jueves, 22 de diciembre de 2016

LUCIA BERLIN: MANUAL PARA MUJERES DE LA LIMPIEZA


“Me encantan las casas, todas las cosas que me cuentan, así que esa es una razón de que no me importe trabajar como mujer de la limpieza. Se parece mucho a leer un libro…”- comienza el relato titulado Luto. Y continúa: … “incluso las casas vacías tienen historias, pistas…”.

Quien escribe esto es Lucia Berlin que, entre muchas otras cosas y, además de escritora, fue, a ratos, mujer de la limpieza (y profesora de escritura y administrativa y telefonista y auxiliar de enfermería).  Un ejemplo de determinación y resiliencia, a pesar de todo y de todos. De su alcoholismo, de tener que sacar adelante, sola, a sus 4 hijos…


Murió el día de su cumpleaños, un 12 de noviembre de 2004, a los 68, y está enterrada en Green Mountain Cemetery, en Boulder, Colorado, “…el pueblo más sano de todo el país…donde no hay suciedad”.


Imparcialidad, compasión, detalles específicos y economía eran sus recomendaciones a la hora de escribir.

Una mujer que supo convertir su vida en literatura

“La mayoría de los escritores utilizan accesorios y decorados de su propia vida…El doctor B. está inspirado en el nefrólogo para el que trabajé durante un tiempo” – confiesa en Punto de vista.


“Tres divorcios, cuatro hijos, tantos trabajos…”- escribe en Triste idiota.

“Me gusta mi trabajo en Urgencias” (Apuntes de la sala de urgencias, 1977).

Ha habido quien la ha llamado “la Raymond Carver femenina”. Ella dijo al respecto: Nuestros estilos vienen de nuestros orígenes: No muestres tus sentimientos, no llores…”.

Libros y autores en su estantería y en sus relatos


En Inmanejable, publicado en 1992, cita títulos de Edward Abbey, escritor y ambientalista estadounidense, Chinua Achebe, escritor nigeriano que escribe en 1958 Todo se desmorona; Sherwood Anderson, maestro de la técnica del relato corto; Jane Austen, novelista británica, y Paul Auster, escritor del azar y la contingencia.

En Querida Conchi, le explica a esta amiga “literaria”: “Estoy leyendo a Jane Austen [mientras la narradora está matriculada en la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque]. Su prosa parece música de cámara, pero es auténtica y divertida al mismo tiempo”.

En Y llegó el sábado, cita los libros que leen e intercambian en el taller de escritura de la cárcel: El bote abierto, de Stephen Crane; Crimen y castigo; El extranjero; Elmore Leonard [escritor primero de novela del oeste, y luego, policiaca]; El blues de Sonny, de  (James) Baldwin; El asesinato, de Chéjov.


Una vida sin descanso, vagando

“Debo de llevar doscientas mudanzas a cuestas”- escribe en Carpe Diem. Quizá doscientas sean muchas, pero si hacemos caso a uno de sus hijos que decía que no pasaban más de 9 meses en un destino, en sus 68 años de vida, pudo mudarse más de 70. Seguro que más de 20.


Sabemos que estuvo en El Paso, Albuquerque, Oakland, Berkeley, Nueva York, Idaho, Montana, Nuevo México, Arizona,  Alaska, México, Chile, Perú… Ciudades, estados, países…

Escribir solo sobre lo que siento. Ser auténtica y divertida

“No me importa contar cosas terribles si consigo hacerlas divertidas”- escribe en el relato titulado Silencio. “Exagero mucho, y a menudo mezclo la realidad con la ficción, pero de hecho nunca miento” - añade más adelante.

“Podéis mentir y aun así decir la verdad” -dice la profesora de un taller de escritura en una cárcel, en Y llegó el sábado. “Esa historia es buena, y suena verdadera, venga de donde venga” – anima a uno de los alumnos.


Otras peticiones que les hace son: “…lo que quiero son dos o tres páginas  que lleven hasta un cadáver. No mostréis el cadáver. No nos contéis que habrá un cadáver. Acabad la historia de manera que sepamos que va a haber un cadáver…”. O “escribid sobre el dolor…”.

