viernes, 12 de septiembre de 2014

LOS PÁRAMOS DE YORKSHIRE, UN LUGAR LITERARIO PARA EL OTOÑO

"No son campos ni montañas; son solo millas y millas de tierra salvaje donde nada crece salvo brezos, tojos y escobas y donde nada vive excepto ponis salvajes y ovejas"-así se los describe en El jardín secreto, a principios del siglo XX. “Sin embargo”, -continúa-, "hay mucha gente enamorada del páramo, sobre todo cuando el brezo está en flor".

Eso es en otoño, la mejor época para visitar Yorkshire.

En Yorkshire nada decepciona. Todo es como lo hemos visto en las películas o como lo hemos imaginado: grandes planicies, el viento, los días oscuros, la lluvia, el sol a ratos...

LAS HERMANAS BRONTË


Eran tres, como las hijas de Eva (de su malogrado hermano Branwell apenas se ha hablado hasta hace poco). Escribían sobre la mesa del cuarto de estar cuando aún Virginia Woolf no había publicado Una habitación propia y, cada cuatro años, se informaban de sus proyectos. (Precisamente, Haworth, noviembre de 1904, será el primer ensayo de Virginia Woolf cuando solo tenía 23 años, muchos antes de que se publicara su primera novela, The Voyage Out, en 1915. Del Museo Brontë recuerda “el pequeño taburete de roble que Emily llevaba consigo en sus solitarios vagabundeos por los páramos y en el que no se sentaba para escribir, según dicen, sino para pensar...”).


TED HUGHES: UN COLIN INTELECTUAL


En El jardín secreto, escrito por Frances Hodgson Burnett en 1911 (su autora se inspiró en los recuerdos infantiles de su primera casa en Manchester (“El jardín que había detrás de la casa estaba siempre repleto de bellezas y maravillas…”) y en su residencia en Kent, Maythan Hall, y su rosaleda),  aparece un chico de pueblo, fuerte, sano, que habla con los animales. Es Colin. Así debió de ser también el poeta universitario de Oxford, Ted Hughes.


Nació en un lugar con resonancias de cuento de hadas o de libro de Tolkien, Mytholmroyd, y en sus poemas se siente cercano a la tierra y a sus seres vivientes, los animales, a los que dedica varios poemas... En los bolsillos de su chaqueta de pana conviven “poemas, truchas frescas y horóscopos”, como le cuenta a su madre la poeta Sylvia Plath, que se convirtió en su mujer.

OWEN ARCHER, UN DETECTIVE MEDIEVAL EN YORK

Parece que los detectives medievales -sean monjes como Cadfael o un capitán de arqueros retirado como Owen Archer -tienen un público fiel. Candace Robb, doctora en Literatura Medieval Anglosajona, es la creadora de este detective a su pesar que se mueve por las calles de York en la segunda mitad del siglo XIV como pez en el agua.


L@s viajer@s literari@s tienen donde elegir…

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