domingo, 31 de enero de 2021

MADRES E HIJOS. “Mi madre es mi verdadera patria”

 

“Cuando era niño pensaba que moriría antes que mi madre…”- comienza el relato. Ella vive en Atenas; él, en Estocolmo desde hace más de cuarenta y tres años. La llama por teléfono los sábados y va a verla una vez al año, al menos.

“Los dos hemos envejecido [él ha cumplido 68; su madre, 92] y ha llegado el momento de hacer lo que siempre quise: escribir sobre ella”. (Aunque lo escribe en 2006, no lo publica hasta 2020…).

Pero se debate entre preservar la naturalidad del encuentro (“El hijo que hay en mí quiere estar con ella como antes, sin ningún propósito. Que nos sentemos en el balcón, que oiga yo sus quejas sobre el Gobierno o sobre la carestía de la vida y que ella me lea la taza”) y someterla a un tercer grado

Su madre hizo de él un escritor -dice. “De ella heredé el anhelo de narrar una historia”.

Su padre, un hombre introvertido cuya preocupación fue siempre el futuro, escribe a los 82 años (un poco antes de morir) un texto sobre su vida, “sobre el origen de nuestra familia”, a petición de su hijo Theodor. “Gracias a este texto sé lo que sé de él y de su encuentro con mi madre”… Mientras vuela a Atenas, empieza a traducir el texto al sueco para sus nietos (entonces, Casandra y Jonathan; más tarde, también Bonnie). Y el relato se va entrecruzando con su estancia de siete días en Gizi/Gyzi, su barrio ateniense, y “el punto de partida de los sueños”a donde llegó del pueblo de Molaoi en 1946. ¿La última vez que ve a su madre…?

Dar testimonio

“Cuando lo concreto se pierde, es reemplazado por los clichés. Por eso debemos dar nuestros testimonios. Por cada recuerdo que se pierde llega un tópico en su lugar”…

Él quiere dejar a sus nietos “el aroma de una vida”. En ella, los antepasados y los mitos (“la fuerza del mito”) ocupan un lugar fundamental. Para Kallifatides, es imprescindible conocerlos: “¿Cómo puede vivir alguien una vida verdadera si no tiene detrás de sí la sombra de la humanidad…?”. “Cada nombre tiene una historia”. Él leyó mucha mitología griega durante un buen tiempo.

Elogio de sus maestros

“Siempre voy a honrar su memoria…”. Hace un repaso de sus maestros inolvidables: en la escuela de Atenas, el señor Pablo, “la primera persona que me hizo reparar en el don que me había sido concedido…”[el de contar historias en sus redacciones]; en el colegio, su profesor de Griego Clásico y Latín, Yannis Raisis, que le hace descubrir la gran poesía “como castigo por hacer novillos, me obligó a leer los poemas de Catulo”; o el profesor de Historia, el señor Ilías Georgiu, a quien ayuda en sus investigaciones. Y, ya en Suecia, el profesor Harald Ofstad, en la universidad de Estocolmo, y el profesor Marc Wogau, en la universidad de Uppsala. “¿Por qué en nuestros días no se estima a los buenos maestros…?

Su madre, Antonía

Es silenciosa, discreta por naturaleza… “Adoro esa tranquilidad que crea a su alrededor”. Vela por el pasado y “fortalece los eslabones”: “Puede señalarle a cada uno de nosotros  el lugar que ocupa en la cadena”. Su casa está repleta de fotografías... Le apasiona la política y sigue todos los debates en la televisión. “Tiene una opinión sobre todas las cosas”. También destaca su sentido de humor y lo que le gusta reír. Además, lee la taza [los posos de café]. Y siempre tiene la última palabra…

El hijo más pequeño

Theodor es el hijo más pequeño. Su madre le cuenta el niño tan raro que era él: todo lo investigaba y todo lo preguntaba: “¿Qué es esto y cómo funciona?...”. Y leía todo el rato: “Este niño jamás se cansa de leer”. En el último año de colegio estudiaba en una mesita baja, con las piernas cruzadas. “No te cabían las piernas debajo de la mesita en que hacías tus tareas”. “Si algo extraño de mi juventud, es la dicha extasiada de leer a Dostoyevski por primera vez, o a Hamsun”- confiesa Theodor…

Él se recuerda, con 8 años, “escuchimizado, patizambo; hablaba en dialecto y tenía miedo de los niños y niñas de la ciudad”. Con 11, enamorado de Meri -sin esperanza alguna-,  como un “muchachito flaco de piernas torcidas”, con una gran nariz (“gruesa y un poco obscena”).

Atenas, plaza de Gizi. Días largos e intensos

El sexto día de su estancia describe una mañana ateniense de mediados de mayo: “Un cielo grande con un sol grande, verduleros ambulantes, perros, voces infantiles y, con todo, serenidad en el alma y quietud en el espíritu”.

Recuerda que cuando llegó del pueblo por primera vez, en 1946 (con 8 años) era casi un suburbio. “Todavía existían cerros y colinas y una riera que dividía el barrio en dos…Entonces era una barriada obrera…En 2006, el barrio ha cambiado: “…los cerros y las colinas se los han comido las casas en nueva construcción. La torrentera se transformó en una calle asfaltada. Las viejas casitas pequeñas han sido demolidas y en su lugar se alzan unas moles tremendas”…Los inmigrantes y refugiados son ahora albaneses… 

Entre dos culturas

Para él no resulta incómodo vivir en dos sociedades tan distintas: la sueca y la griega. “Entiendo tanto la manera griega de proceder, como la sueca. Ambas tienen sus cosas buenas”…”En Suecia lavo los platos y la ropa, limpio la casa, plancho mis camisas y las blusas de mi mujer…En casa de mi madre no hago nada…”. Solo le permite hacer el café. “El café no es trabajo, es amor”…

De Estocolmo, extraña a su familia, sus “contados amigos, la Plaza Popular a las ocho de la mañana, cuando el florista kurdo pone en su puesto los claveles baratos de Polonia”…; su escritorio (“mi pequeño estudio desde donde veo, por una de sus ventanas, la cúpula de Santa catalina”) y su trabajo.

La frase que oyó en su cabeza en “el balcón de mamá”

El balcón que da a la calle Agios Jaralampos es una incitación a la escritura. “Siento como si ahí me estuviera esperando una historia”. Es un lugar en el que no puede estar sin escribir…De repente, oye en su cabeza una frase que no había oído nunca. No nos la dice. “Puede ser el principio de mi próximo libro…”. Así que tendremos que esperar…

SABER MÁS

https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2020/02/otra-vida-por-vivir-un-inmigrante.html. Otra vida por vivir.

https://elcultural.com/theodor-kallifatides-la-unica-defensa-frente-al-fanatismo-es-hacer-preguntas-y-dudar. Theodor Kallifatides: "La única defensa frente al fanatismo es hacer preguntas y dudar".

https://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2019/09/24/5d850361fdddffe2698b45de.html. Theodor Kallifatides: “Europa ha hecho de la vejez una enfermedad”.

https://www.youtube.com/watch?v=R7CVoNvy3VE. Mi gran boda griega (1 y 2). Película. Tópicos y costumbres. https://www.youtube.com/watch?v=nnVMh3uDwwE.


https://www.youtube.com/watch?v=LPsBKSBg6EY. Sinfonías de Hamburgo, de Bach, hijo (Carl Philipp Emanuel). “Este libro lo escribí con la única compañía de las Sinfonías de Hamburgo…Desde la primera vez que las escuché me sentí ligado a ellas…”.

viernes, 22 de enero de 2021

CARMEN LAFORET, OTRA CHICA "RARA"


“Desde tu primer libro estabas ya liberada”- escribe Ramón J. Sender a Laforet, en 1971. Para él, Carmen Laforet es, desde su primera novela, la primera novelista española que escribe como mujer.

