viernes, 7 de septiembre de 2018

ELENA FORTÚN: EL ARTE DE CONTAR CUENTOS Y MATILDE RAS: DIARIO



El arte de contar cuentos a los niños se publica por primera vez en Buenos Aires en 1947, donde la autora estaba exiliada desde el final de la Guerra Civil española.

Valor literario y moral de los cuentos

Es el título de una conferencia que Elena Fortún  lee el 27 de agosto de 1946 en Buenos Aires. En ella cuenta cómo, en Madrid, en la Residencia de Señoritas, “se daban clases de Biblioteconomía, organizadas por la señorita Enriqueta Martín, de la Universidad de Boston”. “En ellas, fui yo * la encargada de dirigir la clase de Narradoras de cuentos, para las alumnas de segundo año [de Biblioteconomía]”- continúa. Comenzó en 1933 hasta que la Guerra Civil acabó con todo en 1936.  “No he podido localizar a ninguna de las muchachas que comenzaron conmigo aquel trabajo…”.

En el año 1935 explica que ya se hablaba en la Escuela Normal de Maestros de Madrid de hacer obligatoria la asignatura de “Narración de cuentos”. Para educar la atención y despertar la imaginación.

Elena Fortún menciona al neurólogo, pedagogo y psicólogo infantil suizo E. Claparède y se refiere a “la hora del cuento”, una institución en Estados Unidos, que en las bibliotecas de París se conoce como  “la hora alegre” en que una narradora inicia el “Érase una vez…”. También habla de Elizabeth Clark, “la gran narradora estadounidense”, autora de “20 cuentos para contar” (1933) y “Stories to tell and how to tell them” (Cuentos para contar y cómo contarlos, 1927).


Entre sus recomendaciones: primero, “interesarnos por el cuento que vamos a estudiar”. Segundo, “hacer un esquema del cuento”. Tercero, “vivir el cuento”: “cada una de las escenas ha de pasar por nuestros ojos”. Elena Fortún aconseja leer de cada cuento todas las traducciones y versiones que se pueda, para recrear cada escena con riqueza de detalles. Finalmente, una vez hecho nuestro el cuento, narrarlo con las “palabras más sencillas y familiares”.

MATILDE RAS. DIARIO(s)


El Diario de Matilde Ras está dedicado a Elena Fortún, “creadora de un mundo de pequeños personajes, que ha encantado por igual  a chicos y a mayores…”, en ese momento, 1941-1943, “allende los mares”, en Buenos Aires, exiliada tras la Guerra Civil.
Comienza en Lisboa, un 22 de junio de 1941. “Ya estoy, por fin, en Portugal, desde ayer…un antiguo deseo realizado…”. Tiene 60 años.

“¿Qué es para mí Madrid, desde hace años, sino un desierto?...está poblado de recuerdos y de tumbas. Las personas adoradas, que fueron mi dicha o mi consuelo, unas han muerto, otras… “si alientan, lejos viven, en triste dispersión”; otras, han dejado de quererme… ¡Y mi linda y florida casa bombardeada!”… (Consigue salvar entre sus libros  las fábulas de La Fontaine ilustradas por Doré, ahora en un guardamuebles. “Perdí no pocos autógrafos y facsímiles en el bombardeo de mi casa”…).

Ahora, su primer pensamiento, todas las mañanas, al despertarse, es: “¡la Guerra!”…”no leo ya nunca de la prensa más que lo referente a la Guerra Mundial”- escribe en 1943. “La pesadumbre de la Guerra está en mi espíritu”…”La guerra me ha matado”…- escribe en otro momento.

Entre muchas notas, hay incluso una propuesta de Diario “totalizador” que recoja el día de la mañana a la noche: … “los planes, los pensamientos, las impresiones fugitivas, los recuerdos, los temores o las esperanzas, los deseos, las impaciencias…”. En uno de los apartados de ese día, 2 de abril de 1943, titulado Las Consultas Grafológicas, cuenta cómo empezó ella a interesarse y a colaborar con las revistas de la época. “El estreno fue en la hermosa revista Por esos Mundos”, dirigida por Benito Perojo. Les propuso la sección  y animó a los redactores a que le enviaran una muestra de su letra para que ella la analizara.

