domingo, 31 de enero de 2016

JOSÉ RAMÓN SÁNCHEZ, MEMORIAS DE UN DÍA (EN SANTANDER)


Las rutinas de un día le sirven al ilustrador (n. Santander, 1936) para contar toda su vida. También para narrar sus paseos diarios…

A punto de cumplir los 80 (el próximo 4 de octubre), José Ramón se despierta sobre las 5.30 h, pero aguanta en la cama hasta las 6.15. Esos 45 minutos los dedica a reflexionar: “¿Qué me deparará el día…?”. Luego, la ducha diaria y el ritual del afeitado.

De 7 menos cuarto a 7 y cuarto, medita, “un pequeño y necesario encuentro con Dios”.


A las 7.15 h baja a la calle, en Reina Victoria 27. “Desde que volví a Santander, la misa de las 7:30 en los Carmelitas ha sido “mi misa”. Cuando sale, todavía la luz no es total: “Es un momento de la mañana que me apasiona. Ese tramo del tiempo entre luces”.

En el semáforo de la esquina de Canalejas cruza la calle de vuelta a casa. “Siempre recorro ese ángulo donde estuvo tantos años el Popular Victoria”.

“Compro una barra de pan y el periódico en el kiosko de Antonio… Mis desayunos son muy sencillos… Me bastan unas galletas o unas pastas para acompañar el café”.  Y a leer el periódico (en el váter)…

El paseo del mediodía

Luego, a trabajar hasta la 1. “Estoy cansado. Necesito una pausa… Bajo la cuesta de Castelar, sigo hasta Puertochico y cruzo por el semáforo de la rotonda. Rebaso el Club Marítimo… Me paro y me siento entre dos raqueros desnudos… Hasta que el trasero me dice… que ya es hora de levantarlo para seguir el paseo… De Puertochico al Palacete del Embarcadero… El paseo del mediodía tiene el Palacete del Embarcadero como punto de retorno…”.


La pausa

Tras la comida, la pausa…“La pausa es tumbarme en la cama donde duermo. Sobre la colcha rayada”. Habitualmente, dura diez minutos. Lo máximo, media hora.

A las 15 horas, ¡a caminar!


“Me gusta caminar… andar con ritmo… Pasear me gusta menos”. “Salgo a la calle, enfilo Reina Victoria y me planto en el balconcillo del paseo en 7 minutos… Estoy un rato contemplando el panorama… Un poco más adelante, me topo con el poeta [Gerardo Diego]… Recorro el tramo entre el balconcillo del paseo y el cruce de la Magdalena…Cuando llego al cruce sigo en dirección a la puerta de hierro de la finca… Bajo las escalerillas de acceso a la Bikini… La Bikini es mi playa de verano…, de junio a primeros de octubre…".


Barrio Camino 19

"Muchas tardes siento el impulso de subir a Barrio Camino… remontar las escaleras del Gurugú, atravesar Canalejas y enfilar Barrio Camino donde termina Tetuán. Subo la cuesta y llego a la altura del 19. Ya estoy ante la casa que albergó mi vida hasta los doce años…”.


Los “MUST” del Chiri

El Chiri, como le llamaban de niño, se autodefine como “un tanto esmirriado, bigotudo, parlanchín…”. Estos son algunos de sus “must”:

Su película: Blancanieves (“Esto es lo que yo quiero hacer de mayor”). “Rebecca me abrió las puertas del cine adulto a los 13 años”.


Sus guardianes: Víctor Hugo y Robert Louis Stevenson (“Mis libros, Mis amigos. Mis compañeros de soledad”). Sus amigos fieles: Dickens (“el amigo de siempre”… “Tuve etapas de niño desgraciado, como Oliver Twist”) y Dostoievsky (“el amigo de ruta”… “Me sobrecogió Crimen y castigo en mi primera juventud, recién llegado a Madrid”). Sus amigos primeros: El libro de la selva, Tom Sawyer, Búfalo Bill, El príncipe Valiente, Tarzán, Flash Gordon, Jim Hawkins…  “Ahora solo puedo leer una hora al día…”.

