viernes, 11 de diciembre de 2015

EL CAMBIO CLIMÁTICO YA HA EMPEZADO: ES REAL

“¿Qué se necesita para derretir el hielo que envuelve al corazón humano?”. Estas fueron las palabras  de Angaangag Lybetta, líder de la nación inuit de Groenlandia en el año 2000 ante la sede de las Naciones Unidas. “En el norte cada día sentimos todo lo que hacéis allí abajo. En el norte el hielo se derrite. ¿Qué se necesita para derretir el hielo que envuelve el corazón humano…?”.

Los científicos predijeron hace ya tiempo que las repercusiones más visibles de un calentamiento global se percibirían primero en las latitudes altas.

ALGUNOS SIGNOS

Las famosas nieves del Kilimanjaro se han fundido en más de un 80% desde 1912. En todo el mundo desaparecen los glaciares.

En el Ártico, una cuarta parte del hielo ha desaparecido en los últimos 40 años y la temperatura media se ha incrementado en un grado. La banquisa es un vivero para el krill. Si desaparece, el krill y los que se alimentan de él pueden tener problemas.

El nivel del mar ha ascendido entre 10 y 20 cm en los últimos 100 años según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).

Doscientos científicos de 50 países han determinado que el cambio climático es, junto a la escasez de agua, uno de los dos problemas más acuciantes del nuevo milenio.


LOS EFECTOS

Las enfermedades humanas son uno de los indicadores más sensibles y perturbadores del cambio climático.

Según el informe Acacia, encargado por la UE a un buen número de especialistas de toda Europa, la zona del Levante español será la más afectada por el cambio climático: malaria, brotes de cólera, más casos de asma, leishmaniasis o encefalitis contagiada por la garrapata…

El calentamiento de la tierra es una de las principales causas del deterioro de los arrecifes de coral. Aunque éstos comprenden menos del 0´5 % del fondo del mar, se calcula que el 90% de las especies marinas dependen directa o indirectamente de ellos. Cuatro mil especies de peces  (la cuarta parte de todas las especies de peces marinos) habitan en los arrecifes de coral de todo el mundo. Su decoloramiento constituye una amenaza grave para su salud.

Los cambios en la temperatura y la salinidad del agua pueden tener efectos considerables en la llamada cinta transportadora oceánica y en las corrientes oceánicas, vitales para la vida.

Las altas temperaturas en el segundo tercio del periodo de incubación producen mayor número de hembras y la descompensación entre los sexos.

Dificultades para el esquí: habrá que desplazar las estaciones a mayor altitud; las temporadas serán más breves y habrá que utilizar más nieve artificial. El calor en lugares como Alaska está fundiendo el permafrost que hay debajo de las carreteras, viviendas  e infraestructuras: los árboles se tuercen; aparecen baches y se erosionan las orillas.

En las playas, cada centímetro de ascenso del nivel del mar puede suponer un metro de retroceso de sus arenas. La intrusión de agua salda en los acuíferos pone en peligro la agricultura y el agua potable.

Habrá más muertes relacionadas con el calor.

Los árboles experimentan grados de estrés desconocidos en los últimos mil años.

Los ciclos de muchas especies interdependientes – especies de plantas y sus insectos polinizadores- están quedando peligrosamente desfasados. Por ejemplo, la mariposa de ondas rojas de Edith ha desaparecido del 80% del área de su distribución histórica: el aumento de las temperaturas hace que se sequen  antes de tiempo las plantas de boca de dragón que servían de alimento a las larvas. Pérdidas de especies y sustitución de unas por otras…

QUÉ SE ESTÁ HACIENDO: EL PROTOCOLO DE KIOTO (1997)

Esta ha sido hasta el momento (hasta la Cumbre de París de 2015) la última respuesta internacional para luchar contra el cambio climático.

En 1997 se dijo que el Protocolo entraría en vigor cuando lo hubieran ratificado al menos 55 países, que a su vez representaran  el 55% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) del total de los países en 1990.

