jueves, 29 de marzo de 2018

NOCHES AZULES (la muerte de una hija). SOBRE LA FRAGILIDAD Y EL MIEDO



Cuando Joan Didion escribió El año del pensamiento mágico, entre el 4 de octubre y el 31 de diciembre de 2004,  no podía saber que su hija Q. moriría en agosto (el día 26) de ese año que empezaba, 2005, tras una concatenación de hospitales y de estar al borde de la muerte en varias ocasiones. “Veinte meses [desde diciembre de 2003, en que murió su marido, con Quintana en la UCI en ese momento] durante los cuales ella tal vez solo tuvo fuerzas suficientes para caminar por sí misma durante un mes en total…”.

No pensó en rectificar o ampliar el libro y, a cambio, escribió uno entero dedicado a su hija: “Blue Nights”, “Noches Azules”.

“Este libro se titula “Noches azules” porque en la época en que lo empecé a escribir sorprendí a mi mente volviéndose cada vez más hacia la enfermedad, hacia la muerte… Durante las noches azules (aquella hora de la tarde de principios de la temporada estival),  uno piensa que el día [la vida] no se va a acabar nunca…”.

Es un libro sobre la fragilidad y el miedo.

Publicado en 2011, Joan tenía 75 años cuando lo escribió. De hecho, comienza un 26 de julio de 2010, día del séptimo aniversario de la boda de su hija Quintana…, si viviera.

“Cuando empecé a escribir estas páginas, yo creía que iban a hablar de los hijos…Cuando hablamos de mortalidad, estamos hablando de nuestros hijos…Pero a medida que las páginas avanzaban se me ocurrió que su tema real… era… la negativa a afrontar las certidumbres del envejecimiento, la enfermedad y la muerte… El envejecimiento y sus evidencias constituyen los acontecimientos más previsibles de la vida y, sin embargo, siguen siendo asuntos que preferimos dejar sin mencionar, sin explorar…”.

Ella sí habla de las evidencias…“Tengo miedo a caerme por la calle… Me siento inestable, carente de equilibrio… ¿Y si los músculos se me traban…? ¿A quién quiero que avisen en caso de emergencia…?”.

“Las frases de mamá”

“Cepíllate los dientes”, “Cepíllate el pelo”, “No hagas ruido, que estoy trabajando”…- eran las frases que Quintana oía y que colgó en el garaje de su casa de la playa, en Malibú. Allí viven entre 1971 y 1978, de los 5 a los 12 años de Quintana.

Lo que Joan no supo ver

Didion se pone a analizar las palabras, los gestos: lo suyos y los de Q… Obsesiva, minuciosamente…

Sus cambios de estado de ánimo

Quintana era una niña especial, adoptada al nacer: con 5 años llamó en una ocasión al hospital mental de Camarillo “para averiguar qué tenía que hacer en caso de volverse loca”…En la escuela femenina Westlake realiza un ejercicio de investigación sobre el estrés…”¿Por qué necesitaba ella tanto adoptar un rol adulto…?”.

Su diagnóstico médico iba cambiando de nombre: de trastorno maniaco-depresivo a trastorno obsesivo-compulsivo o trastorno límite de la personalidad. “Ella estaba deprimida. Ella tenía ansiedad. Y como estaba deprimida y tenía ansiedad, bebía demasiado. A esto lo llamaron automedicarse…”.

Sus miedos

“Uno de sus miedos más pertinaces era que se muriera John [su padre] y no quedara nadie más que ella para cuidar de mí…Ella me veía como alguien frágil…alguien que necesitaba ser cuidada…”.

En un diario que Quintana escribe en 1984, con 18 años, habla del “miedo que le tengo actualmente a la vida”…

Su fragilidad

“Tengo entendido que los hijos adoptados temen que sus padres adoptivos los vayan a abandonar igual que los abandonaron sus padres naturales…”- explica Joan.

Quintana siempre supo que era adoptada, pero hasta 1998 (ya tenía 32 años), en que su hermana de sangre se pone en contacto con ella, no conoce a su madre biológica (de Tucson, Arizona). Confiesa que “está siendo un up and down emocionalmente, un drama…”.

La culpa

“¿Acaso nosotros le exigíamos que fuera adulta…? ¿Acaso era yo el problema? ¿Acaso fui yo siempre el problema…?”- se pregunta Joan Didion. “En cuanto nació ella, ya nunca dejé de tener miedo…”. Los miedos de todos los padres por sus hij@s...

SABER MÁS

Las canciones de su vida

https://www.youtube.com/watch?v=SEUCoPkECQ4. Do you wanna dance, por The Mamas and The Papas (1966).




lunes, 19 de marzo de 2018

JOAN DIDION. El año del pensamiento mágico (el del luto)



El libro comienza con “las primeras palabras que escribí después de que pasara”: “La vida cambia deprisa./ La vida cambia en un instante./Te sientas a cenar y la vida que conocías se acaba./ La cuestión de la autocompasión…”.

