lunes, 21 de mayo de 2018

MARIE CURIE Y SUS HIJAS. CARTAS




Marie Curie siempre me pareció adusta en las fotos, y muy seria. Por eso, es un placer leer sus cartas, que desmontan la imagen que yo me había formado en la cabeza.

También es un placer seguir el crecimiento de sus hijas y cómo se convierten en colegas y amigas.

Irène se revela como apasionada y vehemente. Ève, es más de pequeños detalles.

La edición está realizada por la hija de Irene y nieta de Marie, Hélène, y por Monique  Bordry, exdirectora del Museo Curie. Son más de 200 cartas desde 1905 hasta la muerte de Marie Curie, en 1934.

La primera que aparece es una postal que le envía Marie Curie a Irène desde Estocolmo donde el matrimonio se encuentra para el discurso de entrega del premio Nobel, en junio de 1905. Marie firma como Mé (Pierre, el padre, es Pé para las niñas).

Cuando muere Pierre, el 19 de abril de 1906,  Irene tiene 9 años, y Eva, 2. Marie decide irse de la casa del bulevar de Kellerman (nº 108), que le trae muchos recuerdos, a Sceaux (Le Chemin de Fer nº 6), en las afueras de París.

Con 10 años Iréne le escribe a su madre: “…Escríbeme exactamente qué día vas a venir…”. Con 11, le cuenta: “He resuelto uno de tus problemas a la primera…”. Con 12, le requiere: “Te he hecho 10 preguntas. Contéstalas todas cuando me escribas”…Entre ellas, “¿Qué plantas has puesto en la tumba de Pé?, ¿Cuáles están en flor?...”.

“Tus cartas son mi mayor alegría en esta soledad en que estoy aquí”- le escribe Marie desde París en el verano de 1910. “Intenta ponerte al día en música y alemán; te mandaré pronto el resumen de álgebra”. Irène en una carta anterior le había escrito: “Pido a voces un resumencito sobre las derivadas”.

Ambas hermanas se dirigen a ella como “Dulce Mé”.

Con 15 años, Irène le cuenta a su madre cuáles son sus lecturas: “Lo primero que leí en inglés sin que me obligara nadie fueron los cuentos de Kipling en Pascua”. En junio de 1912 está leyendo simultáneamente  la comedia en lengua alemana Minna von Barnhelm, “2 o 3 historias de Shakespeare (adaptadas para niños), el final de Ondine, el principio de David Copperfield  (en inglés), el Viejo Marino, unas historias cortitas que hay en el libro de alemán de Ève y unas historias cortitas que hay en el Berlitz”.


Desde Londres, en 1913, Marie le envía a Irène, de 16 años, un beso “y también un procedimiento de construcción de una elipse que quizá no conoces…”. Ella le contesta que está estudiando “un poco” los movimientos vibratorios y la hibérbole…Su madre le pone al día de algunos de los investigadores con los que coincide en Londres: “el señor Lorentz [Hendrick, físico holandés] a quien conoces, Mrs Rutherford [mujer del físico inglés Ernest Rutherford] y  [Frederick] Soddy [químico inglés], a quienes has visto también en casa. Yo era la única francesa, con la excepción de un ingeniero a quien conocía poco, el señor Lallemand”.

El 28 de julio de 1914 comienza la I Guerra Mundial. Éve, de 10 años, está en Arcouest, cerca de Paimpol, en la Bretaña francesa. Allí, varios profesores de La Sorbona, han ido construyendo sus casas a partir de 1898, formando una colonia de vacaciones.

El 1 de agosto Marie escribe desde París a sus dos hijas, en Arcouest: “Las cosas se están poniendo feas y estamos pendientes de que movilicen en cualquier momento. No sé si podré irme porque no voy a estar lista antes del lunes y podrían cortar las comunicaciones. No perdáis la calma. Estad tranquilas y sed valientes…Irène, tú y yo procuraremos ser de alguna utilidad…”.

