viernes, 26 de mayo de 2017

ANTÓNIO LOBO ANTUNES: “ESCRIBIR ES OÍR CON FUERZA”

Portugal está de moda: país invitado en la Feria del Libro de Madrid, sus socios de la UE le reconocen que ha hecho bien los deberes para salir de la crisis (sin dejar atrás a una mayoría...). 

Hoy, Lobo Antunes. A mí, algunos de sus libros me resultan difíciles, pero me enamoran sus Crónicas y las Cartas desde la guerra de Angola. Es el Duque de los Cocodrilos en el Reino de Redonda y a sus 74 años convive con la muerte “como si fuese una antigua amistad”.


En sus crónicas, se autorretrata:

“Me llamo António, hago libros, algunas veces me siento angustiadísimo. Voy aprendiendo a disimularlo”.

“Yo solo soy un sujeto sencillo que hace libros…las cosas que tengo en la cabeza no son precisas ni bajan a la mano”.

“Yo odio distraerme, tener que ser simpático, oír cosas que no me interesan. No voy a presentaciones, fiestas, bares. Casi no concedo entrevistas. No hablo. No aparezco. No me ven. No hago promoción de mis libros. No tengo tiempo”.

También incluye algunas notas autobiográficas:


“Crecí en una casa con una acacia…”. “Me encantan los árboles…”.

“Crecí en los suburbios de Lisboa, en Benfica (en la Travessa dos Arneiros)…Crecí junto al castillete de las Portas…Hoy ya no existe la palmera de Correos, la quinta de los Lobo Antunes fue vendida…Tal vez solo resista la acacia de mis padres”.

“Y entonces a principios de agosto nos íbamos a la Praia das Maças”.

“La Praia das MaÇas (Playa de las Manzanas) es habitual en mis libros. Como Nelas, pueblo amado, al que vuelvo siempre que puedo”.

“En el colegio aprendí… a odiar el colegio”. “Escribir es sujeto, predicado, complemento directo, punto final y se acabó, ¡animal!”.

“Como mi padre era médico, fui al Liceo Camoes”.

“Cuando era niño, en la escuela, nos obligaban a una cosa llamada “Mocidade Portuguesa” [Juventud Portuguesa], que incluía uniforme, marchas, discursos patrióticos y tonterías de ese tipo. Nos llamaban “afiliados”, y había un librito u opúsculo con el dibujo de un afiliado feliz, con el brazo en alto, como los nazis”.

“A los doce años, en el año en que murió [mi abuelo], decidí ser escritor. Mis influencias: Salgari, Flash Gordon y el Almanaque Bertrand, lleno de sonetos entusiastas. Mi poeta favorito se llamaba general  Fernandes Costa…De los doce a los trece años no escribí otra cosa [que sonetos de almanaque]”.

“Qué estupidez el instituto: hicieron lo posible por transformarme en un secretario de Estado en germen o en un gestor de empresas…”.

“Mi padre me inculcó el odio sin piedad a tres cosas: la falta de honestidad, la cobardía y la falta de rigor…Aprendí de él el desprecio o indiferencia por las cosas materiales, la frugalidad y, sobre todo, el mencionado amor por las cosas bellas”.

“Cuando estaba de prácticas en el  Hospital de Santa Maria me colocaron en un servicio de pediatría en el que había niños con enfermedades terminales…A veces se me ocurre pensar que escribo para ese pie [el piececito de un niño que murió de cáncer]…Nunca quise ser médico”.

“Cambié el Hospital de Santa Maria por el Hospital Miguel Bombarda…”.

“Me avergüenza haber trabajado en el hospital [Miguel Bombarda]. Haber sido médico allí. Haberme callado tantas veces…”. [En 1981 escribe Conocimiento del infierno basado en esa experiencia].

[A los psiquiatras]“Los he conocido bien (… “ocho años metido en la jerga”), sé de lo que hablo. “Disminución de la superficie de contacto con la realidad”- dicen”.

“Aún hoy me molesta pasar por Mafra…Mafra y todos aquellos alrededores por donde anduve, siendo cadete…Con una estrella al hombro y L. Antunes bordado en el uniforme, pasé un hambre de perros…No conocí a un solo cadete que fuese hijo de una persona importante de la Dictadura…”.

Y sobre la escritura:

“Escribir es oír con fuerza”.

“No quiero contar historias, no quiero explicar, no quiero demostrar nada. Cuando escribo solo quiero liberarme de lo que escribo…, dar a ver…Mi trabajo consiste solamente en conseguir oír…”.

