martes, 2 de octubre de 2012

MUJERES Y MEDIO AMBIENTE: RACHEL CARSON, UNA PIONERA

En 1951, la científica estadounidense Rachel Carson saca a la luz El mar que nos rodea (reeditado por Destino en 2007).

En la misma década, Miguel Delibes, en España, publica su novela El camino, (1950) en la que el protagonista reflexiona sobre lo que es el progreso y cuáles son los verdaderos conocimientos necesarios para la vida; y el director de cine Nicholas Ray filma Muerte en los pantanos (Wind Across the Everglades, El viento en las marismas, 1958), con el trasfondo de las matanzas de aves para satisfacer las necesidades humanas de plumas para vestir los sombreros femeninos.


https://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2019/04/mis-peliculas-favoritas-wind-across.html. 

Carson sólo escribió 4 libros. El quinto, “El sentido de lo maravilloso”, apareció póstumamente, en 1965. “Ayuda a tu hijo a maravillarse”, -era el postítulo.

La revista Time la citó entre los 100 científicos y pensadores más importantes del siglo XX.

Primavera silenciosa (1962)


Publicado en 1962, hace 50 años, ha sido considerado “la Biblia de los movimientos ecologistas”.

En 1992, un grupo de norteamericanos notables lo designó como “el libro más influyente de los últimos cincuenta años”.

La Tierra envenenada” podría haber sido la explicación del título.

La obra incluye en sus primeras páginas 3 citas: una del médico Albert Schweitzer (1875-1965): “El hombre ha perdido su capacidad de prever y de aprovisionarse. Terminará  por destruir la Tierra”.

Otra, de E.B. White:” Soy pesimista respecto al género humano porque es demasiado ingenioso para su propio bien. Nuestra aproximación a la naturaleza consiste en derrotarla hasta la sumisión. Nosotros encontraríamos mejor oportunidad de sobrevivir si nos acomodáramos a este planeta y lo consideráramos con aprecio en vez de escéptica y dictatorialmente”.

Y la última, del poeta Keats: “Los juncos se han marchitado en el lago, y ningún pájaro canta”, que sirve de introducción a la “Fábula para el día de mañana”, título del primer capítulo. “Había una vez una ciudad en el corazón de Norteamérica donde toda existencia parecía vivir en armonía con lo que le rodeaba… Un día todo empieza a cambiar. ”Era una primavera sin voces…”, una primavera silenciosa. “Este libro trata de explicar qué ha silenciado las voces de la primavera en incontables ciudades de Norteamérica”.

Lo que cuenta Rachel Carson, hoy, en 2012, nos pone los pelos de punta, porque ya lo advertía hace más de 40 años, cuando los productos químicos apenas empezaban a utilizarse masivamente.

“Instruimos a ecólogos en nuestras universidades, e incluso los empleamos en oficinas gubernamentales, pero rara vez aceptamos su consejo…”-es su queja.

UNA BREVE BIOGRAFÍA


Rachel Louise Carson (www.rachelcarson.org)  nació el 27 de mayo de 1907 en Springdale, Pennsylvania. Y murió el 14 de abril de 1964 en Silver Spring, Maryland (USA), de cáncer de mama, a los 56 años.

Inició sus estudios en el Pennsylvania College for Women y se graduó en Zoología en 1929 por la Johns Hopkins University.

En 1932 entra a formar parte del Departamento de Zoología de la universidad de Maryland.

Tras obtener el título de hidrobióloga en la Agencia de Estados Unidos de Pesca, desempeña el cargo de directora de publicaciones de esta institución. En su tiempo libre, escribe artículos sobre la vida marina.

Después de la II Guerra Mundial, en 1949, se convierte en la bióloga principal del Servicio de Estados Unidos para la Pesca y la Vida Natural.

En 1951, aparece su libro El mar que nos rodea. En él habla ya del cambio climático.

Concretamente, en el capítulo 12, titulado El termostato del globo, comenta  la estrecha relación entre el clima y las trayectorias generales de las corrientes oceánicas. “En general se marcha hacia una Tierra más caliente”, concluye.