Hasta octubre de 2004, más de 100 países  lo habían ratificado (El 3 de febrero de 2002, España aprueba el Protocolo de Kioto), pero no llegaban al 42 % de la producción de CO2. (Estados Unidos, el mayor productor de CO2, 36%, no lo firmó), con lo cual no podía entrar en vigor. Pero con la ratificación de Rusia y su 17%, se consiguió superar el nivel exigido del 55%.

Los 6 principales gases de efecto invernadero cubiertos por el protocolo de Kioto son: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N20), hidrofluorocarburos (HFC), perfluorocarburos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).

Hasta ese momento, a título particular, los países de la UE (24% de las emisiones) y otros (Japón, 8´5 %) habían decidido seguir unilateralmente las indicaciones que se pedían en el Protocolo para lograr que entre 2008 y 2012 las emisiones se redujeran en un 5%, teniendo en cuenta los niveles de 1990.

En 2004, España, debía trasponer al ordenamiento jurídico la Directiva sobre el comercio de derechos de emisión, que tendría que entrar en vigor en enero de 2005. Y  también debía constituirse el Mercado Ibérico de Electricidad.

QUÉ PODEMOS HACER INDIVIDUALMENTE

El cambio climático se encuentra entre los tres temas de mayor preocupación para los europeos.

El transporte es el responsable del 24 % de todas las emisiones de CO2 en la UE. En España, es del 31%, y, en medio urbano, llega al 40%.  Compartir el coche, coger el transporte público, ir en bici o andar los trayectos inferiores a 2 km (media hora a pie) son algunas opciones que podemos adoptar individualmente.

Energía. Adoptar medidas de eficiencia energética y de ahorro de energía.

Cómo producir menos CO2 (www.ceroco2.org)

En esta página web puedes conocer las emisiones de CO2 derivadas del consumo de electricidad y calefacción, tanto en la oficina como en el hogar; calcular las emisiones de CO2 producidas por el uso del automóvil o por los desplazamientos en avión. Y aprender a reducir emisiones.

Cambiar nuestros modos de producir y de consumir

El 70 % de la tierra cultivable se destina a producir piensos y a alimentar el ganado, con lo que conlleva de consumo de agua (por ejemplo, producir un tomate cuesta 13 litros de agua; producir una hamburguesa precisa de ¡2.500! litros de agua...).

Si el desperdicio alimentario fuera un país, sería el tercero del mundo (tras China y Estados Unidos) en producción de emisiones contaminantes. No tirar alimentos es fundamental.

LA RED APHEIS: SALUD Y MEDIO AMBIENTE

Es un sistema de información europeo de profesionales sanitarios y expertos en calidad del aire que estudia la relación entre la contaminación del aire y la salud. La red comparte datos sanitarios y de contaminación para elaborar estudios epidemiológicos.

En su último informe, realizado en 26 ciudades europeas, 5 de ellas españolas (Madrid, Bilbao, Barcelona, Valencia y Sevilla), aporta datos como estos:

En Madrid, la reducción del nivel de las partículas gruesas en suspensión (llamadas PM10)  a 20 microgramos por metro cúbico (la media ahora son 37, casi el doble) evitaría 260 muertes al año y más de 500 hospitalizaciones.

CONCLUSIONES DE LA EVALUACIÓN PRELIMINAR DE LOS IMPACTOS EN ESPAÑA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

El estudio, realizado por 50 autores y elaborado por la Oficina España de Cambio Climático con la colaboración de 400 científicos, ha sido dirigido por el profesor José Manuel Moreno, catedrático de Ecología de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Estas son algunas de sus conclusiones (www.mma.es/oecc/pdf/conclusiones_impactos.pdf):

España será uno de los países más vulnerables al cambio climático (en los últimos cien años, mientras el incremento de temperatura global ha sido de 0´6 º C y en Europa de 0´95 º C, en España la temperatura ha subido 1´5 º C).

