domingo, 25 de abril de 2021

1921. AÑO BAZÁN. EMILIA PARDO BAZÁN, DE LA A a LA Z

Emilia Pardo Bazán murió el 12 de mayo de 1921. Por eso, este año se celebra su primer centenario. Buen momento para revisar su obra...

AUTORRETRATO

En sus cartas a Galdós, aparecen varios términos explícitos, y un@ saca también sus conclusiones al leerlas. Por ejemplo, el 16 de junio de 1887, en carta a Galdós, se describe como “romántica y viva como nadie”. “…Con mi temperamento batallador”…, le escribe el 13 de marzo de 1889. “Una mujer de tan desatadas pasiones como yo…”- le dice el 28 de marzo de 1889. “Me he propuesto vivir exclusivamente de mi trabajo literario [escribe 15 cuartillas diarias], sin recibir nada de mis padres…”- le anuncia el 13 de abril de 1889. “Soy exigente y, donde entro, aspiro a llenarlo todo…”- se sincera  el 20 de abril de 1889. “Tengo ya tanto pelo blanco que la juventud se acaba…”- le cuenta en la misma misiva. Sin embargo, se describe como “robusta” en carta de 27 de abril. También es “arrulladora y mimosa” como buena gallega (7 de mayo). “…No olvido, no perdono…”- le dice el 3 de diciembre de 1889. Y en 1893, “…por llana, buenaza, franca, expansiva y sincera, me he granjeado todos mis disgustos…”.

A José María de Pereda, en carta de 9 de octubre de 1890, le dice que  tiene “el espíritu muy elástico y muy erradiador…”.

“Soy una persona muy independiente”.

(SU) BIBLIOTECA

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2020/11/21/secretos-biblioteca-pardo-bazan-ela-seus-libros/00031605984120975715614.htm?fbclid=IwAR0FR-G8Kzbk9HEHq3USo6Xg4IaH8dWN1y4rCTUg7rqDWDCaigVfIZ_YY4E.

Los casi once mil volúmenes localizados ayudan a perfilar mejor que nunca el retrato de la escritora. Aunque de esa colección hayan desaparecido, muy probablemente, numerosos volúmenes. «En 1910 xa ela dicía que tiña 12.000 ou 14.000 libros. Ata que morreu en 1921 tivo que acumular moitos máis» [ “En 1910, ella misma decía que tenía 12.000 o 14.000 libros. Hasta que murió, en 1921, tuvo que acumular muchos más”], reflexiona Xulia Santiso. ¿Qué es lo que se ha perdido? La conservadora aventura que seguramente sean las primeras ediciones, galeradas y libros suntuosos que el representante de la Biblioteca Nacional echaba en falta. “Cuando te pones a revisar la biblioteca de una persona, puedes conocerla”- sostiene Xulia.

(LA) CUESTIÓN PALPITANTE

En el prólogo a la cuarta edición (en 1891), la escritora explica que es “una exposición de teorías que aquí se habían entendido al revés…y ensayo de crítica  de esas mismas teorías sin pasión ni dogmatismo. No es una “Biblia del Naturalismo” sino “una tentativa de sincretismo”.

Publicados en forma de artículos en La Época, en 188, haciendo autocrítica, casi diez años después, la autora  dice que “la omisión más evidente es la de la novela rusa” (solo se habla de la novela francesa). En 1887, se resarcirá dando tres lecturas en el Ateneo sobre “La Revolución y la novela en Rusia”.

“Es un libro muy bien hecho, de fogosa polémica: no parece libro de señora”- dice Zola en una entrevista. “En general es excelente guía para cuantos viajen por las regiones del Naturalismo…”.

El prólogo de Clarín a la segunda edición, en 1883, recoge una serie de definiciones de lo que NO es el Naturalismo, respondiendo a las diferentes críticas de sus colegas: “…no es la imitación de lo que repugna a los sentidos, señor Campoamor”…; no es el pesimismo, diga lo que quiera el notable filósofo y crítico González Serrano…;

Y sigue, tras salvar solo a dos escritoras  españolas de entre todas las que publican (y escriben mal): Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán, “Emilia Pardo Bazán…es un sabio en muchas materias y habla cinco o seis lenguas vivas. Prueba de que estudia mucho y piensa bien, son sus libros histórico-filosóficos, como, por ejemplo, la Memoria acerca de Feijoo [Estudio crítico de las obras del Padre Feijoo, en 1878], el Examen de los poemas épicos cristianos [Los poetas épicos cristianos, en 1895], el libro San Francisco [San Francisco de Asís, en 1882] y otros muchos.

De la fuerza de su ingenio hablan principalmente sus novelas Pascual López [1879] y Un viaje de novios [1881]…”. Para concluir que en La cuestión palpitante, la escritora aborda un camino  por el que “no han andado jamás nuestras literatas: el de la crítica contemporánea”.

ESCRIBIR: Recordar, observar, documentarse

“Para escribir La Tribuna, dos meses concurrí a la Fábrica mañana y tarde, oyendo conversaciones, delineando tipos, cazando al vuelo frases y modos de sentir. Me procuré periódicos locales de la época federal (que ya escaseaban); evoqué recuerdos, describí La Coruña según era en mi niñez, desde la cual ha mejorado en tercio y quinto”.

“Escribo por la mañana, a máquina, para evitar el calambre de escritor. Para trabajar necesito un poco de orden en la mesa-escritorio, un cacharrito con flores que mirar y la ilusión de que me leerán con interés”.

“…15 cuartillas diarias…”.

Su objetivo al escribir novela: “estudiar y retratar en forma artística gentes y tierras que conozco, procurando huir del estrecho provincialismo para que el libro sea algo más que pinturas de usanzas regionales y aspire al honroso dictado de novela”.

