Ella (Nueva York, 1922- Vermont, 2007) se describió a sí misma
como “pacifista combativa” y “anarquista cooperadora”. Como escritora,
manifestó que “La única obligación de un
escritor pasa por dejar en este mundo un poco más de justicia de la que encontró
al llegar".
Me la imagino
“sin dejar de reír ni por un momento”, “abierta a la tristeza y a la
hilaridad”, “interesada por la realidad”, “contraria a la desesperación”, con “un sentido de humor excelente”, de “cara
mandona, excepcionalmente redonda”, “esos ojos chispeantes y esa lengüita
afilada”, “venga a hablar; venga a
hablar”, “piensa que te piensa, habla que te habla”…
Philip Roth, en
la reseña de su primer libro de cuentos (Batallas
de amor, 1959), dijo: “Es una
escritora que entiende la soledad, el deseo, el egoísmo, espléndidamente cómica
y de ninguna manera una dama. Tiene sentimientos profundos, una imaginación
salvaje y un toque de dureza”.
“Las mujeres
escriben diferente a los hombres”, dice Paley. “Tenemos mucha conversación
doméstica o personal. Las mujeres se sienten cómodas hablando de lo personal, a
diferencia de los hombres. Se cuentan más cosas, y tienen muchos problemas en
común”...
“Muchas de mis historias comienzan con una frase…”
En 1992, en
una entrevista para The Paris Review,
explica sobre su manera de escribir:
“Muchas de
mis historias comienzan con una frase [“Una Navidad mi marido me regaló un
plumero…”, “Veintidós norteamericanos hacían turismo en China…”, “Hoy vino a visitarme una señora…”, “Lavinia
vino al mundo riendo…”]…Suena tonto decir eso, pero es verdad. Con frecuencia
una frase es absolutamente resonante…Siempre estoy cambiando cosas mientras
escribo… Lo hago hasta que lo doy por finalizado [el relato]…Cuando he
terminado, es algo sustancialmente diferente”.
En junio de
2007, unos meses antes de morir, elige para leer entre sus cuentos – en una
lectura pública- el titulado “Deudas”, donde habla de “salvaguardar algunas
vidas” mediante la escritura, en especial las de su propia familia y las de las
familias de sus amistades. “Explicar sus historias con la mayor sencillez
posible”, a fin de que no se pierdan esas vidas cotidianas que constituyen la
Historia con mayúscula. En su caso, “ha de transcurrir mucho tiempo entre el
saber y el contar”.
La vida de la gente común. Historias sobre gente normal
“No estoy interesada en las grandes vidas,
y nunca lo estuve. Existen y tienen sus biografías de héroes y heroínas. Me interesa mucho más cómo vive la gente
cada día. Incluso de chica, escuchaba con más atención lo que contaban mis
vecinos que las grandes historias heroicas. Creo que todo el mundo es heroico
en cierto grado; es heroico preocuparse por los demás y no abandonarlos”.
La vejez
“Mi sentimiento
sobre la vejez es que, si uno tiene
salud y suficiente dinero para vivir decentemente, envejecer está bien. Lo que
sí me molesta es que me queda poco tiempo. No voy a ver crecer a mis nietos,
por ejemplo. Recuerdo que mi padre se sentía así. Escribí un poema sobre eso. El
sabía que no iba a ver el fin de la guerra de Vietnam. Decía, ‘puta, nunca
sabré como terminará todo esto’. Hay un montón de cosas que uno no sabrá. Y hay
tristeza porque los amigos empiezan a morir. La idea de que me iré de un mundo
que está cada vez peor no me gusta, porque siempre pensé que era mi deber dejar
al mundo mejor de cómo lo había encontrado. Pero si se tiene el hábito de ver
cada día como una jornada completa, envejecer es interesante. Todos los días se
conoce una persona nueva, una puesta de sol nueva. Todos los días pasan cosas
hermosas.”
“Cuando la
gente envejece parece sabia, pero es solo porque tienen algo más de
experiencia, eso es todo. Yo no soy tan sabia. Ocurren dos cosas cuando uno se
hace mayor: tienes más experiencia, así que pareces ser más sabio, o te vuelves
totalmente tonto. Solo existen esas dos opciones, y eliges una, probablemente
la equivocada”.
El mundo
que ella deseaba para sus nietos era un mundo “sin militarismo, racismo, ni codicia, donde las mujeres no
tuvieran que luchar por su lugar en el mundo”.
