El libro se llama Cuentas
pendientes. Reflexiones de una lectora reincidente. Pero en la nota de la
autora, donde aclara que se ha “fusilado a sí misma” de otras publicaciones
anteriores, dice que el tema del volumen es “la relectura”.
Y eso hace a lo largo de los diez capítulos,
donde analiza los sentimientos que despertaron en ella las primeras lecturas, y
las sucesivas, a lo largo de la vida y en otro contexto. Todo ello entreverado
con sus experiencias vitales, en esa “narrativa
personal” con que ella describe su forma de escribir.
En el prólogo se refiere a
ese primer encuentro con la lectura y
los libros cuando tenía siete u ocho años. Su madre la llevó a una sucursal de la biblioteca pública de
Nueva York en el barrio del Bronx, donde vivía. “Pasé de los cuentos de los
hermanos Grimm a Mujercitas y de ahí
a Del tiempo y el río. Después
ingresé en la facultad, donde descubrí que todos esos años había estado leyendo
literatura”…
La lectura, que procura “un
alivio puro y duro del caos mental”, es
-en su caso- una forma “de sentir el
poder de la Vida con mayúsculas”. Y
la gran literatura un registro “del
obstinado esfuerzo que hacemos por conseguir
la plenitud del ser”.
Cita a “autores tan dispares como Dickens, Dreiser y Hardy…, Mike Gold,
John Dos Passos o Agnes Smedley”.
Leer de forma distinta
En su relectura, “al
volver a muchos de los libros con los
que me había criado, vi por primera vez que la mayoría de los personajes femeninos que los habitaban no eran más que
monigotes carentes de sustancia y alma…me vi leyendo de forma distinta”...
El primer título que referencia (en el capítulo 1) es Hijos
y amantes, de D.H. Lawrence. “Tenía yo veinte años el día que un
profesor de filología puso en mi poder Hijos
y amantes…En los siguientes quince años leí tres veces la novela y, en cada
ocasión, me identifiqué con un personaje principal distinto…La primera vez fue
con Miriam [amor de juventud de Paul Morel]…Tenía veinte años: necesitaba lo
mismo que ella [saberse deseada]…La siguiente vez que leí el libro fui Clara
[otro amor de juventud del protagonista], la mujer de clase obrera
apasionada en lo sexual…La tercera vez
que leí el libro, mediaba la treintena - casada y recasada, divorciada y
redivorciada, recién “liberada” y me identifiqué con el propio Paul…Cuando no
hace mucho tuve de nuevo ocasión de releer Hijos
y amantes, estando ya en mi madurez avanzada… lo que descubrí…fue…que el
recuerdo que tenía del tema dominante -la pasión sexual como experiencia
central de una vida- no se ajustaba a la realidad…La lucha en el seno de la
novela no es entre Paul y su madre, sino
entre Paul y la ilusión del amor sexual como liberación…La inquietud subyacente
de Hijos y amantes [es] cómo
construir un ser en profundidad”...
La segunda autora es Colette
(“los dos libros que más impronta me dejaron y más se me quedaron grabados [con
23 años] fueron La vagabunda y El obstáculo”). Al releerlos cincuenta años después, “la
experiencia me resultó desazonadora…”.
La tercera, Marguerite Duras
y su obra El amante, que relaciona con un incidente personal, que nunca
ocurrió.
En el cuarto capítulo, el libro releído es La muerte del corazón, de
Elizabeth Bowen [considerada por la
revista Time una de las mejores
novelas del siglo XX]. Esa “aclimatación
al sentimiento cauterizado…, a vivir con la
tapa puesta [a las emociones]”, que es el tema de Bowen, lo relaciona con
su experiencia personal al principio de su vida amorosa. “Yo tuve también mi
propio Eddie [personaje del libro]…No tardé mucho en darme cuenta de que Daniel
[su pareja entonces] era un mentiroso compulsivo…Con los años, Daniel me traicionó,
engañó y defraudó en incontables ocasiones…Sin embargo, una y otra vez me
volvía a seducir, atrapada por el poder combinado de su conversación
vivificante y el vacío lastimoso en el centro de su ser…”.
En el quinto, su relectura de varios autores judíos (Delmore Schwartz, La responsabilidad empieza en los sueños, y A.B. Yehoshúa, Tres días y un niño) le
lleva a preguntarse por su propia obra (la de una hija de judíos ateos que
habla yiddish en Nueva York) en el contexto de una judeidad estadounidense, y
por qué nunca ha sentido la tentación de ambientar una de sus obras en dicho
contexto. Quizá porque “No ha habido otro texto de un judío estadounidense que
me haya devuelto una sensación de mí misma tan penetrante…como lo hizo La soledad del ser [texto de la
feminista estadounidense Elizabeth Stanton, publicado en 1892].
Natalia Ginzburg es la protagonista del capítulo seis.
“Una escritora cuya obra me ha hecho amar más la vida”. Leer el ensayo Mi
oficio cuando tenía veintitantos años le dio la clave sobre “cómo podía convertirme en la escritora que
llevaba dentro”, y que no era como escritora de ficción….
Y dos novelas de la Gran Guerra (la IGM), Un mes en el campo, de J.L.
Carr, y Regeneración, de Pat [Patricia] Barker, son las destacadas del capítulo
siete. En la primera, descubre “la
congoja de todas las vidas no vividas”. En la segunda…,
En el capítulo ocho, disecciona Gatos ilustres, de Doris Lessing, al
hilo de su propia experiencia con dos gatas atigradas que adopta. Llega a la
conclusión, en su relectura, de que la
autora podía haber buscado más matices en sus personajes, fueran animales o
humanos.
Thomas Hardy y Jude el oscuro copan el capítulo
nueve. “Entre los quince y los treinta años estuve sufriendo por los personajes
de las novelas de Thomas Hardy”… De entre estos personajes, ninguno me estrujó los
sesos tanto como Sue Bridehead…La primera vez que me encontré con la devoción
de Sue por la abstinencia erótica, me pareció emocionante. Diez años más tarde,
la valerosa abstinencia había perdido el glamour,
y Sue empezaba a sacarme de mis casillas. Ahora me parecía solo sexualmente
frígida…
El último capítulo, muy
breve, está dedicado a lo que subrayamos en cada lectura y las preguntas que
nos suscita la nueva relectura: “Por qué subrayé eso?…, ¿qué me pareció tan
interesante?…, ¡qué perogrullada!...”.
LEER
MÁS
https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2018/06/la-mujer-singular-vivian-gornick-y-la.html . VIVIAN GORNICK Y LA CIUDAD.
https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2020/03/mirarse-de-frente-sin-pelos-en-la-lengua.html .
VIVIAN GORNICK, sin pelos en la lengua.
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