viernes, 8 de febrero de 2019

EL RASTRO de Madrid, historias por todas partes


“Pensar y prender el Rastro, teoría y práctica, eso me propongo aquí…”- escribe en el prólogo Andrés Trapiello, autor de las 370 páginas, apretadas, de texto y fotos.

“Llevo yendo al Rastro todos o casi todos los domingos desde antes de la reforma del alcalde Tierno, en 1984…siempre [desde 1980] he ido a una hora temprana, la del alba, que dicen los poetas, la hora en que se despliegan sobre la acera los primeros puestos…es mejor ir en ayunas…Se está más despierto…Entre las siete y media y las ocho ya estoy allí…”.


La idea de escribir algo sobre ello se le ocurrió a los tres o cuatro años de empezar a ir. Comenzó a tomar notas y muchas de ellas están hoy en las  páginas del libro.

“El Rastro es, la mayor parte de las semanas, mi única salida al mundo…es la ocasión que tengo de hablar con mis congéneres y socializarme un poco…el Rastro nos ayuda a entender mejor de qué va esto que llamamos “la vida”…Yo es donde he aprendido más…

“No vamos al Rastro tanto a encontrar cosas, como a reencontrarnos con ellas”. El Rastro es el lugar al que la gente va a buscar su pasado”.

El barrio

“Es un barrio más bien feo, de casas ramplonas y mal encaradas…no hay una sola calle bonita, no hay monumentos ni edificios señalados, ni siquiera conventos o iglesias…no hay nada monumental…En el Rastro no hay nada, solo hay Rastro, y al Rastro solo se va al Rastro…”. Pero…”si en algún lugar del mundo la poesía tiene una gran autoridad es ahí”.

Los vendedores

Uno de los más veteranos es Ignacio Penalva, que le dice: “cada uno de nosotros somos una novela”…

Otros son: Vicente Verona y Juan Manuel y Vicente Cáceres, los varios Antonios, los dos o tres Pepes. Y los que ya no están: Fina (¿Será la Fina de Victorina Durán, la de la librería…?), Rafael, Juanito, Pepe Berchi, Antoñita…

Juan Manuel Bonet, su “pareja” de Rastro

Nacido en París en 1953, poeta, crítico de arte, director del IVAM y del Reina Sofía, y del Instituto Cervantes de París. Amigo.

“Siempre hemos estado juntos en el Rastro…”.

Los objetos de Andrés Trapiello

“En las Grandiosas Américas…compré a mediados de los años 80, poco antes de su demolición, ocho sillas de tijera de hierro, con una S y una P (Servicio Público), perforadas con agujeros en su respaldo, de las que estuvieron en parques y bulevares de Madrid”.

Le gustaría encontrar Las semanas del jardín, obra perdida de Miguel de Cervantes y, por ello, mítica.

En la tercera parte del libro, habla de 11 hallazgos: desde abrecartas a un cartel del impresor Gabriel García Maroto, una mesita,

Mi Rastro, el de AT

“El perímetro del Rastro se puede recorrer a pie en veinte o treinta minutos. Peinar las calles que lo cruzan en uno u otro sentido, bajando y subiendo, en unas dos o tres horas…Hoy, el Rastro se parece bastante a una raspa de pescado. La espina central, con la cabeza en Cascorro, es la Ribera de Curtidores…Nuestro Rastro se limita a media docena de calles y a las dos plazas grandes, la del Cerrillo o Vara del Rey, y la del Campillo del Mundo Nuevo…donde hay libros y algunas antigüedades interesantes…”.

“Solo se ha escrito un libro sobre el Rastro, y eso hace ya cien años”


Ramón Gómez de la Serna lo escribió en 1915, pero en diciembre de 2018 se ha publicado el 2º volumen de las memorias de Victorina Durán (Madrid, 1899-1993), inédito, titulado El Rastro. Vida de lo inanimado. Dedicado a Valle Inclán “a quien debo el conocer y amar el alma de las cosas muertas”, Victorina afirma que en los objetos de El Rastro “está toda la vida de los madrileños”.


