Yo la hubiera llamado “La
vida de un pastor asentado”, en inglés “hefted”, que es la palabra que abre su
relato. Quiere decir “apego” y remite al nórdico antiguo, donde significa
“tradición”.
Tiene que ver con la tesis
que se desarrolla en estas peculiares memorias a través de las estaciones de un
año agrícola: “Los individuos viven y mueren, pero las granjas, los rebaños y
las viejas familias permanecen”.
La historia comienza con la
charla de una vieja profesora a unos
adolescentes rebeldes de 13 años diciéndoles que deben aspirar a ser algo más que granjeros. “La idea de que
tanto nosotros como nuestros padres y madres podíamos ser gente inteligente,
trabajadora y orgullosa que se dedicaba a algo que merecía la pena, algo que
podía ser incluso admirable, se le escapaba”.
El libro es una lección de
amor y de orgullo, de defensa de un modo de vida y de los “olvidados del mundo
moderno”, los “don nadie” que crean y mantienen los paisajes que luego los urbanitas disfrutamos como paseantes y
domingueros ocasionales.
“Esta es mi vida. No quiero
otra”- termina su relato, con dos frases lapidarias y seguras.
En el capítulo de
agradecimientos, entre otros muchos, están su profesora de primaria, Judith
Craig, “que me ayudó a amar los libros y el conocimiento” (cita dos, en
concreto, “que aún me fascinan”: I am
David, de Anne Holm, y La Odisea);
su madre, que escucha sus “divagaciones sobre libros e ideas cuando
trabajábamos en la granja”, o mientras plancha y cocina; su mujer, Helen,
“cuando te conocí, apenas podía sostener un lápiz y no entendía la gramática ni
las reglas”; y la gente de las granjas.
“Este libro cuenta mi
historia, la de mi padre y mi abuelo…Es la historia de una familia y de una
granja…Es, en parte, una explicación del trabajo que realizamos en el
transcurso del año; en parte, un libro de memorias…y en parte, un relato sobre
la historia del Distrito de los Lagos desde el punto de vista de la gente que
vive ahí tal como se ha hecho durante cientos de años”.
James
Rebanks. En Twitter desde enero de 2012
Su presentación en la red
social (herdyshepherd1) es algo así como: “Pastoreo ovejas de raza herdwick y
swaledale en el Distrito de los Lagos inglés. Duro trabajo en la granja durante
el día y escribiendo libros por la noche”.
En la actualidad tiene más
de 84.000 seguidores. Un día se le ocurrió la idea de fotografiar lo que hacía
a diario y subirlo a la red. La gente pronto empezó a seguirlo y a hacerle
preguntas. Luego, le pidieron un artículo sobre su trabajo…hasta llegar al
libro.
Nunca se imaginó mientras
leía “El viejo y el mar” en la biblioteca que su madre heredó de su abuelo, que
acabaría convirtiendo en realidad su pensamiento de entonces: “Algún día
escribiré algo parecido sobre mi relación con mi padre y mi abuelo…”.
Y, sin embargo, la
inspiración última para su primer libro le vino de otro con un título parecido:
“Vida de un pastor” (1910), de W.H.
Hudson; en este caso, en la zona de Wiltshire, en el sudoeste de
Inglaterra. “Me maravillaron dos cosas: la manera tan brillante y sencilla en
que contaba la historia, sin complicarse…y que éramos un tema al que se podía
dedicar un libro, un gran libro”.
El de Rebanks es un libro
para aprender y revisar nuestras relaciones con
los otros; en especial, cuando andamos por el campo e incluso por los
parques nacionales y zonas protegidas donde siempre hay gente que, con su
labor, está manteniendo lo que vemos y disfrutamos.
La
forma romántica de contemplar nuestra tierra
“Para mucha gente esta es
una tierra que existe para caminar, observar, escalar, pintar, sobre la que se
puede escribir o simplemente soñar…ese sueño nunca fue nuestro…pensé que
necesitábamos libros escritos por nosotros acerca de nosotros mismos…”.
Una imagen que parte de Wordsworth y los llamados “poetas de
los Lagos”, a principios del siglo XIX. “El Distrito de los Lagos que describe
el poeta era un paraje poblado por su propia cultura e historia”.
O de las Guías Wainwright. “No había rastro de
ninguna de las cosas que nos importaban a nosotros…no aparecía nada de nuestro
mundo”.
Y luego está Beatrix Potter (la creadora de Peter
Rabbit, la señora Heelis, como se la conocía en los Lagos). En 1912 escribe una
carta al Times defendiendo los usos tradicionales de la tierra: “Sostengo respetuosamente
que el trabajo, la labor y los usos y costumbres que han permanecido
impertérritos durante siglos deben primar sobre el entretenimiento
improductivo”.
En su testamento, en
1943, “legó 15 granjas y 1.600 Ha. de
tierra a la Fundación Nacional (National Trust). Y estipuló, además, que en su
tierras de las colinas debían seguir criándose rebaños de ovejas herdwick de
pura raza”.
Con ello contribuyó a la
protección y conservación del entorno y del patrimonio.
La
realidad
“La mayor parte del trabajo
cotidiano de una granja consiste en un montón de pequeñas labores insignificantes que son necesarias para la gestión de la
tierra y los rebaños: Arreglar los muros. Cortar troncos. Poner setos (solo en
los meses con “R”; de otro modo la savia no fluye y el seto muere). Colocar
puertas. Limpiar los canelones…Bañar a las ovejas. Recortarles las pezuñas.
