Norah Ephron (quizá más conocida en España como guionista
y directora de cine: Cuando Harry
encontró a Sally, Algo para recordar o
Tienes un e-mail), lo publicó en
2006, un conjunto de ensayos y “reflexiones sobre el hecho de ser mujer” -
según subtitulan en la edición traducida-, escritas al filo de los 65 años.
Es un libro hilarante en el
que todas las que hayamos pasado de los 50 podemos sentirnos reconocidas…, o
reconocer a otras…
Solo leer el índice ya es indicativo: Odio mi bolso, Sobre el mantenimiento, Ciega como un topo, Podría ser peor…
“A
partir de un momento dado, todo son parches, parches y más parches”…
“El mantenimiento ocupa tanto tiempo en mi vida que apenas puedo
sentarme delante del ordenador…”.
“A veces creo que no tener
que preocuparse nunca más por el pelo
es el lado bueno secreto de la muerte…”.
Sobre el tinte, da cifras: “En los años 50 solo el 7% de las mujeres
americanas se teñían el pelo. Hoy [en 2006],
hay zonas de Manhattan o de Los Ángeles donde no se ven mujeres con el
pelo gris…”.
“Me gustaría estar en forma… Pero… cada vez que
intento ponerme en forma me lesiono”…
“Cualquier cosa que no te guste de tu cuerpo a los treinta y cinco años
te producirá nostalgia a los cuarenta y cinco”…
“A los cincuenta y cinco años te saldrá un lorza justo encima de la
cintura, aunque estés dolorosamente flaca”.
“No puedo leer ni una palabra en el mapa… Tampoco veo nada en la guía telefónica… No veo nada en la carta de un restaurante… No veo nada en el libro de cocina…No puedo hacer el autodefinido… No veo ni una palabra en el frasco de las pastillas… Mi capacidad de… leer… depende enteramente del paradero de mis gafas… Compré seis pares de oferta la semana pasada y los distribuí por toda la casa, pero no hay ninguno a la vista…”.
En el último ensayo, Podría ser
peor, escrito en 2005, se refiere incluso a instrucciones que se le
“podrían ocurrir” para su funeral: “Si hay una recepción después del entierro,
sé lo que me gustaría que me sirvieran: esos canapés diminutos de William Poll,
un local que está en la Avenida Lexington. Y champán estaría bien. Me encanta
el champán. Es muy de fiesta…”. De momento, se conforma “con seguir aquí…”.
En su siguiente colección de ensayos, No me acuerdo de nada, publicada en 2010, dos años antes de morir, en el titulado La palabra que empieza por V [de vieja],
nos culturiza, con humor: “El
canalillo parece un hueso de melocotón… Tomas tantas pastillas por la mañana
que no te queda hueco para desayunar…
Y, sin embargo, le encanta observar a los colibríes cuando va a Los
Ángeles, “lo ocupados que están aprovechando la vida al máximo”…
Su día perfecto consiste en “tomar unas natillas heladas en Shake Shack
y dar un paseo por el parque” y, su noche perfecta, “ver una buena obra de
teatro y cenar en Orso”.
ENSALADA LOCA. Algunas cosas sobre las mujeres (1975)
El título surge de un poema
de W. B. Yeats: “Las damas elegantes/toman una ensalada loca/con la carne”.
Está dedicado a sus tres hermanas: Delia, Hallie y Amy. Y entre los
agradecimientos, los redactores de las revistas New York y.Esquire,
incluido su director, “el mejor director de revista con quien he
trabajado”.
El que abre el libro se
titula Algunas observaciones sobre pechos.
En otro momento, dirá: “Escribo un artículo para una revista sobre tener los
pechos pequeños. Ahora soy escritora (“escritora y feminista”-se define en otra ocasión)”. Así pues, parece ser determinante.
Se publica en 1975 y se hace
eco del momento feminista que se vive en Estados Unidos desde finales de los
años 60 (en 1963 Betty Friedan había publicado La mística de la feminidad). “Últimamente, gasto gran parte de mi
energía intentando ajustar y encajar feminismo y matrimonio… Uno de los
triunfos que los hombres amenazados por la liberación de la mujer andan
esgrimiendo siempre es la cuestión de si hay sexo después de la liberación”… “Una
sociedad estructurada de tal modo que hace creer a las mujeres que estar con un
hombre (cualquiera, no importa cómo) es mejor que estar sola…”.
Su ironía y su sentido de
humor ya están presentes entonces: “Una de las pocas ventajas de no ser guapa
es que una embellece con los años”… “No veía forma de poder escribir sobre las
mujeres y el movimiento feminista sin unirme a un grupo (de concienciación)”…
SABER
MÁS
En 1962, con 21 años, primer
año en Nueva York, como “chica del correo” de la revista Newsweek.
“Cuando vine por primera vez
a Nueva York, estuve de recadera en Newsweek”.
“Fui recadera de la CBS un verano”.
A mediados de los años 60 trabajaba de reportera en el New York Post y vivía en el Village [Greenwich Village]. “Estamos en 1963. He escrito un texto satírico para el New York Post durante un huelga de la prensa…Me contratan indefinidamente…”.
Tras casarse (en 1967) empezó a escribir por cuenta propia para algunas revistas. En uno de sus primeros artículos habló del crítico culinario Craig Claiborne, y de Michael Field, creador de una escuela de cocina, entonces enfrentados.
“Escribo un artículo, para una revista, sobre tener los pechos
pequeños. Ahora soy escritora”.
También escribe guiones con su hermana Delia. Y con otros. “Alice Arlen
y yo hemos escrito el guion de la película Silkwwood”.
Vive diez años en el edificio Apthorp, en Nueva York. Le gusta vivir en
piso. “Me encantan los pisos porque lo pierdo todo…”.
Libros que le han arrebatado a lo largo
de la vida
“Cuando era pequeña… los libros de Oz me obsesionaron… Quise
desesperadamente ser Jane Banks, vivir en Londres y tener de niñera a Mary
Poppins; o Homer Price, y crecer en Centerburg con un tío que tenía una máquina
de hacer donuts que nunca paraba de hacer donuts. Sara Crewe, la niña del
clásico de Frances Hodgson Burnett, La Princesita… Quería ser Ozma, y Jo March,
y Ana Frank, y Nancy Drew…, y Ana de las Tejas Verdes”.
Después de la universidad…, El
cuaderno dorado, de Doris Lessing, esa extraordinaria novela que cambió mi
vida…Yo estaba electrizada por Anna, la heroína de Lessing, y su lucha por ser
una mujer libre…
Las obras completas de Raymond Chandler, tras su primer divorcio. Y
John le Carré, La gente de Smiley,
tras el segundo.
Los libros de Anthony Trollope y los de Edith Wharton; los de Jane
Austen. “Y, un día, por fin, leí la novela que probablemente sea el libro más
arrebatador de mi vida adulta…, La dama
de blanco”.
Y el último, Las asombrosas
aventuras de Kavalier y Clay (2000), de Michael Chabon. “Estaba
deslumbrada”…
https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/29208-libro-las-asombrosas-aventuras-de-kavalier-y-clay-9788439726517/fragmento. Las asombrosas aventuras de Kavalier y
Clay (2000), de Michael Chabon. Fragmento.
http://oneforthetable.com/. Blog One for the Table (en inglés), uno de sus favoritos.
https://www.nytimes.com/2013/03/10/magazine/nora-ephrons-final-act.html. Nora Ephron’s Final Act, por su hijo
Jacob Bernstein (en inglés).
http://oneforthetable.com/. Blog One for the Table (en inglés), uno de sus favoritos.