El 22 de julio de 1856
finaliza en Tenby (Gales), su Diario de
Ilfracombe, el mes y medio que pasa
en este lugar del condado de Devon (al suroeste de Inglaterra), ayudando a su
pareja (G., George Henry Lewes) a recopilar muestras para lo que será su
trabajo “Seaside Studies”, publicado en 1858.
“Hacía un frío desagradable
aquel día: el 8 de mayo [de 1856] en que partimos hacia Ilfracombe, con nuestro
cesto de frascos de cristal…, que llevábamos
para nuestro vivero en la costa…”.
Van con el libro de Gosse, La costa de Devonshire. Paseos naturalistas.
Pero no despierta en ellos mucho entusiasmo…
“Hacia las cinco en punto,
con la marea baja, salimos por primera vez en busca de zoófitos” [animales con
aspecto de planta: anémonas, esponjas, corales…]…
Ella tiene que redactar dos
artículos para la revista Westminster
Review: uno sobre los libros de W. H. Riehl [Historia natural de la vida alemana, publicado en julio de 1856],
un periodista, novelista y folklorista alemán, y otro sobre las “belles lettres
[¿Novelas tontas de señoras novelistas?,
publicado en octubre de 1856]”.
“Cada día iba [yo]
cosechando un pedacito de la experiencia de un naturalista…”. Aprende a
distinguir los distintos tipos de algas [coralinas, laminarias, ulvas…]…
“Nuestras expediciones zoológicas se iban alternando con entretenidos paseos
tierra adentro”. Aquí las protagonistas son las aliagas, las prímulas, las
hepáticas… “El paseo más encantador de cuantos dimos fue aquel hasta el
pueblecito de Lee…”. Las fuentes y los riachuelos de agua cristalina le
fascinan… “La joya de la corona en estos caminos son sus fuentes y
manantiales…”.
Otros
paseos
”Más a menudo, íbamos
andando solo hasta Watermouth (esto ya era una buena caminata) por el borde de
los altos acantilados…”.
“Otro de mis paseos
favoritos…transcurría durante un pequeño tramo por la carretera de Braunton…”.
Se quedan, de alquiler, en
Villa Runnymade, junto a los Webster, familia a quien habían conocido en la
diligencia de Barnstaple a Ilfracombe.
El mismo día de llegada, tras dejar el equipaje y tomar el té, “salimos en busca del mar, en dirección a los “Túneles”: tres largos pasajes que se abrían en la roca. Los atravesamos todos y fuimos a parar al rincón de costa más espléndido que haya contemplado jamás”…
Novelas tontas de señoras
novelistas. Crítica de la novela victoriana
Ese mismo año, 1856, en
octubre, publica en la Westminster Review
el ensayo Novelas tontas de señoras
novelistas. En él hace un repaso
crítico, no exento de humor, a las novelas “que llamaremos de pensamiento y confección”…
Por ejemplo, Laura Gay, que se publica como “anónima”
o “de autor desconocido”. “La heroína no
parece tan versada en griego y hebrero [como en otras novelas], pero compensa
el defecto con una alegre familiaridad con los clásicos latinos: el “querido
viejo Virgilio”, “el exquisito Horacio, el compasivo Cicerón y el grato Livio”…
Sobre la autora, Mary Ann Evans (pseudónimo: George Eliot)
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