Escribir cuentos. “El cuentista ha de ceñirse al asunto; encerrar en breve espacio una acción,  drama o comedia…El primor de la factura está en la rapidez con que se narra, en lo exacto y sucinto de la descripción, en lo bien graduado del interés que, desde las primeras líneas, ha de despertarse…Lo importante es su concisión enérgica, su propiedad y valentía, el dar a cada palabra valor propio y, en un rasgo, evocar los aspectos de la realidad, o herir la sensibilidad en lo vivo…Refundir asuntos ya tratados o buscarlos en la tradición y la sabiduría popular o folklore…Su propia fantasía o los filones que le ofrecen las literaturas antiguas y modernas, escritas y orales”.

Admira a Guy de Maupassant (como autor contemporáneo de relatos) y Voltaire es uno de sus grandes favoritos (una de sus bestias negras – a decir de Eva Acosta, una experta en EPB- es Rousseau). 

FEMINISTA

“Cuando matan, a mansalva, a la mujer, ¿no debería exigírseles más estrecha cuenta…?”. De un artículo de Emilia Pardo Bazán para La Ilustración Artística en 1901, hace más de un siglo.

https://www.eldiario.es/aragon/cultura/Emilia_Pardo_Bazan-cuentista-violencia_machista-encaje_roto-feminista_0_988301682.html. Cuentos feministas.

En 1904, escribió: “El movimiento feminista es la única conquista totalmente pacífica que lleva trazas de obtener la humanidad. El mejoramiento de la condición de la mujer ofrece estas dos notas que conviene no perder nunca de vista: a) que no cuesta ni puede costar una gota de sangre; b) que coincide estrictamente su incremento con la prosperidad y grandeza de las naciones donde se desenvuelve. Ejemplo: el Japón, Rusia, Inglaterra, Suecia, Noruega, Dinamarca, Estados Unidos”.

En carta a Galdós, en 1912,  le dice: “…las puertas de una Academia…, no se abrirían, aunque llevase una mujer más carga de méritos que Santa Teresa…”.

“Instrucción, instrucción, instrucción, equidad, equidad, acceso a todo; que la mujer pueda hacer cuanto le permitan sus facultades”.

“…Iguálense las condiciones, y la libre evolución hará lo demás”.

“…Los varones, desde que pueden andar y hablar, concurren a las escuelas de instrucción primaria; luego al Instituto, a la Academia, a la Universidad, sin darse punto de reposo…Todo ventajas, y para la mujer, obstáculos todos”.

“…Debercitos; gustar, lucir en un salón. Instruccioncita: música, algo de baile, migajas de historia, nociones superficiales y truncadas. Devocioncilla: prácticas rutinarias, genuflexiones, rezos maquinales. Todo enano, raquítico… Falta el soplo de lo ideal, la línea grandiosa, la majestad, la dignidad, el brío”.

“Cuando fundé la “Biblioteca de la Mujer”, era mi objeto difundir en España las obras del alto feminismo extranjero…Aquí no hay sufragistas, ni mansas ni bravas. En vista de lo cual…he resuelto prestar amplitud a la Sección de Economía doméstica de dicha Biblioteca”. En ella se publican La esclavitud femenina, de Stuart Mill y las novelas de María de Zayas, entre otras.

INSOLACIÓN (1889), esa pequeña joya.

La novela está dedicada a José Lázaro Galdiano, “en prenda de amistad”. Algo más que amistad parece que hubo en la visita a la Exposición Universal a Barcelona de 1888…En carta a Galdós, con quien mantenía una relación- secreta- en aquel momento, le escribe: “Mi infidelidad material no data de Oporto, sino de Barcelona en los últimos días de mes de marzo, tres después de tu marcha…”. “Un error momentáneo de los sentidos…”.

El humor es una pieza clave. Un crítico acusa a doña Emilia de ser demasiado alegre, “mejor dicho, optimista”… “La simpática y frívola trama de Insolación”…- dice  Pilar Faus Sevilla. “Insolación respira alegría de vivir…”- escribe Marina Mayoral en el prólogo.

Para mí, la escritura es chispeante, traviesa, llena de alegría de vivir y disfrute de la vida. Es una obra divertida, una pequeña joya.

Pero los hombres, y escritores, de su época,  no piensan lo mismo… Clarín, por ejemplo, calificará su novela como “boutade pseudoerótica”.

“Sobran personas maldicientes y deslenguadas que interpretan y traducen siniestramente las cosas más sencillas, y de poco le sirve a una mujer pasarse la vida muy sobre aviso si se descuida una hora…”-se dice en la novela.

Otras reflexiones: “¿Por qué  no han de tener las mujeres derecho para encontrar guapos a los hombres que lo sean, y por qué ha de mirarse mal que lo manifiesten…?”.

“Es una hipocresía detestable eso de acusarlas e infamarlas a ustedes [las mujeres] con tal rigor por lo que en nosotros [los hombres] nada significa…A nosotros nos enseñan lo contrario: que es vergonzoso para el hombre no tener aventuras, y que hasta queda humillado si las rehúye…Lo mismo que a nosotros nos pone muy huecos, a ustedes las envilece”. 

La romería de San Isidro

Es el marco en que se sitúa la acción. Para el comandante Pardo, “aquello es un aquelarre, una zahúrda de Plutón…Borracheras, pendencias, navajazos, gula, libertinaje grosero, blasfemias, robos…”. Para la protagonista, “el campo de San Isidro es una serie de cerros pelados, un desierto de polvo, invadido por un tropel de gente entre la cual no se ve un solo campesino, sino soldados, mujerzuelas, chisperos, ralea apicarada y soez; y en lugar de vegetación, miles de tinglados y puestos donde se venden cachivaches…: pitos adornados con hojas de papel de plata y rosas estupendas; vírgenes pintorreadas de esmeralda, cobalto y bermellón; medallas y escapularios igualmente rabiosos; loza y cacharros; figuritas groseras de toreros y picadores; botijos de hechuras raras; monigotes y fantoches  con la cabeza de Sagasta o Castelar; ministros a dos reales; esculturas de los ratas de La Gran Vía, y al lado de la efigie del bienaventurado san Isidro, unas figuras que…”.