Sus “escritores de culto”: Víctor Hugo, Dickens, Shakespeare, Oscar Wilde, Stendhal, Kafka, Conrad, García Márquez, Dostoievsky, Tolstoy (“Leer en profundidad Anna Karenina y Guerra y paz te convierten en un lector de verdad”), Melville, Poe, Thomas Mann…


Sus “amigos de horas”: Tolstoy y Thomas Mann (“Soy un adicto incurable a novelas como Los Buddenbrook, José y sus hermanos y La montaña mágica”).

Sus “asignaturas pendientes” con la lectura: el Ulises (“Nunca he pasado de la página cincuenta”) y “leer poesía de manera continuada… A los únicos poetas que entiendo son a San Francisco de Asís y a San Juan de la Cruz”.

Sus comidas. “Mis primeros platos son siempre una ensalada (lechuga, tomate y bonito) o una sopa (de sobre) con sus “trucos”. Durante todo el año.

Su lugar mágico: “Una pequeña hondonada rocosa enfrente de la isla de Mouro”.


Uno de sus refugios: “La Filmoteca de la calle Bonifaz… es el refugio de muchas tardes...En las películas, buenas o malas, he encontrado cobijo, entretenimiento y consuelo… Ir al cine era vivir”.

Sus objetivos, pasados los 70: “Procuro ser un viejo vivo”. Hasta los 70 años era capaz de leer dos horas seguidas y andar hasta el faro de Cabo Mayor, y vuelta. Ahora se conforma con una hora de cada…

Su muerte ideal: “Con un pincel manchado de azul en la mano...”.


SABER MÁS


[Memorias de un día está publicado por Ediciones Valnera. Solo 300 ejemplares].

sábado, 16 de enero de 2016

MARIE KONDO: LA MAGIA DEL ORDEN


Marie Kondo dice haber comenzado a leer revistas de decoración a los 5 años y analizar a partir de los 15 cómo ordenar las estancias (El arte de desechar, de Nagisa Tatsumi fue para ella una revelación). Dice haber leído todo lo que se ha escrito sobre el tema, y haberlo practicado ella misma, antes. Lo cual parece ahorrarnos todos los pasos anteriores para llegar directamente al meollo: Desechar y organizar teniendo la vista puesta en guardar solo lo que nos hace felices tras tener cada objeto en nuestras manos.

En vez de centrarnos en qué tirar, centrarnos en los objetos que nos producen alegría, para guardarlos; pero solo esos. Poner el foco en las cosas que, una a una, nos proporcionan felicidad y deshacernos del resto. Para estar, al final, rodeados solo de las cosas que amamos.

Compartir lo que sé y lo que he aprendido. Deshaciendo mitos.

Su imagen da paz y su rostro irradia felicidad. Su voz en los vídeos es suave y reposada:

“Los métodos de almacenamiento no resuelven el problema de cómo deshacerse del desorden”.

El índice del libro ya es fantástico…:

-       Si organizas un poco cada día, nunca acabarás.
-       Lo que tú no necesitas, tampoco lo necesita tu familia.
-       Libros no leídos: “Algún día” significa “nunca”.
-       Cómo ordenar los papeles: La regla de oro es “desecha todos”.
-       Primero desecha, luego guarda.
-       Las cosas que están en el suelo van al armario…

Organiza tu casa y organizarás tu vida: 2 objetivos por el precio de 1

Al organizar tu casa y haber tenido que decidir -tras evaluar con determinado criterio-, también estás haciendo emerger tus prioridades, necesidades  e intereses reales. Por ello, la experiencia de sus “clientes” es que, a partir de entonces, han visto también más claro qué querían hacer con sus vidas.

