lunes, 5 de junio de 2017

LOS SENDEROS DEL MAR. Un viaje a pie por la costa vasca


El lema este año para el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio) es: “Conectar a las personas con la naturaleza”. El libro de María Belmonte puede contribuir a ello, precisamente en un territorio que sigue siendo un gran desconocido: el mar y los océanos. “¿Quién mantiene estable el clima de nuestro planeta? Los responsables son esos pequeños organismos marinos…que, una vez muertos, se depositan en el fondo de los océanos  y se transforman en nuestra conocida roca caliza…Hay veinte mil veces más carbono retenido  en las rocas de la Tierra que en la atmósfera…solo un dos por ciento de las aguas oceánicas del mundo goza de algún tipo de protección”...

TODO EMPIEZA POR UN OLOR

“Uno de los recuerdos más persistentes que guardo en la memoria es un olor…”. Así comienza la introducción de este libro a medias entre ensayo y libro de viajes donde se mezclan recuerdos autobiográficos con observaciones y una amplia documentación, todo sabiamente administrado.

“Adoro viajar a pie”- continúa. “Caminando experimentamos el mundo en nuestros cuerpos, con todos los sentidos”. María Belmonte habla de la “alegría” del viajero, del caminante, y de fundirse con el camino hasta ser uno. “Me gusta caminar porque a fuerza de recorrer senderos…se desarrolla una capacidad de transformar el mundo en un espacio nuevo sorprendente y maravilloso”.

“La costa vasca se puede recorrer a pie en menos de quince días”- dice. Y eso es lo que ella hace acompañada por escritores y científic@s que le van susurrando al oído: Rachel Carson, bióloga marina, y su libro La orilla del mar, “fuente de inspiración y germen de este libro”; Robert MacFarlane, viajero, autor de The Old Ways, A Journey on Foot (Los viejos caminos. Un viaje a pie), y otr@s...

RECUERDOS AUTOBIOGRÁFICOS

Estos aparecen, de tanto en cuando, al hilo del relato:

Su antiguo colegio en Saint-Amand, en Bayona (Francia). “En las afueras de esa ciudad se encontraba el colegio en el que pasé los veranos de los once a los quince años”. F.G., el primer chico que le gustó. “Con él recorrí, a lomos de su mobylette, los parajes más bonitos de la costa vasco-francesa”.

Nos cuenta sobre sus gustos y “disgustos”: “Me encanta visitar acuarios y, sin embargo, detesto profundamente los zoológicos”. “Me puedo demorar durante horas ante los caballitos de mar”. “En mi próxima reencarnación me gustaría ser surfista”. “Me encantan los nombres de las playas”. “Adoro San Sebastián”. “Me atraen las viejas piedras”. “Me encanta visitar castillos y casas antiguas”.  “No me gustan las fiestas veraniegas”. “Sentarme a la sombra de un faro siempre me resulta una experiencia agradable”. “Un lugar que sigue siendo muy querido: el Museo de Bellas Artes de Bilbao”.

Se declara nómada, petromaniaca y salvadora de caracoles.

OBSERVACIONES

La propia observación, o la de otros, forman parte también de la narración:

“La mayor parte de las olas que llegan al golfo de Vizcaya y rompen contra la costa vasca nacen en el tempestuoso y agitado mar de Labrador, al este de Terranova y al sur de Groenlandia…pueden haber recorrido más de cinco mil kilómetros”.

“El fitoplancton es responsable del cincuenta por cien del oxígeno presente en el planeta y de la fijación del dióxido de carbono mediante la fotosíntesis…capta anualmente tanto carbono de la atmósfera como el conjunto de la biosfera vegetal terrestre”.

“Un litro típico de agua de mar contiene aproximadamente dos cucharaditas y media de sal común”.

“El musgo fue el primer vegetal puente entre la vida acuática y terrestre…no le gusta el agua salada…Los líquenes, en cambio, pueden sobrepasar la línea costera y adentrarse en el mar”.

DOCUMENTACIÓN

Al final del libro aparecen una lista de lecturas y páginas web recomendadas, desde el clásico Pasear, de Thoreau, a otros que pueden ser más desconocidos o minoritarios como Sendas de Oku, de Matsúo Basho.

