jueves, 29 de noviembre de 2012

EDUCACIÓN AMBIENTAL Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Joaquín Araújo lo dijo en la clausura del III Congreso Nacional de Periodismo Ambiental, en 1999: “No se puede hablar de medio ambiente sin hablar de ética, sin hablar de moralidad”.

Los medios de comunicación, habitualmente creadores de opinión -lo quieran o no- pueden contribuir a la difusión de una  nueva conciencia y una nueva ética para el siglo XXI.
 
 
Aunque aún minoritarias, poco a poco, se van oyendo otras palabras: Frente al Libre Comercio, el Comercio Justo; frente al Consumismo, el Consumo Responsable. Frente a la  Megalópolis,  la Ciudad  Educadora, Sostenible y Saludable. Frente a un Capitalismo salvaje,  la Economía Social. Todo ello indica que vamos andando hacia una nueva realidad. Y los medios  deben ir acompañándola, si no liderándola. Sería la ecoalfabetización.

El Libro Blanco de la Educación Ambiental en España (1999), planteaba algunos retos a los medios de comunicación y a los profesionales del periodismo: Generar y difundir información contrastada, diversa y comprensible. Situar los problemas ambientales en sus contextos socioeconómicos y culturales. Crear espacios fijos de información ambiental, y fomentar la interacción con su público. También hablaba de la EA  como “educación para la acción”.

En este contexto, el periodista ambiental puede ejercer desde los medios de comunicación una influencia positiva para inducir a la acción social a través de la presentación de buenas prácticas que sirvan de ejemplo, modelo y punto de partida en el logro de un medio ambiente más sano para todos.

Con frecuencia se acusa a los periodistas ambientales de catastrofistas y de solo efectuar denuncias y difundir amenazas en vez de ofrecer soluciones positivas a los problemas. Este podría ser el nuevo papel del periodista ambiental en la nueva sociedad del siglo XXI: El de -conforme al sentido etimológico de educar como “conducir” o “guiar”, o el socrático de “sacar fuera”- canalizador, divulgador y “vehiculizador” de experiencias positivas, gratificantes y prácticas sobre gestión ambiental.  

Con motivo del cambio de milenio, los miembros de la Atv (Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión) eligieron los programas que habían significado algo especial para el inconsciente colectivo y que estaban en la memoria de todos. “El hombre y la tierra”, de Félix Rodríguez de la Fuente,  fue elegido como mejor programa de la historia de la televisión en España, lo mejor del siglo XX. Así, un programa divulgativo sobre el entorno, el hábitat y las especies en peligro, se convierte en educación ambiental.

Otro punto para la reflexión: en la Estrategia Navarra de Educación Ambiental se habla de ésta como “el instrumento social de la Gestión ambiental”, una herramienta necesaria para la resolución de los problemas ambientales actuales, que requieren la implicación de todos los sectores sociales -desde las administraciones públicas a las empresas, los sindicatos, asociaciones ciudadanas, centros educativos...y  los medios de comunicación social.

Colaboración, participación  y corresponsabilidad

En el coloquio que siguió a una de las mesas redondas del IV Congreso Nacional de Periodismo Ambiental, “Información Ambiental: Desafíos ante las crisis y los problemas emergentes”, se planteó un reto para el futuro: que los medios transmitan al ciudadano de a pie que él también es co-responsable y que tiene el poder para cambiar el mundo.

Quizá pudiera ser este el foro: interdisciplinar e intercultural, para convocar una mesa redonda en un próximo Congreso de APIA en torno a LA FUNCIÓN FORMATIVA DE LOS MEDIOS.


BIBLIOGRAFÍA


* ARAÚJO, Joaquín: XXI, Siglo de la Ecología. Espasa Hoy. Madrid, 1996.

* MARTINEZ SOSA, Nicolás: Ética ecológica. Ediciones  Libertarias. Colección        Universitaria. Madrid, 1990.

