jueves, 5 de junio de 2014

MIGUEL DELIBES, SU VIDA Y SU OBRA CON SUS PALABRAS

Miguel Delibes murió el 12 de marzo de 2010, pero nos dejó su pensamiento y su coherencia.

El medio ambiente, el fútbol, la vejez, fueron algunos de su temas recurrentes. Aquí va una selección con sus palabras…

A LA LITERATURA POR EL DERECHO

El curso de Derecho Mercantil, de don Joaquín Garrigues, fue el que me llevó a la literatura…El hecho de que una materia tan árida como el Derecho Mercantil influyera en mi destino se debe a la magia de su autor ya que, por debajo de las aburridas teorías jurídicas, yo encontré en él la belleza, la gracia y la exactitud expresivas. Garrigues aquilataba los términos, administraba los adjetivos con admirable precisión, exponía el mayor número de ideas con el menor número de palabras e, incluso, como fiel orteguiano, iluminaba el prosaísmo inevitable de los textos jurídicos con hermosas y rutilantes metáforas. Garrigues, a mi entender, no fue solo un gran maestro, sino un excelente escritor. A partir de él, empecé a tomar gusto a la expresión verbal y, por primera vez en la vida, experimenté el placer de encadenar unas palabras a otras  para formular con precisión una idea. La palabra se me ofreció como un instrumento bello y poderoso cuyo simple manejo me deparaba un placer que nunca hubiera sospechado”.

EL CAMINO,  UNA NOVELA “ECOLÓGICA” EN 1950


Delibes encuentra su camino a los treinta años. “El camino es mi camino. Lo que tengo que haces es escribir como hablo, con poco adorno y olvidándome por completo del diccionario de sinónimos…En El camino me despojé por vez primera de lo postizo y salí a cuerpo limpio…”.  

“El Mochuelo en la novela El camino viene a resumir el sentido de mi obra ante el progreso y, en consecuencia, uno de los pilares en que aquella se asienta: la defensa de la naturaleza”.

“Cuando escribí mi novela El camino, donde un muchachito, Daniel el Mochuelo, se resiste a abandonar la vida comunitaria de la pequeña villa para integrarse en el rebaño de la gran ciudad, algunos me tacharon de reaccionario. No querían admitir que a lo que renunciaba Daniel el Mochuelo era a convertirse en cómplice de un progreso de dorada apariencia pero absolutamente irracional” (Un mundo que agoniza).

(Por las mismas fechas, en 1951, Rachel Carson publica en Estados Unidos “El mar que nos rodea”. El capítulo 12 titulado “El termostato del globo” ya aborda la “estrecha relación entre el clima y las trayectorias generales de las corrientes oceánicas…Para el globo terrestre en su conjunto el océano es el gran regulador, el gran estabilizador de su temperatura…”.

En 1958, Nicholas Ray dirige la película “Muerte en los pantanos”, que habla de la codicia y la falta de escrúpulos del ser humano en relación con los animales, entre otras muchas cosas).

UN CAZADOR QUE ESCRIBE

Lo expresó en varias ocasiones: “Cuando me siento bien escribiendo es cuando lo hago sobre caza y pájaros”.

Precisamente, treinta nombres de pájaros serán su aportación a la RAE a partir de ser nombrado académico: “Noté, nada más ingresar en la Academia, que faltaban en el diccionario muchos nombres de pájaros comunes aquí en España…”. Estos fueron los que sugirió Miguel para su incorporación al Diccionario de la RAE: agateador, alzacola, buitrón, bigotudo, buscarla, canastera, carricero, carricerín, charrán, charrancito, chochín, chorlitejo, correlimos, críalo, fulmar, fumarel, grajilla, grévol, lúgano, havelda, págalo, pagaza, paiño, ratonero común, roquero, serín, treparriscos, triguero, vuelvepiedras y zampullín.

Su primer artículo periodístico en 1942 en El Norte de Castilla será, precisamente, sobre la caza: El deporte de la caza mayor.

EL SENTIDO DEL PROGRESO DESDE MI OBRA

Es el título del discurso que lee Miguel Delibes al ingresar en la RAE en 1975.

“Todo cuanto sea conservar el medio es progresar; todo lo que signifique alterarlo esencialmente es retroceder”.

En 1979 publica Un mundo que agoniza, donde los títulos de los capítulos ya son significativos: El progreso contra el hombre, Un mundo que se agota, La rapacidad humana, Un mundo sucio…Él mismo explica el sentido del progreso en su obra en el último capítulo.

Estas eran algunas de sus reflexiones entonces, hace casi treinta años:

“Fabricamos, intencionadamente, telas para que se ajen, automóviles para que se estropeen, cuchillos para que se mellen, bombillas para que se fundan. Es la civilización del consumo en estado puro, de la incesante renovación de los objetos –en buena parte, innecesarios- y, en consecuencia, del desperdicio”.

“El oceanógrafo Vital Alsar, que realizó hace pocos años un periplo alrededor del mundo, manifestó que durante más de un tercio de su viaje, no navegó sobre agua sino sobre petróleo”.

“Los hombres debemos convencernos de que navegamos en un mismo barco…De qué vale que Norteamérica instale depuradoras en sus fábricas de cemento si luego estimula la producción de las españolas – que no las tienen- para comprárselo más barato? ¿Qué adelantamos regulando la pesca de la ballena en acuerdos internacionales, si Rusia y Japón eluden el compromiso…? ¿Qué sentido tiene las precauciones suecas con los vertidos de sus papeleras, si las rusas llenan el mar Báltico de mercurio? ¿Qué podemos sacar en limpio de la disposición americana proscribiendo el empleo del DDT, si al mismo tiempo envía sus excedentes a los países subdesarrollados a precios de saldo…?”.


En 2007, casi treinta años después, se publica La tierra herida, una conversación con su hijo, Miguel Delibes de Castro, biólogo, sobre el mundo que heredarán las siguientes generaciones; un repaso a los principales problemas ambientales a que nos enfrentamos como raza humana. Y siguen siendo los mismos…

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