En su descripción de las adolescentes en sus libros, recuerda mucho a Ana Mª Matute. “Entonces, no había escritoras…Solo estaba Carmen Laforet… Ella vivía en Madrid y yo en Barcelona”- recuerda Ana Mª.

Carmen Laforet nació en Barcelona en 1921 (el 6 de septiembre), pero cuando tenía dos años su familia se trasladó a Las Palmas. Su padre, arquitecto, se mudó con toda la familia (sus hermanos Eduardo, y Juan, más tarde médico endrocrinólogo en Las Palmas) para ejercer su profesión de 1923 a 1939. Su madre, Teodora Díaz, había estudiado magisterio, aunque nunca lo ejerció. Murió cuando Carmen tenía 13 años (A Elena Fortún le escribirá, en 1951: “…siempre me he sentido un poco hija tuya…Tú, sin saberlo, has sido un poco mi madre…siempre me acompañaste en mi soledad”). En el bachillerato, Consuelo Burell, compañera de Machado en Segovia durante los años de la República, será su profesora de Literatura. En Las Palmas, Laforet permaneció hasta los dieciocho (1939) en que regresó a Barcelona con sus abuelos para estudiar Filosofía y Letras. Entre los compañeros de carrera, Néstor Luján. En 1942, se instala en Madrid para escribir Nada.

Nada, la novela más traducida tras El Quijote, sigue vendiendo unos 7.000 ejemplares anuales


En 1944 (23 años), con su primera novela (Nada) obtuvo el premio Nadal en su primera convocatoria. La trama de Nada se acerca a lo que Rosa Montero denomina “cuento perverso”. Antes de Nada, apenas había publicado: “Creo que no pasan de cuatro: unos artículos [El primero, Muchachas estudiantes, publicado en la revista Mujer, de San Sebastián, en octubre de 1940] y un cuento”.


En 2009, para conmemorar el 65 aniversario de la concesión del Nadal, la editorial Destino sacó a la venta una edición de lujo de Nada.

En la edición de Rosa Navarro Durán, de 2019, se dice en el estudio preliminar: “…una novela aparentemente sencilla en su composición y en su lenguaje, pero con tal hondura que toda persona que la lee encuentra en sus páginas algún rincón donde instalarse como si le perteneciera”.

“Hay en Nada una fresca espontaneidad que no se marchita”- escribe en  ABC su hijo Agustín Cerezales, en 1995.

“Carmen no ha ideado a Andrea como protagonista de novela a quien van a sucederle cosas…, sino que la ha imbuido de las dotes de testigo…Lo mira todo sin juzgarlo…”- escribe Carmen Martín Gaite en el artículo La chica rara, de 1986.

Algunas opiniones de Nada en la Red


“Esta novela no es como las de hoy, llena de acción. Parece un poco las novelas del siglo XIX que ponen más énfasis sobre el desarrollo de los personajes. Yo la comparo a Cumbres borrascosas. El personaje, Heathcliff, es algo como el tío Román -inteligente, poderoso y algo malvado. A mí me fascina el personaje del tío Román, porque se me hace más grande que la vida. También me gusta el tono gótico, que hace que lo desagradable de la casa sea algo sexy”.

“Es la descripción de la vida de una chava deprimida y frustrada”.

“Encuentro muchos puntos en común con La plaza del diamante, de Mercé Rodoreda”.


“Lo relevante está en el corazón de Andrea, en su simbiosis con Ena y en el embrujo maligno que crea la mezquindad de Román. En el asfixiante encorsetamiento de tía Angustias, en la socarronería e idiocia de la insulsa Gloria, en la inocencia de la abuelita…Para mí los sentimientos de desapego, podredumbre, miseria y falta de acompañamiento espiritual son diacrónicos ¿.

“Al leer se siente la angustia y el dolor y, sin embargo, no pasa NADA.”

“Después de leerla te quedas hecho polvo…la p…novela me enganchó…Hay millones de nuestros vecinos, compañeros de clase, etc, que parecen normales y pasan desapercibidos, pero que viven un infierno.”

En 1946 se casa con el periodista Manuel Cerezales (se separan en 1970. Él dirige la colección Novelas y Cuentos en la editorial Magisterio Español); tuvo cinco hijos: Marta (n.1947), Cristina (n. 1948), Silvia (n.1950), Manuel (n. 1952) y Agustín (n. 1957). En Madrid, viven en O´Donnell, 38. En 1966, le escribe a Sender: “He alquilado una casita en Cercedilla para irme dos o tres días entre semana a dar paseos por el campo, encender la chimenea de leña y trabajar…”.


En 1948 le otorgan el Premio Fastenrath; en 1955, el Menorca de Novela y, en 1958, el Nacional de Literatura. Tras Nada, escribió otras dos novelas: La isla y los demonios, publicada en 1952, y La mujer nueva, en 1955. En los años 60 acomete la empresa de redactar una trilogía narrativa bajo el título de Tres pasos fuera del tiempo y, en 1963, publica la novela La insolación, primera de las tres. Las otras dos serán Al volver la esquina (editada en 2004. “…la sugerencia irónica de mi cuñada Amalia de que a Martín lo raptaron los marcianos en un platillo volante al volver la esquina...”) y Jaque mate (inédito). Además publica cuentos (“Voy a escribir un cuento…Es que necesito un termo para Cristina…”- le escribe a su amiga Dolores de la Fe) y artículos en diarios y revistas (“Yo escribo artículos -que no me gusta hacer [“que escribo sin ganas y a la fuerza, y en el último minuto”] -para ganar dinero [“porque me hace falta el dinero”]…”- le cuenta por carta a Elena Fortún). Su día a día, contado a EF:…“En aquella temporada [1950] escribía yo de cinco a ocho, y a esa hora preparaba el desayuno de todos y luego arreglaba la casa, iba al mercado, volvía cargada …”, y subía la escalera con la bolsa de la compra a la espalda, embarazada de 7 meses, cinco pisos… Y, en tercera persona, le relata -como hablando de otra: “…hace una vida casi monástica, trabaja, lee, se ocupa de sus hijos, no frecuenta la sociedad en absoluto y quiere con mucha ternura a su marido”…).


En 1950, Elena Fortún le cuenta en una carta a su amiga Mercedes sobre CL: “Somos amigas de un modo raro: Nos separa la edad: ella tiene 29 años (EF tenía 65)  y está en plena lucha terrible… Tú ya sabes lo que son esos primeros años de matrimonio, con chicos pequeños y poco dinero…”.


El 12 de mayo de 1954 Carmen Laforet publica en ABC el artículo titulado “Elena Fortún en El Retiro” (EF había muerto el 8 de mayo de 1952).

En 1952, ocho años después de su primera novela, aparece la segunda, La isla y los demonios. "He leído La isla…Es excelente”- le escribe en una carta Ramón J. Sender el 5 de abril de 1966, desde San Diego en California (Estados Unidos).


2003: Puedo contar contigo. Correspondencia entre Carmen Laforet y Ramón J. Sender, “la historia de una gran amistad, pura y sin ambigüedades”


“Se conocieron en 1965 en Estados Unidos, cuando mi madre visitó ese país invitada por el Departamento de Estado Americano”-escribe en el prólogo su hija Cristina Cerezales. “Sobre todo quería conocer al gran novelista español Ramón J. Sender, que vivía en Los Ángeles”-cuenta Carmen Riera en Paralelo 35.

No vuelven a verse hasta 1974, en que Sender visita España. Pero el 24 de octubre de 1965 se inicia una correspondencia que continuará hasta 1982, año de la muerte del escritor. [Israel Rolón Barada, estudioso portorriqueño, y autor de la recopilación de cartas, fue conquistado por “la sonrisa de Mona Lisa” de Laforet cuando, en 1987, la conoció de conferenciante en la universidad de Georgetown, en Washington D.C.].