“Cuando yo era estudiante en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, tres o cuatro compañeros nos faltábamos ningún domingo al Rastro”…Eso era allá por 1917…Habla de la “década gloriosa” del Rastro, desde 1918 a 1928, “¡Hasta se podía encontrar algún incunable!...”. Y luego ya, a su vuelta a España del exilio, en los años 80”: “En la librería de Fina compro hoy, en 1982, las cuatro Sonatas de Valle Inclán en una edición del año 1935  de la Revista Literaria…”.

El nombre de El Rastro

Según se recoge en el diccionario Covarrubias (de 1611), rastro es el “lugar donde se matan los carneros…los llevan arrastrando  dese el corral hasta los palos donde los desuellan…y por el rastro que deja…”.


“Apenas una porción en el queso madrileño o, si se prefiere, un abanico, cuyo clavo es la célebre estatua de Cascorro” (que yo -Aída- no sabía que era el mismo que Eloy Gonzalo, el nombre de una de las calles de mi barrio de Chamberí durante once años…). 

En la literatura

El Rastro por la mañana, un sainete de 1770, escrito por Ramón de la Cruz, sea “acaso la primera obra que popularizó el nombre del Rastro y la vida de sus vecinos”. Entre ellos, un aguardentero, un prendero, una mondonguera, una buñolera o una tocinera.

Los anticuarios (1921), de Carmen de Burgos (Colombine), “una de las pocas novelas españolas dedicadas a las antigüedades y al Rastro”.


El poeta Ezra Pound lo cita en sus Cantos (1925): “¿Todavía venden latón tan viejo en Las Américas…?”.


Mi tío Jacinto (1946), novela de András László “ambientada en el Rastro”.


En el cine

Domingo de Carnaval (1944), de Edgar Neville es “el mejor retrato cinematográfico del Rastro”. https://www.youtube.com/watch?v=nnVYhML1Tq8.


Mi tío Jacinto (1956), de Ladislao Vajda, versión cinematográfica de la novela de A. László.


En la música

Joaquín Sabina menciona las Galerías Piquer en una canción, De purísima y oro, de 2012. “…Para primores, Galerías Piquer…”.


Patxi Andion le dedica al Rastro “Una, Dos y Tres”. https://www.youtube.com/watch?v=1F5ex2jSws8.


Otra: Una gitana del rastro de Madrid, por Parrita. https://www.youtube.com/watch?v=B1iX2-DpT4Y.

ALGUNOS DATOS DEL AUTOR

Andrés García Trapiello nació en Manzaneda de Torío, León, en 1953.

Es sobre todo conocido por sus Diarios (colección de diarios Salón de pasos perdidos,  “esa novela en marcha”, en la editorial Pre-Textos. En 1990 aparece el primer tomo, El gato encerrado). Ya lleva 21.


En 1980 empieza a dirigir la editorial Trieste.”Mi primera decisión fue crear una Biblioteca de Autores Españoles”. En ella cabían desde obras de Villalonga, Sánchez Mazas, Ruano o Gómez de la Serna a las de Jiménez Fraud o Ramón Gaya.

SABER MÁS

http://www.andrestrapiello.com/. Su página web.



https://elpais.com/ccaa/2018/09/17/madrid/1537205355_331550.html. Alegría Fernández, 94 años,  la vendedora más longeva del Rastro (más de 4 décadas vendiendo cuadros en la esquina de Ribera de Curtidores con San Cayetano). 


El Rastro: del Portillo a la Arganzuela (2012). “Mariano Hormigos [su autor, que vivió desde los 5 años en una casa de corredores de la Ronda de Toledo] ha sido quien mejor ha contado todo este Rastro bajo…, el mejor cronista”.




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