“Me siento a la mesa y me quedo esperando: así trabajo. Poco a poco una especia de ola o lo que sea va adueñándose de mí. Mi tarea consiste en quedarme quietecito, aceptando esa ola o lo que sea. Y entonces llega la primera palabra. Llega la segunda…”.

“Aquí estoy sentado, esperando que venga la crónica. Nunca tengo una idea: me limito a esperar la primera palabra, la que arrastra a las demás. Unas veces viene enseguida, otras tarda siglos”.

“Algunas veces, como ahora, es así: me pongo delante del papel y no sale nada…”.

“El secreto es partir sin ideas, sin planes. Dejar venir. No añadir ni quitar. Recibir la inocencia con humildad…ir cavando, cavando…Un trabajo de minero…Una profesión de silencio hasta que nos lleguen las voces…No sé de qué tratan mis libros, no sé para qué sirven…Son mi desánimo y mi alegría…El libro ni siquiera es mío. Andaba por allí, lo atrapé. Lo fui atrapando a medida que lo escribía”.

“Escribir consiste en sacar a la superficie. Si cogemos lo que está en la superficie hacemos lo que se ve en las librerías…lo obvio…”.

“No escribir es estar muerto, y hasta en la guerra, todos los días, seguía escribiendo”.

“Escribir es una ocupación que muy raramente asocio al placer”.

“El próximo libro va viniendo muy despacio. De momento es una sombra difusa, ni siquiera tiene palabras, una especie de segunda atmósfera que me rodea poco a poco y donde distingo con dificultad jirones de voces, olores, ruidos…”.

Lo que más estimo (en un artista): “el sentido ético de la escritura y de la vida, un trabajo paciente, una fidelidad total a su modo de encarar la literatura…Valentía, modestia, exigencia…La conquista paciente que es cada libro, y el dolor amargo de escribirlo”.

“Pasear por páginas ajenas…por Oblomov, por los diarios de Cheever…por los versos de Wallace Stevens…la biografía de Thomas Mann me hace repudiar al hombre, en la primera versión de Guerra y Paz, publicada ahora, me animan algunos procedimientos técnicos, estudio sus desarrollos, las maneras, vuelvo a Conrad para ver cómo se mete una narración dentro de una narración, pienso en mi forma para solucionar este asunto, comparo, mido, pruebo mentalmente otro camino…”.

“Prepararme para las decepciones, los entusiasmos, los desánimos, las opciones equivocadas, para esperar que la novela se forme como le plazca…una novela tiene su carácter, su fisonomía, su temperamento que no son los míos, aceptarlos…”.

También en las cartas aparecen muchos de sus recuerdos más preciados... 

CARTAS DE LA GUERRA [DE ANGOLA]. DE ESTE VIVIR AQUÍ EN ESTE PAPEL DESCRITO


Los protagonistas son el (lento) paso del tiempo, la nostalgia de los recuerdos, el suspiro de amor de un recién casado, la guerra presente y cotidiana; la admiración y el asombro, pese a todo, de un continente y un país desconocido, la lectura voraz y la escritura compulsiva como modo de evadirse de esa contienda en el fin del mundo…

El (lento paso del) tiempo

“Ya solo faltan 103 semanas…”. “Hoy hace un mes que nos despedimos…”. “Pasado mañana ya hace un mes y medio de esto. Solo faltan veintidós y medio…”. “Hoy hace dos meses que me marché en barco…Dentro de veintidós estaré ahí de una vez para siempre”.

María José, su esposa, su prenda querida (“minha joia querida”)

“Me acuerdo del primer día que la vi, de su perfil de Botticelli, me acuerdo del año siguiente en la playa, de su cabello recogido atrás y de su raya al medio, de su aspecto de retrato de Ingress, me acuerdo de su pelo corto y de su aire de modistilla parisiense…”.

“Soñé que teníamos  una niña…Me gustaría que se llamase Maria José, en homenaje a su madre…Nuestra Zézinha”.

Recuerdos

“Llevo tantas cosas conmigo…paseando por Praia Grande al anochecer…Las mañanas de Praia da Rocha, aquel puente de Portimao, la vista de la ventana de Penina…Me acuerdo de todo: del día de la boda, y de nuestro noviazgo, de las salidas de los sábados con Jorge…Me acuerdo mucho también del Rossio…del reloj de la estación y del anuncio de Sandeman”.

“Hoy me he acordado mucho de Tomar…allí fue donde hice a mi hijo; no me puedo olvidar del Mouchao, del convento, del verde por todas partes, de las flores en las calles, del río y sus peces, de la Corredoura, de los momentos felices que pasé allí". 