El libro


Son menos de 200 páginas con letra grande en las que se explica -de forma práctica y “gráfica”- cada paso, con ejemplos propios de la autora y de much@s de l@s asistentes a sus cursos.

(En) Mi caso: Tenemos ¡tantas cosas…!

Me pasó con Pennac y sus 10 derechos del lector: para mí fue revelador oírle decir que si un libro no te gustaba/interesaba, no tenías por qué acabarlo. Supongo que lo pensaría muchas veces, pero verlo escrito fue como darme permiso para dejar sin leer libros que no me decían nada.

Igual me ha ocurrido ahora con Marie Kondo: decir que hay cosas que  ya han cumplido su función y que puedes despedirte de ellas sin sentirte culpable, es un alivio. Aunque sean heredadas o regalos, incluso dedicados…

Ya había confirmado que necesitamos muy poco haciendo el Camino de Santiago con mi mochila al hombro o cuando me perdieron la maleta en un viaje y no apareció hasta tres días después.

Otro ejemplo: hubo una inundación en mi casa y se mojaron todas las revistas que tenía en lo alto de un armario. Tuve que tirarlas, pero nunca las había echado, antes, de menos, ni las eché de menos, después.

Mi antes y después: nada por el suelo, todo en los armarios

En la cocina, el primer espacio que acometo: Dejo solo una vajilla, una cubertería y 6 de cada (que son los máximos que cabemos en mi mesa de cocina). Tiro botes de cristal “por si acaso un día…” y cartones, por  lo mismo; zapatillas de un pie (siempre el mismo, el izquierdo, por si un día se me estropea el del otro pie, y las puedo combinar…). Me deshago de paños para secar (más de 12, la mayoría, regalos): siempre dejo la vajilla en el escurreplatos y me seco las manos en los pantalones…Y de trapos y textiles para echar al suelo si un día estoy de obras…Cuando termino, en el espacio que me queda libre, consigo acomodar los botes de  pintura que tenía por el piso y dejar el espacio diáfano, también en la encimera. Visualmente, todo resulta más despejado y ligero. Ahora, mis ojos respiran cuando recorren el lugar.



Antes de empezar, visualiza qué quieres lograr al final del proceso

En mi caso, la imagen era “lo que me enamoró de mi piso la primera vez que lo vi”: la luz, el silencio y el espacio diáfano (entonces no había muebles ni objetos que interrumpieran la vista, claro…). Volver a ver el dibujo de las alfombras, tener libres los espacios centrales de las habitaciones y lugar donde poner los pies, se han convertido en mis objetivos finales.



¿De qué te das cuenta al ordenar? 

En mi caso, de algo que – intuitivamente-, ya sabía: Que “Andar es la vida”, que andar es “mi vida”. He encontrado mapas y planos de  muchos de mis destinos, reales y soñados; al hilo de artículos, salidas de fin de semana o “vacaciones de trabajo” con organizaciones de voluntarios...


Numerándose. Lo que “coleccionamos”...

12 cepillos de dientes (por si algún día se queda alguien a dormir, y se le ha olvidado).

5 desodorantes de barra “Sanex” (ante el temor de que desaparezca y solo me quede el de “bola”, que no me gusta).

7 hueveras de cartón (de media docena, para acercar a la panadería, donde también venden huevos).

Sellos usados (para el marido de una amiga, que los colecciona, y a quien no veo hace años)…

El placer de ir deshaciéndose de cosas

Me encanta ver en el pasillo las bolsas que voy a tirar al contenedor o a dar a alguien. Y hacer “palitos” con cada nueva bolsa que bajo (Ya llevo 20...). Es como que me incentiva.

Lo que menos me ha costado: deshacerme de objetos de cocina y ropa (sea de cama o de uso diario). Incluso de las fotos. Pero libros y papeles me están costando un montón.

