viernes, 26 de octubre de 2018

EN LOS SENDEROS. ¿POR QUÉ EXISTE CUALQUIER CAMINO…?



En castellano, el postítulo es: “Reflexiones de un caminante” pero, en inglés, la traducción literal, sería: “Una exploración [de las sendas]”.

Según explica su autor, Robert Moor, en el prólogo, quizá sería más apropiado haberlo apostillado: “observando/analizando/estudiando el camino/los caminos”. “¿Quién lo(s) creó…? ¿Por qué existe(n)…?”.

“Este libro es la culminación de muchos años de investigación y muchos kilómetros de caminata…”. Durante los veranos…fui recorriendo desde los Apalaches hasta las impresionantes Rocosas, luego los montes Beartooth, la cordillera Wind River, la nevada inmensidad de la cordillera de Alaska y, más tarde, los elevados picos que se alzan desde México hasta Argentina…”.

Estando en la universidad, durante dos veranos, guía a chicos del campamento en el que él estuvo de pequeño, Pine Island, en pequeñas excursiones por los montes Apalaches, en el estado de Maine. Allí coincide con “ultrasenderistas” que se dedican  a completar la senda a lo largo de seis meses (3.500 kilómetros). Y piensa en hacerla él mismo (comienza en marzo de 2009, en Georgia). “Pasé cinco meses sin apartar la vista del barro…”.

Su biblioteca personal (vida al aire libre y aventuras en la naturaleza)

En el prólogo, también nos habla de su hábito devorador de libros a partir de los 8 años. Eran libros sobre la vida al aire libre o sobre aventuras en la naturaleza.

Empezó con La casa del bosque (de Laura Ingalls), seguido de Hatchet (El hacha, de Gary Paulsen); Walden, de Thoreau; A Sand County Almanac (Un almanaque del condado de Sand, de Aldo Leopold) y Una temporada en Tinker Creek (de Annie Dillard).


Luego, a partir de su primer campamento de verano con 10 años (en el estado de Maine), vienen “los relatos juveniles de Mark Twain y Jack London; las ensoñaciones alpinas de John Muir, las agonías antárticas de Ernest Shackleton y las odiseas existenciales de Robyn Davidson [Tracks, Pistas] y Bruce Chatwin [En la Patagonia, Los trazos de la canción]”.


“El senderismo resultó ser el pasatiempo perfecto para un niño de espíritu libre como yo…”. Comenzó en la infancia y sigue en la etapa adulta. (Yo lo descubrí con 17 años, en COU, cuando se creó en el colegio un grupo de montaña, ASPAZ, y hoy, con 56, digo que, para mí, “Andar es vivir”. Puedes hacerlo solo o acompañado, por la ciudad o por el campo; no es necesario un entrenamiento obligado como en los juegos de equipo. Ayuda a relativizar y a desdramatizar; procura calma y diálogo con uno mismo… Lo tiene todo).


SABER MÁS


OTROS LIBROS DE “ANDARINES”

http://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2018/03/un-paseo-por-el-bosque-de-los-montes.html. Bill Bryson. Un paseo por el bosque (de los montes Apalaches).

http://quefluyalainformacion.blogspot.com/2018/02/un-andar-solitario-entre-la-gente.html. Antonio Muñoz Molina. Un andar solitario entre la gente [en la ciudad de Nueva York].

Diez millones de pasos, de M.J. Eberhart, “Nimblewill Nomad”.  Sus memorias de senderista. https://nimblewillnomad.com/




http://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2017/06/los-senderos-del-mar-un-viaje-pie-por.html. María Belmonte. LOS SENDEROS DEL MAR. Viaje a pie por la costa vasca.




http://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2012/10/un-insolito-peregrinaje-en-el-siglo-xxi.html. EL INSÓLITO PEREGRINAJE DE HAROLD FRY, una novela de Rachel Joyce.




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