La soledad sonora, 1949, primera obra
“Es una obra inmadura, que
la autora prefiere dejar en el olvido” -escribe P. Zatlin en 1992 en el prólogo
a la edición de Escribo tu nombre
para Espasa-Calpe. Sin embargo, como mantiene Zatlin en su estudio de 1977 Elena Quiroga – no traducido al
castellano-, “introduce temas y
personajes desarrollados más tarde en otros trabajos”. En cuanto a la casa donde Elisa, el personaje
protagonista, es criada, “es, sin duda, la misma en Santander que Quiroga
describirá con más detalle en las novelas de Tadea”.
“…La casa, la vieja y
querida casa; su gran jardín, lleno de flores; la glorieta, el rincón umbrío
del pozo, el paseo de los plátanos, y lo que, de niña, con temor y
énfasis, llamaba “el bosque”…
Pero no aparecen las calles
y la ciudad citadas expresamente, como lo hará después: “Vivía en la vieja
casona de la ciudad norteña…”.
En el ejemplar de la primera
edición, disponible en la Biblioteca Municipal de Santander, Elena Quiroga escribe
de su mano y letra: “A Polín [Leopoldo] Rodríguez Alcalde, cordialmente.
Madrid, 8 junio 1949”.
Debajo, “A la Excelentísima
Diputación Provincial de La Coruña” [que, al parecer, patrocina la edición]. En
el interior, su padre y su amiga Blanca
Quiroga son nombrados “padrinos” de su primera obra.
Esta abre con unos versos de
San Juan de la Cruz: “En soledad vivía,/y en soledad ha puesto ya su nido,/ y
en soledad la guía/ a solas su querido,/también, en soledad, de amor herido”.
El libro cierra con la
datación: “Mª del Carmen”. Oleiros. Noviembre 1948. Antes, el último párrafo:
“Creía escuchar unas notas… ¿Qué era?... Ella conocía aquella música… ¡La
Sinfonía Heroica! Pero, esta música, ¿sonaba realmente en la escalera o la
llevaba Elisa dentro del corazón?”.
Trayecto uno, una novelita sobre un viaje en autobús
(1953)
La edición de “La novela del
sábado” está dedicada “a Queca Guillén Salvetti, viajera del “Uno”. La edición de
Noguer, en 1970, la dedica “A mis compañeros de autobús
Cartagena-Princesa-Moncloa (por Ferraz)”.
Su inicio: “El cristal, a
espaldas del conductor, estaba corrido. Por aquel boquete se colaba el aire
cortante de la Moncloa…Principio de trayecto. La muchacha se apresuró
hacia una de las ventanillas de la derecha…Y el pesado autobús arrancó…”.
El relato termina: “Soltó el
freno. Adelante. Plaza de J. Pernas. Desmonte en medio de la plaza. Casas bajas
y humildes… Sí. Era bueno conducir un autobús a través de Madrid… El mismo Madrid
de la Gran Vía, y de Serrano y de las casas de Lista. Giró de nuevo a la
derecha. Calle del General Zabala [Bº de Prosperidad]… Final de trayecto”.
Por él desfilan sus poetas
favoritos, las películas y los comercios del momento en ese día, un jueves 15
de enero de 1953, después de las 17.30 de la tarde.
La otra ciudad, otra “Novela del Sábado”
Es otra novelita, en este caso dedicada “a Teresa y
Francisco Siso Cavero [periodista fallecido en 1970, nacido en Villafranca del
Bierzo]”. Forma parte de “otras narraciones” en el volumen Plácida, la joven.La otra ciudad es “la de los muertos”, el cementerio de
San Isidro, de Madrid.
http://saltaconmigo.com/blog/2014/12/sacramental-de-san-isidro-cementerio-madrid. La
Sacramental de San Isidro.
Algo pasa en la calle, 1954
Dedicada a su marido, Darío
de la Válgoma, la cita que abre es, en este caso, del Juan de Mairena, de Antonio Machado: “- Salga usted a la pizarra y
escriba: “Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa…”. Vaya usted
poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de
meditar, escribe: “Lo que pasa en la
calle”.
La novela, finaliza: “Iba
despacio el coche por la calle, tan íntimamente unida a sus vidas, y ella
estuvo así, con medio cuerpo fuera, hasta que en el recodo el coche fúnebre
torció, desapareció bruscamente, y ya desde la ventana no podía adivinar entre
el montón de gente la silueta del hijo”.