Para ir descartando libros, he decidido hacer una categoría: “Los que he leído enteros y me han gustado”. Así dejo en la librería, en primer lugar, aquellos que me han hecho feliz, separándolos de los que aún no he leído (pero me gustaría…algún día), o los de consulta, de los que he leído algún capítulo, pero no el libro completo.

He intentado guardar lo más posible en los armarios, pero hay cosas que me gusta tener a mano: como la escalera. No quiero tener que sacarla cada vez y prefiero dejarla apoyada en un lateral del armario de la cocina, fuera. Igual me pasa con la tabla de planchar: yo no plancho nunca, pero pensar en tener que sacarla,  aunque sea una vez en la vida…

Con los papeles, primero me he planteado liberar las alfombras y volver a ver sus dibujos. Luego, ya vendrán los armarios, cajones y archivadores…


Los días de lluvia son ideales para ello. Pero tengo que hacerlo con luz del día. Con luz eléctrica, ya por la tarde, es como que no veo bien: no me apetece. I am not in the mood- que diría un inglés…

Tenemos tanto, de todo…

Aun después de quitar, sigo quitando. He hecho dos bolsas con cosas para los refugiados de Siria, fundamentalmente ropa y elementos de aseo, restos de hoteles y “por si se acaban”…

Prendas de abrigo, solo me he dejado una gabardina y un tres cuartos. Pero aún conservo muchas toallas de pies: me encantan…

Guardo solo un chándal, que ni siquiera casa: el pantalón lo compré en Portugal, azul marino, de terciopelo. La parte de arriba es negra, de algodón, y tiene  capucha. Procede de unas rebajas hace años. Pero muchos años…

Deshacerme y desprenderme de materiales escolares

En el Museo Escolar de Polanco disponen de  abundantes manuales y libros escolares (muchos colegios los donan). En cambio, les faltan cuadernos y ejercicios escolares que revelan el día a día de colegios y escuelas. Un buen lugar para dejarlos, donde sé que los cuidarán bien.


Lo que me quiero quedar

Esa es la clave según Marie Kondo. No de lo que quiero deshacerme, sino lo que me quiero quedar.

Me lo explico a mí misma así: En orden de prioridades, del 10 al 1, de qué cosas no me desharía nunca (o sería lo último de lo que me desharía). Eso sí que me ayuda.

Ahora que me ha dado el arrebato…

Siento la presión de mi amiga Cristina que me dice que el plazo “para el orden” era de “seis meses” a partir de leer el libro...

Como siempre me pongo tareas que me van posponiendo la de “tirar”, tengo que esperar uno de mis días de arrebato -en que no soy tan mirada con las cosas-, y presto menos atención…

Libros “fondo de armario”

Esos que siempre citas o a los que vuelves siempre, los que siempre recomiendas. Esos son los que me interesa salvar. Debería buscarles un rincón especial. Y ponerles el cartel: FONDO DE ARMARIO.

Tengo que quitar libros hasta que se ajusten a las librerías que tengo, no más.
La solución que me proponen las amigas: prolongarlas hasta el techo, no resolverían nada y me daría la impresión de estar bajo los rascacielos de Nueva York.

Libros no leídos: “Algún día…” significa “nunca”

Me cuesta mucho esta tesis de Marie Kondo…, aunque sea/fuera verdad. Lo que estoy intentando es deshacerme de los libros que, a pesar de haber sido subrayados, no me han dejado ningún recuerdo, ni siquiera general.

A veces, no es  que me acuerde del tema o de alguno de los personajes, pero al menos queda un comentario en mi mente como: “planteamiento original”, “temática inusual”, “punto de vista peculiar…”.

Ay, pero qué difícil es librarse de libros que dicen es “imprescindible leer”, o “haber leído”. Y si mañana, por un casual…

Comprar solo un libro cada vez…, y leerlo

Lo que he aprendido es a no comprarme más de un libro cada vez, acuciada por el “y si luego ya no me acuerdo”, “y si desaparece de las mesas de novedades de las librerías”. 