Sin embargo, mucho antes, el 5 de octubre de 1947, Sender ya le había escrito desde la Universidad de Nuevo México, en Estados Unidos, en cuyo departamento de Lenguas Modernas impartía clase,  felicitándola por la obtención del primer premio Nadal y por su primera novela, Nada. “He leído su Nada y me parece una buena novela…Enhorabuena…Es usted una espléndida escritora…”. Ella le comentará más tarde, en su primera carta del 24 de octubre de 1965, que “yo no sabía entonces que era usted escritor”.

Nada, “la primera obra realmente femenina que hay en nuestras letras”.


En su carta de 4 de marzo de 1966, Sender le argumenta: “La Pardo Bazán y otras a veces están bien, pero todas quieren ser grandes hombres… [Usted] Es la primera mujer que escribe sin tratar de imitarnos ni de disfrazarse de “gran hombre”. En su carta del 6 de mayo, Carmen le confiesa: “Ni siquiera me planteé el problema de escribir desde lo femenino”.

Un año después, Carmen le cuenta: “Quisiera  escribir una novela sobre un mundo que no se conoce más que por fuera porque no ha encontrado su lenguaje…El mundo del Gineceo…Es el mundo que domina secretamente la vida…”- le escribe el 10 de febrero de 1967.

El 18 de junio de 1966 le dice que está realizando un reportaje sobre “mujeres médicos, en zonas rurales, universitarias y en capitales”.

El mundo del Gineceo

“Instintivamente la mujer se adapta y organiza unas leyes inflexibles, hipócritas en muchas situaciones para un dominio terrible…Las pobres escritoras no hemos contado nunca le verdad, aunque queramos…Lo verdaderamente femenino en la situación humana las mujeres no lo hemos dicho, y cuando lo hemos intentado ha sido con lenguaje prestado, que resultaba falso por muy sinceras que quisiéramos ser”.

A sus comentarios, Sender le contesta en 1967: “Eso que me dice de escribir desde y sobre el Gineceo es terriblemente ambicioso y realmente no se ha hecho nunca, porque hasta nuestra querida Teresa de Jesús, cuando escribe sus Confesiones y sus Moradas, lo hace pensando en sus confesores (varones), a quienes hay que obedecer y contentar…Lo que usted se propone ha comenzado ya a hacerlo (como nadie) en sus novelas, donde por vez primera en España una mujer habla como mujer en un nivel que ya quisieran alcanzar muchos hombres…En las historias de la literatura contemporánea…nadie dice (al menos yo no lo he visto) que es usted, en nuestra ya larga historia literaria, la primera que habla como mujer…Ninguna escritora ha contado lo que les sucede con los problemas de su libertad”.

1952: La isla y los demonios [de cada personaje]


“He leído La Isla…Es excelente…Muy lograda”- escribe el 5 de abril de 1966 Ramón J. Sender a Carmen Laforet. Carmen también cree que tiene “mayor madurez, sentido del humor y poesía que Nada”- según comenta en una entrevista en 1959. “Es una novela que estaba en mí y que incluso inicié antes que Nada, cuando yo vivía en Barcelona, adonde llegué cargada de la fuerza de la tierra de Canarias”- se recoge en Música blanca.

La mujer nueva, dedicado a Lilí Alvarez , “madrina mía de confirmación”.


Publicado en 1955, consigue en este año el Premio Menorca de Novela y, en 1956, el Premio Nacional de Literatura.

En una carta a Ramón J. Sender, en septiembre de 1970, en pleno proceso de separación de su marido, sin decírselo claro, le comenta: “Estoy en un momento crucial de mi vida…No creas que se trata de una nueva crisis religiosa. La única que tuve, mal enfocada, tremenda,  fue valedera: aún soy creyente”. Y continúa: “Para mí la cosa de Dios ha sido tremenda…una búsqueda de siete años en que hice las mayores idioteces y las dejé y me metí por todos los vericuetos de nuestro catolicismo español en lo que tiene de venero religioso y en lo que tiene de absurdo y enmohecido y todo…Fue en este periodo cuando escribí La mujer nueva”- le cuenta en carta de 1966.

En 1967, Sender le informa: “He hablado con algunas poetisas o prosistas celtibéricas que han venido por aquí…La acusaban de beatería (!!!)…En La mujer nueva no hay beatería alguna, sino verdadero sentido religioso”.

En la reedición de la obra, en 2003, su hijo Agustín Cerezales la presenta como “una novela demoledora para un creyente y antipática para quien no cree, ya que trata de la fe”.

“Yo, como Dostoievski, creo en el dolor como fuerza de vida interior y de creación”- le escribe a Elena Fortún el 19 de octubre de 1951”.

Los cuentos de C. L.


Van de 1939, -en que escribe Leyenda de Alcorah (el texto de ficción más temprano que se conserva de C.L), posteriormente incluida en La isla y los demonios,- a 1955. Otro de los primeros, éste inédito hasta 2007, es “Fuga tercera”, autobiográfico, dedicado a Ricardo Lezcano, Dick, el  chico de quien Carmen estaba enamorada por esas fechas. “A Ricardo, que en septiembre de 1939 ha cumplido 22 años, le dedico estos tres esbozos con el mismo título (Fuga), y me sentiría contenta  si un día, cuando cumpliera muchos más, volviera a recordar gracias a ellos los días azules de este verano y una gran aventura que yo quise vivir por él”.

En el prólogo a una recopilación de 1970, dice de sí misma: “Carmen Laforet…cree que aun las cosas malas que un autor da a la imprenta, son jalones de su personalidad [De hecho, en 1952, reconoce que alguno de los cuentos es “francamente malo”]. Sin embargo, “hay un pequeño relato en este libro cuyo estilo no tocaría porque al releerlo le ha gustado. Es el cuento “Al colegio”…Una joya sobre la relación entre una madre y una hija en su primer día de cole.

De entre los cuentos recogidos y escritos en la década 1945-1955, hay dos que prefiere: Rosamunda y La muerta”. De éste último, Ramón J. Sender, le cuenta en carta de 1966: “En un seminario, leímos ayer su cuentecito La muerta y algunas chicas tenían lágrimas en los ojos. A mí me conmueve también un poco ver la ternura con que trata usted siempre a los hombres…Siempre encuentra una disculpa para los hombres, aunque seamos “malos”.


En 1966, ella le escribe a Sender: “Económicamente mi trabajo es necesario para la vida que hemos montado de estudios de los hijos, casa de verano [en Alicante] y ahora el recibimiento a la familia americana que tuvo a mi hija [Cristina] un año [en Pensilvania]…En 1948, había escrito a su amiga Dolores de la Fe: “Voy a escribir un cuento…Es que necesito un termo para Cristina…”

Sus novelas cortas (7)

El piano y La muerta (1952); Un noviazgo (1953); El viaje divertido, La niña y Los emplazados (las tres, de 1954). Un matrimonio (1956).





“¿Y su trilogía…?”

“Todos esperamos que se siente a trabajar de veras y escriba los otros dos volúmenes”- le escribe Sender en noviembre de 1966.

“La trilogía está tan hecha…solo necesito escribirla…Voy a ver si puedo alquilar una casa en el campo desde ahora, para pasar al menos tres días completos sola con la novela cada semana, y los otros aquí con todo lo que tengo – hijos, amistades, marido, cosas que necesito ver y los artículos…”- dice en febrero de 1967.

“Enfoqué la novela de otra manera” -le cuenta en marzo de 1973. “Volví a leer La Insolaciónlos personajes tienen otra edad y han cambiado, pero hay cosas esenciales en la personalidad que no cambian”. Y en septiembre: “En Gijón empecé otra vez la novela [Al volver la esquina]…y la escribí y la terminé”.