* LIPOVETSKY, Gilles: La era  del vacío. Anagrama. Barcelona, 1986.

* DELIBES, Miguel: Un mundo que agoniza. Plaza y Janés. Barcelona, 1979.
 
 
*JOSE LUIS SAMPEDRO: Conciencia del subdesarrollo veinticinco años después.

*ELENA Y ROSA VILANOVA: Las otras empresas. Experiencias de economía alternativa y solidaria en el Estado español. Talasa Ediciones. Madrid, 1996.
 
 
* VV.AA.: 50 años bastan. El libro del Foro Alternativo. Talasa. Madrid, 1995.

*BERZOSA, Carlos: La cooperación internacional para el desarrollo. Cideal. Madrid, 1994

DIRECCIONES

*CENEAM. CENTRO NACIONAL DE EDUCACION AMBIENTAL. Correo-e: ceneam@oapn.es. Pº José María Ruiz Dana S/N. 40109 Valsaín. SEGOVIA. Tel: 921 471711/471744. Fax: 921 471746. 

*REVISTA CICLOS. Cuadernos de comunicación, interpretación y educación ambiental. Correo-e: ciclos@revistaciclos.com. Plaza Ferroviarios, 9- bajo. 47007 VALLADOLID. Tel: 983 474544. Fax: 983 458271.


[APIA. IV CONGRESO NACIONAL DE PERIODISMO AMBIENTAL. Madrid, noviembre 2001]


 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

MATERNIDAD Y CREACIÓN. SER MADRE Y ESCRIBIR SOBRE ELLO

El libro Maternidad y creación. Lecturas esenciales  (2007), editado por Moyra Davey, fotógrafa y recopiladora, es un ensayo-antología muy revelador sobre la experiencia de madres escritoras, relatada por ellas mismas.


“En Maternidad y creación he querido reunir muestras de las mejores obras sobre la maternidad de los últimos ochenta años, textos que expliquen de primera mano la experiencia de ser madre…y la lucha de las mujeres escritoras con hijos”.

La escasez del “yo” de la madre en literatura (la madre-tal-como-está-escrita versus la madre-escritora)

“Las madres no escriben, están escritas” -apunta Susan Rubin Suleiman, autora de Escritura y maternidad. “Necesitamos tener más información, más entrevistas, diarios, memorias, ensayos, evocaciones de madres escritoras”.

“Las madres que han sido escritoras a “jornada completa” han sido muy escasas hasta el siglo XX y las grandes mujeres escritoras han sido, salvando unas pocas excepciones, mujeres sin hijos durante sus vidas de escritoras”- escribe Tillie Olsen en Silencios.

“Una mañana me di cuenta de que nunca había leído un poema sobre el embarazo y el parto” -cuenta Alicia Ostriker en Maternidad y poesía: una suposición atrevida. Ella misma, a raíz de la experiencia de sus dos embarazos compone el poema largo Salir una vez más de la oscuridad. Y reflexiona: “Hay un tema de una significación amplia e incalculable para la humanidad, acerca del que prácticamente nada se conoce porque los escritores no han sido madres…¿Qué podría significar para cualquier mujer, y hombre, vivir en una cultura en la que el nacimiento de niños y la maternidad ocuparan una posición como la que el sexo y el amor romántico han ocupado en la literatura y el arte durante los últimos quinientos años, o como la posición que ha ocupado la guerra desde que comenzó la literatura…?”.

Esa maternidad “silenciada en las historias de conquista y servidumbre, guerras y tratados, exploración e imperialismo…” -como recoge Adrienne Rich.

Temas principales y recurrentes de que han hablado algunas madres escritoras contemporáneas

“Yo los concentraría en dos grandes grupos: la maternidad como obstáculo o fuente de conflicto, y la maternidad como vínculo, como fuente de conexión con el trabajo y con el mundo” -resume Susan Rubin Suleiman. “La culpa versus el amor, el yo creativo de la madre versus las necesidades del niño, el aislamiento versus el compromiso…”.