“Describe a tus personajes tan horriblemente como quieras”- le dijo a Dave Cullen- “pero bájate de su espalda”. “Chéjov era su héroe, por su férrea disciplina en pos de la imparcialidad”- afirma su antiguo alumno. Otras de sus frases eran: “Mantén el drama fuera de la escena, entre bastidores” y “Termina con una frase que sea como un puñetazo en la tripa”.

DATOS PROBABLES (sacados de sus relatos)

Nací en Alaska (Nació en Alaska en 1936 como Lucia Brown).

Mi padre era ingeniero de minas. Lo llamaban Brown el Clausurador.

Vilas, la primera escuela a la que fui en El Paso [Texas].

El primer libro del que me enamoré (una novela de Dorothy Canfield sobre una niña huérfana, [Understood Betsy].


Mi película favorita, La canción de Bernadette.


Antes de la guerra [IIGM] solo había vivido en pueblos mineros remotos.

Tenía cinco años en la mina de Deuces Wild, Montana.

Mullan, Idaho, en la sierra de Coeur d´Alene…Una escuela de una sola aula, una cantina con un surtidor de gaseosa, una estafeta de correos, una cárcel. Un burdel, una iglesia. Una pequeña biblioteca…

De niña salí callada, al vivir en pueblos mineros de montaña y mudarme demasiado a menudo para hacer amigos.

Llevaba un corsé ortopédico para la curvatura de mi columna.

Llevaba un corsé aparatoso para corregirme la columna.

Con mi tanque de oxigeno portátil.

LITERATURA Y VIDA. Detalles específicos

La forma de mirar, observadora, detallista, se atribuye a la madre, en los relatos: “Eso nos diste. La mirada…tu forma de mirar, sin que nunca se te escapara nada” (Panteón de Dolores).

“El olor de México. Humo, guindilla, cerveza. Claveles, velas, queroseno. Naranjas y orines”. (Dentelladas de tigre).

“Los olores de México…Cebollas y claveles. Cilantro, pis, canela, goma quemada, ron y nardos. Los hombres huelen en México. El país entero huele a sexo  y jabón”. (Panteón de Dolores).

“En México todo tenía sabor. Ajo, cilantro, lima. Los olores eran intensos”. (Toda luna, todo año).

“No hay luna como la de una noche clara de Nuevo México” (Perdidos).

“El olor a polvo y salvia que recordaba de la infancia [en El Paso]” (Carmen).

“Ciudad de México es una metrópoli inmensa pero la gente tiene títulos, como “el herrero de un pueblo”; el estudiante de medicina; el juez; Victoria, la bailarina…”. (Triste idiota).

[Boulder, en Colorado]. "Este debe de ser el pueblo más sano de todo el país. En las fiestas universitarias o en los partidos de fútbol no se bebe. Nadie fuma, no come carne roja o dónuts bañados de azúcar. Puedes ir solo por la calle de noche, salir de casa sin cerrar las puertas con llave. Aquí no hay bandas y no hay racismo. Tampoco hay muchas razas, de hecho" (502).

LO QUE DICEN DE ELLA LOS DEMÁS


Sus alumnos

Un alumno suyo de Boulder, en Colorado, entre 1994 y 2000, David Mulholland, explica: “Fue una inspiración que creyó en mi escritura cuando nadie más lo hacía. Por ella, estoy ahora en el lío en que me hallo.  Tengo 30 años, no puedo pagar las cuentas, he desempeñado trabajos sin futuro, pero he estado escribiendo cada minuto que tenía libre. No tengo remordimientos salvo por no haber estado más en contacto [con ella]…”.

Los dos somos buscadores, vagabundos…

Otro de sus primeros alumnos, Dave Cullen, lo cuenta así en la revista Vanity Fair, en 2015:

“Boulder, 1994. Hermosa, satinada, muy blanca. Ella tenía 58 años; yo, 33…Ella había vivido varias vidas…Yo había vivido en 10 ciudades de tres continentes desde que abandoné el colegio para ingresar en la infantería…Aún no había aceptado del todo que era homosexual…”.

Nada más entrar por la puerta, Lucia le dice: “Vas a darme problemas…”.

Ese primer semestre Lucia ha de ingresar en el hospital. La doble escoliosis le había atravesado un pulmón hacía años, y ahora, el “bueno”, también estaba afectado.

“Cuando recuerdo a Lucia, los primeros sentimientos que me vienen a la mente son: segura, respetada, amada”.

