lunes, 23 de octubre de 2023

LA BIBLIOTECA DE LOS NUEVOS COMIENZOS. Un libro para cada lector

 

La biblioteca de los nuevos comienzos tiene algo de libro de autoayuda, que invita a la reflexión.

Tomoka, 21 años, dependienta en una tienda de ropa de mujer

Para Tomoka, “el álbum ilustrado de dos ratones que viven en el bosque… un clásico muy famoso”, Guri y Gura, será el detonante de su cambio de vida: valorar su trabajo, el trabajo de los demás, y cuidar de sí misma. “Trabajar bien y comer bien”.

“Volver a leer de mayor los cuentos de la infancia resultaba interesante porque te das cuenta de cosas nuevas”.

“Pondría en orden mi vida, haría cuanto estuviera en mis manos y aprendería de lo que se me presentara delante”- es el propósito de Tomoka.

Ryo, 35 años, contable en una empresa de muebles

El libro que adjunta -de extranjis- la bibliotecaria Sayuri Komachi al final de la lista de sus libros pedidos sobre “abrir un negocio” y “dejar el trabajo” es, en este caso, Diviértete con la horticultura. Descubre el maravilloso mundo de las plantas. Darse cuenta de las relaciones entre lo que está en la superficie y lo que existe en el subsuelo, le lleva a redefinir su trabajo en la empresa y a poner en marcha, en paralelo, su sueño de tienda de antigüedades, sin dejarlo para “algún día”…

“He comprendido que, más que esperar a que ese “algún día” llegue, lo que tengo que hacer a partir de ahora es empezar a moverme”.

Natsumi, 40 años, exeditora de una revista (y madre)

La puerta de la luna es el que le deja caer a la exeditora, un libro de astrología. Natsumi se queda con el capítulo de “Los dos ojos del corazón”… El ojo del sol para ver las cosas lógicas y racionales…y el ojo de la luna que ve las cosas con emoción e intuición”. Aplicándolo a su nueva vida, “Los dos ojos son necesarios. Ambos deben estar bien abiertos y cooperar”.

Hiroya, 30 años, en el paro [ilustrador]

En el papel tecleado a mano por la bibliotecaria Komachi solo hay un título, La evolución en imágenes. El mundo a ojos de Darwin y sus colegas, “una colección de magníficas fotografías de aves, reptiles, platas, insectos… A pesar de que eran reales, parecían sacadas de un mundo fantástico”. Ellas le dan la clave para redefinir su trabajo.

Masao, 65 años, recién jubilado

“ A partir del día siguiente…,  ¿qué iba a hacer?”… Masao se da cuenta de que tiene “una terrible falta de aficiones” y que todo su mundo era el trabajo. Cuando acude a la señora Komachi, esta, además de facilitarle libros de Go, una actividad a la que le ha apuntado su mujer, incluye en su lista el titulado Genge y las ranas, un libro de poesía para niños. En el prefacio, el editor anima a los posibles lectores a copiar los poemas o versos que les gusten para crear la “propia antología de poemas”. Y, ¿por qué no…?, su propio poema.

Sayuri Komachi, la bibliotecaria

Tenemos su descripción, que se completa con las palabras de cada uno de los asistentes: “una mujer pálida y corpulenta…Parecía Baymax, de los dibujos animados de Disney”- la define Natsumi. “Parecía el Hombre de Malvavisco de Los cazafantasmas”- es la apreciación de Ryo. “Llevaba un delantal beige con una tosca chaqueta de color marfil encima”. “Me recordó a un oso polar invernando en una cueva”- la describe Tomoka. “Llevaba el pelo recogido en un moño alto con una pequeña horquilla de la que colgaban tres elegantes florecitas blancas [acacias]”. “Me recordó a un kagami mochi de los que se ofrecen en los santuarios en fin de año, pero de un tamaño gigantesco”- explica Masao. Una mujer enorme…La camisa blanca que llevaba parecía que le fuera a estallar y los botones a salir volando”… Pero lo más importante son las preguntas que hace y su intuición para captar a cada uno de los protagonistas. Hasta el punto de que el obsequio (en fieltro de lana) que les entrega con los libros siempre da en el blanco.

Sus palabras…, y otras

“En todos los libros, más que la fuerza que puedan ofrecernos, lo importante es la lectura que les damos…El lector relaciona algunas palabras del libro consigo mismo de un modo que no tiene nada que ver con la intención de quien lo escribió: así es como obtiene algo único para él”.

“En la poesía no hay que entenderlo todo al detalle; basta con percibir la atmósfera y dejar volar la imaginación”.

“La sociedad son las relaciones humanas. Todo ocurre gracias a los puntos de conexión que tenemos con otras personas, tanto en el pasado como en el futuro”.

“Lo importante es lo que te pide el corazón”.

Nozomi, la ayudante

 Y se cierra el círculo

Sin hacer espoiler, el círculo de personajes se cierra al final del libro, como para decir que todos estamos interconectados, de una manera u otra.

Sobre la autora, Michiko Aoyama

Nace en 1970 en la prefectura de Aichi, en Honshu, Japón. Estudió periodismo  y durante varios años fue corresponsal en Sidney. De vuelta a Japón, trabajó como editora de una revista hasta que decidió dedicarse solo a escribir. La biblioteca de los nuevos comienzos es su segunda novela. Fue finalista del Premio de los Libreros en su país.


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