En enero de 1963, en el prólogo a La insolación, relataba “el porqué de esta trilogía”: “Marcan tres momentos de la vida de un hombre y apuntan también tres momentos de la vida de estos últimos veinte años en España…Al volver la esquina sucede alrededor de los años cincuenta, en Madrid…No cuenta ya solamente la aventura íntima, amorosa y ambiciosa de un solo personaje [Martín Soto], sino una serie de circunstancias exteriores…”. En Jaque mate, la novela que cerraría la trilogía, situada en los años 60, se resolvería por fin la partida…de la vida. Ésta última nunca fue publicada.


En 1963 le había escrito a su amigo Bernardo Arrizabalaga: “Nada, La isla y los demonios y La mujer nueva fueron preguntas personales y recuento de hallazgos personales (aunque no sean lo que dice la gente autobiográficas)…Ahora no cuento hallazgos ni hago preguntas. Ahora empiezo a dar un mundo de personajes que se mueven ellos solos sin que yo los lleve de la mano con ninguna de mis inquietudes. Tienen las suyas”.

Sus últimos años

A finales de los 80, espetó a Benjamín Prado y Teresa Rosenvinge, que contactaron con ella para saber de su existencia y escribir un esbozo biográfico: “Piensen en mí como si ya estuviera muerta”. Sus últimos textos conocidos son media docena de artículos de opinión en el diario El País en la década de los 80.

Constantes y características de C.L.

“Tengo un carácter que tiende a la felicidad”- le comenta a Sénder en 1975.

“El humor más o menos soterrado, la palpitación lírica ante la naturaleza y, desde luego, la reivindicación de la dignidad y la libertad del ser humano, y muy especialmente de la mujer” (según su hijo Agustín Cerezales, también escritor)

“Espera que una atmósfera y un problema y un asunto “cuajen” dentro de usted, y entonces “se enamora”, como dice, de ellos y los escribe”- relata Sender.

“Te recuerdo siempre alegre, sonriente, bien ajustada a la atmósfera en la que vives”- le dice Sender en carta de septiembre de 1968. Y en 1971: “¿Sabes que tu mayor atractivo es ver en tu expresión una luz de infancia como cuando tenías diez u once años?”. “¿Tú sabes que tu sonrisa es una de las cosas más bonitas que tienes? Es luminosa, como la sonrisa de una niña de seis años  que ha hecho una travesura y está segura de que no se enterarán los mayores porque ella es más lista”- le escribe en 1972.

“Creo que estoy conociéndote a ti en estas cartas de ahora. Tú eres nerviosa, clarividente, impaciente y encarada con el futuro”.

“¡De veras, eres una vagabunda!...Es que los canarios sois muy trotamundos, y sois también…la gente más sociable y comunicativa”- escribe en octubre de 1973.

“Vagabundear por la ciudad, algo que tanto le gustaba” (Carmen Riera). “Aquel callejeo al sol…” (relato La fotografía).

“Se atrevía a narrar lo que se ocultaba”.

“Vivió dolorosamente la fama, porque fue a una edad muy temprana y siempre intentaba escaparse de ella” (Cristina Cerezales).

“En mi vida siempre encontré motivos para renunciar a algo. Aprendí poco a poco que cualquier cosa hay que pagarla…” (Carmen a Elena Fortún). “Siempre pagué a precio bien subido mi dicha”- escribe en el cuento Fuga tercera. “Todo en el mundo se paga”…

 “Una gran inteligencia se paga con una sensibilidad vulnerabilísima. Es lo que te pasa a ti” (Sender).

“Ha elegido siempre la senda callada de los sabios”.

Un astrólogo le dijo en el tren: “La amistad es importante para usted, pero solo escoge a sus amigos por una razón: porque humanamente le interesan y le gustan”.

Manuel Cerezales, su marido

“Mi marido es un hombre inteligente, muy introvertido – su sordera contribuye a ello- y como periodista, con gran memoria. Ha leído y lee mucho…No es hombre de lucha y está cansado de la lucha de aquí…Está aburrido del periodismo…pero también le cansa intentar salir fuera de aquí, como tantas veces me hubiera gustado a mí…”- escribe en 1966 a Sender.

En septiembre de 1970 (en plena separación), le dice: “Ahora tendré más libertad para moverme que durante los últimos veinticuatro años. Y también creo que más libertad de espíritu. Y también creo que podré trabajar”.

“No entiendo una palabra, Una separación sin enemistad…”- escribe atónito y perplejo Sender en diciembre.

Ella le escribe en primavera: “Por primera vez en varios años arranqué a trabajar como una auténtica obrera sin el tic de romper y romper: esa especie de enfermedad a que me habían conducido muchos machaqueos durante muchos años. Escribo ahora un artículo diario y en forma de diario [Artículos en ABC titulados Diario de Carmen Laforet]”.

TRAS LA SEPARACIÓN: “Vivir en otro sitio otro tiempo indefinido…”

 “Con mis derechos de autor y mis artículos tengo, aun de sobra, para vivir donde quiera. Yo no necesito vivir con lujo alguno. Eso no me preocupa…Dar conferencias me horroriza…- le cuenta a Sender  en junio de 1972. Dar clases, también (junio 1975).

“Manolo gana lo suficiente ahora para los chicos y no sólo eso: solo se tiene que preocupar de dos: las chicas todas ganan…- le había dicho en la primavera de 1971.

“Voy a buscar un acomodo no muy estable -no me gusta lo estable- en otro lugar del mundo…Se ve  que nací para vagabunda...No soy nostálgica…Vuelvo a ser persona y ya no digo haré sino quiero hacer…Necesito mi independencia… Para escribir es necesario soledad o, mejor dicho, independencia, y una habitación donde a las horas de escribir tenga calor…Esta inseguridad de la vida no me molesta en absoluto, solo me fastidia el traslado de libros de un lado a otro”.

Una de sus direcciones en Roma es el Hotel Portoghesi en la Via dei Portoghesi, 1. “En cuanto salgo de España recupero mi facultad de pensar y trabajar”.

CURIOSIDADES

Azorín llega a compararla con Dostoievski y con Pío Baroja. Ella, en el prólogo a La insolación mantiene que Pío Baroja “fue inspirador clarísimo de las técnicas originales de Hemingway y de Dos Passos”.

Nada ha conocido dos versiones cinematográficas. La de Edgar Neville se estrenó en Barcelona el 11 de noviembre de 1947, con guion de Conchita Montes, que también hacía el papel protagonista.

La de Leopoldo Torre Nilsson, bajo el nombre de Graciela, se estrena en 1956, en Argentina. https://www.youtube.com/watch?v=fYsrOtMAhVU. Graciela.

A CL le encantaban los perros.

Cuenta Fernando Fernán Gómez en La buena memoria que en la tertulia del Café Gijón se decía de Nada (cuando ganó el Nadal) que estaba íntegramente copiada de una novela francesa.

CARMEN LAFORET Y SU RELACIÓN CON CANTABRIA


En Música blanca, recuerdos de Cristina Cerezales Laforet sobre su madre, publicado en enero de 2009, habla del “mar de Santander donde [Carmen L.] vivió dos años en casa de su hija Marta [1979-1980]”; de Cóbreces, en 1954: “Aquella casa húmeda y fría…la llaman la casa del crimen…el mar quedaba lejísimos…dos kilómetros hasta la playa…”. Aparece en el cuento Libertad. En 2021, regentan la posada Alfonso, hoy Apartamentos Camino del Norte, Naiara y Roberto. https://www.diariovasco.com/planes/posada-cobreces-cantabria-20180702102942-nt.html. Una posada con alma guipuzcoana y corazón cántabro.

En 1981, Carmen Laforet da una charla en el Palacio de la Magdalena sobre el escritor Enrique de Rivas. Su hija Cristina pone recuerdos de su madre con sus palabras: “He acompañado a Santiago, Marta y Agustín de tasqueo. Hemos visto atardecer, anochecer en la playa de la Magdalena…Luego hemos ido a La Conveniente, una gran bodega-tasca muy alegre. Un pianista tocaba aires de mi juventud”.