En el último tercio del siglo XXI la temperatura media podría subir hasta siete grados en verano y el nivel del mar un metro, según los cálculos más pesimistas.

A finales de siglo, la reducción global media de los recursos hídricos podría superar el 22 %, y las precipitaciones reducirse en un 8 %.

Los efectos sobre la salud humana incluyen un aumento de la mortalidad a causa del calor; un aumento de enfermedades transmitidas por parásitos (malaria) o por garrapatas (encefalitis).

En cuanto a los riesgos naturales, se prevé un aumento de los incendios forestales, el riesgo de aludes y corrimientos de tierras como consecuencia de la mayor inestabilidad de las laderas.

En el estudio se proponen algunas medidas de mitigación del impacto como:

La reconversión de determinados destinos y productos turísticos.

Ayudas públicas de tipo financiero o fiscal en inversiones en infraestructuras.

LA CUMBRE DEL CLIMA DE PARÍS, EL RELEVO DE KIOTO, EN  ALGUNOS ENLACES


http://www.eldiario.es/sociedad/Teresa-Ribera_0_463004337.html. El Acuerdo, comentado por Teresa Ribera, ex secretaria de Estado de Cambio Climático.




SABER MÁS: ALGUNAS PELÍCULAS SOBRE DESASTRES ECOLÓGICOS

La más impactante (por ser la más vista), es El día de mañana, de Roland Emmerich. Antes, en 1993, Tom McLoughling  dirigió The fire next time sobre los efectos del agujero de la capa de ozono. En 1987, Godfrey Reggio, puso en pie Powaqqatsi (Vida en transformación, en la lengua de los indios hopi), parte de una trilogía sobre el futuro del planeta Tierra.


MIS CONCLUSIONES DEL XII CONGRESO DE PERIODISMO AMBIENTAL. VALENCIA, noviembre 2017



El cambio climático es un feroz enemigo de la sostenibilidad.

El cambio climático no se refleja ni en la agenda política ni en la mediática. Hay falta de liderazgo.

Hay que movilizar a la sociedad y a la clase política. Comunicar para movilizar y dar esperanza. Nada moviliza más que las buenas noticias.

Hay que hablar de soluciones y de quiénes son los responsables. Identificar, señalar, combatir y desmontar los “micronegacionismos”.

Los periodistas quizá podamos, y debamos, por una vez, ser más activistas en este tema, y tomar partido.

El periodista debe educar (la información sola no es suficiente) al público sobre el cambio climático: con una perspectiva grande; evaluando tendencias de una manera crítica y dando contexto, contextualizando. Hay que vincularlo con la vida cotidiana: “A la gente no le importa el clima: le importan las cosas”, y buscar referentes cercanos.

Las redes sociales hoy son fundamentales.

La información ambiental cada vez está más esponsorizada. Los suplementos ambientales no salen si no hay publicidad.

El cambio climático no es SOLO energía y transporte.

El cambio climático interactúa con otros factores como el de los usos del territorio, el cambio de usos del territorio.

Hay que hablar de cambio GLOBAL y no tanto de cambio climático. El cambio global incluye más cosas que el cambio climático: por ejemplo, la pérdida de biodiversidad. Necesitamos muchas especies y muchas interacciones para mantener la funcionalidad y los servicios ecosistémicos. La naturaleza  funciona por “equipos”. Habrá nuevas relaciones e interacciones entre las especies.

En las migraciones hay multicausalidad. El IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) reconoce la naturaleza multicausal de las migraciones inducidas por el clima y la influencia específica de los factores socioeconómicos (incremento de la vulnerabilidad y la desigualdad social).

El cambio climático es un problema social, no ambiental. Solo con personas protegidas podremos proteger el medio ambiente. Justicia social como respuesta.