Antes, en época de bonanza, llegaba a casa con un montón de títulos…que eran sepultados por la siguiente tanda, y ya quedaban en la parte “baja” de la bandeja clasificadora, sin tener la posibilidad de ser leídos nunca.

Señalalibros a tutiplén

También tengo que recordar decirles a l@s librer@s que, por favor, por lo que más quieran, no me regalen señalalibros. Además de que nunca los uso (siempre acabo dejando dentro el boli o el rotulador con el que subrayo -a pesar del escándalo de mi madre- es que ya me superan. No sé cuántos he regalado y así y todo me salen por las orejas.

PROPÓSITOS DE PRENAVIDAD 2018…, CUMPLIDOS

Yo me adelanto a los propósitos de Año Nuevo y ya he comenzado la limpia…

- He liberado los cajones del baño de todo lo caducado y/u obsoleto.
- He quitado la ropa de cama y baño que excedía de mis “tres juegos, máximo”.
- He quitado, o dejado para otros usos, la vajilla “picada”, con “besos” (para mezclar acrílicos, por ejemplo).
- En el desván de casa de mis padres he revisado álbumes de cromos y otros recuerdos que acumulaba sin más. He llevado los álbumes al Museo de la Escuela, de Polanco.
- He descongelado la nevera, que estaba haciendo mucho hielo y consume así más energía.

- He dejado sin tiestos mi balcón, porque no hacían nada allí  y porque todo lo que planto se me muere.

Y UNA PROMESA para 2019: Si sale bien lo de mamá, haré un “maricondo” de libros y papeles definitivo.

He decidido convertir en “Meacuerdos” los papeles y libros que guardo: así podré deshacerme de ellos (porque perduran en la letra escrita).

Me pongo a digitalizar como una loca (al menos, en el ordenador, ocupan un espacio “virtual”, que no se ve…).

Coloco toda mi ropa, de verano, invierno y entretiempo en perchas; así nada se arruga y todo se estira. En las cajas, solo calcetines, bragas y sujetadores.


Deshacerme de libros y papeles tengo que hacerlo con la luz del día; con la luz eléctrica es como que me cansa mucho más: no me veo con fuerzas…

Cosas que me encuentro:

-       Una calculadora solar (yo, que nunca he usado calculadora y que sigo haciendo las cuentas con los dedos).

-       Unas gafas de cine 3D que usé una vez en Aguilar de Campoo¿¿¿
-        
En Territorio del nómada, libro de Rafael Argullol, me encuentro -en la primera hoja- con una anotación del 7 de marzo de 1993, a las 11.45 de la noche: “Leer menos y vivir más…No me puedo dormir. Estoy tan nerviosa…Siento que no doy a vasto con lo que me he propuesto. Son tantas cosas…Y creo que me alejan de las personas y de las relaciones verdaderamente interesantes. Me quitan demasiado tiempo para dedicarlo a causas o personas, y eso me desazona. Tendré que dejarlo.

Necesito más el contacto con la naturaleza, vivir de una forma más sencilla. Constantemente tengo que hacer un esfuerzo por estar en el mundo porque podría prescindir de él para ser un ratón de biblioteca. Creo que mis actividades sociales son un intento, quizá desesperado, para no sepultarme en la cueva. ¿Quizá es que necesito que me necesiten…?”.

SI QUIERES SABER MÁS

http://konmari.com/en/. Página web de Marie Kondo.

https://www.youtube.com/watch?v=zuknka1V3kw. Doblar en vertical. Ejemplo.

https://www.youtube.com/watch?v=6RIJYKm5WeI. El objetivo de Marie Kondo (en japonés, con subtítulos en inglés). 


http://verne.elpais.com/verne/2015/11/10/articulo/1447151617_649753.html. La magia del orden en nueve pasos.

http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2016/01/diario-de-una-no-ama-de-casa.html. DIARIO DE UNA NO-AMA DE CASA. (Si quieres reírte con el "antes"...).