En 2002, su nieta Andrea le enseña fotos de Santander, donde ha estado visitando a María, su prima, hija de su tía Marta, y a su marido Peto. “Le digo que María tiene un niño precioso [Lucas]”- escribe en su diario.

MÚSICA  BLANCA, 2009

“No se trata sólo de reconstruir la vida de tu madre, Carmen Laforet, sino de abrirte al misterio de la condición humana…Este escrito en una creación literaria que tiene como objetivo el intento de compartir una parte de los sentimientos, las realidades y los misterios que viví junto a mi madre, Carmen Laforet, en los últimos años de su vida”- explica Cristina Cerezales Laforet en una nota al lector. Así se cierra el círculo, cinco años después de la muerte de Carmen, en 2004.

SABER MÁS

https://elpais.com/diario/2004/02/29/cultura/1078009202_850215.html.  Muere Carmen Laforet, cronista del vacío.

https://www.theguardian.com/news/2004/mar/05/guardianobituaries.booksobituaries. Obituario en The Guardian (en inglés).

https://www.rtve.es/alacarta/videos/escritores-en-el-archivo-de-rtve/muere-carmen-laforet-2004/1318578/. Muere Carmen Laforet.

http://elcultural.com/La-memoria-inedita-de-Carmen-Laforet. La memoria inédita de CL.

https://www.abc.es/cultura/libros/abci-cristina-cerezales-laforet-madre-persona-necesidad-intimidad-absoluta-200901140300-912436115699_noticia.html. Cristina Cerezales Laforet: «Mi madre era una persona con necesidad de intimidad absoluta».

https://www.farodevigo.es/sociedad-cultura/2010/10/31/laforet-detesto-vida-esposa-renuncias-libertad-suponia/486421.html.  Anna Caballé, ensayista, profesora de Literatura Española y coautora de una biografía sobre Carmen Laforet: "Laforet siempre detestó la vida de esposa por las renuncias a la libertad que suponía".

https://www.youtube.com/watch?v=Gl0mluj5LIs&feature=emb_logo. Carmen Laforet, la chica rara. Documental dirigido por Marta Arribas Veloso y Ana Pérez de la Fuente.

https://www.elfaradio.com/2020/06/08/marta-cerezales-laforet-presenta-en-la-voragine-su-libro-siete-mujeres/. Marta Cerezales Laforet.

https://www.jotdown.es/events/de-mujer-a-mujer-marta-cerezales-nos-hablara-de-la-vida-y-de-la-obra-de-su-madre-carmen-laforet/. Carmen Laforet hace su autobiografía en la introducción a Mis páginas mejores de la editorial Gredos, en 1957.

http://noticiasdesanpablodebuceite.blogspot.com/2020/06/ha-fallecido-en-jimena-manuel-cerezales.html. Ha fallecido en Jimena de la Frontera (Cádiz) Manuel Cerezales Laforet (el 18 de junio de 2020, víctima del cáncer).

https://elcultural.com/carmen-laforet-y-elena-fortun-correspondencia-inedita. Cartas entre Laforet y Elena Fortún.

https://www.youtube.com/watch?v=yY9LaXYhjzA&feature=emb_logo. Cartas Vivas. Carmen Laforet. ¿Por qué escribirá una? 4 minutos.

https://elpais.com/cultura/2019/09/12/actualidad/1568304270_603240.html. Sobre el proyecto Cartas Vivas.

https://elpais.com/cultura/2017/02/09/actualidad/1486664720_420590.html. Fortún y Laforet. Cartas.

https://elpais.com/cultura/2016/05/01/television/1462123996_638802.html. Laforet, la mujer que deslumbró.

http://catalogo.bne.es/uhtbin/cgisirsi/?ps=tXlza9XRMf/BNMADRID/288960809/123, Carmen Laforet. 159 registros en el catálogo de la BNE.

https://www.abc.es/espana/canarias/abcp-isla-carmencita-laforet-201103170000_noticia.html. La isla de Carmencita Laforet.

  

 

 

 

 

 

domingo, 10 de enero de 2021

ELENA FORTÚN. Cartas a Inés Field

 


Ambas introducciones son de Nuria Capdevila-Argüelles (León, 1972. Catedrática de Estudios Hispánicos y de Género en la Universidad de Exeter, Reino Unido). Los títulos están sacados de palabras dichas por Elena Fortún: Sabes quién soy y Mujer doliente.

En la Navidad de 1948 le escribe a Inés: …”Tú también sabes quién soy”…Y, desde Barcelona, el 7 de mayo de 1951, un año antes de su muerte: “Suelo tener un poco de lástima de esta pobre mujer doliente”…


La primera carta está fechada en Madrid, el 14 de diciembre de 1948.

En ella, Encarnación/Elena Fortún le informa de que se ha matriculado en las clases de Ortega [y Gasset, entonces, de 65 años. Fortún tiene 62] en Aula Nueva [Instituto de Humanidades, organizado por Ortega y Gasset y Julián Marías]. “Se trata de la exposición y examen de la obra de A. Toynbee, llamada A Study of History (Estudio de la Historia)…”.   Le cuenta “lo más saliente de la primera clase” y le comunica que no sabe si suprimirán sus clases (duraron, al menos otro curso más)…


Inés Field había nacido en La Plata, Argentina, en 1897. Maestra, se doctora en 1930. Hasta su jubilación, trabajará en la Escuela Normal número 6 y 7 de Buenos Aires, donde será vicedirectora.

En su segunda carta, Fortún le habla de la epidemia de gripe que hay en Madrid. Su amiga Matilde Ras también la ha cogido y va a visitarla (vive en la calle Trafalgar, 32).  "Insoportable, como siempre...”-le escribe a Inés. Además, le informa de que está acabando “a toda prisa” el libro de Mila y Piolín  (La editorial Aguilar lo publica en 1949).

El 16 de diciembre le informa de la moda en Madrid: “Todo el mundo se viste lo mismo. La falda [¿plisada?] y los dos sweaters. Doble en el invierno y sencillo, con mangas cortas, en el otoño y la primavera”. De lana. A ella le parece bien porque así no tiene que pensar “en modas”. Pero todas las faldas tienen que tener bolsillos y no le gusta “llevar nada colgando de la cintura”. Le apura ponerse el abrigo de astracán (es algo carísimo en la España de posguerra) y piensa en venderlo para hacer obra en su casa de Chamartín, Los Álamos.


En la misma carta le confiesa estar inquieta por su marido Eusebio, que sigue en Argentina: “Esta noche he tenido la sensación de que estaba enfermo o le ocurría algo…”. (Su marido se suicida el 17 de diciembre, un día después).  En la misiva, le pide a Inés que ayude a Eusebio con el embalaje de sus libros y papeles. “Celia en la revolución, que está en borrador…no debe venir”. Firma como  “tu Encarnación”.

Él le ha escrito su última carta el día 13. Le dice: “Mañana es día de gran ajetreo. Emecé [editorial], peluquero, sastre, grabador...”. A Inés, Fortún le cuenta: “Estaba muy contento. Había terminado el último de los Entomológicos, había entregado Celia madrecita,…y me decía: “Ya solo me queda preparar el viaje y me parece mentira”. (Eusebio de Gorbea era, desde 1931, con 50 años, comandante en retiro).

Las cartas siguientes son las que siguen a la muerte de su esposo, desesperadas y culpables: “Inés querida, ya estoy muerta. Creo que me iré pronto con él del todo. No tengo ya nada que hacer aquí”…”Yo no he sabido ser buena con él… no quería ir con él a las visitas, ni salir con él…, no podía soportar sus dichos absurdos a la gente y el deseo de dar espectáculo que le entraba en cuanto estaba en público”. Otras veces, le disculpa: “Era un alma en carne viva…Era un ser infantil…Estaba fuera de lugar en este mundo”…

Él es quien pone nombre a los personajes de sus libros y “si estaba de humor, los títulos…”- le cuenta a Inés, en carta desde New Jersey, en 1950.