La agricultura puede resolver muchos de los problemas. Solo un pequeño porcentaje de la tierra es cultivable y, de ella, el 70 % se emplea para producir piensos y alimentar el ganado (producir un tomate cuesta 17 litros de agua. Conseguir una hamburguesa necesita ¡2.500! litros de agua). Hay que producir y consumir de una manera diferente. Si el desperdicio alimentario fuera un país, sería el tercero del mundo, tras China y Estados Unidos, en producción de emisiones.

Tenemos el conocimiento y la tecnología. Sin periodistas, sin científicos, sin expertos, no se puede divulgar nada. Hay que trabajar con amor y con autenticidad; transmitir verdad y mostrar la belleza en vez de la catástrofe.

El cambio climático es la noticia más importante: una cuestión de Estado, de agenda. Y sin embargo,  en una posible reforma de la Constitución no se habla del derecho al medio ambiente, a un patrimonio natural a salvo…

[Inédito, escrito en 2004 y revisado a la luz de la Cumbre del Clima en 2015, y en 2017, tras el XII Congreso Nacional de Periodismo Ambiental]






martes, 1 de diciembre de 2015

CON ELENA QUIROGA EN LA LÍNEA 1 de la EMT (Cartagena-Princesa-Moncloa). UN VIAJE 62 AÑOS DESPUÉS, EN 2015


Elena Quiroga publicó “Trayecto uno” en 1953, en la colección La novela del sábado, que trata de recobrar la experiencia anterior de El cuento semanal, a principios de siglo. Con un formato de 11x15 cm y unas 60 páginas, el ejemplar hace el número 2 de la colección literaria que aúna a autores de la preguerra y de la posguerra española.

En el libro, el viaje en autobús del relato se produce un 15 de enero de 1953. En mi caso, por problemas de agenda, este viaje será un martes 24 de noviembre de 2015, también día laborable, sobre las 14.30 horas.


“Trayecto uno”, lo titula Elena Quiroga, y lo dedica a sus compañeros del autobús que hace la línea 1 “Cartagena-Princesa-Moncloa (por Ferraz)”.

La protagonista del relato, Anuncia, así lo deja consignado en su cuaderno/agenda: “15 de enero de 1953. Descubierto la poesía”. Como un deslumbramiento. “Se había encontrado con el mundo hacía unas horas. Era feliz, feliz…”. Plena.

El viaje comienza en Moncloa [Paseo de Moret]. “El cristal, a espaldas del conductor, estaba corrido. Por aquel boquete se colaba el aire cortante de la Moncloa… Principio de trayecto”.

LOS PERSONAJES, POR ORDEN DE APARICIÓN

Todos son definidos con una frase, que posteriormente se va completando.

Poco a poco, y a lo largo de la novelita, nos iremos enterando de la vida de cada uno de los personajes. El autobús es como una pequeña “colmena” donde quedan retratadas gentes de todos los estratos y profesiones. Un retrato sociológico y sociográfico. Una disección en toda regla.

El conductor, “el hombre sin cara”, Domingo. “Anuncia no veía la cabeza del conductor. Sentada tras él… [en] una de las ventanas de la derecha”. Su historia, amarga, trágica, la conocemos en el último capítulo, el séptimo.

La muchacha, Anuncia. Ha descubierto la poesía de Salinas. “La voz a ti debida la golpeó”. Y la revelación, en clase de Filología, le provoca la necesidad de salir, de escapar.


https://www.youtube.com/watch?v=nflKqPLxeL8. Grabación de Unamuno. “Ojos que ven, oídos que oyen, gozan de bienaventuranza”.

Blas, el cobrador. Blas el Largo. “Hubiese servido para casado”.

El señor de siempre, el señor sordo. “Se sentaba siempre en el mismo asiento: fila segunda, junto a la ventanilla”. Don Julián: “[Voy] a mis clases, como siempre”. Un perdedor de la guerra, quizá.

El guayabo ese, el joven de pelo lustroso y abrigo de pelo de camello (Y Lupita. “Estaría esperándole a la puerta del [cine] Callao”. Latino. Seguro de su encanto. Descendiente de emigrantes vascos. “El abuelito partió de Zumaya…”.

