solo pueden empeorar, nos conviene aprovechar al máximo el presente”…

“He tenido una vida plena y afortunada, tengo una familia cariñosa, jamás redacté una lista de cosas que debería hacer antes de morir y no quiero recorrer el mundo, aunque echo de menos Nepal y Ucrania, y a mis amigos de esos sitios”.

…y preguntas

“¿A qué se debe que solo en la vejez, cuando estoy más cerca de la muerte, haya llegado a entender mucho más sobre mí y mi pasado?...”.

Entre la compasión (empatía) y el distanciamiento

Mientras destruye los informes médicos de sus pacientes -que debía conservar siete años- coincidiendo con el confinamiento, es consciente “de nuestra insoslayable vulnerabilidad y mortalidad”. “A algunos había llegado a conocerlos bastante bien, pues los tumores cerebrales que padecían crecían muy despacio y habían tardado muchos años en matarlos”.

Una reflexión al hilo de es que “los pacientes pocas veces se atreven a decirles a su médicos lo que piensan de ellos y de su comportamiento;  de ahí que los médicos nunca aprendamos a hablarles correctamente”…

Otra, que si pudiera empezar de nuevo, “sería un médico mucho mejor, lleno de compasión y comprensión, cualidades de las que carecía cuando era joven”… “No me gustaría volver a ser joven…Era impulsivo, poco diplomático y desconsiderado…”.  “Me asombra lo poco que yo reflexionaba sobre el efecto que mis palabras producían en mis pacientes…”.

A los jóvenes residentes, les explica cómo deben transmitir una mala noticia: “Siempre tenéis que estar sentados, y que no parezca que tenéis prisa. Y que sea fácil de entender…”.

Quizá, a veces, demasiada ciencia

Un poco farragoso para los lectores que no estamos tan puestos: yo me he saltado unos cuantos párrafos…

Tenemos el deber de ser optimistas

Esta es su conclusión final, pese a todo: el cambio climático, la guerra de Ucrania, la Inteligencia Artificial… El libro está destinado a sus nietas, Iris, Rosalind y Lizzie, a quienes, durante la pandemia, construye una casa de muñecas, y destinatarias de varios cuentos de hadas por FaceTime (una aplicación con vídeo) desde su iPhone, y postales pintadas a modo de ilustraciones.

SABER MÁS

“Una investigación llevada a cabo por Roger Ulrich – fundador y decano de los estudios del impacto del ambiente hospitalario en los pacientes- en Estados Unidos reveló que lo que queremos ver cuando estamos enfermos e inquietos en un hospital son imágenes de paisajes,  idealmente con agua y senderos que se alejan bajo el sol, o caras sonrientes”… (A él le encantan los de Charlie Waite). 

Yo solo sé que acabé harta  de mi “paisaje del Cañón del Colorado” frente a la cama la única semana que he pasado en un hospital en mis 60 años de vida…

Sus libros anteriores

En 2016, tras su jubilación, Ante todo, no hagas daño.

En 2018, Confesiones.



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