lunes, 2 de septiembre de 2019

FELICIDAD BLANC (LA VIUDA DE LEOPOLDO PANERO). CUENTOS COMPLETOS


“[Los cuentos] Contienen siempre dos historias: la visible y la secreta”- escribe Sergio Fernández Martínez en su estudio Los años de silencio, sobre la que fuera la esposa del poeta Leopoldo Panero. “El amor, el dolor y la soledad son los grandes temas que vertebran sus relatos…, los tres ejes de su cuentística”. “El amor es lo que caracteriza mi manera de escribir”- dirá ella en 1979.

Los cuentos reunidos (2019). La ventana sobre el jardín/Sentada frente al mar

Aunque, en el índice, aparecen según la fecha de publicación, yo prefiero leerlos según la fecha de composición.

El orden en que fueron escritos

El escrito en primer lugar fue El cóctel (aparece como El cock-tail en la revista Espadaña, número 39), en 1949, con 36 años y 2 hijos.

“Escribí estos cuentos al regresar de Londres [en 1947]” - le cuenta a Ana Mª Moix, en 1978. “Nacieron del contraste entre la vida, muy llena, de Inglaterra, y la de aquí, muy precaria afectiva y económicamente…[esto] me hace ver los problemas de la gente que me rodea”…

“El primer cuento lo escribí al regresar de un cocktail…de un tirón”. En Espejo de sombras, lo recuerda así: “Hemos estado en un cóctel. Cerca de mí hay una señora cuyo atuendo disimula una cierta pobreza, pero que trata por todos los medios de parecer elegante. Veo su marginación y las gentes que pasan de un lado para otro desconociéndola. Y veo el triste retorno de esa mujer a casa, la ilusión que quizá puso en esa primera reunión social…”.

A los pocos días de redactar El cóctel, escribe su segundo cuento, titulado La institutriz. Así lo resume: “La historia de una mujer que de joven tuvo un amor, lo perdió y, frente a la oportunidad de recuperarlo años más tarde, prefiere perderlo definitivamente…”.

El tercero, El domingo, su cuento preferido, lo escribe “mientras mezo la cuna de Leopoldo María”. Se lo dedica a su hijo Juan Luis, entonces de 7 años, “que lo guarde siempre como recuerdo de su madre. Octubre 1949”. La protagonista es ella en aquel momento: …“el dinero que no llega, los hijos que gritan, la muchacha torpe que no le entiende a uno. Y aquel hombre cansado que se acuesta muchas noches sin apenas hablar”.

Para La ventana, publicada en 1950 en Cuadernos Hispanoamericanos, se inspira en su hermano Luis, “la historia de un joven soñador que nunca ha sido capaz de realizar ninguno de  sus sueños…”.

El nudo, publicado en 1952 en la revista Cuadernos Hispanoamericanos, está inspirado en una historia real: … “una mujer que, en los años del estraperlo, venía a venderme leche condensada para mi niño…La mujer fue una asistenta que tenía un marido, borracho, y su sentido de salvar su hogar le hacía trabajar a fondo, sin despreciar ni aborrecer nunca a su esposo. Su única queja y lamento era decir de vez en cuando: “¡Ay, señorita, si una pudiera deshacer el nudo!”…

En 1954, redacta su cuento  más extenso, (“El cuento pasa en Madrid en guerra, y no sabemos qué título darle. Nos inclinamos por Ciudad en sombra”- le escribe en una carta Eulalia Galvarriato a Leopoldo, de viaje por América), titulado finalmente, Ciudad sin alma.

“Todas las protagonistas son mujeres…, mujeres que luchan por el reconocimiento de realización personal” -escribe en su estudio Sergio Fernández Martínez. “Como casi todos ellos, tiene como protagonista a una mujer desdichada”- dirá Felicidad Blanc. “Son cuentos todos tristes, inspirados en la realidad que me rodea”. “Una visión a la vez triste y compasiva de la vida”- le escribe  José María Souvirón, en una carta, en 1956.

Espejo de sombras (1977), “la primera declaración de una mujer de su propia vida en España”


Se publicó al año siguiente al estreno de la película El desencanto, que fue un escándalo por desvelar los intríngulis de una familia. “Una de las cosas que me gusta [del libro] es que me deslinda de Leopoldo. Él era un gran escritor y yo soy Felicidad Blanc”. “Sentía la necesidad de dejar constancia de mí. Las personas desaparecen y solo estas cosas son las que quedan”- dice en 1979.

Dividido en 7 capítulos: Las raíces, Una niña que llora, Manuel Silvela 8, Los años de la guerra, Amor y literatura, Mujer de poeta y Yo misma, el libro está a medias entre el testimonio, las memorias, la auto/biografía, la historia de vida y la confesión. “Solo escribo por vivencias o inspiración obligatoria”- dijo en 1980.