“Cuando era niño pasaba todo el tiempo que podía oyendo, fascinado, las conversaciones de las criadas”.

“Amo las flores de plástico, las boinas rústicas en los cristales retrovisores, los bambis de porcelana…”.

El viaje a Gago Coutinho, el fin del mundo (a 10.000 km de Lisboa, 9 días de viaje)

“Ayer llegué, por fin, a Gago Coutinho tras un viaje apocalíptico…salimos en camionetas de Luanda hacia Nova Lisboa…tras 600 km de carretera, nos metieron en el tren hacia Luso: 2 días de viaje en vagones de 4ª clase…en grandes montones de piernas y  de brazos, de armas  y de cabezas…comía conservas que inundaban el suelo de latas y salsas…nos metieron en camionetas de carga para los 500 km minados que separan Luso de Gago Coutinho…a la camioneta en la que yo iba, la última, se le rompió la dirección: tres brazos rotos, 2 piernas, otras lesiones varias y yo con 6 puntos en el labio y 3 en la lengua…Esto es el fin del mundo: pantanos y arena. La peor zona de la guerra de Angola…Minas por todas partes”.

“De los 60.000 habitantes de Gago Coutinho, ahora viven aquí solo 5.000. Los demás están en el bosque o en Zambia, apoyando al MPLA [Movimiento Popular de Liberación de Angola]”.

“Este continente está lleno de vida, de energía, de juventud, de imaginación…África es un continente fabuloso, un país maravilloso y joven…”.

“¡Hay tanto que contar de todo esto, de esta tierra de arena, platanales y pantanos…!”.

“Los nativos hacen un merengue [un tipo de danza]…Estos merengues son fabulosos en ritmo y belleza salvaje”.

 “Luanda es de un horrible mal gusto…Qué diferencia con Lisboa. No se puede vivir en una ciudad sin pasado”.

La guerra

“Empiezo a entender una cosa que Jorge me dijo en una carta: no volveré a ser la persona que fui, nunca más”.

Perros por todas partes, diarrea...

“Me siento feliz por haber por fin dominado tranquilamente mi pánico a la muerte”.

“Aquí no tengo amigos: la rigidez de la jerarquía impide todo lo que vaya más allá de una camaradería ocasional y, por otra parte, el trabajo es tanto que no deja tiempo para ninguna otra cosa”.

Leer

“He acabado Borges, estoy acabando Le Clezio…Prefiero libros a revistas…Si mi madre, en vez de los Matchs…me mandase las páginas literarias del Diário de Lisboa y de Capital

“Sugerencias de libros para que me mande la familia…: Contos e Novelas, volumen I de las obras completas de Almada Negreiros. Reflexoes sobre a vaidade, de Matias Aires…". 

“En vez de mandarme comida en conserva, preferiría libros, si pudiese ser. Estoy harto de las conservas”.

Escribir. “Las cartas son lo más importante que tenemos”

“Ayer me nació una poesía…Se llama Helderberg College… y empieza así: “y sentí, entonces, un gran miedo a morir”.

“He empezado a escribir un nuevo Diluvio…Mi historia va avanzando y me parece genial…Espero tenerlo listo y genial antes de las vacaciones…Me gustaría que fuese una cosa sarcásticamente trágica, un retrato natural de nuestra amarga condición de portugueses”.

“En cuanto a los aerogramas, necesito 120 al mes, para poder escribir mis habituales 3 cartas al día…Cada día te escribo a ti y a otra persona”.

Ahora, se está estrenando en España la película, Cartas da guerra...










sábado, 13 de mayo de 2017

FERNANDO PESSOA: LIBRO DEL DESASOSIEGO

Ahora que parece que Portugal está de moda (el intérprete Salvador Sobral ganó  el festival de Eurovisión con una canción en su idioma, Amar pelos dois, Amar por los dos), quizá es un buen momento para pasar revista a uno de sus escritores insignia: Fernando Pessoa y su Libro del desasosiego.


Pessoa (1888-1935) trabajó en El libro del desasosiego durante toda su vida, desde su inicio, en 1913.

“Se llama Libro del desasosiego a causa de la inquietud y la incertidumbre que son sus notas dominantes”-escribe a Joao  de Lebre el 3 de mayo de 1914. Una  producción “enfermiza” -todo fragmentos, fragmentos, fragmentos-, un libro “suave” que parece escrito en medio de una depresión.

UN LIBRO DE SENSACIONES

“La única realidad, para mí, son mis sensaciones” -dirá. La filosofía y la metafísica forman parte de sus cuestionamientos. “Soy un poeta impulsado por la filosofía”- escribe en sus Diarios. En 1906: “Tengo que leer más poesía para neutralizar el efecto de la perfecta filosofía”.

