"No
son campos ni montañas; son solo millas y millas de tierra salvaje donde nada
crece salvo brezos, tojos y escobas y donde nada vive excepto ponis salvajes y
ovejas"-así se los describe en El
jardín secreto, a principios del siglo XX. “Sin
embargo”, -continúa-, "hay mucha gente enamorada del páramo, sobre todo
cuando el brezo está en flor".
Eso es en
otoño, la mejor época para visitar Yorkshire.
En
Yorkshire nada decepciona. Todo es como lo hemos visto en las películas o como
lo hemos imaginado: grandes planicies, el viento, los días oscuros, la lluvia,
el sol a ratos...
LAS HERMANAS BRONTË
Eran tres,
como las hijas de Eva (de su malogrado
hermano Branwell apenas se ha hablado hasta hace poco). Escribían sobre la mesa
del cuarto de estar cuando aún Virginia Woolf no había publicado Una habitación propia y, cada cuatro
años, se informaban de sus proyectos. (Precisamente, Haworth, noviembre de 1904, será el primer ensayo de Virginia Woolf
cuando solo tenía 23 años, muchos antes de que se publicara su primera novela, The Voyage Out, en 1915. Del Museo
Brontë recuerda “el pequeño taburete de roble que Emily llevaba consigo en sus
solitarios vagabundeos por los páramos y en el que no se sentaba para escribir,
según dicen, sino para pensar...”).
TED HUGHES: UN COLIN INTELECTUAL
En El jardín secreto, escrito por Frances
Hodgson Burnett en 1911 (su autora se inspiró en los recuerdos infantiles de su primera casa en
Manchester (“El jardín que había detrás de la casa estaba siempre repleto de
bellezas y maravillas…”) y en su residencia en Kent, Maythan Hall, y su
rosaleda), aparece un chico de pueblo, fuerte, sano, que
habla con los animales. Es Colin. Así debió de ser también el poeta
universitario de Oxford, Ted Hughes.
Nació en un
lugar con resonancias de cuento de hadas o de libro de Tolkien, Mytholmroyd, y
en sus poemas se siente cercano a la tierra y a sus seres vivientes, los
animales, a los que dedica varios poemas... En los bolsillos de su chaqueta de
pana conviven “poemas, truchas frescas y horóscopos”, como le cuenta a su madre
la poeta Sylvia Plath, que se convirtió en su mujer.
OWEN ARCHER, UN DETECTIVE
MEDIEVAL EN YORK
Parece que
los detectives medievales -sean monjes como Cadfael o un capitán de arqueros
retirado como Owen Archer -tienen un público fiel. Candace Robb, doctora en
Literatura Medieval Anglosajona, es la creadora de este detective a su pesar
que se mueve por las calles de York en la segunda mitad del siglo XIV como pez
en el agua.
L@s
viajer@s literari@s tienen donde elegir…
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