jueves, 2 de agosto de 2012

MARILYN MONROE, SU CARA MÁS DESCONOCIDA


En 2010, el editor Bernard Comment junto con Stanley Buchthal, amigo de la familia Strasberg (heredera de las posesiones personales de Marilyn Monroe a su muerte en 1962), deciden publicar los manuscritos de Marilyn Monroe entre 1943 y 1962 (Fragmentos. Seix Barral).



En ellos aparece una imagen desconocida de la actriz, considerada una sex symbol  y una estrella, pero extraña para el gran público como persona.

 Lectora y escritora

Apasionada de la literatura, en los comienzos de su carrera (1951), asistía a clases nocturnas de Historia, Literatura e Historia de los Estados Unidos en la Universidad de los Ángeles. En su biblioteca personal había unos 400 volúmenes entre autores clásicos (Flaubert, Dostoievski, Milton, Whitman) y modernos (Steinbeck, Hemingway, Camus, Beckett o Kerouac). Durante el rodaje de Nido de Amor, en 1951, leyó Por el camino de Swam, de Proust. En 1952, antes de conocer al que sería su marido, el dramaturgo Arthur Miller, había leído el Ulises, de Joyce. En fotos parece leyendo a Heinrich Heine, The Big Brokers, de Irving Shulman, To the Actor, de Michael Chekhov, Muerte de un viajante, de A. Miller o Un enemigo del pueblo, de Ibsen.

No sólo escribió poemas (“…Colgada hacia abajo/ casi siempre/pero fuerte como una telaraña al/viento…”. “Era una poeta callejera”-dice Miller); también leyó mucha poesía (Whitman, Sandburg). En Fragmentos, cita a músicos: Häendel, Vivaldi, Beethoven, Ravel, Bartok o Benny Goodman. Y canciones: I´ve got you under my skin, While  we are young o Wonderful Guy.

También le interesaba la pintura. De Goya y sus demonios, dijo: “Conozco muy bien a ese hombre; tenemos los mismos sueños. Llevo desde pequeña teniendo los mismos sueños”. “…Monstruos/mis más leales compañeros…”.

Entre sus proyectos estaba el de interpretar todos los papeles femeninos shakesperianos, desde Julieta hasta Lady Macbeth. “En su próxima vida quería ser una mariposa”, escribe el fotógrafo André de Dienes.

En 1961 lee las cartas de Sigmund Freud a la vez que la autobiografía del dramaturgo irlandés Sean O´Casey. Ya se ha estrenado la última película que rodará completa, Vidas rebeldes, The Misfits, -Los inadaptados, en su título original. John Huston, su director, dijo más tarde que Marilyn había buceado en sus propias experiencias para mostrarse a sí misma. “Todo era verdad. Era solo Marilyn”. No estaba actuando. No era un personaje. No había técnica.

Tras su muerte, su mentor y maestro Lee Strasberg, director del mítico Actors Studio, lee un elogio fúnebre el 9 de agosto de 1962: “Poseía una cualidad luminosa -una combinación de tristeza, resplandor, ansia-…En permanente búsqueda de la perfección…seguía haciendo planes para el futuro…Habría sido una actriz de teatro de las verdaderamente grandes”.



En 2011, se publica  en castellano My Story, “mi propia historia sin censuras”, -como primitivamente iba a llamarse, cuando lo concibió en 1954 y se lo relató al guionista Ben Hecht. Termina con su visita a Corea para animar a los soldados estadounidenses. Son unas memorias donde se combinan la sinceridad, la lucidez y el sentido de humor; un análisis a pecho descubierto de sí misma y de lo que la rodeaba. Resultan entrañables leídas cincuenta años después de su muerte.

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