Pero entonces nadie le hizo caso…

En 1962, con Primavera silenciosa, advierte sobre el peligro de los productos químicos en nuestra vida cotidiana. Cuarenta años después, la doctora Doris Rapp (www.drrapp.com), pionera en medicina ambiental y pediatra especializada en alergias, publica en 2003 Nuestro tóxico mundo, considerado por algunos la continuación del libro de Carson. Ella establece una relación entre la hiperactividad que hoy  se dice que sufren muchos niños y la exposición a sustancias químicas: “Lo que produce dicha enfermedad es, en realidad, la combinación de 5 elementos: polen, hongos, polvo, alimentos y sustancias químicas”. Y advierte: “Si no convencemos a los políticos del daño que causan las industrias de fármacos y de químicos, estamos perdidos”. (Revista Integral nº 332, agosto 2007).

[Comunicación para el VII Congreso Nacional de Periodismo Ambiental, en noviembre de 2007, actualizada].

P.S.

EN 2017, SE CUMPLEN 110 AÑOS DE SU NACIMIENTO

Coincidiendo con el cincuentenario de la publicación de Primavera silenciosa, en 2012 la editorial Encuentro traduce por primera vez en español su última obra, El sentido del asombro. 



Mª Ángeles Martín R-Ovelleiro, su traductora, afirma en el prólogo: “…Este libro es su obra más trascendente y desconocida”.

EL SENTIDO DEL ASOMBRO, ALGO PARA TODA LA VIDA

Yo quizá lo hubiera traducido como “La capacidad de asombro/de asombrarnos”.

La quinta, y última, obra de Rachel Carson, apareció como libro póstumamente, en 1965. Antes lo hizo como artículo de revista, en 1956: “Ayuda a tu hijo a maravillarse”.

En su mente estaba dedicárselo a Roger,  su sobrino-nieto, hijo de una de sus dos sobrinas, de quien se hace cargo cuando esta muere en 1957. De hecho, él es el protagonista del pequeño libro, citado en varios momentos: “Una tormentosa noche de otoño, cuando mi sobrino Roger tenía unos veinte meses, le envolví con una manta y lo llevé a la playa en la oscuridad lluviosa…”- comienza el relato. “Ahora, pasado el cuarto cumpleaños de Roger…”.

Compartir aventuras en la naturaleza. Compartir la fascinación

Una noche es la busca de cangrejos “fantasma”; otro día es el juego “del Árbol de Navidad” (asignando los abetos, según su tamaño, a diferentes animales del bosque: ardillas, conejos o marmotas); otra es mirar a través de una lupa un copo de nieve, un grano de arena o una mancha de musgo. O buscar con una linterna a los “músicos nocturnos” (grillos y chicharras). O seguir con unos prismáticos o un telescopio las aves en migración.

“Para mantener vivo en un niño su innato sentido del asombro…se necesita la compañía de al menos un adulto con quien poder compartirlo…”.

Más importante sentir que conocer

A los padres preocupados porque no saben distinguir los árboles o un pájaro, les indica numerosas posibilidades de compartir un sentimiento, un momento mágico… “Es volver a aprender a usar tus ojos, oídos, nariz y yemas de los dedos”. Las posibilidades son infinitas: mirar las nubes en movimiento, escuchar el viento, sentir la lluvia en la cara, oler la madera quemada en una chimenea…

“El compartir…se basa en pasarlo bien juntos más que en instruirle”. “Cuando Roger me ha visitado en Maine y hemos paseado por esos bosques, no he hecho el menor esfuerzo consciente en nombrar plantas o animales ni en explicárselas; tan solo le he expresado mi propio gusto por lo que veíamos…”.

Pero, al final, se conoce y se sabe.

The Sense Of Wonder. Mantener la curiosidad a lo largo de toda la vida

¿Y cuál es el objetivo último de conservar y fortalecer este sentido? – se pregunta casi en el último capítulo. Pues no sentirnos nunca solos ni aburridos; “tener reservas de fuerza”. Incluso para enfrentarse a la muerte, al final del camino…



SABER MÁS


https://www.youtube.com/watch?v=T_Njv5Ygg0g. Rachel Carson (en inglés).

https://www.youtube.com/watch?v=SeJNRaE11A0. La hª de Primavera silenciosa.


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