El libro comienza con “las
primeras palabras que escribí después de que pasara”: “La vida cambia deprisa./
La vida cambia en un instante./Te sientas a cenar y la vida que conocías se
acaba./ La cuestión de la autocompasión…”.
Lo que “pasó” fue que la
noche del 30 de diciembre de 2003, su marido, el también escritor John Gregory
Dunne, tuvo un “infarto masivo y repentino” que le causó la muerte.
Ese día, martes, habían visitado
a su única hija, Quintana -en la UCI del hospital Beth Israel desde el día de
Navidad-, y Joan se hallaba haciendo la cena, cuando su marido se paró en mitad
de la conversación…
Lo que sigue es la
descripción de su estado emocional y los cambios que experimenta en su vida.
“El dolor por la muerte de un ser querido, cuando llega, no es en absoluto como
esperamos que sea…”.
La necesidad de informarse y
saber, para mantener el control: “Desde niña me habían enseñado que, cada vez
que surgían problemas, había que leer, aprender, resolver los interrogantes y
acudir a la literatura especializada…”.
“Soy consciente de cuánta energía he dedicado durante los últimos meses
a contar esos días y esas horas…”- dice hacia el final del libro. “Mientras escribo
esto, me doy cuenta de que no quiero terminar esta crónica. Y tampoco quiero terminar
el año [2004]…porque sé que a medida que pasen los días…la imagen que tengo de John…se
volverá más remota, más difusa…Sé por qué intentamos mantener con vida a los muertos…También
sé que si queremos seguir vivos llega un momento en que tenemos que dejar ir a los
muertos…”.
THE
DIDION-DUNNES, LOS DIDION-DUNNES
En su crónica, aparecen los recuerdos
juntos…“Un verano, cuando vivíamos en Brentwood Park, incurrimos en el hábito
de parar de trabajar a las cuatro de la tarde para ir a pasar un rato en la
piscina…”. …íbamos a pasear a primera hora de la mañana por Central Park…No
siempre juntos, porque nos gustaban rutas distintas, pero teníamos en mente la
ruta del otro y volvíamos a cruzarnos antes de salir del parque…”. “Si, por
casualidad, andábamos por los alrededores de Newport, John me llevaba al
Portsmouth [Priory, el internado benedictino al que lo enviaron después de
morir su padre, católico] a escuchar los cantos gregorianos vespertinos. Era
algo que le conmovía…”. “¿Acaso teníamos una dependencia inusual el uno del
otro durante el verano en que nadábamos y veíamos Tenko [una serie de la BBC] e íbamos a cenar al Morton´s…?”. “En
[la misión católica de] San Juan Bautista nos casamos nosotros. Una tarde de
febrero [de 1964] en que asomaban las flores nuevas en los huertos que
flanqueaban la 101. Cuando todavía
había huertos junto a la 101…”. “John y yo habíamos vivido
en el condado de Los Ángeles desde 1964 hasta 1988…”. “Casi nunca habíamos estado muy alejados el uno del otro, ni durante
mucho tiempo. Como mucho, dos o tres semanas de cuando en cuando… Siempre
trabajamos los dos en casa. Nos pasábamos veinticuatro horas al día
juntos…éramos incapaces de imaginar la realidad de la vida sin el otro…”.
TRAGEDIA
MÚLTIPLE. Las cosas pueden ir a peor...
Su única hija, Quintana, de
38 años, tras salir de la UCI del Beth Israel el 22 de enero de 2004, es
ingresada el 25 con una embolia pulmonar. El 3 de febrero le dan el alta de
nuevo y celebran, por fin, el funeral de John el 23 de marzo. Dos días después,
el 25, está siendo operada de emergencia en un hospital de Los Ángeles, el UCLA.