También habla de “aquella primera casa en Madrid, en el barrio de Salamanca, cuando vinimos de Zaragoza...”, del álbum de los retratos y del “precioso almohadón de Filipinas que fue de mi padrastro”. De su maestro de dibujo, Dolandier, del jardín de madreselvas en Zaragoza y sus melocotones aterciopelados…

“¿Hay siempre algo de narcisismo en un Diario?” - se pregunta. Y se contesta: “Puede ser; un diario es un espejo…pero, ¿no es también una válvula?”. En otro momento, responde: “El hombre [el ser humano] es el ser que necesita contar lo que le pasa…de hecho, o lo que le pasa por la cabeza”. Y otra reflexión más: “…en lo que llamamos Diario no hacemos sino lanzar una mínima fracción del día sobre el cuaderno…”.

PORTUGAL

“Hay en Portugal más dulzura y más cortesía que entre nosotros…”. Tras dos años aquí, escribe en 1943: “He adquirido la amistad de Ricardo Serra, he visitado Sintra, es decir, la ciudad más hermosa del mundo, he visto el cuadro de Alberto Durero [el San Jerónimo que le hace decir “he descubierto a Alberto Durero”. Hasta entonces tenía de él la imagen de su autorretrato: “Ya le perdono el descote, las barbas, la ondulación marcel y el gorrito de opereta…”.] y no me ha faltado el azúcar. Doy por bien empleada mi venida a Portugal”…

LISBOA

“Creo que las dos cosas que llaman la atención, cuando uno va al extranjero, son el cielo (“Me ha gustado siempre, desde niña, mirar el cielo”) y el pavimento…hecho en muchos sitios de unos preciosos mosaicos, de piedrecitas blancas y negras…Hay algunas horas matinales en que Lisboa aparece,… como una ciudad de cien, de mil suaves tonalidades de acuarela”.

SAN PEDRO DE ESTORIL

“Estoy instalada en un hotelito que aquí llaman vivenda, con pequeño jardín, ahora todo florido de rosas y de reinas margaritas, y en las verjas, de trepadoras madreselvas. Pertenece a dos hermanas francesas que dan lecciones y alquilan cuartos. El mío, como es el más barato de todos, es el peor, abuhardillado…Para comer me arreglo divinamente…en una granja próxima…compro judías verdes, patatas, huevos y fresones recién recogidos de sus matas…”.

Su habitación en Portugal

“Es amplio y con una ventana que se abre sobre el mismo Edén”…

“Mis libros, mi mesa de trabajo, la hoja del almanaque portugués…, el gran mapa de Europa clavado en la pared…”.

El día a día

“Por la mañana escribo mi trabajo de colaboración (consultas grafológicas?) - que ya va siendo bien raro-  o para los editores…Estoy, escribe que te escribe hasta la hora de comer…Y por la tarde, que llueva o haga sol…, con un libro si lo tengo, y si no con mis pensamientos, me voy por la costa desierta hasta llegar a una escueta cruz de piedra…Enfrente hay un gran sanatorio”…

LECTURAS

Estas son diversas: “He leído a Aldous Huxley, a Juan Fayard, a Lajos Zilahy, a Proust…”. “Leo la sorprendente vida de Paganini…”. “Acabo de leer Intentions, de Oscar Wilde”… El viudo inglés de la sobrina de Salvadora ¿?? pone a su disposición su biblioteca. Otros, se los prestan, o los compra. “He leído Santa María del Buen Aire y Tiempos iluminados, de Enrique Larreta, este argentino tan español…”. “Leo al célebre poeta Pessoa”…”Leo, con más placer aún que en otro tiempo, al viejo Homero…”. “Leo un tomo de breves biografías referentes a contemporáneos ingleses, de Andrés Maurois, que dice cosas muy sutiles y muy exactas de Aldous Huxley; pero no una cosa que yo esperaba…”. “Compro una biografía de Camoens, escrita en francés por Virginia de Castro e Almeida, que es, dicen, la mejor escritora portuguesa…Me parece comparable a las mejores biografías contemporáneas”…”He intentado leerme de cabo a rabo Persiles y Sigismunda, Imposible…No resisto esa lectura…Renuncio a terminar el insoportable libro”…”Leo unos ensayos de Lafora, en que anda buscando el quid de la seducción de don Juan…”. “(Acabo de leer unos Estudios literarios [de André Maurois]). Es tan sensato, tan razonable, tan ponderado, tan comprensivo, tan indulgente, tan certero, tan sutil, tan sensible, tan claro, tan buen consejero, tan multiforme, tan delicioso, tan humano…,  ¡tan francés! Después de haber leído las más perfectas novelas de amor…leéis Climas, y veis que se puede producir algo deliciosamente nuevo”. “Compro Lecturas Españolas (Colección Austral) de Azorín. Me encanta de su tersa prosa la diafanidad, la precisión, la riqueza de léxico sin rebuscamiento, su comprensión, su piedad por los humildes, su visión serena sin ser fría, su comedimiento, su potencia evocadora…”. “Armando me ha prestado una biografía de Nijinsky”…