Una niñera [con cofia] con un niño en brazos, el niño de los ojos tranquilos (suben en Ferraz). Con algo más de dos años, tiene tuberculosis y sus padres han de hacer virguerías para conseguir la medicación, cara y del extranjero. La niñera le lleva todos los días al parque de Rosales a respirar aire puro (desde Lista, hoy Ortega y Gasset).

Alumnas del Sagrado Corazón [calle Ferraz, 63] de uniforme. El clasismo… “Josefina no es de buena familia; me lo ha dicho mi mamá…”. La muchacha de melena corta [a media pensión en el colegio de Ferraz]  lee novelas rosas: “Se la quité a Gloria, la doncella…Tiene muchas en la maleta”. Pero también el Diario de Amiel, por lo cual su madre le pega una bofetada. “Había deseado siempre llevar un Diario, escribir un Diario…”.

Un obrero con la ropa salpicada de cal blanca. Un albañil que se gasta la mitad del jornal en comprar una participación en la lotería, y el resto, en vino; pega a su mujer. El maltrato.

Un matrimonio [sube en la parada de la Telefónica]. “Una gorda, ya machucha, con un abrigo de piel de conejo, rozado por los bordes. El marido parecía esconderse detrás de ella”. Bajan en la última parada de Lista (Hoy, Ortega y Gasset).

Una mujer rubia, teñida (Agustina), que va a ver a su marido (Fermín) a la Comisaría de la plaza de Salamanca. “Trajo los billetes envueltos en un pedazo de periódico para que los guardara… Hay otros que roban más…”.

Un chico con un centro de flores, el chico de las flores (sube en Plaza de España). Lleva camelias y violetas. Sueña con el fútbol.

El señor de la cartera ostentosa (en Cibeles), triunfador, avasallador, un listo. “Acorralaba a don Julián… Ahora ando con unos asuntillos… Es cuestión de un poco de vista”.

Una mujer joven, Margot. “Llevaba un gran cuello de zorros plateados y un tocado de plumas blancas, lisas y suaves, sobre el pelo”. Va a jugar a la canasta. Frívola, narcisista.

Una pareja, Fernando, 30 años, y Lina, su novia. Van a ver un posible piso en el barrio de La Guindalera o Prosperidad.

Por sus apenas 68 páginas desfilan temas recurrentes, que siguen en nuestros días: el consumismo (“Compre, compre, compre”…), la violencia de género, el acoso, los trepas y defraudadores, la falta de entendimiento generacional, la adolescencia como etapa de descubrimientos y preguntas…

Y su tema estrella: las caretas que todos llevamos, lo que hay detrás de lo que se ve a simple vista. Elena Quiroga nos da unas pinceladas y sus lectores completamos lo que no está dicho, lo que se supone, lo que está alrededor (ganadores y perdedores tras la guerra civil, penuria económica para la mayoría, el poder de los bancos…). Es realmente un relato vanguardista, anticipador en muchos momentos.

RASGOS DEL PAISAJE Y DEL PAISANAJE


“Miraba hacia los pinos de la Moncloa…”. “La plaza de España, con luces como platos invertidos”.

Anuncia va como en trance, en una especia de duermevela. “Había pasado la barrera del frío y del calor…”.

“[En la Gran Vía] Anuncios. Letras. Figuras enormes, Fluorescencia…Cyrano de Bergerac. Enormes figuras de cartón. “[cine] Actualidades”. Cafés. “[cine Palacio de] La Prensa”. Revuelta en Haití…”.


Escaparates: “Doña Manolita”. “Espasa-Calpe”… “Chicote”… “Molinero”… “Relojes Movado”… “Zorrilla”…

AHORA, EN 2015, UN 24 DE NOVIEMBRE, SOBRE LAS 14. 45 h

Ya no hay cobrador ni autobuses de dos pisos, salvo los turísticos.