La careta, 1955
En la versión de 1974 para
Ediciones del Centro, lleva un prólogo, de M. E. Coindreau [traductor y crítico
literario], firmado en París en 1959, para la versión francesa de
Gallimard (las novelas de Elena Quiroga
se han traducido además al inglés, el italiano, el finlandés, el alemán y el
ruso).
Este, cita una carta de la
autora de 17 de enero de 1956
acompañando la obra, en la que le explica de qué va: “Como usted verá, es el
problema de un ser humano que sobrevive a la guerra, a su propio terror, a su
propia cobardía… El protagonista es Moisés, un hombre en el mundo en tanto que
coexiste y vive con los demás. Que es gracias al reflejo, al contacto, al
decantamiento con otros, pero que a su vez modela. Ser en cuanto se está en
relación con otro o con otros. Por esta relación se es, se define…”.
“La Careta es una novela sin piedad… No hay careta que él [Moisés, el
protagonista] no levante”-explica Coindreau en el prólogo.
Unos versos del poeta Luis
Pimentel dan paso a la obra, dedicada a su marido, como casi siempre: “En esta
frontera de harapos/quisiera clavar una bandera./¿Pero qué ángeles vendrán/ a
soplar en estos rincones miserables?”.
Plácida, la joven y otra
narraciones, 1956
Está dedicada “A una mujer -y
en ella a todas las trabajadoras mujeres del campo gallego- que murió cerca de
mí, en octubre pasado [de 1955], sin que hubiéramos cruzado una palabra… Era
muy joven [muere de parto]. Se llamaba Plácida”.
La narración comienza: “Que
ayer estaba triste porque Plácida ha muerto. Aún hoy, mientras te escribo, me
pesa el corazón”.
Y termina: “No parecía
posible que, en la hora dorada y verde
de una tarde tan dulce, una mujer que se llamaba Plácida muriera…”.
Presente profundo, 1973, última novela publicada
Empieza: “Le molesta la voz
del hijo…”.
Al final, una nota a pie de
página, explicando: “La frase de Theo: “Mi manera de acabar con la burguesía es
gastándome el dinero de un burgués”, son palabras de un muchacho publicadas en
una entrevista hará unos siete años, en un periódico francés. He perdido la
referencia, y ni siquiera recuerdo el periódico en que la leí”.
Después de esta novela, el silencio…
LA
APASIONANTE BÚSQUEDA DE GRANDES SOLEDADES,
DE ELENA QUIROGA
El detonante fue un Curso de
Verano sobre Jardines. En él nos hablaron de una novela de Elena Quiroga (Tristura) que describía la casa y el
jardín que actualmente ocupa el Conservatorio Municipal de Música de Santander,
en la llamada Finca Altamira (en el Paseo General Dávila, 77; entonces, el
Alta).
Tristura, y
su continuación, Escribo tu nombre,
me parecieron tan apasionantes – no solo en la descripción de la casa y el
jardín, del Santander antes de la Guerra Civil y del incendio de 1941, sino de
la observación de hábitos y costumbres de entonces (educación en familia, el
internado, el paso de la infancia a la adolescencia), la inclusión de hechos
históricos…-, que quise saber si en la tercera novela de la trilogía, Grandes soledades, al parecer, inacabada
e inédita, también había referencias (aunque fuera en cursiva) a la casa
familiar de la infancia y primera juventud.
Empecé entonces mi labor de
“ratona de biblioteca” y una apasionante aventura a modo de detective
“letrado”. Buscando en periódicos de la época, tirando de hilos que me llevaban
a nuevos puntos de inicio (las personas citadas en una dedicatoria, miembros de
la familia, personas que la conocieron y escribieron sobre ella, los lugares
donde vivió…).
Cada vez que daba con un
nuevo dato (una dedicatoria con firma de la autora, una foto inesperada, la
sugerencia de una nueva línea de investigación), se me alegraba el ojillo y
decía para mis adentros: ¡Biennn!
Ha sido el entretenimiento
de este verano de 2015…
[Agradecimientos: Al profesor
Miguel Ángel Aramburu, que me descubrió a Elena Quiroga. A Rosa, bibliotecaria del COACAN; a
Sabrina, del Conservatorio Municipal, y al personal del archivo del
Ayuntamiento de Santander. Y a la Hemeroteca de ABC].
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