ESCRITURA

“He escrito un cuento absurdo…se titula: “Emancipado de su mujer y de la lógica”. Y por subtítulo: “Cuento sin pies ni cabeza”. En el diario hay un “gap”  de unos meses, desde el 20 de diciembre de 1942 al 3 de marzo de 1943: “He estado mucho tiempo sin escribir nada en mi Diario. He tenido tanto trabajo, tantas contrariedades…, esta terrible tendencia al dolor de cabeza…, y me deprime de tal modo esta formidable duración de la Guerra…”. El 5 de marzo escribe: “Lo reanudo con la estilográfica…que empleo hace ocho años…, con la que tú, Elena Fortún, me regalaste un día de Reyes…”.

Mi viejo cuaderno (donde apuntar versos, pensamientos y reflexiones de escritores)

“…empecé a anotar desde chica…mi letra de los dieciséis años…letra de niña que borda y sueña…copiar versos de Mürger…, reflexiones de madame de Sevigné sobre el ajedrez…versos de Zorrilla…de Lamartine…de Heredia…siempre los poetas…”.

CARTA DE ELENA FORTÚN

El 11 de octubre (de 1941) escribe en su diario: “Ayer me interrumpió- ¡felicísima interrupción!, una carta de Elena Fortún…”.

En 1942 se queja de que se pierden las cartas entre ellas: “Meses enteros sin noticias. ¡Qué desolación!”…Se consuela pensando que cuando el Diario se convierta en libro le enviará el primer ejemplar.

El 5 de mayo escribe: “He soñado que llegaba al puerto un trasatlántico y de allí desembarcaba Elena Fortún y mi viejo amigo Salvador, que murió hace seis años [en 1936]…”.

Un día después, vuelve a nombrarla a propósito de unos Cuentos Infantiles que está leyendo, “ñoños y faltos de imaginación…, de tan monumental estupidez…” para contraponerlos a la “gracia” y “el inimitable estilo pueril tuyo”…

El 1 de junio recoge parte de la carta de Elena con fecha 19 de abril. En ella, Fortún le dice: “Continúo en mi oficina, que se lleva lo mejor del día y de mi vida, Trabajo y trabajo sin descanso en papeles oficinescos [en el registro civil]…Sé hacer actas de defunción, de nacimiento y de matrimonio. Ya sé hacer fichas de todas clases para estadística, para la oficina de higiene y para el distrito militar…He llorado mucho…”- le confiesa. Matilde se desespera: “¡Que una mujer del talento extraordinario de Elena Fortún esté sometida ocho horas a una oficina!...”.

Cuenta que EF escribió un cuento titulado Pitimono en honor de su gato siamés que Matilde tenía en su casa de Madrid.

“Sería tan feliz si me esperase en casa Elena Fortún con una taza de té bien caliente y aquellas tostadas de mantequilla que ella preparaba con sus pulidas manos tan primorosamente…”.

“Hoy me llega - ¡por fin!- carta de Elena, del 31 de agosto” (cuando escribe en su diario es el 20 de noviembre, casi tres meses después). “¡Encantadoras  cartas!...”. Le dice que tiene una gatita callejera que se encontró en la calle, de nombre Tita, de tres colores. Que para que no se caiga del cuarto piso en que viven, en las ventanas han puesto antepechos y los ha llenado de plantas. “Para mí es imposible, como sabes, pasarme la vida sin plantas…He comprado una maceta de cineraria…Cuando llegue el verano, compraré una maceta de claveles y sé que su perfume me llevará a mi infancia…”.

“Lo único  que echo verdaderamente de menos: lo de no tener tiempo para leer y escribir…Y eso que ya me he acostumbrado a soñar trabajando…haciendo actas suelo pasear por el Retiro y hasta por el parque Monceau…”- le confiesa. Matilde apunta: “…y a buen seguro que no haya ni un gazapo en las actas, porque no he visto en mi vida persona más concienzuda para el trabajo, por ingrato que sea”.