El inicio está en Isaac Peral (plaza de Cristo Rey) en lugar de en Moncloa. La última parada, el “final de trayecto”, está en Suero de Quiñones, en vez de en General Zabala, su paralela, ambas en el barrio de Prosperidad.

[Yo cogí el 1 hasta Avenida de América con la calle Cartagena el primer año que estuve en Madrid, en 1982 (entonces compartíamos apartamento en Clara del Rey varias amigas). Muchas veces, de noche (el “búho”), en Cibeles, cuando salíamos los fines de semana por Fuencarral. Y hasta Moncloa, para ir a la universidad (antes de que construyeran la Línea Circular del metro). Pero era más rápida la línea marrón del  suburbano, de Avenida de América a Argüelles].

El autobús tarda entre 50 minutos y una hora -dependiendo del tráfico y las horas punta. El conductor se baja a echar un pitillo hasta que se hace la hora, las 2.47 de la tarde. Es alto y pálido, un poco gordito, y lleva afeitada la cabeza. Viste el “uniforme” de la EMT: jersey y pantalón azul marino. Bebe un buche de agua y empezamos el recorrido 8 personas. “¿Este pasa por Callao…?”.


Me he sentado en el primer asiento, a la derecha. Como Anuncia, tampoco le veo la cara al conductor (salvo en el espejo retrovisor): solo la pierna y un brazo. El autobús “habla” de cuando en cuando: además de la parada que toca y la hora y el día en que vivimos, recita las conexiones con otros servicios.

En plaza de España, el autobús se cambia al carril central. El conductor bosteza: no sé cuántas horas y cuántos trayectos llevará ya. No es difícil de calcular: en una jornada de 8 horas, son 4 trayectos de ida y cuatro de vuelta.

Al chico de barba, a mi izquierda, que no dejaba de wasapear, le ha sustituido un hombre que parece hablar solo. Pero es una falsa percepción: habla por el móvil en manos libres, con un cable conectado a la oreja.

El conductor parece un hombre tranquilo y sosegado. ¿Cuánto se tardará en hacer el circuito andando…? Voy sacando fotos de las paradas, intentando captar los comercios y lugares que aún se mantienen en 2015. Pocos: el cine Callao, la librería Espasa-Calpe, en Gran Vía; Chicote, que ahora se llama Museo Chicote…



Dejamos atrás la Cibeles y la Puerta de Alcalá. En Ortega y Gasset 34 se baja una señora pitifina un poco achacosa con un chaquetón fucsia oscuro. Si la viera mi hermana Bea, diría que necesita “ruedines” para llevar el bolso, que casi arrastra.

Me da la impresión de que los edificios son más bajos y de que hay más luz y más amplitud en la confluencia de Ortega y Gasset con Silvela.

La larga calle Cartagena que atraviesa los barrios de La Guindalera y La Prosperidad, ya nada tiene que ver con aquella de  los años 50 descrita en el libro: “Calles estrechas y oscurísimas… Solares… Casas bajas y humildes… Desmonte en medio de la plaza…”.

Viendo en la plaza de San Cayetano el mercado de La Guindalera, creo que puedo hacerme una idea de cómo pudiera ser el barrio entonces…


SABER MÁS…


http://electrovia.blogspot.com.es/2015/08/leyland-en-madrid-6.html. Transportes urbanos en Madrid. Autobuses Leyland de 1947 a 1953.




jueves, 29 de octubre de 2015

ELENA QUIROGA (3): UN REPASO SOMERO A ALGUNAS DE SUS NOVELAS. PRINCIPIOS Y FINALES


La soledad sonora, 1949, primera obra

“Es una obra inmadura, que la autora prefiere dejar en el olvido” -escribe P. Zatlin en 1992 en el prólogo a la edición de Escribo tu nombre para Espasa-Calpe. Sin embargo, como mantiene Zatlin en su estudio de 1977 Elena Quiroga – no traducido al castellano-, “introduce temas y personajes desarrollados más tarde en otros trabajos”. En cuanto a la casa donde Elisa, el personaje protagonista, es criada, “es, sin duda, la misma en Santander que Quiroga describirá con más detalle en las novelas de Tadea”.