“Gran parte de esas sombras a que se refiere el título de mis memorias, son personajes literarios”- le confesó en una entrevista a Rosa María Pereda, en 1977.

Mientras leo, me vienen  a la memoria Mercé Rodoreda y su Espejo roto,  las Memorias de una mujer sin piano, de Jeanne Rucar, la mujer de Buñuel (cuando Felicidad narra la historia de su biblioteca), las memorias de Carmen Baroja y el llamado “malestar sin nombre”, de Betty Friedan.









“No son las grandes historias negativas las que estropean un matrimonio, sino las pequeñas cosas…Pienso en tantas mujeres que, como yo, habrán dejado que se oscureciera su inteligencia,…anuladas en una renuncia inútil”…

1955. “Y dejo de escribir…”.

En 1955 publica Ciudad sin alma en la revista Siluetas, su último cuento antes de la muerte de su marido en 1962. Sus hijos tienen entonces: 13 años Juan Luis; 7 años Leopoldo, y 4 años Michi. 

“La casa empieza a funcionar mal, a los niños cuando hablan apenas les contesto. Y un día me pregunto si vale la pena, si esos cuentos justifican el abandono. Y dejo de escribir…”. Y continúa: “Vuelvo a ser el ama de casa bastante imperfecta que siempre he sido…Y de nuevo los días iguales, las noches levantándome a tapar al niño que tose o al que una pesadilla ha despertado. Esperando oír la llave en la puerta, ya sin reproches, con la costumbre de algo inevitable…”.

1979. Cuando amé a Felicidad. Cuentos y cartas literarias sin destinatario

Incluyen El adulterio, Última actuación, Carta primera, Carta segunda, Carta tercera y Carta cuarta.


El adulterio, inédito hasta 1979, está protagonizado por una mujer, pero es un adulterio no consumado, un ensueño; la protagonista no llega a cometer la infidelidad. Ella, Felicidad, se entera a la muerte de su marido, de que “había llevado una vida de prostíbulo…”.

En Última actuación, “se narra la decadencia de una actriz que lo tuvo todo en una época de absoluto esplendor”- escribe Sergio Fernández.

La Carta cuarta es anterior a Espejo de sombras. “Creo que de ahí salieron un poco todos los amores que he tenido, y a los que voy a visitar y los encuentro igual que siempre”- dijo. En concreto, en esta carta, se recrea en el recuerdo de una mañana en el parque de Battersea, en Londres [el pulmón verde del sur de Londres, a orillas del Támesis, con un lago]…. "la mañana de aquel día de sol, con toda la primavera de Londres para nosotros…Las flores, los narcisos, su flor preferida…Enfrente de nosotros en un pequeño lago se veían los cisnes. Al fondo, una pared cubierta de hiedra…”. En Londres, se enamoró de Luis Cernuda…

El desencanto (1976) la da a conocer al gran público. Su faceta de actriz, y otras


A pesar de sus 6 cuentos publicados, no será hasta la película de Chávarri, en 1976,  con 53 años, cuando empiece a ser conocida por el público. La película (documental) fue considerada uno de los mejores ejemplos del cine de realidad.

En 1978, aparece como doña Elsa en Los restos del naufragio, de Ricardo Franco. http://www.rtve.es/alacarta/videos/historia-de-nuestro-cine/historia-nuestro-cine-restos-del-naufragio-presentacion/3245980/.


En 1983, interpreta a Angustias en El arreglo, de José Antonio Zorrilla.

En 1985, encarna a Eugenia de Montijo, ya madura, en la serie de televisión Paisaje con figuras (emitida el 18 de abril en TVE).

En 1987, da vida a doña Andrea en la película Calé, de Carlos Serrano.

En 1983, dirige en Radio Nacional de España, Radio 1,  junto a su hijo Michi, el programa semanal Retrato de una generación (en el espacio Trece en uno), sobre la Generación del 27, con entrevistas a: Alberti, Aleixandre, Dámaso Alonso [marido de Eulalia Galvarriato], José Caballero, Gabriel Celaya, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, Ramón Gaya, Juan Gil-Albert, Ernesto Giménez Caballero, Jorge Guillén, Ernesto Halffter y Gregorio Prieto.

Posteriormente, también para RNE, realiza 36 entrevistas (Las palabras de las cosas) de 50 minutos a distintas personalidades del mundo de la cultura (Gregorio Marañón, Juana Mordo, Mª Dolores Pradera, Amparo Rivelles, Paco Rabal, Julia Gutiérrez Caba, Jesús Aguirre o Rosa Montero, entre otros).

También fue conferenciante: el 5 de mayo de 1980 en el Ateneo de La Coruña, dentro del ciclo La mujer y la palabra.