“Brutalmente honesta y, sin embargo, compasiva”

“Escribe lo que ves, no lo que quieres ver”- le dice. “Mira, mira realmente… Siéntelo, como si te estuviera pasando a ti…”- le recomienda.

“Transformó mi trabajo -explica Dave Cullen. “Tuvo un gran impacto en mi libro Columbine [publicado en 2009]. Sentía a Lucia sobre mi hombro mientras escribía, los último cinco años después de su muerte…Cuánto duele el método de escribir así…”.


http://www.vanityfair.com/culture/2015/09/lucia-berlin-is-finally-a-bestselling-author. Un alumno, Dave Cullen, cuenta su experiencia (En inglés).


Sus hijos

El hogar era ella, el sonido de su voz y su amor

Su hijo Mark, que se define como “el mayor y más problemático”, hace su semblanza: “Mi primer recuerdo es la voz de Lucia leyéndonos a mi hermano Jeff y a mí. No importaba de qué iba la historia porque cada noche nos leía un cuento con su acento suave y cantarín  mezcla de Texas y Santiago de Chile…

Junto a su humor y su escritura, heredé de ella una mala espalda…Nos reíamos sobre el primer precepto del Budismo: La vida es sufrimiento…


Como madre joven nos llevó a recorrer las calles de Nueva York: a museos, a reunirnos con otros escritores, a ver una imprenta en acción o a pintores en su estudio, a oír jazz.

Y luego, de repente, estábamos en Acapulco o en Albuquerque, no más de 9 meses en cada destino -como promedio. Pero el hogar era ella, el sonido de su voz, y su amor…

Mi recuerdo favorito es un atardecer en Yelapa [Puerto Vallarta, México] con el sol destellando en el saxofón de Buddy Berlin, remolinos de bebop y el olor de la madera, pues Má cocinaba en un comal, su cara radiante a la luz coralina, los flamencos pescando en la laguna, el croar de las ranas, nuestros pies crujiendo sobre el basto suelo de arena. Haciendo la tarea  a la luz de la lámpara y la chirriante Billie Holliday.

Má escribió historias verdaderas, no necesariamente autobiográficas, pero bastante cercanas. Nuestras historias y recuerdos familiares han sido rehechos, embellecidos y editados hasta un punto en que ya no estoy seguro de lo que sucedió en aquel tiempo”.

De hecho, muchos de los personajes y caracteres aparecen y se repiten en muchos relatos: un abuelo lascivo, una madre alcohólica, una hermana moribunda… El colegio St. Joseph, tío John, César el buzo, Mamie la abuela tejana, una madre cruel, un hijo que siempre se llama Ben…

Una vida extraordinaria vivida intensamente

Otro hijo, David, dice de ella: “Era la mujer más lista y divertida que jamás haya conocido ni conoceré…Algunos relatos los escribía en horas y otros le llevaban décadas…Su estilo se parece tanto a cómo hablaba…Su empatía, su dolor, su humor…”.

Ella dijo en uno de sus últimos relatos: “La única razón por la que he vivido tanto tiempo es porque fui soltando lastre del pasado. Cierro la puerta a la pena, al pesar, al remordimiento…”.

SABER MÁS. Canciones, relatos...

http://luciaberlin.com/. Su página web.


http://www.cuentosycuentos.com/los-blues-de-sonny-james-baldwin.html. El blues de Sonny, relato de James Baldwin.

http://lylemei.blogspot.com.es/p/un-poema.html. Poema Los hombres huecos, de T.S. Eliot.

https://www.youtube.com/watch?v=gooN9iu4EbM. Canción Red River Valley que cantaba a sus hijos Lucia Berlin.

https://www.youtube.com/watch?v=6qtymMIAUKQ. Canción Way Down in Missouri.

https://www.youtube.com/watch?v=qkxzbzl2zKs. I´m fool to want you, canción por Billie Holiday.

https://www.youtube.com/watch?v=emiBwT-_USs. La canción de Bernadette, film.


https://www.youtube.com/watch?v=TK5mv02cxQw. Canción Long Ago and Far Away.

https://www.youtube.com/watch?v=GqMOE5AIzGg. Ay Jalisco no te rajes, canción.

https://www.youtube.com/watch?v=5X9lOWg7fNM. Do the Hucklebuck, canción.




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