Lo que “pasó” fue que la noche del 30 de diciembre de 2003, su marido, el también escritor John Gregory Dunne, tuvo un “infarto masivo y repentino” que le causó la muerte.

Ese día, martes, habían visitado a su única hija, Quintana -en la UCI del hospital Beth Israel desde el día de Navidad-, y Joan se hallaba haciendo la cena, cuando su marido se paró en mitad de la conversación…

Lo que sigue es la descripción de su estado emocional y los cambios que experimenta en su vida. “El dolor por la muerte de un ser querido, cuando llega, no es en absoluto como esperamos que sea…”.

La necesidad de informarse y saber, para mantener el control: “Desde niña me habían enseñado que, cada vez que surgían problemas, había que leer, aprender, resolver los interrogantes y acudir a la literatura especializada…”.

“Soy consciente de cuánta energía he dedicado durante los últimos meses a contar esos días y esas horas…”- dice hacia el final del libro. “Mientras escribo esto, me doy cuenta de que no quiero terminar esta crónica. Y tampoco quiero terminar el año [2004]…porque sé que a medida que pasen los días…la imagen que tengo de John…se volverá más remota, más difusa…Sé por qué intentamos mantener con vida a los muertos…También sé que si queremos seguir vivos llega un momento en que tenemos que dejar ir a los muertos…”.

THE DIDION-DUNNES, LOS DIDION-DUNNES

En su crónica, aparecen los recuerdos juntos…“Un verano, cuando vivíamos en Brentwood Park, incurrimos en el hábito de parar de trabajar a las cuatro de la tarde para ir a pasar un rato en la piscina…”. …íbamos a pasear a primera hora de la mañana por Central Park…No siempre juntos, porque nos gustaban rutas distintas, pero teníamos en mente la ruta del otro y volvíamos a cruzarnos antes de salir del parque…”. “Si, por casualidad, andábamos por los alrededores de Newport, John me llevaba al Portsmouth [Priory, el internado benedictino al que lo enviaron después de morir su padre, católico] a escuchar los cantos gregorianos vespertinos. Era algo que le conmovía…”. “¿Acaso teníamos una dependencia inusual el uno del otro durante el verano en que nadábamos y veíamos Tenko [una serie de la BBC] e íbamos a cenar al Morton´s…?”. “En [la misión católica de] San Juan Bautista nos casamos nosotros. Una tarde de febrero [de 1964] en que asomaban las flores nuevas en los huertos que flanqueaban la 101. Cuando todavía había huertos junto a la 101…”. “John y yo habíamos vivido en el condado de Los Ángeles desde 1964 hasta 1988…”. “Casi nunca habíamos estado muy alejados el uno del otro, ni durante mucho tiempo. Como mucho, dos o tres semanas de cuando en cuando… Siempre trabajamos los dos en casa. Nos pasábamos veinticuatro horas al día juntos…éramos incapaces de imaginar la realidad de la vida sin el otro…”.

TRAGEDIA MÚLTIPLE. Las cosas pueden ir a peor...

Su única hija, Quintana, de 38 años, tras salir de la UCI del Beth Israel el 22 de enero de 2004, es ingresada el 25 con una embolia pulmonar. El 3 de febrero le dan el alta de nuevo y celebran, por fin, el funeral de John el 23 de marzo. Dos días después, el 25, está siendo operada de emergencia en un hospital de Los Ángeles, el UCLA. Joan permanecerá a su lado las siguientes 5 semanas, alojándose en el hotel Beverly Wilshire, “el único sitio donde yo podía estar a salvo, el único sitio donde todo seguiría igual…”. Fuera de esta “zona franca”, tenía que planear sus rutas para que los recuerdos no la devoraran…”Ni una sola vez durante aquellas cinco semanas fui con el coche a la parte de Brentwood en que habíamos vivido entre 1978 y 1988…Ni una sola vez en cinco semanas fui con el coche por la Pacific Coast Highway hasta Malibú…donde habíamos vivido entre 1971 y 1978…Podía evitar pasar por el cruce de Sunset con Beverly Glen por donde yo había girado durante seis años para ir a la Westlake School for Girls [donde Quintana había ido al colegio]…

En el UCLA  aprende los nombres de muchas bacterias hospitalarias resistentes a los antibióticos: la Acinetobacter baumannii [Según la OMS, tiene una prioridad crítica en la I+D de nuevos antibióticos], la Staphylococcus aureus, la Staphylococcus epidermidis…

El 30 de abril se realiza su traslado al New York University Hospital para iniciar su rehabilitación neurológica en el Instituto Rusk durante los meses de mayo, junio y julio.

Cuando Quintana deja el hospital, es cuando Joan iniciará el proceso de duelo.”Hasta ahora solo había pasado por el dolor, pero no por el duelo…El dolor era algo que te pasaba. Pero el duelo, el acto de lidiar con el dolor, requería atención…”.