El 6 de septiembre -ya declarada la guerra por Alemania a Francia-, Marie escribe a Irène, que aún no ha cumplido 17 años: “Siento hasta qué punto eres ya para mí una compañera y una amiga…”. El 26 de septiembre, le comunica: “Estoy trabajando mucho en la radiografía médica”…

Un año después, el 13 de septiembre de 1915, Irène escribe a su madre: “ …radiografié una mano con cuatro trozos de metralla de obús bastante grandes que tengo localizados y que vamos a extraer hoy…”.


Durante la guerra, Irène se ha sacado el título de enfermera y acompaña a su madre en sus tareas, y luego, la sustituye. Marie equipa los primeros coches radiológicos con aparatos de rayos X para localizar proyectiles en el cuerpo de los heridos. A la vez, forma a los médicos en los hospitales del frente y, en el Instituto del Radio, inicia un programa de formación de enfermeras. En 1921, tras la guerra, Marie publica el libro La radiología y la guerra sobre toda la experiencia.

El 3 de septiembre de 1919 (la guerra había terminado el 11 de noviembre de 1918), desde Cavalaire-sur-Mer, Marie escribe a Irène, en Arcouest: “…Pienso mucho en el año de trabajo que tenemos por delante…Pienso también en vosotras dos y en toda la dulzura, las alegrías y las preocupaciones que me dais…sois para mí una gran riqueza…”. Y añade: “El 15 de septiembre tenemos que empezar a trabajar, sin dejar de reservar aún algo de tiempo para dar paseos”…Irène tiene entonces 21 años y Ève, 14 (está preparando el examen final de bachillerato).

En junio de 1920, la hija pequeña escribe a Marie: “El examen de bachiller es dentro de ocho días…para el viernes tengo que aprender: Electricidad, Óptica, Magnetismo, Inducción, Descriptiva, Acotados, Álgebra, Homotecia, Dickens, Julio César, toda la literatura, etc, etc. Y no me sé nada…”. En septiembre, le dice: “…estoy estudiando mucha música”…Ève se dedica a estudiar piano “tocando mis buenas 5 horas [diarias]…”.

Al cumplir los 24 años, Marie escribe a Irène, en Arcouest, desde París: “…Ya sabes, niña mía, que eres para mí una amiga excelente y que me haces la vida más fácil y más dulce. Te lo agradezco infinitamente y espero que el año de trabajo que empieza pueda organizarse de forma tal que nos aporte satisfacciones que con frecuencia cuesta mucho conquistar. Considero el trabajo con mayor ánimo al pensar en tu sonrisa y en tu cara siempre alegre. Esperemos que las dificultades no sean excesivamente arduas y que podamos con ellas, al menos en parte…”.

Desde Ginebra, Marie le escribe a Irène: …”tendremos que conciliar los intereses de la labor científica, de las que somos representantes tú y yo, con los del arte de la música, que representa Évette…”. Esta última le ha comentado en agosto de 1922 que ha recibido una postal del pianista polaco Ignacy Paderewsky, quien ha accedido a escucharla y decirle qué opina de su música.


En 1924, desde París, Irène le comenta a Marie: “Estoy bastante contenta porque mi desviación magnética es bastante precisa, muy superior a la de Geiger, cuyo memorándum he encontrado…”. Su madre le pide “la precisión que has obtenido”. “Mándame aquí [Marie está en Ginebra] una separata de tu artículo sobre la distribución de los rayos alfa (Journal de Physique) para el señor Einstein…”. Y termina su carta: “¿Qué tal se comporta el polonio sobre el níquel…?”.

Desde Río de Janeiro, en agosto de 1926, Marie le cuenta a Éve (Évette): “Ayer dimos un paseo por el bosque…muy diferente de nuestros bosques europeos…los botánicos tienen mucho que hacer y también los demás naturalistas…”. Se encuentran con un matrimonio joven de exploradores que reúnen aves para el Carnegie Museum de Pittsburg, en Estados Unidos. Se llevan con ellos a su hija de un año, hecho que asombra a Marie.

Éve, en septiembre, le pone al tanto de toda su intendencia doméstica: “Estoy tardando muchísimo en instalarme y como, de propina, casi toda la fruta estaba a 6 francos la libra…, no he preparado compota ni pepinillos…”.



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