Hace
casi dos años, publicó un artículo al filo de los 80 años en el que se mostraba
emocionado por iniciar una nueva década, que su padre - muerto a los 94-, había
definido como una de las mejores de su vida.
http://elpais.com/elpais/2013/07/10/opinion/1373457617_864305.html . Al cumplir los 80, por Oliver Sacks.
Ahora,
a los 81, nos revela que le quedan pocos meses de vida y, a pesar de ello, su
sentimiento predominante sigue siendo el de la gratitud y el agradecimiento por
lo que ha recibido y lo que le ha sido dado. Un ejemplo de positividad y de disfrute hasta el final.
http://elpais.com/elpais/2015/02/20/opinion/1424439216_556730.html. De mi propia vida, por Oliver Sacks.
UN ANTROPÓLOGO EN MARTE. Un ejemplo de escritura y vida
Oliver Sacks, neurólogo, considerado
“uno de los grandes escritores clínicos del siglo XX”, narra en este libro la
experiencia de 7 de sus pacientes. “Me he quitado la bata blanca…y me he
dedicado a investigar las vidas de mis pacientes tal como son en el mundo
real…siete metamorfosis provocadas por el azar neurológico…”. Su método ha sido
el de escucharles para ayudarles a reconstruir su mundo -según el modo
“empático” de G.K. Chesterton, el escritor creador del personaje/detective del “Padre Brown”.
Con su descripción de casos,
Olvier Sacks nos ayuda a ponernos en los “zapatos” de otros para entender mejor. A valorar lo que, de
siempre, hemos dado por bueno: “Es mejor ver que no ver”. Pero, ¿en todos los
casos…? A veces no es tan fácil ni tan simple.
Por ejemplo, un ciego casi de
nacimiento que recupera la vista. Pero, contra lo que pudiera parecer -de ahí
el calificativo de “paradójico”- este hecho no es automático ni sale gratis: hay
que “pensar más deprisa”, comprender las expresiones faciales, entender las
distancias, el tamaño, la perspectiva… “Nosotros -los videntes- vivimos en el
espacio y en el tiempo; los ciegos solo viven en un mundo de tiempo”. La nueva
situación supone estrés, y voluntad, y capacidad, de adaptación.
A pesar de todo, Sacks habla del potencial “creativo” de la enfermedad y de la
plasticidad del cerebro para adaptarse a condiciones difíciles. Lo que otros
llaman “la imaginación de la naturaleza”. Como le dijo en una ocasión un fisioterapeuta: “El sistema
nervioso crea sus propios caminos”.
El
caso del pintor ciego al color
Este es el caso de otro de
sus pacientes, el señor I. Este le escribe a primeros de marzo de 1986:
“Soy un artista de bastante
éxito que acaba de cumplir 65 años…El 2 de enero de este año iba conduciendo mi
coche y choqué con un pequeño camión…En la sala de urgencias del hospital de mi
barrio me dijeron que sufría una conmoción cerebral. Mientras me reconocían la
vista descubrí que era incapaz de distinguir las letras o los colores…ESTOY
COMPLETAMENTE CIEGO AL COLOR…Mi perro marrón es gris oscuro. El zumo de tomate
es negro…”. El color había desaparecido “no solo en la percepción, sino también
en la imaginación y en la memoria”.
Tras una mentalización y
adaptación, el señor I. decidirá que si no puede pintar en color, pintará en
blanco y negro. Unas gafas especiales con una longitud de onda determinada le
ayudan a percibir mejor los contrastes (aunque no le devuelven el color. “Los
colores son construidos por el cerebro” -explica Sacks).
Con el paso del tiempo, el
pintor desarrolla una aguda visión nocturna y aprende a valorar un mundo “de
pura forma, sin la confusión que aportan los colores”.
Otros casos que aparecen en
el libro son: la vida de un cirujano con síndrome de Tourette, una enfermedad
“desinhibitoria”. O el pintor de un solo cuadro, el artista de la memoria
Franco Magnani, que consigue pintar de memoria su pueblo de infancia, desde
todos los ángulos posibles - sin verlo.
Oliver Sacks, de forma
amena y divulgativa, nos hace entrar en sus casos clínicos, y entenderlos. A sus más de 80 años sigue teniendo la pinta
de un niño travieso, una especie de “pitufo” sin gorro.
Ahora, al saber que le queda
poco de vida, mi estima por él crece. Siempre he admirado a las personas
apasionadas de su trabajo, de su vocación, sea el de recomponer las líneas
telefónicas, de arquitecto paisajista o de cómico. Ahora, además, tenemos su
última lección de vida.
“Deseo, en el tiempo que
me queda, estrechar mis amistades, despedirme de las personas a las que quiero,
escribir más, viajar si tengo fuerza suficiente, adquirir nuevos niveles de
comprensión y conocimiento”.
Quizá le veamos
en El
Jardín Botánico de Nueva York, “mi lugar favorito para pasear y pensar” o junto
a un lago, un río o una piscina, “pues casi siempre pienso en el agua”…
PARA
SABER MÁS
http://www.eduardpunset.es/412/charlas-con/la-complejidad-de-la-mente-segn-oliver-sacks.
Punset charla con Oliver Sacks.
http://www.youtube.com/watch?v=P0ZS-k_mno4.
Entrevista en RTVE. Oliver Sacks o la complejidad de la mente.
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