Rescatar a los corderos que se quedan enganchados en las vallas. Lavar a los
perros. Recortar las guedejas sucias de las colas de las ovejas y los corderos…”.
“Para un pastor, elegir qué hembras emparejar con cada macho es quizá la tarea
más decisiva del año”.
En verano, el día se inicia a
las cuatro y media de la mañana. “Vamos a recoger al rebaño de la colina
para esquilarlo…En la temporada de esquileo, las ovejas están plagadas de
moscas… las moscas te pican en los brazos…son días largos y duros”. “Hacer
heno. Esquilar. Cuidar a los corderos y las ovejas. Recoger el rebaño. Esto es
lo que para nosotros significa el verano”.
El otoño es la época de las ferias y las subastas donde uno se juega
el prestigio a través de los ejemplares que presenta. “Todo lo que nos convierte
en lo que somos culmina en el otoño”. “Las ventas de sementales en otoño son la
meca de nuestro mundillo. Las principales subastas de herdwicks se celebran en
Broughton-in-Furness y en Cockermouth. Las swaledales se subastan
principalmente en Kirkby Stephen y en Hawes”.
El invierno es una época dura: “erosiona
el rebaño…La nieve es letal. Entierra a las ovejas. Entierra la hierba…El
invierno son mis dedos hinchados…mis ojos inyectados en sangre (por las
semillas del heno con que se suplementa la alimentación)…los copos de nieve o
granizo que me azotan la cara…los ríos de lluvia que corren por la nuca…los
árboles y los pajares derribados por el viento”. “El tiempo de lluvia y frío
puede empezar en octubre y quedarse hasta mayo…Las semanas que van desde
Navidad hasta marzo son las más largas y las más difíciles del año…Mantenerse
seco es el mayor de los retos”.
La primavera es tiempo de cría. “Empezamos con los partos a principios
de abril…Tengo un mapa mental de las ovejas que están pariendo en los distintos
sitios y de cuándo tengo que ir a ver cómo están…Saber distinguir cuándo es
mejor intervenir y cuándo no requiere años de experiencia…A mediados de abril
recojo a las borregas (las hembras del año anterior que no van a criar) y las
llevo de vuelta a la colina”.
La
saga continúa
“Mis tres hijos [Molly, Bea
e Isaac] tienen sus propias ovejas en el rebaño para que puedan empezar a
criarlas y conocer los pros y contras de esta vida…Todos los días tienen que
realizar alguna pequeña tarea (incluso en Navidad). Así aprenden a tener un
sentido del deber y de la responsabilidad”.
“Isaac, mi hijo de dos años,
ya entiende que el cayado es una parte de lo que te convierte en pastor”. Su
hija Bea, con seis años, guiada por su padre, ayuda a parir a una oveja. “A mi
hija mayor, Molly, le encanta llevar caminando a los corderos de un lado a
otro”.
Un
momento de asueto…de 30 minutos
“Cada principio de verano le
robo un momento a otras tareas para subir a la colina que está detrás de
nuestra casa, sentarme con mis perros pastores (dos border collies, Floss y
Tan) y darme media hora para
contemplar el mundo…Amo este lugar. Para mí es donde empieza y acaba todo…”.
Si le quedaran unos pocos
días de vida, su sueño sería dedicar uno al menos a “revisar carneros de raza
herdwick”. Como le dicen sus hijos, “para ti no hay nada más que ovejas…”.
Estamos
hechos de historias…
“Mi abuelo contaba anécdotas
de su abuelo materno, T.G. Holiday…Mi abuelo adoraba e imitaba a su abuelo
tanto como lo hacía yo con él… Algunos
de los primeros recuerdos que tengo son de ir detrás de mi abuelo por los
campos de heno en verano…Crecí, literalmente, para convertirme en él…Mi abuelo
se construyó a sí mismo a partir de las historias de T.G. Holiday, y yo me hice
a mí mismo a partir de las historias sobre mi abuelo…Mi abuelo vive en mí. Su voz.
Sus valores. Sus historias. Su granja…Todas las granjas cuentan con historias que
permanecen vivas únicamente en la memoria de los demás pastores y granjeros”.
…y
la historia verdadera del lugar
“La verdadera historia y la
cultura del Distrito de los Lagos está en lugares como esos viejos graneros de
piedra (cuyas vigas están adornadas con escarapelas y certificados de premios
obtenidos en concursos y subastas). Pero…los miles de visitantes que pasan
junto a los graneros en sus paseos nunca descubren que existe…El campo público
de Keswick y sus ilustres ferias de carneros herdwick no se mencionan en la
mayoría de los libros sobre el Distrito de los Lagos…Aquello que no ves no te importa”.
Hay mucho que hacer, pero
seguro que Rebanks nos cuenta más cosas que contribuyan al reconocimiento y
consideración del mundo rural. En la actualidad, es “asesor experto” del Centro
del Patrimonio Mundial de la UNESCO. “Colaboro con ellos como freelance
para garantizar que el turismo beneficie a las comunidades locales”.
SABER
MÁS
https://twitter.com/herdyshepherd1. Desde enero 2012.
"I farm Herdwick and Swaledale sheep in the English Lake District. Busy
working on farm (days) and writing book (nights)".
https://www.youtube.com/watch?v=DNWLDx53BgU. Alfred Wainwright, autor de guías ilustradas manuscritas. Su autobiografía se titula “Fellwanderer” (“Vagabundo de los páramos”).
https://www.youtube.com/watch?v=-FEMg5i4H4Q. Rapsodia sobre un tema de Paganini, por
Rachmaninov, la preferida de su madre.
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