Joan permanecerá a su lado las siguientes 5 semanas, alojándose en el hotel
Beverly Wilshire, “el único sitio donde yo podía estar a salvo, el único sitio
donde todo seguiría igual…”. Fuera de esta “zona franca”, tenía que planear sus
rutas para que los recuerdos no la devoraran…”Ni una sola vez durante aquellas
cinco semanas fui con el coche a la parte de Brentwood en que habíamos vivido
entre 1978 y 1988…Ni una sola vez en cinco semanas fui con el coche por la
Pacific Coast Highway hasta Malibú…donde habíamos vivido entre 1971 y 1978…Podía
evitar pasar por el cruce de Sunset con Beverly Glen por donde yo había girado durante
seis años para ir a la Westlake School for Girls [donde Quintana había ido al colegio]…
En el UCLA aprende los nombres de muchas bacterias hospitalarias
resistentes a los antibióticos: la Acinetobacter baumannii [Según la OMS, tiene una
prioridad crítica en la I+D de nuevos antibióticos], la Staphylococcus aureus,
la Staphylococcus epidermidis…
El 30 de abril se realiza su
traslado al New York University Hospital para iniciar su rehabilitación neurológica
en el Instituto Rusk durante los meses de mayo, junio y julio.
Cuando Quintana deja el hospital, es cuando Joan iniciará el proceso de duelo.”Hasta
ahora solo había pasado por el dolor, pero no por el duelo…El dolor era algo
que te pasaba. Pero el duelo, el acto de lidiar con el dolor, requería
atención…”.
Decide aceptar la oferta de cubrir la convención demócrata en Boston
(solo había estado allí una vez con su marido y no piensa ir a los sitios que
con él frecuentó). Pero el recuerdo se agazapa en cualquier lugar…Se da cuenta
de que el primer día de la convención -26 de julio-, coincide con la fecha de
boda de su hija Quintana, el año anterior…Y con la boda rememora una frase de
su marido: “Más que un solo día más”, que ella también le repitió a su hija en
el hospital…Los recuerdos se van encadenando en un proceso incontrolable…
“HABLAR
DE JOAN ES HABLAR DE NUESTROS PROPIOS MUERTOS” (Griffin Dunne, sobrino de Joan)
Mientras leía el libro, yo
iba apuntando lo que me sugería sobre mi muerto más cercano y querido: mi
hermano David, Vid:
“Me di cuenta de que había
muerto de verdad cuando vi su nombre
escrito en la esquela”.
“Fui a ayudar a vaciar su
armario justo después de su muerte; si hubiera tardado más, no sé
si hubiera podido”.
“Durante mucho tiempo, quise
pensar que estaba de vacaciones o trabajando en Madrid y que, por eso, no nos
veíamos”.
“Durante varios meses, quizá
más de un año, no pude ver en la tele los accidentes de tráfico: siempre hacía zapping”.
"Tuve la intuición de cómo murió: sucedió un día que iba a Comillas, sola, en mi coche. Durante unos segundos, se me cerraron los ojos. Un coche de frente me pitó, culeé, y recuperé el control. David no pudo…”.
"Tuve la intuición de cómo murió: sucedió un día que iba a Comillas, sola, en mi coche. Durante unos segundos, se me cerraron los ojos. Un coche de frente me pitó, culeé, y recuperé el control. David no pudo…”.
CARTAS
A VID
https://elpais.com/cultura/2017/10/24/babelia/1508861213_061581.html. Sobre el documental El centro cederá.
http://www.abc.es/cultura/abci-joan-didion-cuando-vida-sale-guion-201711040124_noticia.html. El documental El centro cederá.
"Siempre he pensado que si analizo algo, me da menos miedo. La teoría dice que si la serpiente se mantiene en tu campo visual, no te morderá. Eso se asemeja bastante a cómo me enfrento yo al dolor", dice Joan en el documental.
https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=99NaRJQzXiM. Tráiler del documental El centro cederá.
https://www.youtube.com/watch?v=XLPlUWhDVDc. Entrevista a Joan Didion y a su marido John, en 1992 (en inglés).
https://www.youtube.com/watch?v=NkGf1GHAxhE. How High the Moon, la canción de “su”
generación. Por Les Paul y Mary Ford (1951).
El año del pensamiento mágico, al teatro
El año del pensamiento mágico, al teatro
El año del pensamiento mágico ha tenido varias representaciones teatrales: en 2007, la actriz Vanessa Redgrave llevó a cabo el monólogo en
Broadway. En 2008, se representó en Barcelona en la sala Beckett. En mayo de
2015, producida por Teatro Guindalera, se llevó a los escenarios del Teatro Español
y Naves del Español, en Madrid…
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