La artista y madre Bárbara Zucker afirma: “Gracias a mi hija recuperé los parques y los circos y los colores llamativos”.

“Della [cuatro años] me sigue por todas partes mientras voy recogiendo la ropa sucia por todas las habitaciones de la casa. “Mamá, juega conmigo. Nunca juegas conmigo. Si me quisieras jugarías conmigo. No me quieres…”-cuenta Ellen McMahon.

La ambivalencia de la maternidad

Adrienne Rich recoge en su diario Cólera y ternura: “Mis hijos me causan el sufrimiento más exquisito que haya experimentado nunca. Se trata del sentimiento de la ambivalencia…Durante siglos nadie habló de estos sentimientos…El cuidado del hijo es todavía responsabilidad individual de la mujer, de ella sola”.

Jane Lazarre en El nudo materno, dice: “Así es el amor maternal: Los quiero, pero los odio…Moriría por él, pero él ha destrozado mi vida y yo vivo solo para encontrar una manera de recuperarla”.

Aplazamientos. La falta de osadía de las mujeres escritoras

“Dentro de un rato. Después. Esperaré un poco…Cuando la costura de otoño esté terminada, Cuando el niño ya camine, Cuando se haya terminado la limpieza de la casa, Cuando las visitas se vayan…entonces escribiré el poema, o aprenderé este idioma, o estudiaré…; entonces actuaré, osaré, soñaré, me convertiré”. (La historia de Avis, de Elizabeth Stuart Lyon Phelps).

¿Por qué hay que elegir entre tener un hijo o escribir un libro? Silvia Plath

“El único retrato fiel que conozco de una mujer novelista de mano de un hombre novelista es la protagonista de Diana of the Crossways, por George Meredith…Al final, con una vida acomodada y felizmente casada, espera un bebé pero, por lo visto, no una novela”- escribe Ursula Le Guin en el ensayo La hija de la pescadora.

Elizabeth Barret Browning escribe Aurora Leigh, un libro sobre la condición de ser mujer y escritora, y sobre la dificultad que entraña el amor a su oficio, siendo madre de un niño de cuatro años.

Harriet Beecher Stowe escribió La cabaña del tío Tom en la mesa de la cocina, rodeada por sus hijos.

“Ni un solo libro de una escritora con hijos ha sido incluido en la lista del canon de la literatura inglesa”- denuncia Le Guin. “El mito de no-puedes-crear-si-procreas, se aplica únicamente a mujeres.

“Se supone que es natural ser madre si eres mujer…Y los hombres producen arte”. (Elke Solomon, mujer artista y madre).

“¿Qué han de hacer los niños para ser hombres? Dormir con una mujer. Matar algo…Pero, ¿qué tiene que hacer una mujer? Tiene que desear tener un hijo”- escribe Joy Williams en  El juicio contra los bebés”.

“Lo matador es el rencor mortal, la envidia, los celos, el resentimiento que tan a menudo muestran los hombres en contra de todo aquello que hace una mujer que no está destinado a servirle a él”. (Le Guin).

Sylvia Plath: libros, bebés y estofado de buey

Sylvia se lo pregunta antes de casarse: “¿Destruirá el matrimonio mi energía creativa…o podré lograr una expresión más completa tanto en el arte como en la creación de mis hijos? ¿Soy lo bastante fuerte para hacer bien las dos cosas…?”.

Una vez casada con el poeta Ted Hughes anota en su diario: “Escribiré hasta que empiece a reflejar mi yo más hondo, y luego tendré hijos…Primero la vida de la mente creadora, luego el cuerpo creador…”

(Algunas) madres escritoras en España que hablan de la maternidad

Este es un apartado que no existe en el libro; he aquí algunos nombres y textos:

Carmen Laforet, una pionera. “La primera mujer que habla como mujer”, según Ramón J. Sender

“Al colegio [escrito entre 1945 y 1952] es el texto que de un modo más sencillo y brillante aborda el tema de la maternidad en la literatura del siglo XX”, explica Carme Riera en el prólogo de los Cuentos completos de Carmen Laforet. La niña del cuento es Marta Cerezales, la hija de cuatro años a quien su joven madre acompaña al colegio en su primer día de clase.