La sierra es mi verdadera patria (Ortigosa del Monte, en Segovia)

Piensa enterrarle en Ortigosa. “Allí, al pie de la sierra, voy a comprar un terreno para él y para mí…”. Eusebio, en su última carta, le recomendaba la familia del médico de Ortigosa como “verdaderos amigos”. Y ella detesta  vivir en una ciudad.


El 3 de febrero de 1949, le escribe a Inés: “Hoy es San Blas. No sabes lo que evoca este nombre para mí y el deseo que me produce de marcharme a la sierra…Ya habrá llegado o estará para llegar la cigüeña a la torre de Ortigosa…”.

A mediados de febrero va, por fin, a Ortigosa: quiere hacerle una misa de réquiem a Eusebio. “No se ponen sábanas sino mantas sobre los colchones, y mantas y mantas de lana para taparse…y botella de agua caliente”. El pueblo está a más de mil metros, y hace frío.

El cementerio es muy pequeño y se niegan a venderle un trozo en propiedad. Al final, lo enterrará en Madrid, en San Justo, junto a su hijo Bolín, sus padres (y donde estará ella misma).

Volverá a Ortigosa, con la familia del médico, en agosto de 1950. “En esta tierra me siento como en un regazo materno…”. La casa está en el centro de un gran huerto…”Tengo una habitación en el piso alto con dos pequeñas ventanitas sobre el huerto…Los bordes de la huerta están limitados con álamos blancos…, y una cerca de piedra”. “Me paso en mi cuarto hasta las doce del día y muchas tardes me subo después de almorzar y no salgo hasta las siete…Solo puedo leer los domingos [lee 30 páginas diarias del Kempis], pues los días de trabajo me parece mal leer en la tertulia del jardín, y tejo…””. Su salud no mejora: “Ya no tolero ni la sopa de sémola…”.

Luis, el hijo

En carta desde Orange, en octubre de 1952 (ya muerta su madre), Luis le escribe a Carolina Regidor (la que fuera exnovia en su juventud) sobre su trabajo: “…Como sabes, trabajo en Nueva York en el departamento médico de una gran compañía farmacéutica…Por  la mañana, doy tres horas de clase a los vendedores que van a la América del Sur a vender nuestros productos y, por la tarde, corrijo pruebas de imprenta y arreglo la literatura médica que escriben dos médicos hispanos y una traductora enfermera que sabe tan poquito de español como de medicina”. El viaje de ida y vuelta  le lleva más de tres horas de tren. Sale por la mañana a las 7.30 h, trabaja 8 horas y está de vuelta hacia las 19 h en Orange, New Jersey.


Al suicidarse su padre, él piensa que ha sido por sus cartas (en una de las últimas, al parecer, le desengañaba de hacer teatro en Norteamérica). En cada una escrita a su madre, le dice: “Madre, te necesitamos”…Ella le promete ir en el invierno de 1949.

El 29 de noviembre de ese año, Encarnación llega en barco de Argentina a Nueva York. Los seis meses de estancia serán un horror…Su hijo está “completamente deshecho de los nervios” (“Luis es su padre, pero mucho peor: mil veces más desequilibrado e irascible…¡Su ira es algo que da espanto!”); su nuera no la quiere (y no le habla). Nada que ver con lo que Luis le había escrito unos meses antes: “Vamos a comprarte un gatito. Vamos a poner frente a tu ventana un comedero y bebedero donde vengan los pájaros y las ardillas…”. Su habitación es el recibidor, no se puede hablar de nada de España (ni del pasado, ni de Eusebio…), la casa está permanentemente a 28 grados (y, fuera, bajo cero, “siete semanas de frío”)… “Días he tenido - ¡que Dios me lo perdone!- en que he pensado tirarme al tren…”.

Miguel Delibes escribió sobre la Guerra Civil española: “Yo creo que si fuera posible hacer un estudio médico de las personas que participamos en aquella terrible conflagración, resultaría que los mutilados psíquicos somos bastantes más que los mutilados físicos”…

Elena Fortún escribe en una carta a Inés: “Esta pobre criatura que estuvo en los tribunales populares acompañando a los reos a ser fusilados, tiene el cerebro mutilado también, y no quiere recordar, no puede recordar sin enloquecer…” (27 de diciembre de 1949).

La vida en Orange, New Jersey, con su hijo y su nuera (1949-1950)

En una de sus cartas, Fortún le detalla a Inés cómo es un día de su vida con “sus hijos”: Los días de diario está sola hasta las doce. “Me levanto a las siete y media, hago mi cama, me desayuno, me arreglo y me pongo a escribir Celia. Luego escribo una o dos cartas, y enseguida me visto y me voy al correo…Es una media hora o veinte minutos de camino. Luego vuelvo por el bosque todo lo deprisa que puedo para hacer algo de ejercicio, y a las doce ya estoy en casa. Llega mi hijo, comemos en silencio, friego los cacharros, y mientras él duerme tejo hasta que no se ve más con la luz del día. Cuando se enciende la luz, leo, hasta que viene Ana María. Ellos cenan enseguida y yo me baño y me acuesto.

Esto es así todos los días menos el sábado y el domingo, que ellos están en casa. Entonces me levanto a las seis y media, me voy  a misa de ocho, luego de hacer mi cama, y vuelvo a las nueve para desayunarme. Después, ellos deciden lo que he de hacer”.

Si pensamos en lo que era para ella una vida en libertad -como le cuenta en carta a su hijo Luis, en 1946, desde Buenos Aires: “Necesito echarme a la calle sin motivo que lo justifique, vagar por ahí, meterme en un cine y estarme horas y horas en mi rincón, o entrar en una iglesia…simplemente mirar escaparates, y volver a casa sin explicar dónde he estado…Es una necesidad de Libertad (así con mayúscula)…de este modo no me duele el estómago…”-, podemos hacernos una idea de lo que significaron estos meses en el apartamento de Lincoln Avenue…”…un presidio donde he venido a purgar pecados por seis meses”.

El 14 de marzo de 1949 le cuenta a Inés sus planes cuando vuelva a Buenos Aires desde Madrid: “La Meca de Charcas, la confitería de María del Carmen [Vernacci, el salón de té “Bambi”]…Visitas al cementerio, misas en Las Victorias…”.

Quizá sea un amanera de resarcirse de no poder salir sola a la calle hasta los 20 años (en que se casó…).

Barcelona. “La casa del retorno”


Cuando llega de casa de “sus hijos”, en Estados Unidos, se establece en Barcelona, en la calle Roger de Lauria, 91. En la habitación (5 metros y medio por 3 y medio, empapelada en azul oscuro con el dibujo en un gris azulado, con un balcón-terraza y suelo de mosaico, “la mejor habitación de la casa”, aunque ruidosa por los tranvías), coloca en una estantería de roble los 100 libros que se ha traído y las 40 carpetas de papeles;  ocho o diez cuadritos y “los retratos de mi madre, del hijo que se me murió y la palmatoria que tú [Inés] me regalaste…”. Una mesa camilla, una máquina de escribir Hermes, una maceta de albahaca, una colcha amarilla (“la he copiado de una que he visto en un escaparate”…), el baúl de camarote transformado en butaca, un espejo junto al tocador, “mi acerico”, el estereóscopo que le regaló su hijo, o una cómoda, forman parte de ese lugar acogedor que se crea.

En ella, las plantas ocupan un lugar primordial. "Para mí es imposible pasarme la vida sin plantas..."- escribía  a su amiga Matilde Ras, desde Buenos Aires, en 1942. 