Y traductora para Selecciones del Reader´s Digest (su marido lo fue entre 1960 y 1962, “los únicos años verdaderamente felices de nuestro matrimonio”): traduce L´ île, del autor francés Robert Merle en 1965 y Cuentos del pobre diablo (The Devil´s Storybook), de Natalie Babbitt, en 1988.

Algunos datos

Felicidad Blanc Bergnes nace en Madrid en 1913, un 3 de febrero, en la calle Jorge Juan, en pleno barrio de Salamanca. Es la pequeña de cuatro hermanos: Margarita, Eloísa y Luis, solo dos años mayor, que muere en la Guerra Civil.

A los 11 años va a veranear a Fuenterrabía. “Tenía 11 años cuando descubrí el mar, que me fascinó desde el primer momento”.

El 14 de abril de 1931, con la proclamación de la República, tiene 18 años. “Para mí la política es un trasfondo lejano; hasta el año 1936, poco tendrá que ver con mi vida”.

En 1932 funda un equipo de hockey, llamado Aurrerá. Sale en la portada de la revista deportiva Campeón (26 diciembre) y en el diario ABC en enero de 1933.



En los años 30 se enamora “repetidas veces”.

Se casa con Leopoldo Panero en 1941, un 29 de mayo,  a los 28 años en la parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel, en Madrid. Entre los testigos, Manuel Machado y, entre los invitados, Gerardo Diego, Luis Rosales y Luis Felipe Vivanco. “Mi desencanto fue grande en mi matrimonio a la española…”.“No fui engañada sino que traté de engañarme…Era un hombre muy difícil…un hombre dominador…un hombre violento…el alcohol le hizo mucho más violento”…En un momento pensó en separarse; su madre le apoyaba. Pero, al final, “no me atrevo a romper. Tanto es el temor que tengo…”.

En 1942, alquilan una casa en la calle Ibiza, 35.

Juan Luis nace el 9 de septiembre de 1942.

En 1944 tiene un aborto. En 1945, el 5 de febrero, nace Leopoldo Quirino, que muere tras un parto prematuro.

En 1946, a rebufo del trabajo de Leopoldo en Londres, se instalan en el Instituto de España/Español/de Cultura Hispánica [hoy, Instituto Cervantes], en Eaton Square (nº 102).

Ya en Madrid, el 18 de junio de 1948, nace Leopoldo María, en un mal momento económico (“pasé ocho meses en cama antes del nacimiento de Leopoldo María”…).

En 1949, Panero publica “Escrito a cada instante”, con varios poemas inspirados o dedicado a su mujer (Cántico, Hasta mañana, En tu sonrisa). “Esos poemas…, en los que habla de mí, ¿a quién se refieren? ¿ a esa mujer solitaria, abandonada, a la que no presta ninguna atención, a la que hace esperar horas enteras en la noche y a la que ha visto cerca de la muerte varias veces sin que nada demostrase que lo sentía…?”. “…El libro va por un lado, y nuestra vida por otro: para Leopoldo yo soy sencillamente el ama de casa que cuida de los niños, la especie de mueble que un día adquirió y que no ha vuelto a preguntarse qué tiene dentro…Esa melancolía que he arrastrado durante tantos años era producida porque yo no valía para ser solo ama de casa…”.



Cuenta, en 1977: “Trataré de ser una buena ama de casa como su madre, aunque mucho más torpe. Dejaré mis libros y mi pequeña biblioteca, de la que tan orgullosa me sentía: se fundirá con la de él. Dejaré de leer para pensar en la dificultad de encender una cocina, de hacer un guiso que siempre me parece sin gracia…Soy el ama de casa perfecta que ha arrinconado sus sueños…Yo apenas leo, no vivo más que pendiente de la casa…”.

“Mis hijos…, hasta la muerte de su padre [en 1962], no me comprendieron a mí, ni se tomaron la pena de pensar quién era yo”. “Ahora soy persona”...

Michi, nace el 14 de septiembre de 1951, en casa. “Mi marido estaba escribiendo un poema sobre Santiago Apóstol, que nunca terminará, cuando le llamo. Empiezo a sentir los dolores del parto…”Espera”…”.

Musa inspiradora de poetas y pintores de su generación. Una personalidad enigmática siempre, y musa para la generación de sus hijos, una mujer "de Bloomsbury".

Tras la muerte de su marido [en 1962], en 1971, con 58 años, comienza a trabajar como secretaria en el recién inaugurado Palacio de Exposiciones y Congresos (5 años, hasta 1975, “aunque nunca tuve contrato ni me dieron de alta en la Seguridad Social”). “Intenté llevar cuadros con las mejores firmas, organizar ciclos de conferencias…Pero me pusieron dificultades…Me llevé mis jarros y mis porcelanas para adornar el palacio…Pero…me relegaron a mi despacho…”. El 27 de octubre de 1975, la trasladan, como jefa, a la oficina de recepción de visitantes del Ministerio de Información y Turismo (ahora sí, con contrato).