En sus cartas a Ramón J. Sender (Puedo contar contigo) hay  muchas claves y palabras explícitas:

“Voy a ver si puedo alquilar una casa en el campo para pasar al menos tres días completos sola, con la novela, cada semana ( Antes, en 1966, le había escrito: He alquilado una casita en Cercedilla para irme dos o tres días entre semana a dar paseos por el campo, encender la chimenea de leña y trabajar”), y los otros aquí [en Madrid, calle O´Donnell, 38] con todo lo que tengo- hijos, amistades, marido, cosas que necesito ver y los artículos…” -le escribe en febrero de 1967. “…Quisiera escribir una novela sobre un mundo que no se conoce más que por fuera, porque no ha encontrado su lenguaje…El mundo del Gineceo…Lo verdaderamente femenino en la situación humana las mujeres no lo hemos dicho, y cuando lo hemos intentado ha sido con lenguaje prestado, que resultaba falso por muy sinceras que quisiéramos ser”.

En septiembre de 1970, en plena separación matrimonial, le escribe desde Cercedilla: “Ahora tendré más libertad para moverme que durante los últimos veinticuatro años. Y también creo que más libertad de espíritu. Y también creo que podré trabajar…Sé que si recupero mi paz espiritual podré escribir muchas cosas y disfrutar mucho más de la vida”. En la posdata le dice que el día 21 vuelve con los hijos pequeños a Madrid.

Carmen Martín Gaite, un paseo por el campo

En Cuadernos de todo hay una descripción exquisita del paseo de una madre y su hija de ocho años por el campo, un 31 de julio de 1964. La madre es Carmen; la hija, Marta, la Torci. “Ayer por la tarde di un paseo con la niña por la carretera, cuando empezaba a anochecer. Nos paramos a coger moras de una zarza y luego íbamos despacio hablando, mientras mirábamos el campo… Estuvo contándome las cosas que la ponen triste y las que la ponen alegre, y hacía diferencia entre tristeza y emoción. Hablamos de lo raro que es que vuelva el invierno y nos volvamos a poner los abrigos y las bufandas. Fue una tertulia muy buena…”.

Josefina Aldecoa, milagro y amenaza

En sus memorias En la distancia, Josefina habla de cómo vivió su maternidad: “… fue una invasión arrolladora. Mi hija se había adueñado de todas y cada una de mis células. Tuve muy claro que yo me había transformado en otro ser. “Yo soy yo y mi maternidad”, me decía parafraseando a mi admirado Ortega…Fue para mí, desde el primer instante, la experiencia suprema, el más fabuloso de los milagros. Y a la vez la mayor de las amenazas. Toda clase de peligros podían rodear a ese ser indefenso y vulnerable. Vivir en el sobresalto, extremar las precauciones y cuidados de mi hija, comprobar a cada momento que respiraba, cuando estaba dormida, al principio; más adelante, que no se hubiera roto algo cuando se caía; que la fiebre repentina no significara necesariamente una enfermedad grave…”.

Rosa Regás y el sueño atrasado

En Diario de una abuela de verano, hay una pequeña referencia a sus días como madre de niños pequeños: “Yo nunca me he dedicado en exclusiva a la casa ni recuerdo haberme entretenido durante tanto tiempo en ver cómo dormían mis hijos como hago ahora con mis nietos, a no ser cuando eran muy pequeños y nos quedábamos dormidos juntos después de darle  yo el pecho o el biberón al bebé de turno. Y más tarde, quizá porque me despertaba un minuto antes de despertarlos a ellos, tampoco encontré el momento. De noche deseaba irme yo misma a la cama porque, como todas las madres que trabajan, siempre tenía sueño atrasado”.