“Todas las tardes, desde las cinco, salgo o al cine (ve la mexicana Miguel Strogoff; Belinda, Los hermanos Karamazof “hecha en Italia”, Rosa de abolengo, que aquí se llama otra cosa [La señora Míniver]Nacha Regules, El padre de la novia…Españolas, no. “Siguen siendo de una ñoñez…” También va al teatro (El divino impaciente, de Pemán) o a la zarzuela (La viejecita, La leyenda del beso, Molinos de viento) (los domingos) o a la iglesia [la parroquia de la Concepción está muy cerca] o a una exposición y, siempre, a merendar por ahí (cita una tienda de nombre Bambi; otra, El pibe, y otra, Bruselas, o lecherías). A la vuelta, con la ciudad de noche, siento la soledad como una losa”…- le escribe a Inés el 5 de junio de 1950. “Coso mucho…”.

La vida en Barcelona es “más barata, más apacible y, sobre todo, más solitaria” (tiene menos conocidos que en Madrid y, por ello, menos visitas)…Habla de “mi paz de Barcelona…sin temor a ningún encuentro…Es ya el único sitio que en España es como seguir viviendo en el extranjero”. En Madrid, rencillas, cotilleos…

El sanatorio

El 2 de abril de 1951 le escribe desde el sanatorio Puig de Olena, en Centellas (Barcelona): “no te asustes, no me ocurre nada sino lo que me viene ocurriendo desde la gripe de enero. Cada vez más tos, cada vez mayores dolores en el costado, cada vez más fatiga, y en este última semana fiebre y cien pulsaciones al minuto, lo cual no me dejaba vivir…”.

Es el principio del fin (el 8 de mayo de 1952)...

El diagnóstico va variando: pleuresía, corazón cansado, tuberculosis, un tumor de ovario, los bronquios… Y ella, horrorizada, y sufriendo. “Temo que van a intoxicarme [de medicamentos]… Uno cree que en el sanatorio han de evitarle dolores, pero no es así...”.

En el sanatorio lee a Emerson, un libro de Juana de Arco, El juego de los abalorios, un libro de Ana Catalina Emmerick, Visiones y revelaciones.  Y escribe cartas, pese a todo. "... algunas veces...una carta me cuesta cinco horas, echándome y levantándome, tosiendo, llorando, quejándome sin parar de angustia y dolores en el pecho...". La última a Inés Field, del 18 de febrero de 1952, no se conserva (a su hijo Luis, le escribe a Orange el 29 de marzo:..."la letra apenas es legible y repite las palabras de un modo que da la impresión que su cabeza ya no coordina las ideas. Me dice que está muy malita, que esto es ya el final..."- le escribe Luis a Carolina Regidor, su exnovia de juventud, que está con ella hasta el final).

Del 16 de enero de 1952 data la última carta conservada de  Fortún a Carmen Laforet.

Aún escribe, a mano, una pequeña carta a Inés Field (separada de su correspondencia y encontrada por su sobrina, Alicia Field) el 1 de abril de 1952. Termina: “Adiós, Inesita querida. Reza por mí, reza siempre para que no dejemos de estar acompañadas”…


Recomendaciones de lectura de Inés y otros libros leídos

Cuatro ensayos sobre el espíritu en su condición carnal, de Jacques Maritain (filósofo católico francés, 1882.1973) y Ciencia y sabiduría.


De camino a casa de su hijo, las amistades de Buenos Aires le regalan lectura para el viaje en barco: “Di a Walter [hermano pequeño de Inés] que estoy acabando su libro [El revés de la trama, de G. Greene]”. Sin embargo, sus objetos imprescindibles, son: “una cajita con pinzas de la ropa y un cordón de seda [para hacer la colada], una bolsa de gamuza marrón … (en ella van los anteojos, el libro, el pañuelo, la mantilla, el bolsillito con llaves y dinero, etc) y el libro Dolor, sexo y tiempo [de Gerald Heard]…Alterno con San Juan de la Cruz…”. También se lleva sus “cacharritos”: “el vaso de Lalique…, la tacita que me regaló María Baeza y la palmatoria que me regalaste tú, y todos los retratos de mis tíos y padres de Eusebio…”. Y tres docenas de libros suyos (diccionarios, sus libros infantiles y muchos de filosofía). En carta de 6 de octubre de 1952, Luis le escribe a Carolina Regidor sobre “las cosas de su madre”: “Yo sé lo más importante que tenía ella: abrigo, máquina, radio, dólares, niño Jesús, mapa de Madrid, etc”. A él le interesa conservar  las “partidas de nacimiento, matrimonio y defunción de la familia”, así como sus libros dedicados.

En Orange, New Jersey, mientras se queda con su hijo y su nuera, la lectura es la forma de aislarse de esa atmósfera toxica: He leído España de Madariaga…Lo que me ha gustado mucho es lo que dice sobre los olores de la tierra española…Luego de este libro he leído dos de Marañón, Enrique IV y El Conde Duque de Olivares. Después he leído Don Álvaro de Luna, de Quintana…”. El juego de abalorios, de Hermann Hesse, le saca del mundo: “Vivo en Castalia [el lugar inventado por Hesse]…Tres días sin dejar de leer…”. Victorina Durán le envía Místicos y Magos del Tíbet, de Alexandra David-Neel. “Me ha servido de pórtico para entrar en el templo de Castalia”…   “Empecé a leer Crimen y castigo…Después de este, leí La cartuja de Parma…Ahora estoy leyendo El molino a orillas del Floss, de George Eliot...".

Pero sus “viejos amigos”, a los que siempre acude, son: Santa Teresa (“a la que yo adoro porque sabía más de psicoanálisis que Freud”-le escribe a Carmen Laforet el 19 de septiembre de 1951. “Lee, si puedes, a Santa Teresa -le escribe en diciembre. Primero, su vida; luego, las fundaciones al mismo tiempo que las cartas por orden cronológico”) , San Juan de la Cruz, Huxley y Santayana. “Lo que me gustaría leer…es siempre historia y filosofía”.

“Encontrar el cielo en esta vida…ha sido mi obsesión muchos años”- le escribe a Carmen Laforet en octubre de 1951 desde el sanatorio de Centellas.

Los libros que va escribiendo (y adelantando en las revistas Semana o Fotos)

El 28 de enero de 1949 le escribe a Inés: “…ya estoy empezando Celia se casa”, para lo cual aprovecho…lo que tenía de Patita [en la Argentina] y que no ha servido”.

“Como se trata de que el libro Mila y Piolín sea de historia, ayer me pasé la tarde viendo cómo se va a ilustrar con fotograbados de iglesias y edificios, poniendo al pie pequeñas leyendas de la reconquista. En realidad es el libro de la reconquista de España…”. (29 de enero de 1949).

El 3 de febrero, le cuenta: “Ayer estuve en casa de [Manuel] Aguilar [editor] a llevar Mila y Piolín, y Celia institutriz, con alguna rectificaciones…Enseguida hablamos de Celia y su niño, que es el libro que ahora le obsesiona por los diálogos cómicos”…Ahora mismo me voy a "Semana" [revista], a llevar el trabajo de marzo. Llevo los dos últimos capítulos de Mila y los tres primeros de Celia se casa.

El 17 de enero de 1950, desde Orange, New Jersey, le escribe: … “Ayer he mandado a España los dos capítulos que faltaban de Celia se casa. Los he mandado certificados…Hoy, que es día 17, San Antonio Abad, comienzo lo de Mila, Piolín y el burro”.

El 31 de enero, le dice: “Me cuesta mucho trabajo andar con Mila por tierras de Aragón…Doña Benita siempre en el burro y siempre quejándose de dolores no es muy amena…Me parece que Mila se va a distraer y se va a perder doña Benita... En realidad no sé qué va a pasar…”.