Para su amiga, la duquesa de Sahagún, “es de lo más entretenido y pintoresco…muy original y muy famoso…Tipos… ¿Y los columpios? ¿Y los tíos vivos? ¿Y aquella animación, aquel hormiguero de la gente…?”.

Por el contrario, las romerías gallegas “suelen celebrarse en sitios frescos, sombreados por castaños o nogales, con una fuente o riachuelo cerquita y el santuario en el monte próximo”.

LECTURAS

“Era yo de esos niños que leen cuanto cae por banda, hasta los cucuruchos de especias y los papeles de rosquillas…”.

“A la edad de catorce años se me había permitido leer de todo: historia, poesía, ciencias, novelas [ejemplares] de Cervantes y letrillas de Quevedo”.

OPINIONES (de otros)

Fernández Flórez habla de su “oceánico saber”: “Su enorme cultura me intimidaba”.

Menéndez Pelayo le reconocía su “vasta cultura”, aunque no puede “transigir con su literatura”.

Pérez de Ayala: “Doña Emilia fue un prodigio…Fue un Lope con faldas”.

Francisco Vales Villamarín, su secretario: “Todos los días, excepto los festivos, comenzaba su tarea casi con la salida del sol…”. Trabajadora incansable.

Unamuno: “una laboriosidad admirable y una curiosidad inextinguible”.

Jesús de Muruais la describe como hiperactiva, en una letrilla: “Viaja meses enteros,/ da veladas; en una hora/la vi coser tres baberos…/ ¡Cuándo hace Vd. los sombreros!/¡Cuándo escribe Vd., señora!”.

Clarín calificó su novela Insolación como “boutade pseudoerótica”.

La cuestión palpitante “no parece libro de señora” - dijo Zola.

PADRE (Su)

Cuando muere, en 1890, le escribe a Galdós; “…he perdido… el mejor de los amigos, el más leal de los consejeros y el apoyo de todos los momentos”. José Pardo Bazán, en una ocasión, le había dicho a su hija: “Mira, hija mía, los hombres somos muy egoístas, y si te dicen alguna vez que hay cosas que pueden hacer los hombres y las mujeres no, di que es mentira, porque no puede haber dos morales para dos sexos”…

“Mi padre era muy feminista y me educó en una amplia libertad de conciencia…La mayoría de los hombres…en esta cuestión de los derechos de la mujer rara vez les he encontrado a la altura de mi padre”.

RETRATO por Vicente Aleixandre, en 1920, en el balneario de Mondariz

“Un rostro grueso y caduco…, un adventicio bucle de pelo blanco; un rostro ancho y corto, con facciones muy juntas. Solo allí fina, fruncida con el último desdén, la nariz. La papada, en oleada postrera, descansaba directamente sobre el pecho. Porque no había cuello. Como si un peso enorme sobre la cabeza la hubiera hundido el tronco (…). La cabeza descansaba allí casi postizamente, como sobre una mesa. El cuerpo, en los escarpes de la decrepitud, era sostenido y rehecho por una cerrada armadura erecta, tras la que se adivinaba la masa blanda e inerme, con vagas reminiscencias de muy lejanas variedades o especies de la escala vital”.

Murió un año después,  el 12 de mayo de 1921, a los 69 años.

VIAJERA

Emilia Pardo Bazán viaja por Francia e Inglaterra entre 1871 y 1872 tras casarse con su marido. Pero su vocación europeísta nace antes, en 1869, cuando viaja con su padre por Europa.

En 1876 se publica su primera obra, Oda a Feijoo, para los Juegos Florales de Orense.

Hay que conocer nuestro país antes que visitar el extranjero”. Ella empieza por Galicia, su tierra: la playa de Riazor, la romería de Betanzos, …De mi tierra, La Coruña, ve la luz en 1888.

Emilia siempre viaja acompañada: hijos, amistades…En Orense visita la casa donde nació su admirado Padre Feijoo. En Pontevedra elige la iglesia La Divina Peregrina “por graciosa”, y visita Mondariz, el balneario de moda, lleno de agüistas (como se llamaba en el siglo XIX  a las personas que iban a los balnearios).

En Madrid, le encantan las horchaterías, un remanso de paz frente a los ruidosos cafés. De Toledo, los rincones y callejas. En una visita al Norte, se para en Guadalajara para ver sus tres joyas: el Palacio del Infantado, el asilo de huérfanos creado por el marqués de Novaliche, y el castillo de los Mendoza.

De Segovia destaca el acueducto, una gran obra de ingeniería. En Valladolid, lo primero que visita es el Museo Provincial y su escultura en madera.

“La tierra vasca debería llamarse la esmeralda de Iberia”. En Azpeitia, fin de su ruta San Sebastián-Zarauz-Cestona-Azpeitia, visita el santuario de San Ignacio de Loyola.

En Santander, el visitante debe ver la catedral, la biblioteca de Menéndez Pelayo, la estación de biología marítima, el Sardinero y la casa de Galdós, San Quintín.

En Santillana se hospeda en la casa de los Marqueses de Mena. Visita las cuevas de Altamira acompañada del Marqués de Robledo, Rodrigo Amador de los Ríos, sus hijos y varios aldeanos.