AUTORRETRATO(S)

Su retrato es el de una persona anodina, sin rasgos físicos pronunciados -una nariz aguileña, un mentón prominente.... Con la mirada perdida tras unas gafas gruesas, un cigarrillo caído, un bigote igual a otros mil bigotes, no resulta especialmente atractivo; nada, en definitiva, que aliente los deseos por conocerlo. Como si fuera un personaje de Kafka  o ese empleado de oficina gris que nunca sale de la rutina.

“Nunca tuve una idea noble de mi presencia física…Parezco un jesuita insignificante. Mi cara delgada e inexpresiva ni tiene inteligencia, ni intensidad…El metro sesenta de estatura y los sesenta y un quilos de peso en que consisto físicamente…”. “Siempre he tenido cierta aversión a sacarme retratos” -le confiesa a Ofelia en una carta, a su petición de enamorada, en 1920. A pesar de todo, es cuidadoso de su aspecto: se arregla la barba y se corta el pelo. “Un individuo  con una nariz de contador de gas”- escribe a Ofelia en 1929.

No se tiene en gran estima: “Soy en todo un diletante... Estoy hecho de las ruinas de lo inacabado... Todo en mí es incierto... Soy mitad sonámbulo y mitad nada”.
“Soy tan inerte, tan pobrecillo, tan falto de gestos y de actos”. Inseguro, “yo soy muy nervioso”…

“Estoy mal de salud y  de los nervios”- le escribe a Ofelia en 1920. En octubre, le confiesa: “ Tengo la intención de irme a un sanatorio el mes que viene, para ver si allí encuentro algún tratamiento que me permita resistir  a la ola negra que está abatiéndose sobre mi espíritu”.

Pero desde que vive, se narra, y el libro, es él. En él deja constancia de “la tristeza sin causa”, y de las tristezas con causa: “Yo no soy pesimista, soy triste”.

LECTURAS DE NIÑEZ Y ADOLESCENCIA

“Leí Las peregrinaciones de Childe Harold y los Cantos I y II de las Melodías hebreas de Byron; La víspera de Santa Agnes, de Keats, los primeros capítulos de Hombre criminal, de Lombroso y un pequeño poema de Schiller…El primer alimento literario de mi infancia fueron los numerosos relatos de misterio y horribles aventuras…No me fascinaba lo improbable, sino lo imposible”.

VIEIRA, UN AUTOR DE CULTO

“De tener que escoger como lectura única, entre Chateaubriand o Vieira, escogería a Vieira sin pensármelo dos veces”.

EL PASEO COMO TERAPIA

“Me gusta, en las tardes lentas de verano, el sosiego de la parte baja de la ciudad...La Rua do Arsenal, la Rua da Alfândega...toda la línea distante de los muelles en calma...”. “Las calles intermedias de la Baixa, tantas veces recorridas por mí…”.

“Uno de mis paseos favoritos…es el de perderme lentamente por las calles, antes de la apertura de tiendas y almacenes, y oír los jirones de frases que los grupos de muchachas y muchachos…dejan caer…”.

SU LISBOA

“Amo el Tajo porque hay una gran ciudad en sus orillas. Disfruto del cielo porque lo veo desde un cuarto piso de una calle de la Baixa. Nada me puede dar el campo o la naturaleza que valga la majestad irregular de la ciudad tranquila, a la luz de la luna, vista desde GraÇa [barrio] o [convento] Sao Pedro de Alcantara. No existen para mí flores como, a la luz del sol, el variadísimo colorido de Lisboa”.

SU FORMA DE ESCRIBIR. ¿CÓMO ESCRIBO?

“Mi sistema de estilo asienta en dos principios…: decir lo que se siente exactamente como se siente- con claridad, si es claro; oscuramente, si es oscuro; confusamente, si es confuso-;[y] comprender que la gramática es un instrumento, y no una ley”.

LA ESCRITURA COMO TERAPIA

“Me sucede a veces…que me aparece en medio de las sensaciones un cansancio tan terrible de la vida…esta sensación…la curo escribiéndola”.

LOS HETERÓNIMOS

Charles-Robert Anon. Aparece por primera vez en la firma de un artículo en un periódico local de Durban, en 1904.En 1906, escribe: “Yo, Charles-Robert Anon…hombre, de dieciocho años de edad, soltero (con ciertas excepciones), megalómano, con rasgos dipsómanos, dégénéré supérieur, poeta, con vocación de escritor satírico, ciudadano universal, filósofo idealista…”.

