lunes, 8 de abril de 2019

LAS INVIERNAS. MOITO XEITO



A veces, una,  buscando otra cosa, encuentra una joya. Es lo que me ha pasado con Las Inviernas. Buscaba, por orden alfabético, varias obras que tenían que ver con el mundo rural.

Vi el título una primera vez: me sorprendió y seguí vagando con la vista por las baldas de la librería. “¡Vaya! No tienen nada” – me desesperé. Y el ojo volvió a recaer en las mismas  extrañas palabras. “Las Inviernas”. Lo saqué para verle la portada: dos mujeres que transportan bultos sobre sus cabezas, de espaldas, en blanco y negro. La foto también me gusta. Transmite.

No conozco a la autora, una mujer: Cristina Sánchez-Andrade. En la solapa leo que es de mi quinta, la de los años 60. Nunca he leído nada de ella, ni creo haber oído su nombre antes. Nacida en Santiago de Compostela.

Mientras empiezo a leer, me viene a la mente una noticia leída hace poco sobre “Las Marías de Santiago”. Incluso pienso en “Las Guindillas” de Delibes, las hermanas de El camino.

“En su obra abundan referencias a la tradición oral” -leo en la Wikipedia. Los títulos de sus novelas incitan a leer: Las lagartijas huelen a hierba, en 1999; Bueyes y rosas dormían, en 2001; Ya no pisa la tierra tu rey, en 2004…


Y yo, sin enterarme de nada…Y Las Inviernas es de 2014, hace ya cinco años…

Al fin, gugleando por ahí, encuentro que sí había tenido un encuentro con la autora: fue en la reseña sobre el diario de juventud de Flannery O´Connor, a su vez un descubrimiento por parte de una de mis talleristas, ahora, amiga.

¡Ah! Y el reportaje de Las dos Marías es también suyo. Al final, una encuentra las cosas cuando las tiene que encontrar…

La novela está dedicada “A mi abuela Isadora, que nos regaló muchas de estas historias”. En el capítulo de agradecimientos, al final, también entre otros, están sus tías, “especialmente María Paz, que heredaron el gusto por contar de mi abuela”. Y su madre, que le acompañó “en busca de los recuerdos de la familia”. 

El telón de fondo: los secretos, rumores y sobrentendidos


Tierra de Chá es el  lugar donde sucede la historia en 1950 (la llegada de Ava Gardner a España para rodar El holandés errante en Tossa de Mar nos determina la fecha), con referencias a momentos del pasado (La Guerra Civil, 1942, 1948…). “Lo nuestro…”.  Lo mío…”.  “Lo que sucedió entonces…”. “Lo que le pasó al abuelo”...- nos van presentando la zanahoria detrás de la cual vamos intentando desentrañar lo que se desvela a cuentagotas. Por momentos, me viene a la mente el tremendismo de Cela, el humor de Don Camilo, las estrategias de Agatha Christie o las ensoñaciones de Cunqueiro. Hacía mucho que no encontraba un argumento y un lenguaje tan originales.

Palabras que he aprendido

Gatipedro, arresponsador, antroido, oblata, rueiro, tecelata, lareira, maestro de ferrado,  (Quien quiera saber lo que significan, ¡que lo busque en el diccionario, como yo!...).

SABER MÁS

https://elpais.com/elpais/2017/06/18/eps/1497737128_149773.html. Querida abuela, columna de Cristina Sánchez-Andrade. “Queda poca gente que converse y sobre todo que escuche como tú lo hacías”…“Tal vez, los secretos que todos escondemos son los que mejor nos definen”.





Otras novelas que quiero leer

María Sánchez (Córdoba, 1989): Tierra de mujeres. “En mi casa, las mujeres no nos regalamos flores, sino ramitos de laurel, perejil o hierbabuena”. "La primera veterinaria de nuestro país, María Cerrato, estudió para poder heredar el oficio y el lugar de trabajo de su padre. Necesitó un permiso del ministro y un certificado médico para cursar una carrera que terminó en dos años”.

https://www.revistacactus.com/la-importancia-de-un-nombre/. La importancia de un nombre, por María Sánchez.


Elvira Valgañón (Logroño, 1977): Invierno.


Lara Moreno (Sevilla, 1978): Por si se va la luz.


Pilar Fraile (Salamanca, 1975): Las ventajas de la vida en el campo.













2 comentarios:

  1. Me regalaron "Invierno" de Elvira Valgañón y me ha parecido una joya. Si quieres te la dejo y cambio por Las Inviernas.

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  2. Gracias a tí.
    La peli de Pandora y el holandés errante me impactó mucho, en su día. Sólo la he visto una vez, aunque no me importaría repetir.
    Besos,

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