Comillas, Torrelavega, San Felices y la Torre de Pero Niño, el I Conde de Buelna, Puente Viesgo con su balneario y árboles centenarios, Ontaneda con el suyo, y el lema: “Esta agua todo lo cura menos pobreza y locura”. El palacio de Soñanes en Villacarriedo

En 1896 publica Por la España pintoresca. “Lo que este país necesita para aumentar el número de viajeros es lo siguiente: una reforma radical en el aspecto turístico, hay que hacer buenas hospederías con habitaciones amplias, limpias y confortables, hay que suprimir la decoración anticuada y darles un aire nuevo. Esta modernización crearía afición a los viajes, yo calculo que aumentaría un cincuenta por ciento, a más visitantes más ingresos, y por supuesto que amortizarían todas las inversiones hechas, pero tal como están las cosas sólo viajamos unos cuantos entusiastas, que la gente nos toma por “extravagantes”; extravagantes no creo que seamos, pero tengo que reconocer que le echamos mucho valor a la vida para salir por esos caminos de Dios como yo hago”. 


SABER MÁS

EMILIA PARDO BAZÁN Y LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

En 1907, en el artículo “La mujer española” para la revista Blanco y Negro, escribió: “La enfermedad que arrebata a tantas españolas es la navaja…”.

Antes, en 1901, en La Ilustración Artística, había expresado: “El mujericidio [hoy hablamos de feminicidios] siempre debiera reprobarse más que el homicidio. ¿No son los hombres nuestros amos, nuestros protectores, los fuertes, los poderosos? El abuso de poder, ¿no es circunstancia agravante? Cuando matan, a mansalva, a la mujer, ¿no debería exigírseles más estrecha cuenta? Y, sin embargo, los anales de la criminalidad abundan en mujericidios, impunes muchas veces, por razones especiosas, mejor dicho, por sofismas que sirven para alentar el crimen. Así como el cura de Castillo de Locubín [Jaén] creía que por ser sacerdote no iría al patíbulo, el hombre, en general, cree vagamente que, por ser hombre, tiene derecho de vida y muerte sobre la mujer. Los resultados de esta recurrencia los vemos diariamente. ¿Hasta cuándo durará esta racha de pasión tan útil para los cuchilleros y los armeros que venden revólveres baratos…?”.

Por las mismas fechas (1907), el escritor, abogado y periodista Pascual Santacruz, escribía en La España moderna, el artículo titulado “El siglo de los marimachos”, donde decía: “…me revientan las heroínas, las vengadoras, las eruditas de acarreo, las doctoras en amor y pensamiento libres; en una palabra, todas las que se salen del tiesto…”. Antes, había sentenciado: “La creación del marimacho es el ideal que persigue el feminismo radical”…

Bazán en La mujer española (1907), habla de esta (la mujer española), dedicada al “hogar o la disipación”, como únicos campos, frente a la cantidad de modelos diferentes de mujer en el extranjero: “la sportwoman, la neurótica intelectual, la pensadora, la mujer de ciencia que comparte las faenas de su marido [Marie Curie, premio Nobel en 1903 con su marido], la artista, la luchadora,…la mística exaltada…y la filántropa bienhechora”.

Pardo Bazán, en 1890, había escrito una carta a la británica Grabriela Cunninghame Graham, del Consejo de la Liga  a favor de los Derechos de la Mujer (para disculparse por no poder ir debido al luto por su padre), en la que le exhorta: “seamos fuertes contra la fuerza brutal, contra la ciega rutina, contra la injusticia doméstica, contra el ofensivo galanteo y contra la insípida burla”.

Más tarde, en 1915, en plena IGM, escribe: “Todo español cree tener sobre la mujer derecho de vida o muerte. Lo mismo da que se trate de su novia, de su amante, de su esposa. Los celos disculpan los más atroces atentados, las venganzas más cruentas…”. 


LEER MÁS

https://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2020/10/dos-dias-en-coruna-visita-la-casa-museo.html. Visita  a la Casa-Museo de Emilia Pardo Bazán en A Coruña.

José Ángel Mañas (autor de Historias del Kronen) publica en la editorial Bala Perdida, Una conversación con Emilia Pardo Bazán, ilustrada por Coro Escribano.







viernes, 16 de abril de 2021

DIARIO DE DUELO. A la muerte de Shelley, por su esposa, Mary

 

La edición de Gonzalo Torné dice basarse en Los Diarios de Mary Shelley, editados en Oxford en 1987, extrayendo “los pasajes que hemos considerado más importantes”.

Aunque se ha respetado el orden cronológico de los cuadernos, la separación en 7 capítulos y los consiguientes títulos, son cosa de la edición española.

Los 7 capítulos

El primero se titula La huida, y responde a cuando Mary Wollstonecraft, de 16 años, y Percy Shelley, de 22, se escapan y huyen juntos de Inglaterra a Francia. En el diario, ella lo llama “La novela de los Shelley”. La escriben a dos manos.

La primera entrada es de 28 de julio de 1814: …“Íbamos camino a Dover…En Dartford alquilamos cuatro caballos para superar a nuestros perseguidores…Llegamos a Calais”…

En París, alquilan una habitación en el hotel Vienne. “…los jardines de las Tullerías me parecieron demasiado formales y fríos…”. La iglesia de Notre-Dame, por dentro, decepciona sus expectativas. “Mary me leyó sus pasajes favoritos de los poemas de lord Byron”.

Compran un asno y parten por las montañas hacia Charendon. En Guignes se enteran de que Napoleón y algunos de sus generales duermen en la misma posada. “Los alrededores de Provins son muy hermosos”…

El viernes 19 de agosto cruzan la frontera que separa Francia de Suiza. En Lucerna alquilan un barco para recorrer el lago. “Leemos fragmentos del libro del abad Baruels sobre la historia del jacobinismo”.

