lunes, 23 de marzo de 2020

CANTO RODADO, UN DESCUBRIMIENTO FELIZ



Es la primera novela de María Barbal (Pedra de tartera, 1985, traducida como Canto rodado, en 1994, por Ana Mª Moix). Abre el denominado “Ciclo de Pallars”, novelas situadas en el Pirineo catalán. Premio Joaquim Ruyra de literatura juvenil en 1984, Premio Joan Crexelles de Narrativa en 1985, y Premio de Literatura Catalana de la Generalitat, en 1986. Una novela corta de apenas 120 páginas, poética y triste, que tiene mucho de la manera de contar de Colometa (ese fluir de conciencia).

¿Y cómo nunca había oído hablar de la autora y de esta excelente primera novela…?

Canto rodado es otra cosa



En el prólogo, Pere Gimferrer señala como precedentes a Víctor Català, y a Mercè Rodoreda, y la conecta con  Gemma Ruiz en la actualidad (con Argelagues (Aliagas?, Tojos, Escajos), aún no traducida al castellano). Pero deja claro  que “no es ni una novela sobre el agro, rural o ruralizante…, ni una novela sobre la condición de mujeres (y hombres)…, ni una novela sobre el tránsito de una vida rural…a una vida urbana…, ni siquiera una novela sobre los actos del habla”. “Todo eso está ahí, pero Canto rodado es otra cosa”- concluye.

Comentarios de lectores en Lecturalia


“No se puede escribir mejor; este es un libro corto, pero intenso en emociones. De manera sencilla nos cuenta una historia dolorosa pero bonita”.

“Un gran libro sobre la condición de la mujer en los pueblos de montaña, una figura que va evolucionando desde la casi transparencia que nada opina y nada decide, hasta esa mujer fuerte que es el bastión del hogar. Todo ello partiendo de los primeros años del siglo XX y recorriendo la guerra, la dictadura y los ya tardíos cambios de la Transición para la protagonista”.

El inicio de la novela

“Estaba claro que en casa éramos muchos. Y me digo que alguien sobraba. Yo era la quinta de seis hermanos y, según decía nuestra madre, llegué al mundo porque Dios lo quiso y hay que aceptar lo que Él nos manda.

María, que era la mayor, hacía más de ama de casa que nuestra propia madre; Josep era el primogénito y Joan estaba en el seminario. Los tres menores, había  oído decir un montón de veces, dábamos más trabajo que beneficio. No eran tiempos de abundancia, y tantas bocas y poca hacienda seguro que se comían lo poco que había. Por eso decidieron que yo, de carácter suave y muy juiciosa, fuera a ayudar a tía, la hermana de mi madre, que ya había perdido la esperanza de tener hijos y a quien no le faltaba trabajo…Así pues, a los trece años, con el hatillo al brazo, mi padre a un lado y María al otro, dejé familia, casa, pueblo y montaña…”. Ahí empieza el rodar…como los guijarros por las corrientes de agua.


El último capítulo, muy breve, está dedicado a su punto final: la ciudad de Barcelona, adonde la lleva a vivir su hijo, en una portería. “Barcelona es una casa cuyas ventanas no dan a la calle…Barcelona es no conocer a nadie…Barcelona es aprender a callar, a callar y a callar. Hasta que me preguntan algo…Barcelona, para mí, es también algo agradable. Es el último peldaño antes del cementerio”.

Entre medias, toda una vida, que hay que leer. Una joya de la literatura. Un imprescindible.

Sobre la autora, María Barbal

Nacida en Tremp, Lleida (capital de la comarca de Pallars), el 17 de septiembre de 1949, se trasladó a Barcelona en 1964, para hacer el bachillerato. Allí estudió Filología Hispánica en la Universidad Central para  ejercer  posteriormente la docencia en la enseñanza secundaria, compaginándolo con la escritura de libros a partir de 1985.

Traducidos al castellano (aunque algunos agotados o descatalogados): AlcanforLa bella edad, Calle Bolivia, País íntimo, Emma, y En la piel del otro.





SABER MÁS


https://elpais.com/ccaa/2019/04/03/catalunya/1554308052_949397.html. El Ayuntamiento de Barcelona pone en el mapa 300 puntos de interés literario.




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