¿Y los padres y escritores? Una experiencia pionera en el siglo XIX

Nathaniel Hawthorne escribe en 1851 algo que ningún otro escritor había intentado antes: una meticulosa descripción de cómo se enfrenta un hombre a la tarea de cuidar de un niño de cinco años en ausencia de su esposa.  “A eso de las seis de la mañana, miré por encima del borde de mi cama y vi que Julian estaba despierto y tenía los ojos fijos en mí, con una mirada risueña en ellos. Nos levantamos, pues, y lo primero que hice fue bañarlo, y bañarme yo luego. Después, me propuse rizarle los cabellos…” (Veinte días con Julian y Conejito).


miércoles, 14 de noviembre de 2012

HISTORIA DE UNA GRANJA AFRICANA, CONTADA POR UNA MUJER A FINALES DEL XIX

Historia de una granja africana se publica en Londres en 1883 bajo un seudónimo masculino, Ralph Iron (Ralph en honor a Ralph Waldo Emerson, filósofo y escritor al que la autora admiró en su juventud). Pero detrás de ella está una mujer  de 28 años, Olive Schreiner, nacida en Sudáfrica, la novena de doce hijos de un matrimonio de misioneros, Gottlob Schreiner y Rebecca Lyndall, apellido este último que, curiosamente, utiliza como nombre de una de las protagonistas de la novela.


En el prólogo a la segunda edición, Shreiner comenta: “Un amable crítico ha sugerido que le habría gustado más el pequeño libro si hubiera sido una historia de aventuras salvajes; de transporte de ganado a kranzes [lugares abruptos] inaccesibles con bosquimanos; “de encuentros con leones hambrientos y huidas por los pelos”. No pudo ser. Esas obras se escriben mejor en Piccadilly o en el Strand: allí los dones del espíritu creador, sin contaminar por ningún contacto con la realidad, pueden desplegar sus alas. Pero si uno se sienta a describir los escenarios  en los que ha crecido, descubrirá que la realidad se le mete dentro inadvertidamente”.

Por las mismas fechas, aparecía Las minas del rey Salomón, considerada la primera novela de aventuras, en inglés, situada en África…

Sobre la novela, revelará algunas claves en alguna de las 4.800 cartas -aún no traducidas en castellano, pero que pueden leerse en inglés en la web www.oliveschreiner.org -que escribe entre 1871 y 1920, año de su muerte.
En una del 28 de marzo de 1884 al sexólogo Havelock Ellis, le aclara que “el libro que el forastero le da a Waldo se supone que es Primeros principios, de Spencer”. Ella había vivido un suceso similar en Basuto Land, en Sudáfrica: “En esos momentos, yo estaba instalada en un completo ateísmo. No creía siquiera en mi propia naturaleza, en lo correcto o incorrecto; no tenía ninguna certeza…Me ayudó mucho”. (Otro libro, que sí aparece atribuido, es Principios de economía política, de J.S. Mill)

En la misma carta, le pregunta si ha leído Nora [Casa de muñecas], de Ibsen [publicado en 1879]. “Es un maravilloso pequeño trabajo. Muestra algunos aspectos de la naturaleza de las mujeres de los que no es frecuente que se hable, y que algunas personas no creen ni que existen; pero existen”.
En otra, del 11 de julio del mismo año, le refiere lo que piensa de la nueva obra que está escribiendo, From Man to Man [se publicará, póstumamente, en 1926]: “Creo que ayudará a otras personas; hará que los hombres sean más tiernos con las mujeres porque las entenderán mejor; también conseguirá que las mujeres sean más cariñosas con otras mujeres; y confortará a algunas al mostrarle que otras antes se han sentido como ellas ahora”.