El miércoles 24 de agosto, consignan: “Tenemos poco dinero, y será difícil conseguir una casa en buen estado”. Alquilan una por seis meses. “Leemos a Barruel…después nos ponemos a escribir en este diario, al que por divertirnos ya llamamos La novela de los Shelley”.

En septiembre, llegan a Bonn y a Colonia. “La diligencia es el invento más detestable del ser humano…tardamos siete horas en recorrer tres miserables millas”.

El miércoles 7 llegan a Cleve, en Holanda. “El país es plano, pero la vegetación es hermosa. Se nos ha desaconsejado viajar de noche por miedo a los ladrones”.

El día 10, Shelley escribe: “Mary ha decidido empezar su relato, una noticia que me ha puesto muy contento. Yo he escrito un buen tramo de mi poema”.

El domingo 11 zarpan de Maasluis y, dos días después, llegan a Gravesend, en el condado de Kent, al sur de Inglaterra. “Hemos ido en barco hasta Londres. Hemos llegado en un carro a casa de los Hookman/Hookham [Thomas  fue el primer editor de Shelley]

El segundo capítulo, titulado Retorno a Inglaterra, es el diario de “una resistencia”. Shelley visita a Harriet, su esposa desde 1811 (abandonada por Mary), que espera su segundo hijo [Él creía en el amor libre].

Siguen con sus problemas monetarios y leyéndose poemas uno a otro. “Shelley… me ha leído El viejo marinero, de Coleridge. Yo me he pasado el día entero leyendo La excursión [poema de Wordsworth]”.

El domingo 18 de septiembre, Mary consigna que ha recibido su “primera lección de griego”. El jueves 22: “Por la noche hemos discutido por culpa de Harriet”.

Dibujan, leen, escriben, pasean…”Hemos dado una caminata juntos hasta las praderas que rodean Kentish Town”…, “Después del desayuno hemos dado una caminata hasta Hampstead Heath”…, “Damos un paseo por la ladera de Primrose Hill”… [todos ellos lugares de Londres]. Traman planes de huida y fantasean con un viaje por Irlanda.

“He releído Justicia política [de William Godwin, padre de Mary] -escribe el 10 de octubre. “…somos una pareja algo ineficaz…para defendernos de las trampas”- introduce el jueves 13

“Por la tarde he leído a Cicerón, Sobre la senectud; me entretienen sus paradojas”- apunta Shelley.

“Peacock [Thomas Love, amigo de Shelley]…nos informa de que mi padre no piensa recibir a Shelley; que si quiere algo de él, que nos pongamos en contacto con su abogado”- escribe Mary el 11 de octubre.

El lunes 24, Mary recoge: “Llaman a la puerta: no respondemos; seguro que eran alguaciles…”. Prestamistas, acreedores… (“Temo que en cualquier momento aparezca alguien para exigirnos el alquiler”). La vida es complicada para ellos. “Hookham le aconseja [a Shelley] que no se deje ver durante un tiempo por el London Coffee House…”. Y el 31, “Le ofrecen 300 libras al año si renuncia a las 15.000 sobre las que tiene derecho  cuando muera sir [Timothy] Shelley [padre de su marido, Percy Shelley].

El 1 de noviembre, Mary apunta en el diario: “…los acreedores andan por la ciudad exigiendo su dinero…han decidido no enviarnos más comida hasta que paguemos, y tenemos mucha hambre”.

“Nos ha llegado una carta de Hookham exigiéndonos veinticuatro libras…”- registra el día 11. “Gracias a Peacock recibo treinta libras”- introduce Shelley el día 14. También escribe: “Mary no se encuentra bien”, hecho que ella confirma en sucesivas entradas: “Me he encontrado muy mal” (martes 15); “Me he sentido indispuesta todo el día” (miércoles 16); “Me siento más enferma de lo que era capaz de imaginar” (jueves 17); “Sigo muy enferma” (sábado 19); “Todavía me encuentro mal” (domingo 20)…

Para pagarle la deuda a Godwin, el padre de Mary, proponen a Shelley que escriba obituarios…

El día 30, Mary escribe: “Shelley me ha confesado que está tan insatisfecho y desconcertado con su trabajo como yo; no puede concentrarse con tantas idas y venidas a los abogados…”. Para ella, su mejor momento del día es por la mañana, “cuando puedo dedicar unas horas a escribir”.

El 6 de diciembre de 1814, Mary consigna: “…Harriet ha dado a luz al hijo y heredero de Shelley…”. Reciben una carta de ella confirmando: “…adopta el tono de la esposa abandonada”.

Hogg, compañero de Shelley en Oxford, viene de visita: “Nos hemos puesto a conversar sobre las diferencias  con las que varones y mujeres encaran las relaciones sexuales”- escribe Mary. Su marido y Claire (Clairmont, hermanastra de Mary) salen juntos a menudo. “Shelley y Claire salen juntos a pasear, como de costumbre…prefiero no pensar demasiado en ello…”- escribe Mary. “Discutimos sobre los personajes femeninos en la literatura”- escribe Shelley.

El 2 de enero de 1815, Mary apunta: “Mary nos ha enviado a sus acreedores. Ahora tendremos que cambiar de alojamiento…”.