“…La casa, la vieja y querida casa; su gran jardín, lleno de flores; la glorieta, el rincón umbrío del pozo, el paseo de los plátanos, y lo que, de niña, con temor y énfasis,  llamaba “el bosque”…

Pero no aparecen las calles y la ciudad citadas expresamente, como lo hará después: “Vivía en la vieja casona de la ciudad norteña…”.

En el ejemplar de la primera edición, disponible en la Biblioteca Municipal de Santander, Elena Quiroga escribe de su mano y letra: “A Polín [Leopoldo] Rodríguez Alcalde, cordialmente. Madrid, 8 junio 1949”.


Debajo, “A la Excelentísima Diputación Provincial de La Coruña” [que, al parecer, patrocina la edición]. En el interior, su padre y  su amiga Blanca Quiroga son nombrados “padrinos” de su primera obra.

Esta abre con unos versos de San Juan de la Cruz: “En soledad vivía,/y en soledad ha puesto ya su nido,/ y en soledad la guía/ a solas su querido,/también, en soledad, de amor herido”.

El libro cierra con la datación: “Mª del Carmen”. Oleiros. Noviembre 1948. Antes, el último párrafo: “Creía escuchar unas notas… ¿Qué era?... Ella conocía aquella música… ¡La Sinfonía Heroica! Pero, esta música, ¿sonaba realmente en la escalera o la llevaba Elisa dentro del corazón?”.

Trayecto uno, una novelita sobre un viaje en autobús (1953)

La edición de “La novela del sábado” está dedicada “a Queca Guillén Salvetti, viajera del “Uno”. La edición de Noguer, en 1970, la dedica “A mis compañeros de autobús Cartagena-Princesa-Moncloa (por Ferraz)”.


Su inicio: “El cristal, a espaldas del conductor, estaba corrido. Por aquel boquete se colaba el aire cortante de la Moncloa…Principio de trayecto. La muchacha se apresuró hacia una de las ventanillas de la derecha…Y el pesado autobús arrancó…”.

El relato termina: “Soltó el freno. Adelante. Plaza de J. Pernas. Desmonte en medio de la plaza. Casas bajas y humildes… Sí. Era bueno conducir un autobús a través de Madrid… El mismo Madrid de la Gran Vía, y de Serrano y de las casas de Lista. Giró de nuevo a la derecha. Calle del General Zabala [Bº de Prosperidad]… Final de trayecto”.

Por él desfilan sus poetas favoritos, las películas y los comercios del momento en ese día, un jueves 15 de enero de 1953, después de las 17.30 de la tarde.

La otra ciudad, otra “Novela del Sábado”


Es otra novelita, en este caso dedicada “a Teresa y Francisco Siso Cavero [periodista fallecido en 1970, nacido en Villafranca del Bierzo]”. Forma parte de “otras narraciones”  en el volumen Plácida, la joven.La otra ciudad es “la de los muertos”, el cementerio de San Isidro, de Madrid. 

Algo pasa en la calle, 1954

Dedicada a su marido, Darío de la Válgoma, la cita que abre es, en este caso, del Juan de Mairena, de Antonio Machado: “- Salga usted a la pizarra y escriba: “Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa…”. Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.

El alumno, después de meditar, escribe: “Lo que pasa en la calle”.

La novela, finaliza: “Iba despacio el coche por la calle, tan íntimamente unida a sus vidas, y ella estuvo así, con medio cuerpo fuera, hasta que en el recodo el coche fúnebre torció, desapareció bruscamente, y ya desde la ventana no podía adivinar entre el montón de gente la silueta del hijo”. 

La careta, 1955

En la versión de 1974 para Ediciones del Centro, lleva un prólogo, de M. E. Coindreau [traductor y crítico literario], firmado en París en 1959, para la versión francesa de Gallimard  (las novelas de Elena Quiroga se han traducido además al inglés, el italiano, el finlandés, el alemán y el ruso).