AMISTADES AQUÍ Y ALLÁ

“Elena, Suzanne [Bresard???], Gloria [Laguna ¿??], Sebastián, amigos a quien no sé si volveré a ver…”.

“Francisco Rodríguez Marín…ha muerto el día 9 [de junio de 1943]…Cuando me despedí de él hace dos años, me dije para mis adentros: ¿Nos volveremos a ver? Y el corazón me contestó que no…Vivir es ir presenciando morir”…

“Carta de mis buenísimos amigos La Torre, de Valencia…los dos años de guerra que pasé en Valencia bajo su hospitalario techo…Más tarde, aún volví a pasar con ellos un verano en Rocafort, un delicioso pueblo valenciano…”.

Josefina [Pardo]. Pintora. “…Mi amiga Josefina encontró en un puesto de libros viejos la Graphologie del abate Michon, la compró y me la dejó…”.

“Mi amiga Antoñita Garreta – una de esas pocas personas por quienes a veces siento el deseo de volver a España- me escribe desde Valencia…”.

Ricardo Serra, mi nuevo amigo

Conoce primero su obra: “En Monte Estoril…, me han dado un libro de cuentos, en portugués, que se titula Un, outro, etc. [1943], de Ricardo Serra. No conozco a este autor. Parece que se trata de su primer libro…”- escribe en su diario  el 25 de marzo de 1943. Al día siguiente, su primera anotación es: “Estos Cuentos han sido para mí algo completamente inesperado…”.

El 2 de abril, uno de los “pequeños capítulos” se titula: “Conozco personalmente a Ricardo Serra”: “Mi nuevo amigo tiene la edad de este siglo [43 años]…Ha vivido en España, el mayor tiempo en Sevilla. Ha recorrido medio mundo…”. Antes de conocerlo, había comentado: “Creo que el autor es una especie de bohemio, que ha recorrido medio mundo sin dinero, lo cual me interesa ya, por lo que supone de enriquecimiento de experiencias…”. Ahora, tras dos horas de charla: “Ricardo es un apasionado de Beethoven… Y un lector incansable…No es, como yo creía, un bohemio…; dirige un Centro Agrícola en Lisboa…”.

Dos días después se instala en Lisboa (y deja Parede) y el día 6 de abril se va a ver a Ricardo. Más tarde, nos enteramos de que Ricardo ha pasado nueve años en Coímbra, “los años estudiantiles”. Se ha comprado una casa  a 7 kilómetros de esa ciudad “en lo alto de un bosque y con vastísima y verde extensión a sus pies”.

Matilde lo compara al caballero del cuadro de Durero: “es el viajero lleno de curiosidades intrépidas”.

Forma parte de un núcleo de amigos, entre los que se encuentran Eugénio de Andrade, Célio, Nelmi, “la amiga florentina” y Armando, “el amigo enfermo”: “Ricardo Serra está en Lisboa y me ha invitado a cenar con Eugénio de Andrade y con Célio a un sitio muy chic”- escribe Matilde el 4 de junio.

El 14 de septiembre se vuelve a España en el internacional  Express, despedida por unos cuantos amigos. “Quiero esperar que volveré…”.

Brevemente

Matilde Ras nace en Tarragona en 1881, “en la costa mediterránea nací”.

Su hermano Aurelio, un año menor nace en 1882. Filósofo, será padre de otra grafóloga, Silvia Ras.

Con 2 años Matilde se va a Cuba donde muere su padre, arquitecto. Vuelven en 1886 y se instalan en Tarragona, luego en Barcelona, y más tarde en Soria (1888), donde su madre se vuelve a casar con un ingeniero de Caminos.

Cuando muere su padrastro, regresan a Barcelona, tras unos meses en Zaragoza. Finalmente, se establecen en Madrid de forma definitiva, donde Matilde termina el Bachillerato. “He vivido casi siempre en Madrid”…

SABER MÁS


http://grafisticaforense.com/las-4-leyes-la-escritura-sollange-pellat/, Las 4 leyes de la escritura de E. Solange Pellat.

Su banda sonora en Portugal

Beethoven ("Ricardo [Serra] es un apasionado de B...no quiere más que Beethoven y más Beethoven...")


https://www.youtube.com/watch?v=SIsl2rEdgZw. Sinfonía nº 6, "Pastoral".


https://www.youtube.com/watch?v=p3SGSCeFr5M, El tiro-liro, cantado por Amalia Rodrigues.




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