El miércoles 22 de febrero, Shelley introduce: “Mary está de parto…ha dado a luz a una niña, nuestra primera hija…La niña no es ni sietemesina. El doctor me dice que no cree que sobreviva…”. Mary escribe el lunes 27: “Me he pasado mucho rato al lado de la cuna”. El miércoles, 1 de marzo: “He amamantado al bebé, he leído y he trabajado”. El jueves, 2: “Salgo a dar un paseo con mi bebé”. Los días se repiten: lectura, conversación y cuidado del bebé. Pero, el lunes 6, doce días después…”He encontrado a mi bebé muerto…”. El jueves 9, confiesa: “Sigo con la imagen del bebé clavada en la mente. Es cierto todo lo que había escuchado: qué terrible es para una madre perder a su hijo”… Y cuatro días después: “…cada vez que me quedo sola…, mis pensamientos regresan al mismo punto: que yo fui madre y ya no lo soy…”. El domingo 19, escribe: “He soñado con mi pequeño bebé; he soñado que volvía a la vida. Que no estaba muerto, que solo se había enfriado mucho y, que al acercarlo junto al fuego y frotarlo, revivía…Pienso en esa pequeña criatura durante todo el día, y mi humor se va poniendo tenebroso…”. Eso le lleva a pensar: “¿Qué sería sin Shelley? Una viuda desconsolada”…

El viernes, ¿5 de mayo?, escribe: “Visitamos a mi bebé en el cementerio”. Antes, apunta que las veces que Shelley ha ido a casa de Harriet a ver su hijo, esta se ha burlado de él.

Entre el 14 de mayo de 1815 y mediados de julio de 1816, el diario se ha perdido.

El capítulo 3, Un viaje por Suiza, comienza el miércoles 17 de julio de 1816 (el viaje de boda tras casarse a la muerte de Harriet, quien se suicida en el lago Serpentine de Hyde Park). “Abandonamos San Martín a las siete, montados en nuestras mulas…”.

En Lausanne (el día 18) visitan la casa del historiador Edward Gibbon, autor de la monumental Auge y caída del Imperio romano. “Siempre produce un efecto extraño pasear donde vivió una voz que nos ha acompañado tanto en la mente”…- escribe Mary. De regreso, camina por el muelle del lago [Leman], “disfrutando con el azote de las olas…las olas gigantes me atraían: parecían hechizadas…”.

Otra lectura es la del gibebrino Rousseau, Julia o la nueva Eloísa. “ De noche doy un paseo sola por la orilla del lago; tengo la mente cruzada con imágenes de Julia, me he pasado el día entero leyendo el libro…”.

Sus excursiones incluyen desde el glaciar de Bossons (“Shelley se va solo, yo me quedo leyendo cuentos de Voltaire”) al ascenso a Montanvert (“Las avalanchas han arrancado decenas de árboles”…). El Mar de Hielo “sí que es el lugar más desolado del mundo…”.

Ella conversa con el guía: “Le pregunté sobre la manera de vivir en el campo. Me dijo que aquí la mujer carga con el peso de casi todo: cosechar, preparar el heno…Los hombres trabajan en verano como guías…en otoño se pasan el día cazando… Cuando llega el invierno, muchos hombres van a París…como criados de hotel…”.

El capítulo 4 se titula Reflejos de Diodati y alude a los encuentros con Lord Byron en su mansión, villa Diodati, en  Cologny, Suiza. El diario comienza un domingo 28 de julio de 1816. “Leo a Voltaire. Shelley lee a Lucrecio…celebramos el segundo año de mi unión con Shelley”…

Es un verano de lecturas, salidas en barco y debates encendidos: “Byron me recomienda la biografía de madame du Deffand…”- escribe el sábado 3 de agosto. “Termino las Ensoñaciones del paseante solitario, de Rousseau”- introduce el domingo 4. “Salimos a leer en el bote…”- consigna el jueves 8. El lunes 12, se lee: “Paso la mañana completamente sumergida en la escritura de mi relato sobre el monstruo…”- primera referencia a lo que será Frankenstein, publicado dos años después.

El domingo 18, M.G. Lewis, autor de El monje (1796), El espectro del castillo (obra de teatro) y Cuentos de terror (1799) cena con ellos en su casa y, luego, “hablamos de fantasmas”…

El miércoles 21, Mary escribe: “Shelley y yo hablamos largamente sobre mi historia del monstruo. Con sus ideas en la cabeza me pongo a escribir más serena”. Y el jueves 22, “Escribo mi historia, fascinada de cómo se enreda”…

El capítulo 5 se titula Un viaje por Francia. Comienza el jueves 29 de agosto de 1816. “Salimos de Ginebra a las nueve de la mañana. Los suizos son conductores muy lentos: el viaje se eterniza…”.

El lunes 2 de septiembre están en Fontainebleau. “El paisaje que rodea el palacio parece crecer en estado salvaje, tanto que roza lo aterrador…Visitamos el palacio…Los techos están engastados con oro y las marquesinas son de terciopelo…”. Al día siguiente: “Visitamos el palacio y los jardines de Versalles…Los jardines están plagados de las estatuas más exquisitas…jarrones, fuentes y columnas de primera calidad…el invernadero es un gasto estúpido. Lo único que nos gustó fue un naranjo que, supuestamente, habían sembrado en 1442…Los jardines que rodean el teatro son de estilo inglés…

El jueves 5 de septiembre llegan al puerto de El Havre, de donde salen hacia Potsmouth el sábado 7. El lunes 9 recorren el camino de Bath hasta llegar a Salisbury.

El capítulo 6 lo han titulado La muerte de Percy. En 1818, los Shelley se trasladan a Italia, y acaban instalándose allí. El diario comienza el 1 de julio de 1822: “Shelley decide irse con Edward [John Trelawny[ a Livorno; ninguno de los dos ha sabido concretarme cuándo volverán…”. El barco de Shelley, el Don Juan, llega ese día a la ciudad.

