jueves, 11 de agosto de 2016

MATILDE DE LA TORRE EN INGLATERRA CON EL CORO VOCES CÁNTABRAS


La Nochevieja de 1931 el grupo de danza Voces Cántabras, creado por Matilde de la Torre (n. Cabezón de la Sal, 1884), viaja a Inglaterra para intervenir en el certamen anual organizado por la Sociedad Inglesa de Bailes Folklóricos.

Viaja el coro Voces cántabras  (28 personas) de Santander a Londres – la víspera de Año Nuevo de 1932- para cantar en el festival folklórico de la E.F.D.S (English Folk Dance Society).

Habían invitado también a Noruega y a Rumanía, pero la falta de subvenciones de sus gobiernos les hace renunciar, por lo que solo están ellos como representantes de España junto a más de 40 equipos nacionales británicos.

El relato de Matilde es sencillo y ameno: Comienza con su llegada en barco a Folkestone, en el sureste de Inglaterra. Allí cogen el tren a Londres, donde les espera una representación para llevarles a su hotel, el Mill´s University Hotel, en Gower Street.  A ella le recuerda “…el hotel adonde van a parar María y Aracil, los personajes de Baroja en La ciudad de la niebla…”.

En la comisión de recibimiento, el director de la English Folk Dance, Sir Douglas Kennedy, junto al matrimonio formado por Vicente y Rosa Barragán, profesores de idiomas y literatura españoles, y otros matrimonios montañeses: Los Alonso, de Torrelavega, y Diego de Cossío, que trabaja en Londres pero también tiene a su familia en Torrelavega. Este le recuerda a Matilde un hecho de la noche de la proclamación de la República: “¿Se acuerda usted de la noche del 14 de abril, cuando en la manifestación de Torrelavega le quitaron una banderita con los colores republicanos que agitaba usted en el aire  con la mano izquierda…?”. Era él, que al día siguiente partía para Londres y quería llevar allí la primera bandera de la República española.

En el trayecto en autobús, pasan por Piccadilly, Trafalgar Square… “Algunos de estos “voces” han leído los Episodios Nacionales en la Casa del Pueblo de Cabezón de la Sal…”.

Al día siguiente, el día de Año Nuevo, actúan en la Universidad de Londres. Antes, las entrevistas. “Yo hablo inglés como un marinero de Bilbao…”- manifiesta, gráficamente Matilde. Les fotografían en el hall con sus “uniformes”: “unos vestidos de blanco y otros con sus monos de mahón azul”. A las 6.46 p.m. (18.46 h) actúan en el Gran Festival de la Universidad.

Un día más tarde, se acuerda que Voces presente en el Albert Hall cinco de sus danzas: la Baila de Ibio, la Danza del Romance, los Picayos de la Virgen del Campo, el baile montañés A lo alto y a lo bajo, y  un número de canciones.

Le preguntan si ella no ha traído su traje regional. “¡Si yo solo tengo otro traje de chaqueta como este [gris], solo que azul marino!”. Así que sale a escena con sus gafas “muy gordas”, traje de chaqueta gris y un pañuelo blanco en la cabeza que le han prestado.

“El salón del Albert Hall es una elipse, no una circunferencia,…cubierta por seis pisos de palcos y promenades y una cúpula suntuosa…Es, no un teatro, sino una sala de conciertos” - cuenta, deslumbrada por su grandiosidad.


“Comienza el festival con una “Danza en Masa” (Massed Dance), en la que bailan el mismo baile cerca de trescientas personas. Se trata de una “Country Dance” o danza campesina…”.


A las 8.15 p.m. (20.15 h.) es su “hora de la verdad”: “Voces Cántabras: Danza de Romancero”...

Algunos de los componentes del coro

Sotero, el “voces” que toca el bígaro “y uno de los hombres de peor genio del planeta”.

El Redondo.

El Tomaterín.

El Ché, un exmarinero, “el mejor bailador de Comillas, la tierra de los buenos bailadores”.

El Boterín, capitán de la Baila de Ibio (danza que dura 13 minutos).

Julián, el joven abarquero de Ontoria.

Enrique, el Boterín chico.

Cubillos, “que presume por catorce…, de Cabezón”.

Sanjuán, “el melancólico del Coro”.

María Aguirre “toca el tambor con la energía de una cantinera veterana”.

Pancho Vega, “único hombre de letras” del grupo.

El éxito es grande. “… ¡allí hubiera yo querido ver a Marcelino Domingo y a Fernando de  los Ríos [ministros de Instrucción Pública], y decirles: ¿Veis como hicisteis muy bien en concedernos quince mil “franciscas” [pesetas, 250 euros] para el viaje?...”.

Aparte de lo que llevara cada coralista de dinero de bolsillo, Matilde solo tenía una reserva de mil pesetas que les había dado en Santander Julián Gutiérrez, “el espléndido propietario del espléndido Hotel Royalty”…


Tras los Highlanders escoceses, una danza del folklore norteamericano, una “Running Set” en la que interviene, con su mujer, Mr. Kennedy [el director de la English Folk Dance Society]. “¡Vaya, queridos matrimonios españoles, serios como recibos al cobro, que así como os cae encima la Epístola de San Pablo, parece que os atropelló un camión de ocho toneladas…!”- exclama con humor.


Y concluye su relato con una reflexión: “La alegría es una disciplina social”. Y aconseja a los padres y madres dejar a los hijos “algo más que dinero”. “Hay que dejarlos el recuerdo de una infancia alegre…”.

El folklore (en sus formas de canto y baile), es para ella “elemento básico de la cultura universal” y “el cultivo de la sensibilidad estética del pueblo es la mejor seguridad de su ciudadanía”. Y eso lo dice alguien “de quien se habla por ahí de sus predicaciones sobre el amor libre…”.

En definitiva, un viaje contado con sencillez, observación, comparación y reflexión, que es un acierto que recuperara para el público lector Ramón Saiz Viadero en 1979.

SABER MÁS

De Matilde de la Torre escribió María Lejárraga en Una mujer por los caminos de España: …”uno de los más positivos valores como inteligencia, erudición y voluntad en la España del siglo XX. Desconocida por ser mujer…”.

Viadero insistía en ello, en su desconocimiento, en la introducción a Las páginas femeninas de Matilde Zapata, en 2007: “Su nombre no ha sido aún reivindicado por nadie, ni cuenta con una referencia a modo de homenaje en las calles santanderinas”.

En 2016, su nombre ya está en el callejero en la zona de Valdenoja-La Pereda, y el Centro Cultural Matilde de la Torre en la calle San Celedonio, también lo lleva desde el curso 1980-1981.

Además, lo ostentan el CEIP Matilde de la Torre, en Ganzo, Torrelavega, desde el curso 1985-1986. Blog “El arca de Matilde”: http://elarcadematilde.blogspot.com.es/. Y el CEIP Matilde de la Torre, en Muriedas (Camargo). Blog del cole: http://matildetorre.blogspot.com.es/. De la AMPA: http://matildedelatorreampa.blogspot.com.es/. Y en facebook: https://www.facebook.com/ampamatilde/.

UNA CURIOSIDAD Y MÁS


http://elpais.com/diario/1984/04/03/cultura/449791205_850215.html. Matilde de la T. en el centenario de su nacimiento. 1984.





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