Decide aceptar la oferta de cubrir la convención demócrata en Boston (solo había estado allí una vez con su marido y no piensa ir a los sitios que con él frecuentó). Pero el recuerdo se agazapa en cualquier lugar…Se da cuenta de que el primer día de la convención -26 de julio-, coincide con la fecha de boda de su hija Quintana, el año anterior…Y con la boda rememora una frase de su marido: “Más que un solo día más”, que ella también le repitió a su hija en el hospital…Los recuerdos se van encadenando en un proceso incontrolable…

“HABLAR DE JOAN ES HABLAR DE NUESTROS PROPIOS MUERTOS” (Griffin Dunne, sobrino de Joan)


Mientras leía el libro, yo iba apuntando lo que me sugería sobre mi muerto más cercano y querido: mi hermano David, Vid:

“Me di cuenta de que había muerto de verdad cuando vi su nombre escrito en la esquela”.

“Fui a ayudar a vaciar su armario justo después de su muerte; si hubiera tardado más, no sé si hubiera podido”.

“Durante mucho tiempo, quise pensar que estaba de vacaciones o trabajando en Madrid y que, por eso, no nos veíamos”.

“Durante varios meses, quizá más de un año, no pude ver en la tele los accidentes de tráfico: siempre hacía zapping”.

"Tuve la intuición de cómo murió: sucedió un día que iba a Comillas, sola, en mi coche. Durante unos segundos, se me cerraron los ojos. Un coche de frente me pitó, culeé, y recuperé el control. David no pudo…”.

CARTAS A VID













SABER MÁS





"Siempre he pensado que si analizo algo, me da menos miedo. La teoría dice que si la serpiente se mantiene en tu campo visual, no te morderá. Eso se asemeja bastante a cómo me enfrento yo al dolor", dice Joan en el documental. 

https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=99NaRJQzXiM. Tráiler del documental El centro cederá.

https://www.vanityfair.com/news/2004/03/dunne200403. Habla el hermano de John, Nick (en inglés).

https://www.youtube.com/watch?v=XLPlUWhDVDc. Entrevista a Joan Didion y a su marido John, en 1992 (en inglés).

https://www.youtube.com/watch?v=NkGf1GHAxhE. How High the Moon, la canción de “su” generación. Por Les Paul y Mary Ford (1951).

El año del pensamiento mágico, al teatro

El año del pensamiento mágico ha tenido varias representaciones teatrales: en 2007, la actriz Vanessa Redgrave llevó a cabo el monólogo en Broadway. En 2008, se representó en Barcelona en la sala Beckett. En mayo de 2015, producida por Teatro Guindalera, se llevó a los escenarios del Teatro Español y Naves del Español, en Madrid…







jueves, 8 de marzo de 2018

EL CUENTO DE LA CRIADA, UNA ALERTA HACE TREINTA AÑOS


The Handmaid´s Tale “es una narración de ciencia ficción distópica y feminista”- dice la Wikipedia.

Su autora, Margaret Atwood (n. Ottawa, Canadá, 1939) está acostumbrada a responder  a tres preguntas, desde que lo publicó en 1985, hace más de 30 años: ¿es una novela feminista?,  ¿es una novela en contra de la religión?, y ¿es una predicción?

“En la primavera de 1984 empecé a escribir una novela que inicialmente no se iba a llamar El cuento de la criada…” -revela en la introducción. “…se llamaba Offred, el nombre de su personaje principal. Está compuesto por el nombre de pila de un hombre, Fred, y el prefijo que denota posesión [en inglés, of: “de Fred”]…El nombre insinuaba también otra posible interpretación: “offered”, “ofrecida”…En algún momento, durante la escritura, el título pasó a ser El cuento de la criada, en parte como homenaje a Los Cuentos de Canterbury, de Chaucer, pero también en referencia a los cuentos de hadas y a los relatos folklóricos.

La escritora cuenta que, desde la época del instituto, era lectora de novelas de ciencia ficción, “ficción especulativa, utopías y distopías”, pero, ¿sería capaz de escribir una…? La norma que se impone, al atreverse, es: “no incluir en el libro ningún suceso que no hubiera ocurrido ya…, así como ningún aparato tecnológico que no estuviera disponible”. Lo cual hace la historia mucho más aterradora…

“El cuento de la criada se nutrió de…: ejecuciones grupales, leyes suntuarias, quema de libros, el programa Lebensborn de las SS y el robo de niños en Argentina por parte de los generales; la historia de la esclavitud, la historia de la poligamia en Estados Unidos…y la literatura testimonial”.

La novela comienza: “Dormíamos en lo que, en otros tiempos, había sido el gimnasio…catres del ejército dispuestos en fila y separados entre sí para que no pudiéramos hablar…Con la cabeza pegada a la cama, tendidas de costado, nos observábamos mutuamente la boca. Así, de una cama a otra, comunicábamos nuestros nombres…”- termina el primer e inquietante capítulo.

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