Una semana después, Mary cuenta en su diario cómo fue todo…”…mi Shelley, Williams [su amigo Edward Ellerker] y el ayudante de marinero, un hombre llamado Charles Vivian, abandonaron el puerto de Livorno el 8 de julio por la tarde [pretendían llegar a Lerici];… las nubes negras…ya estaban reunidas en el cielo del oeste. Al poco de partir se desencadenó la tormenta…”. El barco solo tenía 24 pies de eslora y una vela demasiado grande, y quienes lo llevaban no eran marineros experimentados. Las olas eran de casi 9 metros. “Seguramente se hundieron mientras trataban de replegar velas y regresar a puerto…”.

A continuación, narra su búsqueda angustiosa a lo largo de la costa italiana, enviando mensajeros a cada puerto de mar…. "hasta el 18 de julio, Trelawny no nos trajo la negra noticia odiosa: la marea había arrastrado sus cuerpos muertos a la playa…”. El cuerpo de Williams estaba enterrado en Migliarino; el de su marido había llegado a la playa de Viareggio [en el mar de Liguria]. Tendrán que incinerarlos in situ para poder llevarse sus cenizas.

La siguiente entrada está fechada en Génova el 2 de octubre de 1822 y constituye el capítulo 7, titulado Visiones de duelo. “El 8 de julio escribí la última entrada de mi diario, aunque seguí escribiendo…”.

Es el momento de la elegía…”…me he quedado sin mi amigo…un genio…Despertó mis sentimientos y animó mis ideas, fue un compañero y un guía. Conversé tantas horas con él… ¡Y ahora estoy sola!”… Y continúa: “¡Qué cambio ha dado mi vida!”...Lo único que puede rescatarle del hundimiento y de la desolación es “el trabajo literario, el perfeccionamiento y la ampliación de mi conciencia…una reclusión dedicada al arte y al estudio”. Y los amigos y las relaciones humanas. Vive un año con  sus amigos los Hunt en Génova, pero está segura de que  “Aquí o en Inglaterra sufriré las mismas humillaciones y los mismos horrores”…

SABER MÁS

Otros diarios de duelo

La ridícula idea de no volver a verte (el de Marie Curie a la muerte de su esposo, Pierre).

Memorias de una viuda (las de  Joyce Carol Oates, a la muerte de su marido, John).

https://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/…/joan-didion-…. El año del pensamiento mágico, de Joan Didion.

La vida sin…

https://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/…/noches-azule…. Una hija. NOCHES AZULES, de Joan Didion.


https://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/…/la-hora-viol…. Un hijo. La hora violeta, de Sergio del Molino.


https://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/…/la-isla-del-…. Un padre. LA ISLA DEL PADRE, de Fernando Marías.


https://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/…/el-balcon-en…. Un padre. EL BALCÓN EN INVIERNO, de Luis Landero.


Sin la esposa...


Señora de rojo sobre fondo gris.


Sin la madre...


Con mi madre.


Algunos libros y autores citados

https://narrativabreve.com/2017/09/dos-cuentos-cortos-de-voltaire.html. Dos cuentos cortos de Voltaire.

 

jueves, 15 de abril de 2021

PUNTOS DE VISTA DE UNA MUJER. Artículos de Carmen Laforet para la revista Destino, 1948-1953

 


Inés Martín Rodrigo lo dice muy claro en el Prólogo: “…reducir la importancia de su obra a una sola novela es no haber entendido “Nada”…

Los artículos, un mapa íntimo hacia Carmen Laforet

En la introducción, de Ana Cabello y Blanca Ripoll, estas apuntan: “La obra periodística de Carmen Laforet merece ser objeto de un trabajo de localización y estudio para su posterior publicación como un corpus definido y fijado”. Esto es solo una parte, los artículos publicados en la revista Destino entre 1948 y 1953…

No son lo que parecen…

El primero es de noviembre de 1948 (13 de noviembre) y lleva el título La fiesta de la moda. Pero que nadie se lleve a engaño…La moda, como tal, ocupa poco espacio: un desfile de modelos en los salones del modisto Marbel con la presencia de la señora Schiaparelli, venida de París. El tema le sirve de pretexto…: “En realidad, esta fiesta de exaltación femenina era un fiesta en honor de los señores…Las mujeres, y no solo las modelos…, estábamos todas en el escenario para ellos. Ellos, los hombres, los únicos espectadores. Por algo es creación suya este aspecto nuestro, el de la frivolidad…”.

El artículo comienza: “Yo quisiera escribir para mujeres sobre temas nuestros, de mujeres…”. Pero aclara…: “no voy a hacer un apartado de recetas culinarias, de charlas de puericultura o sobre la mejor manera de fruncir una cortina…”. Y pone una disculpa justificada…: … “es tarea para la que yo no me siento capacitada, quizá porque cuando escribo me gusta descansar de ella”…Las rutinas caseras y domésticas, “cosas todas que deben interesarnos a las mujeres forzosamente”…-concede, como de cara a la galería…

Y continúa: “…hablar para mujeres que, al tomar la revista entre sus manos, quisieran descansar también, charlando un poco con una amiga…, para aliviar la tensión del vivir diario…”. Los hombres tienen la tertulia del café y el casino… “En cambio, se mira con desconfianza cualquier club femenino, cualquier lugar en que con cierta regularidad las mujeres puedan reunirse para hablar libremente…”. Se puede decir más alto,  pero no más claro…

El mundo del Gineceo está en sus artículos (Escribir desde y sobre el Gineceo)

En 1966, le escribe a Ramón J. Sender: “Quisiera  escribir una novela sobre un mundo que no se conoce más que por fuera, porque no ha encontrado su lenguaje…El mundo del Gineceo…Es el mundo que domina secretamente la vida”…

“…Instintivamente la mujer se adapta y organiza unas leyes inflexibles, hipócritas en muchas situaciones, para un dominio terrible…Las pobres escritoras no hemos contado nunca le verdad, aunque queramos…Lo verdaderamente femenino en la situación humana las mujeres no lo hemos dicho, y cuando lo hemos intentado ha sido con lenguaje prestado, que resultaba falso por muy sinceras que quisiéramos ser”.