Álvaro de Campos. El 5 de abril de 1920 aparece mencionado por primera vez en las cartas que le escribe a Ofelia: “Álvaro de Campos, ingeniero”. Ella comenta en su relato Fernando y yo, muchos años después: “Fernando era un poco confuso, principalmente cuando se presentaba como Álvaro de Campos….Me decía: “Hoy no soy yo quien ha venido, sino mi amigo Álvaro de Campos”. Se comportaba en estas ocasiones de una manera totalmente diferente. Con un aire de tarambana, decía cosas sin nexo…Raramente hablaba de Caeiro, de Reis o de Soares”.

CARTAS A OFELIA

Ella lo cuenta así: “CÓMO CONOCÍ A FERNANDO. Respondí  a un anuncio del Diario de Noticias. Tenía diecinueve años, era alegre, despierta, independiente…Recibí en casa la respuesta al anuncio. Era de una empresa del textil, de brocas y lanzaderas, con oficinas en la Rua da AssunÇao 42, 2º: Félix Valladas & Freitas, Lda”.

Empiezan a escribirse en marzo de 1920. “Nosotros nunca tuvimos noticia del noviazgo…Fernando jamás se refirió a ello”- confesará años más tarde, tras su muerte, su hermanastra Henriqueta. “Él no tenía posibilidades económicas para formar una familia…No quiso supeditarse a un horario. Quería tener libertad para trabajar en su obra”.

A menudo Pessoa le escribe desde el Café da Arcada. A menudo quedan a la puerta o en los alrededores de la Librería Inglesa.

En noviembre de 1920 rompen. En octubre Fernando le había escrito que pensaba irse a un sanatorio mental en busca de un tratamiento para resistir “la ola negra abatiéndose sobre mi espíritu”.

Nueve años más tarde, a consecuencia de una foto, vuelven a reanudar durante unos meses la relación, él ya con 41 años y ella con 29. “No sé escribir grandes cartas. Es tanto lo que escribo por obligación…”. Casa Abel, una taberna,  parece ser un lugar habitual de parada. Pessoa incide más en su locura: “Está para ir a Telhal o a Rilhafolles”. “Estoy loco, y lo he estado siempre, y es de nacimiento”.
También se sincera sobre sus prioridades en la vida: “ Mi vida gira en torno a mi obra literaria…Todo lo demás en la vida tiene para mí  un interés secundario…Para realizar esta obra, necesito sosiego y un cierto aislamiento…Queda por saber si el casamiento, o el hogar son cosas que se concilian con mi vida de pensamiento. Lo dudo…”.

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domingo, 23 de abril de 2017

EDUARDO MENDOZA, PREMIO CERVANTES, DÍA DEL LIBRO


Nacido en 1943 en Barcelona, es humilde y sencillo a sus 74. “La vanidad es una forma de llegar a necio dando un rodeo…".

POR “UNA LENGUA LITERARIA LLENA DE SUTILEZAS E IRONÍA”

En sus cuatro lecturas del Quijote a lo largo de la vida, dice haber ido aprendiendo distintas cosas: “De Cervantes aprendí que se podía cualquier cosa: relatar una acción, plantear una situación, describir un paisaje, transcribir un diálogo, intercalar un discurso o hacer un comentario, sin forzar la prosa, con claridad, sencillez, musicalidad y elegancia…Lo que descubrí en la lectura de madurez es que había otro tipo de humor, un humor que camina paralelo al relato y crea un vínculo secreto con el lector".

SIN NOTICIAS DE GURB, SU LIBRO MÁS EXCÉNTRICO

Sin noticias de Gurb, es uno de los libros más hilarantes que he leído.

En una nota del autor al libro, en 1999, dice que “es sin duda el libro más excéntrico de cuantos he escrito”. Reconoce que tiene muchos elementos en común con El misterio de la cripta embrujada y con su continuación, El laberinto de las aceitunas (aunque este es un libro alegre sin sombra de melancolía).

Parte de “una historia de ficción en tono humorístico” que había empezado a escribir en Nueva York hacía muchos años y que retoma en vísperas de las Olimpiadas de 1992 en Barcelona (con “la ciudad patas arriba”). “A partir de ahí, no tuve más que ir aprovechando lo que el azar me ponía delante de los ojos: una churrería próxima a mi casa me sugirió la desmedida afición del extraterrestre por los churros; las noticias que iban apareciendo en la prensa diaria, otras tantas situaciones o comentarios…”.

NADA DE EXPERIMENTOS LINGÜÍSTICOS. “ESCRIBO CON MUCHA LENTITUD”

Él atribuye el éxito a que es un libro “breve y sumamente fácil de leer”. “Escrito en un lenguaje coloquial, su contenido es ligero y las partes que lo integran tienen una extensión de muy pocos renglones”.