“Ya tengo quince páginas de Celia y Miguelín…Creo que puede ser el mejor de  mis libros…”- le escribe el 2 de mayo.

“He mandado los cuatro primeros capítulos…”- le dice el 25 de junio, ya en Barcelona.

Y el 17 de julio…”Estoy haciendo Celia y Miguelín en diálogos…Mañana o pasado mandaré otros cuatro capítulos con los que ya van doce [para la revista Fotos], y como solo ha de tener treinta, lo más…”. 

En casa de Carmen Laforet el 1 de febrero de 1949

“Ayer por la tarde María [Baeza] quiso llevarme a casa de Carmen Laforet…Fuimos en coche porque está lejos [en O´Donnell 38, Gral. Pardiñas 107?] y porque yo me canso mucho… Cada vez que volvía la cara me encontraba los ojos de Carmen Laforet que me miraban con un no sé qué de adoración…Lo que le conmueve…es el haberme conocido en Celia desde niña y haber escrito  (según dice) por imitarme…”.

http://memoriademadrid.es/buscador.php?accion=VerFicha&id=120319. En Gral. Pardiñas, 107 escribió Nada en 1944.

Carmen Laforet la visitará en noviembre de 1950 en su casa de Roger de Lauria.

El 1 de enero de 1951 le explica a Inés por qué le ha dicho a Carmen Laforet que se separe… "Él es un periodista mediocre, ella una novelista de primera categoría. Los celos literarios le tienen a él enloquecido. Las notas que ella escribe y deja entre sus papeles son requisadas por él cuidadosamente, y luego [le dice]: “¡Es así lo que tú piensas del amor…! ¡Es de este modo como tú comprendes el matrimonio…! ¡Es de esta manera como tú juzgas un carácter…”…Cada capítulo, cada frase, es analizada y descuartizada por ese colega doméstico…Sé mucho de esto…”.

Curiosidades

Firma como Encarnación o “tu Encarnación” y se dirige a Inés como “Inés de mi alma”. Al principio, tenía la esperanza de que Inés viniera a España a vivir con ella; pero, poco a poco, lo va desechando y va aceptando la imposibilidad. “Dios nos ha unido para siempre en el tiempo y el espacio. Bastará para ello que leamos los mismos libros y vaciemos el corazón en las cartas”...

A Inés tenía por costumbre escribirla el lunes, para empezar la semana con ella.

Así la recuerda Carmen Baroja en sus memorias: “Era Encarnación pequeñita, de ojos grandes negros, ocultista, teósofa y espiritista, muy simpática, excelente persona, vegetariana, y un poco chiflada. Vivía en una casa muy bonita de Chamartín a la que alguna vez fui con el Chico [su hijo, Pío Caro], cuando era pequeño.

El marido, militar, también simpático, que escribió alguna comedia con éxito, tenía una enorme afición por el teatro. Ella se lamentaba porque tenía que ganar para sostener la casa. Tenía un solo hijo que creo que se casó con una suiza”.

Notas de infancia de Elena Fortún. "Mis primeros 14 años"

Abades, el pueblo de mi padre, donde pasé mi infancia”.

La auténtica Valeriana fue sirvienta de mi abuelo y no dejó de acudir mientras vivió a todas las enfermedades y muertes que ha habido en mi casa”. (31 de enero de 1949).

El barrio. [El hotel Victoria, Plaza del Ángel, 2, Plaza de Santa Ana, en Madrid] está edificado sobre la casa que fue de la duquesa de la Torre, madre de la emperatriz Eugenia. Cuando yo era niña, existía el palacio…y se daban fiestas a las que asistían los reyes”. …”en pleno centro y en los barrios de mi niñez [en la calle Huertas]”. 

El primer libro que leí en mi infancia era una Guía de Ferrocarriles…Tenía las tapas encarnadas, y en cada estación una pequeña foto con una catedral,  una iglesia, o un puente…los horizontes que se abrieron ante mis ojos con aquel maravilloso libro…” (Carta a Carmen Laforet el 1 de septiembre de 1951).

[En Barcelona y su “casa del retorno”]…”en este hogar tan idéntico al de mi infancia, en que todos los olores me son conocidos, y todos los ruidos me son familiares…, estos alimentos que consisten en los platos conocidos en mi primera infancia y hasta el orden en que se hacen las cosas, y lo que se dice, y lo que se canta…todo me es familiar, pero familiar de mis primeros catorce años [hasta 1900] que son los que se me han cristalizado en la mente…”.

El olor de los claveles le lleva a su infancia.

Encuentro con Esther Tusquets adolescente

“Hace tres días vino a verme esa niña de quince años que se me presentó un día este verano, diciéndome que me admiraba mucho. Y que ya ha venido dos veces en este invierno. Me es muy útil su amistad porque por ella sé lo que les gusta o no les gusta a las chicas”.

Reencuentro con María Héctor, alumna en la Residencia de Señoritas

“Estudió conmigo Biblioteconomía [en los años 30, antes de la Guerra Civil]… y es ahora directora de un jardín de infantes”- le cuenta a Inés en carta de 9 de octubre de 1950. “El marido es un anciano…, pintor de jardines y arquitecto de jardines también [Javier de Winthuysen]".

Ha sido un placer ir investigando al hilo de lo que Elena Fortún le iba contando a Inés Field en sus cartas. Son casi como un diario porque informa de lo que sucede semana a semana.

SABER MÁS

https://www.elenafortun.es/biografia/. Elena Fortún. Biografía.

http://www.gibralfaro.uma.es/biografias/pag_1820.htm. Elena Fortún.

https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2018/09/elena-fortun-el-arte-de-contar-cuentos.html. Cartas entre Elena Fortún y Matilde Ras.


https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2016/06/elena-fortun-en-cantabria.html. Elena Fortún en Cantabria.


https://www.eldiariomontanes.es/santander/adios-centenario-hotel-20170827194238-ntvo.html. Adiós al centenario Hotel París.

https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2019/12/elena-fortun-roenueces-entrevistas.html. Elena Fortún. Entrevistas a niños trabajadores.


https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2016/05/celia-en-la-revolucion-una-novela-de-la.html. Celia en la revolución.


https://antiguaeditorialaguilar.wordpress.com/2013/07/18/elena-fortun-y-la-editorial-aguilar/. Elena Fortún y la editorial Aguilar.

http://revistas.rae.es/bilrae/article/view/284/706. Archivo personal de Elena Fortún en la biblioteca y archivo personal de José Luis Borau, hoy en la RAE.

https://elcultural.com/carmen-laforet-y-elena-fortun-correspondencia-inedita. Correspondencia entre Carmen Laforet y Elena Fortún.

http://www.filosofia.org/hem/199/19980226.htm. Humanidades hace medio siglo, Aula Nueva (1948-1950).

https://www.youtube.com/watch?v=gwCxVb_r4GU. Canción “A la voreta del mar”.

https://www.losandes.com.ar/estilo/manuela-mur-escritora-y-gestora-cultural/. Manuela Mur, escritora y gestora cultural..

https://elpais.com/diario/1982/08/18/cultura/398469601_850215.html. Las mil tertulias de María Baeza.

https://www.semana.es/corazon/feliz-cumpleanos-para-nosotros-hoy-cumplimos-80-anos-20200227-002186090/8. Revista Semana, desde 1940.

https://www.lanacion.com.ar/cultura/elena-fortun-el-mito-detras-escritora-espanola-nid2377790. Elena Fortún. El mito detrás de la escritora española que vivió exiliada en la Argentina.

https://jaeinnova.wordpress.com/2019/04/28/cuando-madrid-fue-la-capital-de-los-entomologos-del-mundo/. Cuando Madrid fue la capital de los entomólogos del mundo.

https://elpais.com/elpais/2017/05/14/eps/1494713132_149471.html.