LOS COMIENZOS
En su “prólogo”
a los Cuentos completos, publicados
en 1994, explica cómo empezó todo: “En 1954, o 55, decidí escribir un cuento…Empecé
a escribir el cuento Adiós y buena suerte
y, para mi sorpresa, seguí hasta terminarlo…Después vino El concurso. Un par de meses más tarde terminé Mujeres y niñas…Los había escrito con toda la verdad y belleza de
que era capaz…”.
Se dio
cuenta de que era muy importante, muy
“útil”, para un escritor, tener dos oídos: “uno para la literatura y otro para
el hogar”, entendiendo por hogar lo cotidiano, el contexto que cada cual
tenemos, nuestra procedencia, nuestros orígenes, lo que ocurre a nuestro
alrededor. En su caso, su barrio (el Village neoyorquino, y antes, el Bronx),
sus padres (inmigrantes judíos, procedentes de Ucrania), sus tradiciones, su
lengua (el yiddish), la gente…
“Un cuento sencillo y normal”
En el relato
titulado Conversación con mi padre,
este le pide que escriba “un cuento sencillo…Como los que escribía Maupassant,
o Chéjov, los que escribías antes. Solo gente identificable y luego explicar lo
que les pasa”. Pero a ella no le gustan los finales cerrados, como si fuera el
destino cierto e irrevocable: “Siempre he despreciado esa línea recta
irremediable entre dos puntos…Todo el mundo, sean seres reales o imaginarios,
merece el destino abierto de la vida”.
Interesada por la realidad. “Mi trabajo político como pacifista y feminista”
En el cuento
titulado Amigas se refiere a “esa
querida generación de nuestros hijos”, unos muertos en accidentes de coche,
otros por sobredosis, “la guerra, las drogas, la locura”.
En El instante precioso [en que todos los
de su edad son llamados a filas/ a la guerra] se habla de la “infame” política
exterior de los países en los años 70-80: “…Israel, que tiene relaciones
comerciales con Sudáfrica [del apartheid] casi a diario…Cuba tiene tratos
comerciales con Argentina [de la dictadura] …¿Por qué reconoció China a
Pinochet apenas diez minutos después del golpe de estado en Chile?...la Unión
Soviética…y su sed de diamantes industriales sudafricanos..”.
Se refiere a la lucha
política ininterrumpida, incansable: “Acabo de salir del sótano de la iglesia cargada
de octavillas…Que los Estados Unidos respeten
los acuerdos de Ginebra…Nuestras mañanas suelen comenzar con la atareada lectura
del periódico de la noche precedente, con la exposición y discusión de las acciones
que conviene emprender…”.
O habla de
feminismo y desigualdad de género: “Si dices algo tan simple como: “Solamente
hay ocho mujeres en el Congreso”, o si mencionas la palabra “patriarcado”,
siempre hay uno que te dice: “¿Ah sí?,
pues mira a Margaret Thatcher, o mira a Golda Meir…”.
Y, a pesar de todo,
como su alter ego Faith (Fe, en castellano), cree (en uno de sus últimos relatos,
titulado A la escucha) que “hace falta
alentar a los jóvenes…Estamos obligados a seguir mostrando panoramas sencillos y
provechosos…Es muy importante que resaltemos aquello que es bueno y bello…”.
Un
párrafo final de Grace Paley para la reflexión…
“Las mujeres han comprado libros
escritos por hombres desde siempre, y se
dieron cuenta de que no eran libros sobre ellas. Pero continuaron haciéndolo
con gran interés porque era como leer sobre un país extranjero. Los hombres nunca han devuelto la
cortesía…".
ALGUNOS LIBROS QUE LOS HOMBRES DEBERÍAN LEER (para devolver
la cortesía). Y CONOCER “NUESTRO” PAÍS EXTRANJERO (el de las mujeres):
-
Maternidad y creación.
Lecturas esenciales. VV.AA.
http://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2012/11/maternidad-y-creacion-ser-madre-y.html. MATERNIDAD Y CREACIÓN.
- Feminismo para principiantes.
Nuria Varela.
- La ciudad de las damas.
Cristina de Pizán.
http://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2012/08/cristina-de-pizan-1405-la-ciudad-de-las.html. LA CIUDAD DE LAS DAMAS.
Mujeres invisibles. La mirada sesgada en la salud femenina. Carme Valls Llobet.
Mujeres invisibles. La mirada sesgada en la salud femenina. Carme Valls Llobet.
SABER
MÁS
https://www.youtube.com/watch?v=ao1h48Ct2gQ.
Documental Collected Shorts.
https://www.youtube.com/watch?v=KRhA1gTwtW8. Canción What
is this thing called love, by Ella Fitzgerald en los años 50 (para
ambientarnos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario