viernes, 17 de abril de 2020

MIGUEL DELIBES, CIEN AÑOS DESPUÉS. El 17 de octubre, centenario de su nacimiento

UNA AUTOBIOGRAFÍA NO ESCRITA

Miguel Delibes no relató nunca su autobiografía. Como mucho, escribió en los años 70 “Un año de mi vida” y, en 1989, publica “Mi vida al aire libre”, unas memorias deportivas, según sus propias palabras.



Nace el 17 de octubre de 1920 en Valladolid, “frente al Campo Grande [en el nº 12 de la Acera de Recoletos, esquina con la calle Colmenares], el parque de mi ciudad, seguramente porque, desde que abrí los ojos, necesité de amplios espacios para respirar”.

SU PRIMER RECUERDO

“El día que me arranqué a andar”…: “veo el rincón de la casa donde fui depositado aquel día, siento la inseguridad propia del niño que hasta ese momento únicamente se ha movido a gatas y, por último, experimento el tirón que ejerció sobre mí el hecho de ver mi juguete preferido – un muñeco de peluche- en manos ajenas…”.

Pero sus primeras vivencias, todas tienen que ver con el Campo Grande: “esas castañas locas [las castañas pilongas] del Paseo de Coches, que nos disuadían los mayores de comerlas, asustándonos con que nos volveríamos locos. Aquellos juegos por los caminillos que dejaban marcados los coches de los niños…el olor del Campo Grande cuando regaban, los conciertos de la banda del Regimiento de San Quintín…

El primer recuerdo escolar es el colegio de las monjas Carmelitas, de la hermana Remedios, “que nos daba un confite cada vez que nos comportábamos bien” y de la hermana Luciana, “la monja guapa”.

“Hasta los ocho años, más o menos, veraneé en Molledo”.

SUS LECTURAS INFANTILES Y JUVENILES

“Nunca leí mucho, pero recuerdo aquella colección Molino y también Araluce…A mis doce años empiezo a descubrir mis propios libros, novelas de aventuras como Rebelión a bordo, Tres lanceros bengalíes, todas las de Zane Grey, Oliver Curwood…Verne me fatigaba… Autores como Salgari me sirvieron de puente para acceder a la novela noble: Robinson Crusoe, Mobby Dick o La isla del tesoro.

EL FÚTBOL

El fútbol será lo que al adolescente retraído que es Delibes, Michi, lo relacione con el mundo, con el resto de sus compañeros. “Disponía de un fútbol con botones para jugar a escondidas en el pupitre de clase; otro a base de canicas para el patio; otro con pelotas de trapo o de papel para practicarlo con sus hermanos en la galería de casa; otro, con pelota de goma, para jugarlo en los andenes del Campo Grande, y un balón ensebado y camisetas para jugar en los campos del colegio o en los de sus adversarios, que, en el caso de los Huérfanos de Caballería, eran imbatibles”- cuenta Ramón García Domínguez en “El quiosco de los helados. Miguel Delibes de cerca”.

UN DIBUJANTE FRUSTRADO

“Mi verdadera ilusión era el dibujo…Empecé haciendo caricaturas de mis profesores (los frailes de las Escuelas Cristianas)…con el consiguiente regocijo de mis compañeros (Los días de escuela resultaban endiabladamente monótonos)…Luego  (a partir de 1941), comencé a hacer caricaturas para El Norte de Castilla… (sus dos primeros dibujos  son dos “monos” de fútbol ilustrando la información del partido Delicias-Ciudad Real en el estadio municipal de Valladolid. En 1943, como comentarista cinematográfico publica una crítica sobre Deliciosamente tontos, de Juan de Orduña, con la caricatura de la actriz Amparo Rivelles”.

Incluso se atreverá a ilustrar una edición americana de El camino en 1960 con 15 viñetas.

DELIBES, PERIODISTA

Haciendo periodismo, “aprendí tres cosas fundamentales: a redactar, a valorar humanamente la noticia y a facilitar al lector el mayor caudal de información con el menor número de palabras”. Pero el uso de la palabra exacta lo aprende antes, con el manual de don Joaquín Garrigues.

A los muchachos que requieren su consejo, años más tarde, les recomienda el Curso de Derecho Mercantil de Garrigues. “Leyendo a Garrigues aprenderán a valorar  los adjetivos y a escribir con las frases justas, claramente y con sencillez”.

“Siempre he escrito de oído”- dirá.

http://www.catedramdelibes.com/t.php. Para buscar el significado de sus palabras.

EL CAMINO: ESCRIBIR COMO SE ES




Delibes encuentra su "camino" a los treinta años.

Escribí este librito en tres semanas; veintiún días, veintiún capítulos”.

“Molledo Portolín, [fue el] pueblo donde nació [mi padre] y donde yo ambienté El camino”. (Carta a Josep Vergés. 6.8.1955).

“He pretendido hacer una cosa suave, intrascendente, buscando siempre un punto de equilibrio entre la amenidad y la ternura…; es una pequeña historia de una pequeña aldea…”. (Carta a J. Vergés. 5.9.1950).

“Los tipos de El camino eran reales, muchos de ellos incluso físicamente, gente que yo conocía…”.

“Los pequeños héroes de El camino y sus aventuras significan un intento de recuperación de mi infancia”.

“Estos niños que corretean y hacen travesuras a lo largo de las páginas de mis libros pueden ser niños burgueses o de gente bien, o niños olvidados, pobres y desatendidos, pero hay uno, el Mochuelo, en la novela El camino, que no es ni lo uno ni lo otro, que viene a resumir el sentido de mi obra ante el progreso y, en consecuencia, uno de los pilares en que aquella se asienta: la defensa de la naturaleza”.

En 1963, la directora Ana Mariscal  estrena El camino, basada en la obra de Delibes. “Mi primera vivencia cinematográfica (como asesor o revisando el guión) fue El camino, película rodada por Ana Mariscal en el pueblecito abulense de Candeleda. Recuerdo que ya entonces me sorprendió tanto la lentitud del proceso creador como que el argumento no se rodase linealmente…Recuerdo también que los pequeños protagonistas se cansaban de la morosidad del rodaje, de forma que cuando Ana Mariscal inició la toma de la escena en que Daniel, el Mochuelo,  deposita un tordo entre las manos muertas de su amigo Germán, el Tiñoso, este se había dormido profundamente en el ataúd, hecho que impresionó mucho a su madre, allí presente, pero que en punto a naturalidad facilitó extraordinariamente las cosas”.

En 2002, la novela alcanza la cifra de 65 ediciones en español  y 1.850.000 ejemplares. Será su primera novela trasladada al cine, en 1962, por Ana Mariscal.

Para Delibes, la novela contemporánea debe ser breve, abarcable, no más de 250 páginas.

MIGUEL DELIBES, EL HOMBRE

Se ha descrito como “neurótico”; obsesionado por la muerte desde la infancia, con temor al ridículo, pesimista…

En la memoria que se edita al final del bachillerato en el Colegio de Lourdes, el profesor de Psicología describe así a Delibes: “Tiene la mirada lánguida y un poco tristona…”.

“Yo creo que hay que ser de una pasta especial para aguantar a un escritor”- le confesará a Javier Goñi. Su mujer, Ángeles, “su equilibrio”, que fue quien le enseñó “a leer bien y lo debido”, le permitirá aislarse “encargándose de la economía, el papeleo, el correo o los colegios”.

LA GUERRA CIVIL

Cuando estalla, le faltan tres meses para cumplir los 16 años. “Fue un amargo despertar a la adolescencia”. En su relato “El refugio” refleja el ambiente y la zozobra de aquellos días. Como la movilización era obligatoria con 18 años, a los 17 se alista en la Marina, como voluntario. Lo destinan al buque Canarias, donde está hasta el final de la guerra. “Yo creo que si fuera posible hacer un estudio médico de las personas que participamos en aquella terrible conflagración, resultaría que los mutilados psíquicos somos bastantes más que los mutilados físicos”.

SU MUJER, ÁNGELES

“Yo escribía para ella. Y cuando faltó su juicio (murió en 1974), me faltó la referencia. Dejé de hacerlo, dejé de escribir, y esta situación duró años”.
Su novela Señora de rojo sobre fondo gris es su particular homenaje.

Quizá el rasgo más veces repetido en esta historia de admiración y adoración es “su frágil cuello”…

TRES FECHAS CLAVES EN SU VIDA

1947: Año en que gana el premio Nadal, lo que le decide a seguir con la literatura.

1974: Año en que muere su esposa Ángeles, su “equilibrio”.

1990: Año en que cumple los 70 que, de siempre, se puso como límite para ir clausurando sus actividades deportivas y literarias.

LA VEJEZ

“Siempre imaginé la vejez sosegada, desapasionada, sin dolores ni molestias. Eso sí, con la cabeza confusa y las ideas más turbias. No es así. Veo claro y pienso claro. No quiero decir que acertadamente, sino simplemente que pienso con claridad. La post-operación de un cáncer [en 1998] me dejó muy disminuido, muy deteriorado, con muchos agujeros y, después de nueve años, ninguno ha desaparecido dijo en una entrevista a la Revista Mercurio,  en octubre de 2007.

“El balance de la intervención quirúrgica fue desfavorable. Perdí todo: perdí hematíes, memoria, dioptrías, capacidad de concentración… En el quirófano entró un hombre inteligente y salió un lerdo. Imposible volver a escribir…Estaba acabado…Terminé como siempre había imaginado: incapaz de abatir una perdiz roja ni de escribir una cuartilla con profesionalidad” – escribe en el Preámbulo al primer tomo de sus Obras Completas.

SU LIBRO FAVORITO, VIEJAS HISTORIAS DE CASTILLA LA VIEJA.

Si tuviera que elegir, como lector y no como Miguel Delibes, un libro para iniciarse, sería éste. “Como lector, suelo iniciarme con un autor por lo más corto que encuentre. Si me gustase, iría aumentando el volumen de mis lecturas respetando la cronología, aunque sin ningún rigor”.

Su libro más optimista (según él): Diario de un cazador.

DEL 2000 AL 2010

El 17 de octubre de 2000, cuando cumple 80 años, se inaugura en Valladolid “La ruta de El hereje”.

En 2002 se publica la correspondencia entre MD y su editor, Josep Vergés, en Destino. Casi 40 años de cartas (1948-1986).

En 2003, se celebra en Nueva York (USA) un Congreso Internacional sobre su obra. Se clausura con la creación de la cátedra Miguel Delibes, con sedes en las universidades neoyorkina y vallisoletana. http://www.catedramdelibes.com/t.php.

En 2005, Ramón García Domínguez publica “El quiosco de los helados. Miguel Delibes de cerca”, una biografía delibeana a partir de vivencias, opiniones y anécdotas desperdigadas por toda su obra.

En 2005 publica junto con su hijo  Miguel “La Tierra herida” una conversación entre un científico y un profano sobre los problemas ambientales que acechan a la Humanidad.



En 2007, coincidiendo con su 87 cumpleaños, se organiza en Valladolid un Congreso Internacional con el título “Cruzando fronteras: Miguel Delibes entre lo local y lo universal”.

En 2009, recibe la Medalla de Oro de Castilla y León y la Medalla de Oro al Mérito Turístico de Cantabria. Y la localidad de Molledo le concede el título de Hijo Adoptivo, un homenaje de los habitantes del Valle de Iguña, protagonista de El Camino, con su paisaje y sus gentes.

Muere el 12 de marzo de 2010 a los 89 años.

MD Y CANTABRIA: SUANCES Y MOLLEDO-PORTOLÍN

El 7 de agosto de 1948 Delibes escribe  a su editor Josep Vergés desde Molledo, lugar de nacimiento de su padre y donde la familia solía pasar las vacaciones de verano.

Carta del 29 de junio de 1957 a Josep Vergés, editor de su obra: “Mañana salgo con los chicos a pasar el verano en Suances, Santander, [hoy, Cantabria]. Si algo hubiera, dirígeme la carta a Veramar, nombre del chalet”. El 30 de julio se disculpa por la letra: “ … te escribo apoyado en las rodillas, cosa explicable, pues me he propuesto no perder un minuto de brisa marina”.

En “Mi vida al aire libre” hay continuas alusiones a lugares de Cantabria: Refiriéndose a su padre, dice: “Aún le recuerdo, en la playa de Suances [La Concha], en Santander [hoy, Cantabria], reloj en mano, cronometrando nuestras inversiones (nunca más de diez minutos), la arena resplandeciente, al fondo la Isla de los Conejos…”.