Este, cita una carta de la autora  de 17 de enero de 1956 acompañando la obra, en la que le explica de qué va: “Como usted verá, es el problema de un ser humano que sobrevive a la guerra, a su propio terror, a su propia cobardía… El protagonista es Moisés, un hombre en el mundo en tanto que coexiste y vive con los demás. Que es gracias al reflejo, al contacto, al decantamiento con otros, pero que a su vez modela. Ser en cuanto se está en relación con otro o con otros. Por esta relación se es, se define…”.

La Careta es una novela sin piedad… No hay careta que él [Moisés, el protagonista] no levante”-explica Coindreau en el prólogo.

Unos versos del poeta Luis Pimentel dan paso a la obra, dedicada a su marido, como casi siempre: “En esta frontera de harapos/quisiera clavar una bandera./¿Pero qué ángeles vendrán/ a soplar en estos rincones miserables?”.

Plácida, la joven y otra narraciones, 1956

Está dedicada “A una mujer -y en ella a todas las trabajadoras mujeres del campo gallego- que murió cerca de mí, en octubre pasado [de 1955], sin que hubiéramos cruzado una palabra… Era muy joven [muere de parto]. Se llamaba Plácida”.

La narración comienza: “Que ayer estaba triste porque Plácida ha muerto. Aún hoy, mientras te escribo, me pesa el corazón”.

Y termina: “No parecía posible  que, en la hora dorada y verde de una tarde tan dulce, una mujer que se llamaba Plácida muriera…”. 

Presente profundo, 1973, última novela publicada

Empieza: “Le molesta la voz del hijo…”.

Al final, una nota a pie de página, explicando: “La frase de Theo: “Mi manera de acabar con la burguesía es gastándome el dinero de un burgués”, son palabras de un muchacho publicadas en una entrevista hará unos siete años, en un periódico francés. He perdido la referencia, y ni siquiera recuerdo el periódico en que la leí”.

Después de esta novela, el silencio…

LA APASIONANTE BÚSQUEDA DE GRANDES SOLEDADES, DE ELENA QUIROGA

El detonante fue un Curso de Verano sobre Jardines. En él nos hablaron de una novela de Elena Quiroga (Tristura) que describía la casa y el jardín que actualmente ocupa el Conservatorio Municipal de Música de Santander, en la llamada Finca Altamira (en el Paseo General Dávila, 77; entonces, el Alta).

Tristura, y su continuación, Escribo tu nombre, me parecieron tan apasionantes – no solo en la descripción de la casa y el jardín, del Santander antes de la Guerra Civil y del incendio de 1941, sino de la observación de hábitos y costumbres de entonces (educación en familia, el internado, el paso de la infancia a la adolescencia), la inclusión de hechos históricos…-, que quise saber si en la tercera novela de la trilogía, Grandes soledades, al parecer, inacabada e inédita, también había referencias (aunque fuera en cursiva) a la casa familiar de la infancia y primera juventud.

Empecé entonces mi labor de “ratona de biblioteca” y una apasionante aventura a modo de detective “letrado”. Buscando en periódicos de la época, tirando de hilos que me llevaban a nuevos puntos de inicio (las personas citadas en una dedicatoria, miembros de la familia, personas que la conocieron y escribieron sobre ella, los lugares donde vivió…).

Cada vez que daba con un nuevo dato (una dedicatoria con firma de la autora, una foto inesperada, la sugerencia de una nueva línea de investigación), se me alegraba el ojillo y decía para mis adentros: ¡Biennn!

Ha sido el entretenimiento de este verano de 2015…

[Agradecimientos: Al profesor Miguel Ángel Aramburu, que me descubrió a Elena Quiroga. A Rosa, bibliotecaria del COACAN; a Sabrina, del Conservatorio Municipal, y al personal del archivo del Ayuntamiento de Santander. Y a la Hemeroteca de ABC].