“… en esta nueva entrega…se
reúnen las epístolas…desde que, con solo ocho años, escribió a la neoyorquina
revista Saint Nicholas [desde su casa del Paseo de Gracia, 14, en Barcelona]”
hasta unos meses antes de que estallara la guerra civil -escribe en la introducción
Emilia Cortés Ibáñez, experta en esta integrante de la Edad de Plata.
“…más de quinientas cartas y
tarjetas postales…dirigidas a cien receptores de toda índole…” (más de 200, a
su madre, “le escribo la mayor parte de los días...”).
Zenobia nació en Malgrat de
Mar (en la provincia de Barcelona, la casa de verano) el 31 de agosto de 1887
(calle del Mar, 85).
Se educó en casa con
profesores particulares. “En mi cuarto instaló mi abuela mi primera biblioteca
y me hizo amiga, antes de los ocho años, de todos los dioses del Olimpo y de
los legendarios mortales que surgen de las páginas de la Iliada y la Odisea”.
Recuerda, en concreto, los cuentos indios e irlandeses, “tan llenos de
imaginación…y tan románticos”.
Con 8 años escribe a la
revista Saint Nicholas para decirle
los personajes que más le gustan: “Teddy y Carrots y Zach. Ballister, el
mejor”. Les informa de que su hermano mayor [José, nacido en 1879] la
colecciona desde 1885. “Vivo en una ciudad preciosa llamada Barcelona, que está
en el mar Mediterráneo”. (Posteriormente, escribirá en ella cuentos y relatos: A Narrow Scape/Una escapada milagrosa, A Dog Hero/Un héroe perruno, en 1902,
con 14 años; The Garret I Have Known, El
desván que he conocido, en 1903; When
Grandmother Went to School/ Cuando mi abuela asistía a la escuela, en 1904…).
Con 9 años realiza su primer
viaje a Estados Unidos. Se alojan en el hotel Bristol (en la Quinta Avenida con
la Calle 42). A su hermano Raimundo, de 12 años, le escribe: “Si tú estuvieses
aquí verías por la Quinta Avenida las bandadas de coches y carros que hay y
también las bandadas inmensas de bicicletas que hay en el Central Park…”.
Lecturas
En 1904, desde Valencia, le
escribe a su madre que está leyendo “Ranch
Life by Teddy” (Ranch Life and the
Hunting Trail, por Theodore Roosevelt. Su experiencia de dos años en un
rancho de ganado en el estado de Dakota, allá por 1884, antes de ser el
presidente más joven de los Estados Unidos, en 1901).
Intereses múltiples
En 1904, le escribe a su
madre: “…estoy bastante interesada en el cambio del desierto del Colorado en
tierra fértil…” (a raíz de la lectura de un artículo en Review of Reviews).
La
“americanita”
Al retrato que hace de ella
Carlos Morla, en 1932 (“voz suave, alegre y cariñosa…; ojos azules, … carácter
espontáneo y expansivo…, manos llenas de expresión, bondadosas y abiertas…”) yo
añadiría el sentido de humor (carta sobre una misa “de aventuras” en Valencia
en 1904), persona hiperactiva -más
que activa- a quien le gusta saber las cosas con
certeza.
En 1904, le escribe a su
madre (en Barcelona) desde Valencia: “La gente me dice que soy muy guapa”...
En
el balneario de Solares (Cantabria), en 1911
“¡No tenía ni idea de lo
paradisiaco que es!… [el norte de España]”- le escribe a
su amigo americano Henry Lee Shattuck el 21 de agosto. Le encanta la
“naturaleza salvaje” de los alrededores del balneario.
“Estoy fascinada…”-le
escribe un día después a su amiga bostoniana Helen Rotch- por este “maravilloso
lugar”.
Mina Pepita, ese lugar “salvaje y
tranquilo”
Zenobia, en sus cartas, habla de un lugar “a cinco minutos a pie desde
el hotel”; “el camino lleno de musgo más adorable y tortuoso jamás visto”… “Había
tal cantidad de helechos a vuestro alrededor…los grandes peñascos grises y
blancos…sobresalen en grupos de la roja tierra…”.
http://turismo.mediocudeyo.es/web/parque-mina-pepita/. Parque Mina Pepita. Abierto en 2015 al público, son casi dos
hectáreas donde conviven laureles y helechos con agujas de más de 15 metros de altura. Comenzó
a explotarse en 1887 hasta los primeros años del siglo XX.
https://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2021/03/a-solares-en-busca-de-zenobia.html. A Solares en busca de Zenobia.
SABER
MÁS
https://casamuseozenobiajuanramonjimenez.com/vida-zenobia-camprubi-aymar/.
Casa-museo Zenobia/Juan Ramón Jiménez.
https://www.castillatermal.com/blog/libro-historia-balneario-solares/. Balneario de Solares.
Curiosidades
Decora, en 1935, el parador
de Ifach, en Calpe (Alicante).
Sus
medidas (en 1904, 17 años): Largo de manga, 63. Largo de
espalda: 37. Ancho de espalda: 33. “La medida de mis guantes es número 26”.
Vestimenta (en
1904, en Valencia): “Para las tardes llevo falda verde y jubón azul celeste y
blanco, con cuello de encaje inglés; para la mañana, falda azul y jubón
marinera; para paseo, vestido verde completo con sombrero de paja”.
“Lo que más desearía tener
es una chaqueta lisa de diario…prefiero el azul
gris claro…Uno no vive para vestirse, sino que se viste para vivir “.
“Voy a dar a lavar mi corsé;
como no lo llevo puesto, estoy comodísima”.
Sus gastos en 1904 en
Pointe-au-Pic, Quebec, Canadá: Guantes, 1 dólar; sellos: 20 céntimos, 1 lazo:
40 céntimos.
Un
día de su vida
(En
Valencia, en 1904): “Nuestra vida aquí es, en cuanto a hechos, monótona, pero no me aburro
absolutamente…siempre tengo algo que hacer…tantas cartas que escribir y tantos
libros…cada libro es un amigo”.
(En Pointe-au-Pic, Quebec, Canadá, el verano de 1904): “…tennis
por la mañana, drive [clases de
conducir] por la tarde y party por la
noche…Anoche estuve en un party y me
divertí muchísimo con el Virginia reel
[baile popular escocés]…Ayer fuimos todos a un picnic…”.
CON SUS PALABRAS
Malgrat
“Nací
en Malgrat. Mis padres vivían en Barcelona e iban a pasar los veranos en ese
pueblecito de la costa catalana y, como yo vine al mundo en agosto de 1887,
nací en la casa de campo. Con Malgrat asocio siempre todos los sueños
encantados de mi niñez".
Carrera literaria abandonada en favor de la de JRJ
“[...]
Como no me casé hasta los veintisiete años, había tenido tiempo suficiente para
averiguar que los frutos de mis veleidades literarias no garantizaban ninguna
vocación seria. Al casarme con quien, desde los catorce, había encontrado la
rica vena de su tesoro individual, me di cuenta de que el verdadero motivo de
mi vida había de ser dedicarme a facilitar lo que era ya un hecho, y no volví a
perder más tiempo en fomentar espejismos".
La guerra
“[...]
Vivíamos felices en nuestra torre de marfil y lamentábamos que el tiempo se
acabase. De repente, el conflicto de la guerra irrumpió. De manera que, como si
se enrollase una alfombra mágica, la paz y la belleza de la ciudad
desaparecieron. Todo quedó erradicado por el feroz resplandor de los edificios
ardiendo, por el hedor de las sucias calles y, por encima de todo, por la
crueldad de los hombres".
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