Murió un 22 de febrero de 1939 en Colliure (Francia), en la frontera francesa, en el exilio. Hace ahora 82 años. Pero seguimos “soñando caminos” con él.
“Antonio Machado, poeta
español, murió en esta casa el 22 de febrero de 1939” – reza la placa en el
lugar que le acogió.
Los
colores de Machado
Yo me lo imagino en grises y
amarillos: él, de gris, acompañado por los colores otoñales, o del ocaso.
Limoneros, un bastón de caña, el cielo
azul alrededor.
“Estos días azules y este
sol de la infancia…”. Amarillo y azul, para la infancia en Sevilla. “Un cielo
de añil, un limonero de ramas polvorientas…”.
“Mi infancia son recuerdos
de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero…”. Habla de
una fuente, un patio y macetas de hierbabuena y albahaca que su madre (Ana
Ruiz) cuidaba. También del aroma a nardos y a claveles.
Más tarde, en Soria, álamos
dorados (“álamos del camino en la ribera/del Duero, entre San Polo y San Saturio…”).
Caminante
A pesar de ser un gran caminante,
no encuentro ninguna foto suya andando (de Pessoa hay varias, incluso casi
corriendo por las calles de Lisboa). La más repetida, sentado en el café de las
Salesas con las manos sobre el puño de un bastón/paraguas (como el canecillo del
sabio románico). Tras mucho buscar, encuentro una escultura, en Segovia…En pie,
de cuerpo entero, con un libro bajo el brazo y el sempiterno bastón.
La editorial Nórdica, en
noviembre de 2020, sacó un hermoso libro ilustrado (por Leticia Ruifernández),
titulado “Yo voy soñando caminos”, con una selección de textos a cargo de
Antonio Rodríguez Almodóvar.
“Yo voy soñando caminos/de
la tarde. ¡Las colinas/doradas, los verdes pinos,/las polvorientas
encinas!.../Adónde el camino irá?...”. Eso me pregunto yo siempre cuando veo
tantos caminos desde el tren…
Y ya en Baeza (Jaén), tras
morir su esposa Leonor, escribe: “Voy caminando solo,/triste, cansado,
pensativo y viejo”. En 1912, Antonio tiene solo 37 años…En otro momento se
describe como “viejo y tristón”.
También pasea en Segovia: "En Segovia, una tarde, de paseo/por la alameda que el Eresma baña...".
Y le gusta viajar en tren, ese "jamelgo": ...el tren, al caminar/ siempre nos hace soñar"...
“Ya
conocéis mi torpe aliño indumentario”…
“Ni un seductor Mañara, ni
un Bradomín he sido…”. “Mi paraguas, mi sombrero, mi gabán…”. También parece
que es un poco despistado y olvidadizo: “Dios sabe dónde andarán/ mis
gafas…entre librotes, / revistas y papelotes…”. Uno de los libros que menciona
es el ensayo de Henri Bergson titulado Los
datos inmediatos de la conciencia. En 1909 Machado estuvo en París
asistiendo a sus clases.
Sus gafas, “ese andamio de mis
ojos, mi volado balcón de la mirada, mariposa de cristal…”, a menudo se
traspapelan y huyen del “ataúd de
bolsillo” que es el estuche.
Yo creo que murió de pena, como Manuel Llano (Dolor de tierra verde), la pena de la guerra. Cuánta, cuánta guerra- tituló Mercè Rodoreda una de sus obras…
SABER
MÁS
https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2014/02/antonio-machado-y-segovia-trece-anos-de.html. Antonio Machado y Segovia: 13 años de clases y paseos.
http://www.heroinas.net/2020/01/elena-cipriana-alvarez-duran-la-mujer.html. La
abuela de Antonio Machado, Cipriana Álvarez Durán, “la mujer de los cuentos”.
Fue la autora de una serie de cuentos populares que
aparecen en la revista El folklore
andaluz entre 1883 y 1884: La mano
negra, Una rueda de conejos, La serpiente de las siete cabezas, Las velas y
Las tres Marías.
https://www.fundeu.es/escribireninternet/los-increibles-nombres-de-las-voces-de-los-animales/. Las voces de los animales.
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