Ha sido uno de sus libros más vendidos y traducidos. Quizá las referencias a una ciudad en obras, y la picaresca, son comunes a muchas ciudades y a muchos ciudadanos de otros países, y por eso empatiza tan bien…Recuerdo que yo pensaba en Madrid cuando lo leía, y a las obras que salpimentaban la urbe en esos momentos…

ALGUNAS ADAPTACIONES CINEMATOGRÁFICAS


1980: La verdad sobre el caso Savolta. Dirigida por Antonio Drove.

1981: La cripta. Dirigida por Cayetano del Real.

1999: La ciudad de los prodigios. Dirigida por Mario Camus.

2004: El año del diluvio. Dirigida por Jaime Chávarri.

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Mi aportación al Día del Libro 2017: "EL AMANTE EN LA ALMOHADA"

"Me escapé con él para ver mundo. Soñaba con él en las tardes calurosas del verano. Dormía, muy quieto, al otro lado de la cama. Era mi Pepito Grillo, mi amor, mi amigo. Era…un libro".

Y ÚLTIMAS ENTRADAS SOBRE LIBROS EN MI BLOG










viernes, 14 de abril de 2017

LA FORJA DE ARTURO BAREA, UNA AUTOBIOGRAFÍA NOVELADA


Ha sido todo un descubrimiento. (Gracias a quienes me la han regalado).  Es verdad que de cuando en cuando tenía el pensamiento de leerla, pero nunca llegué a comprármela ni a sacarla de la biblioteca. Tampoco vi la serie en la tele.

Arturo Barea nació en Badajoz en 1897, pero su vida se desarrolló en Madrid hasta su exilio a Inglaterra en 1939.

El hijo de la señora Leonor, la lavandera


El primer título de la trilogía, La forja, está dedicado  “A dos mujeres: la señora Leonor (mi madre) e Ilsa (mi mujer)”. Su madre había muerto en 1931, diez años antes de la publicación de La forja en Inglaterra. Ilsa es su segunda mujer.

Por su madre, Barea siente adoración: “Mi madre tiene las manos muy pequeñitas…Algunas veces las yemas se le llenan de las picaduras de la lejía que quema. En el invierno se le cortan las manos…Los días que no lava en el río [Manzanares] hace de criada en casa de los tíos y guisa, friega y lava para ellos…Tan pequeñita, tan fina, desgastada por agua del río…”.

Curiosamente, el primer capítulo de La forja no tiene título, pero podría haberse llamado “Madre”, como el primer artículo que publica en El Sol el 23 de mayo de 1937. O, simplemente, Mamá. Su obsesión durante su juventud será sacar a su madre del río.

Lecturas de infancia

“Todos los domingos, mi tío me compra las Aventuras del capitán Petroff…”. También lee Los hijos del capitán Grant, de Julio Verne. Y a Dickens, a Tolstoi, a Dostoievsky, a Dumas y a Víctor Hugo, en la colección La Novela Ilustrada, cuyo director literario era Blasco Ibánez (“un anarquista muy malo”, según los curas de su colegio, las Escuelas Pías de San Fernando). Estos apuestan por la colección de la Casa Calleja, La Novela de Ahora, donde puede leer las aventuras de Mayne Reid, Salgari o los clásicos españoles.

De mayor seré ingeniero

“Me gusta mucho la mecánica y cuando sea mayor seré ingeniero”- dice, cuando niño. Su tío, que lo ha prohijado, le promete la carrera de ingeniero si termina el bachillerato. “Seré ingeniero para que todos estén contentos, pero sobre todo para que mi madre no lave y no sea más la criada de nadie…”.

Pero el sueño acaba, a la muerte de su tío, en dependiente de tienda, y luego, en empleado de banco (del Crédit Étranger). A los 13 años.

El Barrio del Avapiés, “mi Madrid de niño”

En 2017 (4 de marzo) se inaugura en Madrid la plaza de Arturo Barea, en el hoy barrio de Lavapiés, entonces del Avapiés.

“Allí aprendí todo lo que sé, lo bueno y lo malo. A rezar a Dios y maldecirle. A odiar y a querer. A ver la vida cruda y desnuda, tal como es. Y a sentir el ansia infinita de subir y ayudar a subir a todos el escalón de más arriba”. Allí, además, vivió su madre…

Temprano aprendizaje de la injusticia y de la dignidad


El capítulo anteúltimo de La forja se llama Revisión de la infancia. En él hace un repaso de las incongruencias de sus mayores: “… ¡No se chilla! ¡Los niños no blasfeman! Luego las personas mayores se chillaban unas a otras y la mayoría blasfemaba contra Dios y la Virgen…Hasta los padres del colegio…Me enseñaron a leer y después me enseñaron que no debía leer más que lo que ellos me dejaran…Nada de lo que me han enseñado sirve para vivir…”.