El 29 de febrero de 1980 vuelve al Palacio de Exposiciones; ahora, a la biblioteca. El 30 de septiembre de 1985, se jubila (tiene 72 años).

En 1987 abandona su piso de la calle Ibiza 35 (se lo deja a su hijo Michi que acaba de casarse con Paula Molina) y se muda a San Sebastián con su hermana mayor, Margarita (cerca de su hijo Leopoldo, internado en el psiquiátrico de Mondragón, a 70 kilómetros).

Fallece el 30 de octubre de 1990, a los 77 años. Es incinerada en el crematorio del cementerio de Vista Alegre de Zamudio.

Sus frases

“No cabe duda de que el dolor y la soledad son las dos cosas que hacen a una persona”. “Mi vida me la ha hecho el dolor…”.

“A mí me han gustado siempre los hombres [misteriosos]…que dejaban una laguna en la que tú podías poner todo lo que llevabas”…

“Mirando mi biblioteca, que es mi mayor orgullo, me dice [Leopoldo, entonces, novio]: “Hay muchos libros que los tengo yo. Son repetidos. Cuando nos casemos, se pueden regalar o vender…”. Los de ella, claro. “Creo que muchas veces no le comprendí, y que él a mí no me comprendió nunca”.

Forman parte de su biblioteca sentimental los cuentos de Andersen, las lecturas de Julio Verne (Las aventuras de un niño irlandés, Un capitán de quince años), las novelas de Dickens, Walter Scott, Tolstoi, Turgueniev, Flaubert (Madame Bovary), Stendhal (Rojo y negro), Scott Fitzgerald (El gran Gatsby)…Pero también Pierre Loti (Ramuncho y la novela rosa francesa (La vengeance de Ralph, de Delly). A una isla desierta se llevaría David Copperfield, “porque evocaba mi infancia”, Guerra y paz, y muchos cuentos cortos (entre ellos, incluiría Felicidad, de Katherine Mansfield; La dama del perrito, de Chéjov o Los muertos, de James Joyce).















La maternidad a la mujer le hace mucho daño…; si…se la convierte en una cosa primordial en tu vida, te destruye bastante…Fui una madre maternal”.

“Lo mío era siempre muy simple…no pedía demasiado a la vida: tener junto a mí una persona que me quisiera y una vida sencilla”.

Siempre he soñado con tener una casa pequeña frente al mar”.

[Al final de su vida] “Ni una casa frente al mar ni una mano que apriete la mía”.

No puedo reconocerme más que en mi niñez…aquella mañana en que asomados a la ventana sobre el jardín, el jardín que olía a madreselvas, oímos mi hermano Luis y yo los cañonazos del Cuartel de la Montaña. Recuerdo que no hablamos, solo nos miramos y comprendimos que nuestra juventud, la mía quizá más alegre y despreocupada que la suya [aquella niña frívola que paseaba por la Castellana], se marchaba con ellos”.

Luis [Cernuda, con quien coincide en Londres en 1946-47, muerto en 1963 en el exilio en México] fue el escritor que me comprendió y con quien pude hablar de mis recuerdos”.

La felicidad ha representado para mí siempre algo que se escapaba de mis manos…Los escasos momentos en que he sido feliz los he valorado muchísimo, porque han sido muy cortos…Si alguna vez en la vida necesito recordar lo que puede ser la felicidad, es allí donde vuelvo los ojos [la mañana de aquel día de sol, con toda la primavera de Londres para nosotros]”.

Las (frases) de otros

“[Antes de la guerra] era la muchacha más bella de Madrid y vivía en una bonita casa de los bulevares rodeada de jardines y de cierto misterio”. (Mercedes Formica).

Dos Felicidades (Carlos Bousoño, en 1979): “…La Felicidad de Leopoldo [en sus poemas] era la mujer tradicional española que, en un interior doméstico, cose, reza con fervor, vigila el hogar y, sobre todo, sufre en silencio. La Felicidad verdadera, la que yo veía en aquellos días astorganos, asomaba como una conversadora inagotable, ingeniosísima, brillante, irónica, a veces sarcástica, y cuyas virtudes eran muchas”.

“El gran escritor de la familia era ella” (Antonio Muñoz Molina).

SABER MÁS

https://elpais.com/diario/1977/11/23/cultura/249087602_850215.html. Felicidad Blanc: "La literatura nos salva". Presentó su libro "Espejo de sombras".


https://www.literatura.us/idiomas/km_bliss.html. Relato Felicidad, de Katherine Mansfield.

https://elpais.com/diario/1983/10/14/radiotv/434934004_850215.html. Felicidad Blanc evoca a protagonistas de la 'generación' del 27 en Radio 1.



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