En esta ocasión son tres
cortos “tratados”: Sobre la brevedad de
la vida, escrito en el año 49 d. C.- casi ayer. Séneca tenía 53 años (murió
con 69); Sobre la felicidad, del año
58, y Sobre el ocio, datado hacia el
año 62.
En el primero, se dirige a
Paulino, un pariente: “No tenemos poco
tiempo, sino que perdemos mucho”. “Nadie aprecia el tiempo; lo usan con
descuido, como si fuera gratuito”. “Vivís como si fuerais a vivir siempre…no
observáis cuánto tiempo ha pasado ya…Oirás decir a la mayoría: “A los cincuenta
años me jubilaré, a los sesenta años me retiraré”. ¿Qué garantía tienes de una
vida tan larga?...”. Entonces, según cuenta el propio Séneca al final del
texto, a los 50 años ya no te reclutaban como soldado y, a los 60, no te
convocaban como senador. Era el inicio de la vejez y de que la sociedad
prescindiera de ti…El momento al que se relegaban los disfrutes o la toma de
decisiones importantes.
“¡Qué tarde es empezar a
vivir cuando hay que terminar! ¡Qué estúpido olvido de la mortalidad es diferir
hasta los cincuenta o sesenta años los buenos propósitos y querer iniciar la
vida allá donde pocos llegaron!”.
La
ciencia de vivir y morir
“A vivir hay que aprender
toda la vida y… hay que aprender a morir toda la vida”.
“Tómate algún tiempo para
ti… Quien dedica su tiempo a sí mismo, quien programa cada día como si fuera el
último, no desea ni teme el mañana”.
“Muy breve y trabajosa es la
vida de quienes olvidan el pasado, descuidan el presente y temen el futuro”.
“Es triste la condición de
todos los ocupados y aún peor la de quienes no se ocupan de sus cosas, duermen
conforme al sueño ajeno, caminan según el paso de otro y, para amar y odiar
-las cosas más libres que hay- reciben órdenes. Si esos desean saber cuán breve
es su propia vida, que piensen en cuánta parte de ella es suya”.
Reflexiones para 2014…, y
para el 4014, pues parece que no hemos cambiado mucho en dos mil años. Seguimos
en la inopia…
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