Hablar como mujer y contar lo que les sucede con los problemas de su libertad. La primera novelista española que escribe como mujer

Sender le responde que ella lo está haciendo muy bien. “Es usted, en nuestra ya larga historia literaria, la primera que habla como mujer…”- le ratifica.

A pesar de que reconociera a Elena Fortún que los escribe con desgana, porque necesita el dinero… (“Yo escribo artículos -que no me gusta hacer [“que escribo sin ganas y a la fuerza, y en el último minuto”] -para ganar dinero [“porque me hace falta el dinero”]…”.

Este es su día a día, contado a EF, por esa época:…“En aquella temporada [1950] escribía yo de cinco a ocho [de la mañana], y a esa hora preparaba el desayuno de todos; y luego arreglaba la casa, iba al mercado, volvía cargada…”, y subía la escalera con la bolsa de la compra a la espalda, embarazada de 7 meses, cinco pisos… Y, en tercera persona, le relata -como hablando de otra: “…hace una vida casi monástica; trabaja, lee, se ocupa de sus hijos, no frecuenta la sociedad en absoluto y quiere con mucha ternura a su marido”…).

En La mujer sola, publicado el 18 de diciembre de 1948, explica: “Goethe, como la gran mayoría de los pensadores masculinos, no concibe que este ser [la mujer], que sacrifica una parte tan grande de su tiempo y su desvelo por amor al hombre, tenga aún tiempo y deseos de compartir sus ideas, preocupaciones y cariño con seres de su mismo sexo…”. Carmen, por el contrario, ve la soledad de la mujer como “un gran deseo de expansión en potencia”.

…”¿Por qué las mujeres estaremos siempre condenadas a llevar la realidad a cuestas, a no poder soñar nunca a nuestro gusto…? – se pregunta en “El viaje”.

La mirada impresionista de Laforet (término de Rosa Navarro)

“Yo…, como casi todas las mujeres, voy ligando mis pensamientos sobre las cosas a mis experiencias personales…”.

En Los libros y los niños (publicado el 8 de enero de 1949), al hilo de su vagabundeo por las calles la víspera de Reyes y el encuentro con un grupo de niños,  habla de los libros de su niñez: … “los eternos amigos: La Cenicienta, Blancanieves…Veo gestos de mi madre y sus manos maravillosas volviendo las hojas de un libro de Fabre [Jean-Henri, el entomólogo]…, encantada ante la lectura de las memorias científicas del gran naturalista…libros que  casualmente caían en mis manos…Cosas heterogéneas…de las que recibí una primera emoción literaria que jamás se me ha borrado”.

Al encontrarse la ciudad llena de mimosas un febrero de 1949, “he tenido una sensación de felicidad plena”. Le lleva a recordar otro invierno, templado y suave, en su correría por el pueblo, vacío y hermoso, con las mimosas floridas sobre el oscuro azul del mar. Y de esas sensaciones, pasa a comentar el libro recién publicado de la condesa de Campo Alange, La secreta guerra de los sexos, para terminar con Proust, “el más genial autor de una obra femenina”…- conforme a la catalogación de femenino para “el tejer y destejer de las propias sensaciones”.

Artículos urbanos. La realidad cotidiana y compartida

 

Jalones de su personalidad

Sabemos muchas cosas de ella, a través de sus artículos: unas, dichas expresamente, y otras, intuidas.

El verano de los catorce años, “el verano más densamente empapado de literatura…, el verano más verano de nuestra existencia…de nubes lentas, de sabor a fruta…”, leyendo la poesía de Rubén [Darío], “tumbados bajo la sombra de una higuera…”.

En “Con Galdós en las Canarias”, se refiere  al día en que fugadas de las clases del  instituto, ella y otras dos o tres compañeras de estudios suben al campanario de la catedral de Las Palmas (algo que ella, de chiquilla, ya ha hecho varias veces).

Habla de su manía de escribir…, y de romper los papeles a medida que los escribía.

De su primer carnaval en Las Palmas, en el paseo de coches, en la calle de Triana, sentada en el pliegue de la capota del automóvil, vestida de china, con cinco o seis años.

Quitarse importancia

Ante un lector que le reprocha que no hable “de un solo defecto femenino”, Carmen le responde que no ha seguido ninguna táctica al publicar sus artículos semanales: los escribe tal como se le van ocurriendo. “En ellos hablo, como habla todo el mundo, de las nubes o de las horas, de los libros que voy leyendo y de personas que conozco o que me invento, con el único y poco ambicioso fin de entretener un rato a quien me lea”.

Los paseos

 

Canarias

“Yo he vivido con Galdós en Canarias…”- comienza uno de sus artículos, el 15 de enero de 1949. Más adelante, lo aclara: “He pasado mi infancia respirando el mismo aire salino y soleado que él en su infancia respiraba…Y aunque en la casa en que nació don Benito no he entrado nunca, casi puedo decir sin miedo a equivocarme que es como tantas casas canarias que conozco: alegre y tibia, con su gran patio central con macetones de palmeras, o con una vieja palmera auténtica…

Yo he pasado atardeceres inolvidables, hermosos, en la finca de la familia Pérez Galdós, al pie del cráter apagado de la Caldera de Bandama. En esta casa de campo, acogedora y antigua, he visto multitud de recuerdos del novelista guardados como reliquias: líneas escritas de su mano, dibujos a pluma hechos en su juventud…”.

SABER MÁS

https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2021/01/carmen-laforet-otra-chica-rara.html. Carmen Laforet: otra chica “rara”.