Frente a ello, la rabia y las ideas claras: … “A pesar del traje y de las manos finas…,¡obreros!...Un año de meritorios [trabajando sin cobrar, haciendo méritos en el banco], cinco duros al mes; doce, catorce horas de trabajo…”.

Al final del primer volumen, con 17 años, deja el banco para buscar nuevos horizontes. Con su pico de oro y su capacidad de observación intacta.

Un narrador nato


Así lo define su segunda esposa, Ilse (Ilsa) Kulcsar en el prefacio de El centro de la pista, 14 relatos seleccionados por ella y publicados por Ediciones Cid en Madrid en 1960. Recuerda a Isak Dinesen en Memorias de África o a “un narrador de zoco marroquí”, por la fascinación que produce. No puedes dejar de leer y, cuando contaba en voz alta, de escuchar.

Las descripciones son tan vívidas que lo ves ante tus ojos; es como si tuviera memoria fotográfica. ¿Se documentaría para La forja mientras escribía en Francia o en Inglaterra…?. “Por la agilidad de estilo, el poder descriptivo, la capacidad de conmover, por lo que no dice más que por lo que dice…”- explica Pedro Corral en El País del 5 de marzo de 2017.

Los bombardeos de la Telefónica le “lanzan” a escribir

Eso cuenta el 12 de septiembre de 1940 en su Historia literaria. Antes, con su firma, durante su estancia en Marruecos (1920-1924), había hecho llegar al periódico La Libertad un cuento titulado “El moro ciego”, a un concurso de crónicas sobre la guerra (quizá algo cercano  a lo que escribiera en La ruta, segunda parte de la trilogía La forja de un rebelde). Pero la autoridad militar lo retiene. También, hacia 1917, bajo el nombre de un compañero, había enviado un cuento de Reyes a un concurso de la revista Blanco y Negro, que fue premiado.

El origen de alguno de sus cuentos

“Muchos de los cuentos reunidos en este libro nacieron de alguna anécdota que me había contado delante de las brasas de una chimenea inglesa, mezclando las crudezas de una crónica despiadada con nostálgica ternura”- escribe su mujer Ilsa al inicio de los 14 relatos de El centro de la pista. “…El cuento Las tijeras [escrito en Inglaterra en abril de 1939, al poco de llegar], inspirado por un informe que publicó un diario francés en 1938, y trasplantado por Arturo a un ambiente español en 1939…La fantasía científica Bajo la piel arrancó de un artículo sobre experimentos biológicos y de su odio a la legislación racial de la Unión Surafricana”. En La rifa, el germen está en “las ingenuas reminiscencias de una sobrina suya”.

La lección fue la última historia que escribió, en el otoño de 1957 (un recuerdo sobre su abuela paterna, “La Abuela Grande”, sobre lo que de verdad importa: “Para andar por la vida hay que no dejarse pisar por nadie”). Arturo murió la víspera de Navidad de 1957, de un infarto al corazón.

Sus charlas en la BBC


En 1940 había empezado a trabajar para la sección de América Latina del Servicio Mundial de la BBC. Casi todas las semanas escribía y presentaba una charla de un cuarto de hora bajo el seudónimo de “Juan de Castilla”. Fueron 856 charlas en total, la última, el 23 de diciembre de 1957, un día antes de su muerte.

Su mujer, en carta a uno de los responsables de la emisora, el 25 de julio de 1939, le cuenta en qué consiste su propuesta: “…Sería hacer una serie, en castellano, bajo el título “Un español descubre Inglaterra”. No serían charlas políticas sino describir, de una forma vívida y personal, las impresiones de un español en Inglaterra, especialmente la vida rural, el paisaje, sus tradiciones liberales y democráticas… Y vuelve a repetir: “nada político”, sino unos esquetches.

Con ellos empieza Barea hacia octubre de 1940, en plena II Guerra Mundial: Las patatas de Frank, el tabernero del pueblo; el “fabricante” de claveles; su viejo puchero de barro para hacer café; la señora Lewis, que se dedica a limpiar casas porque querían pagarle menos que a un hombre por cavar y sembrar como uno de ellos…

Los pueblos donde vive en Inglaterra

El primero es Puckeridge, en Hertfordshire. Ilsa, en un primer momento (ag. 1939), va a trabajar para el Servicio de Escucha del Gobierno británico, cerca de Evesham, en el condado de Worcestershire. Él se queda, con los padres de Ilsa, en Puckeridge.