Sobre las posibilidades de la bicicleta para una pareja de enamorados “separados y sin dinero”, relata: “En 1941 yo veraneaba en Molledo-Portolín (Santander) y Ángeles, mi novia, en Sedano (Burgos), a cien kilómetros de distancia”. A continuación, narra las vicisitudes del recorrido de ida y vuelta.

UNA NOVELA. SEÑORA DE ROJO SOBRE FONDO GRIS, 1991.



“Es un homenaje literario a mi mujer, Angeles… Ella aparece en el libro tal y como era, y tiene el mismo trágico y prematuro final (un tumor cerebral). Todo lo demás, los hechos, la cronología, están alterados y sometidos a la estructura narrativa y novelesca”.

“El título hace referencia al de un cuadro que sale en la novela y que no es otro que el retrato de Ángeles que pintó Eduardo García Benito y que tengo en mi despacho”.

El primer libro que Miguel Delibes dedica a su mujer  es “Diario de un emigrante”, en 1958. La dedicatoria dice así: “A Ángeles de Castro de Delibes, mi equilibrio”. A su muerte, en 1974, dirá: “Ha muerto la mejor mitad de mí mismo…Fue el eje de mi vida y el estímulo de mi obra, pero, sobre todo, el punto de referencia de todos mis pensamientos y actividades.

Como novia, Miguel Delibes la recuerda “bella, grácil y alegre…No era coqueta, era atrayente…envolvía con su forma de ser”.

Como compañera, “me ayudó extraordinariamente. Me permitió que me pudiera aislar, encargándose ella de la economía, del papeleo, del correo, de los colegios: todo pasaba por sus manos…Además tenía un agudo sentido crítico, y como era una mujer muy inteligente y con muchas lecturas tras ella, yo le dejaba los manuscritos recién acabados para que me diera su opinión y ella me hacía ciertas observaciones, ciertos reparos que, en un primer momento me irritaban, pero terminaba haciéndole caso…Otra virtud era su sentido de la belleza; tenía, además, un gran oído y una gran facilidad para los idiomas…”

Su hijo Germán la recuerda de la siguiente manera: “Optimista, imaginativa y cariñosa. No sabía lo que era el rencor o simplemente no lo cultivaba por estéril. Una mujer muy positiva y nada extremosa. Además, era espontánea y directa, a la vez que respetuosa, lo que hacía muy fácil entenderse con ella. Era muy dulce pero no le faltaba carácter y le teníamos todo el respeto que ella juzgaba necesario: para nada excesivo, ya que la confianza con ella era enorme, mayor sin duda que la que mantuvimos con nuestro padre, siempre más distante. No tenía buenas relaciones con los animales, ni siquiera con los de compañía, pero con unos hijos tan aficionados a la fauna, consintió en vivir en una casa llena de garduños, zorros, conejos, ginetas, tritones, tortugas, culebras, grajillas y arrendajos… En fin, se nos murió muy pronto, antes de poder mimarla tanto como había merecido”.

Julián Marías la describe como “esa mujer que con su mera presencia aligeraba la pesadumbre de la vida”.

Opiniones sobre la novela

Jordi Solé Tura, ministro de Cultura, en 1992: “Debería ser de obligada lectura en esta sociedad de hoy tan disipada y ajena a los sentimientos más auténticos”.

Al cine

“Pilar Miró (+ 1997) me pidió llevar al cine “Señora de rojo sobre fondo gris”, a las pocas semanas de salir el libro, en 1991. El relato era tan íntimo que entonces no consideré oportuno acceder”.

EN BREVE

Le fastidia el protocolo y el protagonismo.

Su único dogma inamovible: el hombre en la naturaleza.

 ENLACES. Más sobre Delibes


https://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2014/12/diario-de-una-viajera-en-tren-de.html. Diario de una viajera en tren. A Molledo, en busca de las localizaciones de El Camino.

https://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2020/02/a-molledo-en-el-ano-del-centenario-de.html. A Molledo en el centenario de Delibes (1920-2020).

SABER MÁS

Bibliografía: R. García Domínguez. Miguel Delibes: un hombre, un paisaje, una pasión. Destinolibro.

Agenda del Centenario Miguel Delibes

Del 20 de marzo al 21 de junio de 2020, exposición “Delibes 1920-2010” en la Sala Recoletos de Madrid (Paseo de Recoletos, 20-22).







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