Pero en cada capítulo hay alusiones a personajes que han habitado o hablado de esos lugares de la costa vasca, o que tienen relación con el mar: “Entre los rusos más famosos que pasaban sus veranos en Biarritz se cuentan Antón Chéjov, Ígor Stravinski y, mi favorito, Vladímir Nabokov”. “La primera persona que midió la fuerza de una ola en el mar fue Thomas Stevenson, padre del escritor Robert Louis Stevenson”. “Aristóteles fue uno de los primeros en estudiar detenidamente los animales y plantas que viven en la orilla del mar”. “El aceite de ballena dejó de ser el combustible que procuraba luz a la humanidad en 1859, cuando Edwin L. Drake perforó en busca de petróleo en una granja de Titusville, Pensilvania”. “Matthew Fontaine Maury (1806-1873), oficial de la marina de Estados Unidos,…descubrió los caminos del mar en los que vientos y corrientes eran especialmente favorables y sus cartas náuticas redujeron la duración de los viajes transoceánicos en una tercera parte”.

LUGARES MÁGICOS. PAISAJES QUE PERMANECEN EN NUESTRA MEMORIA

Labetxu, el valle de los colores; los paramoudras  de Jaizkibel; Sakoneta, un “mar petrificado”; el flysch de Zumaya, una alternancia de capas de roca caliza y margas, o San Juan de Gaztelugatxe son algunos de esos paisajes que nunca se podrán olvidar una vez que se han visto.

PERSONAJES

Josetxo Mayor a quien titula como “el guardián de los caminos de Ulía”, nacido en San Sebastián, y que ha fallecido precisamente este año, el 26 de abril de 2017, a los 83 años. Se dedicó, él solo, como voluntario, a recuperar y cuidar los senderos del monte Ulía durante más de veinte años, como un moderno Santo Domingo de la Calzada.

Iñaki Perurena, “el hombre que abraza las piedras” y su museo, a ellas dedicado, en Leitza, Navarra. De levantador de piedras (harrijasotzaile) a bertsolari que hacer versos a sus “piedras queridas”.

PROYECTOS

Al final del libro, en la “última etapa”, la autora se hace eco de varios proyectos para “sanear”, proteger o conocer mejor el mar: El de Boyan Slat, un estudiante de ingeniería aeroespacial, que se propone hacer “la limpieza más grande de la historia”, un proyecto contra el plástico en los océanos. El de Enric Sala, biólogo marino, que impulsa la creación de áreas marinas protegidas, lo mismo que existen parques nacionales en tierra. O el de Claire Nouvian, fundadora de la Asociación Bloom y autora del libro “Criaturas abisales”, sobre fauna submarina y fondos marinos.

Con este libro, mientras lees y disfrutas, aprendes. Consultas imágenes en google, buscas nuevos datos…María lo cuenta sin erudición, sin pasarte por los morros “todo lo que sé” (es doctora en Antropología)…Divagar mientras vagas o Vagar mientras divagas, he ahí el secreto del libro. Yo me he identificado con muchas de las sensaciones y sentimientos a la hora de caminar.

SABER MÁS

Unos libros llevan a otros…Mientras leía el libro de María Belmonte Barrenechea, me han venido a la mente: Las huellas de la vida, de Tracy Chevalier, sobre Mary Anning, la recolectora de fósiles o La evolución de Calpurnia, de Jacqueline Kelly, el primer contacto de una niña con el mundo de la ciencia.

ENLACES

https://twitter.com/robgmacfarlane?lang=es. Twitter de Robert MacFarlane.



https://www.ted.com/talks/enric_sala?language=es. Enric Sala, Atisbos de un océano prístino.

PONER MÚSICA A UNA CIUDAD

https://www.youtube.com/watch?v=QtH_g9RQvuQ. Jan Garbarek, saxofonista. “San Sebastián…Si tuviera que traducirla a música, sería un fraseo de saxo de Jan Garbarek”.

https://www.youtube.com/watch?v=xC6Xk5kGR8U. Vals nº 2 de la Suite para orquesta variada, de Dimitri Shostakóvich. “El espíritu de Bilbao [mi ciudad natal] estaría ahí atrapado para mí…una melodía entre melancólica y festiva”.

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