El segundo, Fladbury, en Worcestershire. Ilsa y Arturo viven aquí con los padres de ella y una amiga, Margaret Rink.

El último, Eaton Hastings, en Oxfordshire, cerca de Faringdon, en la casa de Middle Lodge. Aquí vive los últimos diez años de su vida.

Nigel Townson, profesor en la Universidad Complutense de Madrid (Dto. Del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos), ha sido el gran estudioso de la vida y obra del escritor y quien ha introducido muchos de sus textos.


LA RAÍZ ROTA, SU ÚLTIMA NOVELA

Publicada en 1952, la acción está situada en 1949. Para mí, es una especie de hipótesis de la vuelta a España de un exiliado en la que Barea intenta -en un diálogo autocrítico consigo mismo- saldar sus cuentas con el pasado (“¿…has pensado alguna vez que por mantener tus manos limpias has hecho que las mías se ensucien…?”- pregunta uno de los hijos al padre, en la ficción).

 “Los personajes de este libro [Luisa, Amelia, Pedro, Juan…] son invención mía”- aclara en nota al principio de la novela. “Los detalles de la escena española y los episodios fuera del argumento del libro son auténticos y podrían comprobarse…”. “Se documentó sobre la realidad social en España a través de las emisoras de radio y de su contacto con otros exiliados…y de personas que habían estado en el país”- relata en el prólogo Nigel Townson.

Pero también aparecen sentimientos que pueden ser suyos, como las nostalgias del exiliado…:“…siempre  había echado de menos en el aire espeso y húmedo de Inglaterra: los colores puros, el aire de cristal, el olor picante de los jardines y las piedras de Madrid”. El personaje y protagonista, Antolín, contempla desde la plaza de la Armería los lugares de su infancia y el campo de batalla diez años antes, durante la Guerra Civil.

DE LAS RAÍCES A LA RAÍZ ROTA

En algún momento, Barea pensó titular su trilogía Las raíces. De hecho, el sustantivo y su significado aparecen varias veces en su última novela, La raíz rota. “…¿Qué raíces le había arrancado la guerra…?...Había encontrado la raíz rota. Siempre había tenido miedo de la soledad…”. “¿Qué le puedo decir [a su hijo Pedro]?, pensaba Antolín. No puedo llegar a sus raíces, que están enterradas en lodo…”. “Aquí…Todos tenemos las raíces rotas…La mayoría de la gente daría cualquier cosa por marcharse a América. Saben que aquí no tienen esperanza…”. Y, sin embargo, las raíces, rotas, que parecen huesos, perduran y renacen al final del libro, un punto de esperanza para el futuro.

CARTAS A SU HIJA ADOLFINA



A Brasil, precisamente, fueron a parar sus hijos tras la guerra. Su hija Carmen, en concreto, nacida en 1924, en 1953, con sus tres hijos: Teresa, de 13 años; Mª Carmen, de 9, y Serafín, de 3, como consta en su ficha de emigración. Con Adolfina (fallecida en 2005) mantiene una relación epistolar hasta su muerte. Estas cartas inéditas llegan al periodista británico William Chislett, como cuenta en El País Tereixa Constenla. Habrá que esperar su edición...

SABER MÁS

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2017/03/04/madrid/1488648978_654630.html. Su primer artículo, “Madre”. Domingo, 23 de mayo de 1937, diario El Sol. 

http://archive.spectator.co.uk/article/11th-august-1939/13/a-spaniard-in-hertfordshire. Primer éxito literario en Inglaterra, Un español en Hertfordshire.

http://www.rtve.es/television/forja-rebelde. La forja de un rebelde, serie en TVE, 1990.

http://www.jotdown.es/2012/09/una-tona-de-la-mina-de-oro. La Mina de Oro, lugar de trabajo de Arturo Barea.



http://censoarchivos.mcu.es/CensoGuia/fondoDetail.htm?archivoId=1&id=1405580&eventDescendiente=descendienteDetail. Su artículo en el Daily Express, This was written under shell fire. 31.8.1937.

http://www.jotdown.es/2017/03/arturo-barea-la-forja-una-memoria. La forja de una memoria


https://www.laliminal.com/arturo-barea. El colectivo La Liminal ha desarrollado una serie de paseos los sábados por el Madrid de Arturo Barea. En su web, el mapa y las citas de "Un relato caminado por la memoria de Madrid".