La obra está dedicada a su hermana pequeña Ellie, que murió a los 17 meses cuando ella tenía 9 años. En una carta de 1892, explica: “Creo que la primera vez que tuve este sentimiento con respecto a la muerte fue cuando murió mi hermana favorita. Dormí junto a su cuerpecito hasta que fue enterrada y luego solía sentarme durante horas al lado de su tumba. Era imposible para mí entonces, y lo sigue siendo ahora, aceptar la doctrina de que estaba viviendo en alguna parte sin su cuerpo”.
 
En Historia..., a través del personaje de Lyndall, muestra sus ansias de saber: “Yo pienso ir a la escuela…No hay nada en este mundo que ayude más que ser muy sabio, y saberlo todo, ser inteligente… Cuando sea mayor, no habrá nada que no sepa”. Su alter ego, Waldo, personaje que piensa, que duda, también sueña con una caja llena de libros: “Me lo contarán todo, todo, todo”.

Sin embargo, cuando a los 16 años, Lyndall vuelve del internado de señoritas, tiene una pobre opinión de las llamadas “Escuelas de finalización”: “El nombre dice exactamente lo que son. Acaban con todo excepto con la imbecilidad y la debilidad, y a esas las cultivan”. Ella aprovecha para aprender por su cuenta, conocer gentes, lugares y diferentes formas de vida. Se sincera con Waldo: “Lo único sobre lo que yo pienso mucho y siento con fuerza…es sobre la situación de las mujeres”. Viendo cómo actúa una pareja de avestruces cercana, deja claro cuál es su parecer sobre la cuestión: “Me gustan estas aves; comparten las tareas y son compañeros”.
En la vida real, mientras sus hermanos son directores de escuela o van a trabajar a las minas de diamantes, a Olive solo le queda el trabajo como institutriz por distintas granjas.

En 1885, conoce al matemático Karl Pearson. “La vida de una mujer como yo es muy solitaria. He tenido una sucesión de amistades que han respondido a sucesivas etapas mentales. Cuando vine a Inglaterra hace unos años [en 1881], solo había hablado con una persona a quien gustaran los libros que yo amaba. La amistad intelectual era una cosa con la que solo podía soñar”.
Olive acudirá en Londres al Club de Hombres y Mujeres fundado por él, donde se debate la igualdad de los sexos.

En julio de 1886 le escribe que quiere dedicarle From Man to Man. “El libro parece pertenecerte. Creo que no hubiera tenido el coraje de revisarlo y terminarlo si no te hubiera conocido…En agradecimiento a tu comprensión de la mujer y a tu interés científico en su condición y desarrollo”.
El 25 de octubre de 1886, en una carta donde le habla de las tres cosas (la Ciencia, la prensa y la ficción) que, a su juicio, han sustituido a los antiguos poderes (la Teología, los gobernantes y la pintura y el teatro), le refiere su propio caso: “Una chica sin educación formal, que trabaja diez horas al día, sin tiempo para escribir salvo durante la noche, escribe una pequeña historia, Una granja africana, una obra juvenil, cruda y llena de faltas, para ella misma, cuando parecía imposible que viniera a Inglaterra o lo publicara. Ahora, recibo cientos de cartas de todo tipo de gente, desde el hijo de un conde a una costurera de Bond Street, desde un carbonero a un poeta. La última, de un millonario americano diciendo que le había ayudado a abandonar el cristianismo y el trabajo que llevaba desempeñando durante treinta años…”.

Con Havelock Ellis, receptor de muchas de sus cartas, Olive mantendrá correspondencia hasta su muerte. En una de sus últimas misivas, le pide que las destruya: “Para mí una carta es tan sagrada como una promesa”.
El 19 de octubre de 1918, desde Westminster, en Londres, le comunica que ha estado muy enferma. “Por eso no te he escrito”. Desde los 19 años sufría ataques de asma, y los problemas de corazón eran congénitos en su familia por parte de padre (este murió a los 64 años, en 1880). “Parece que no hay nada que hacer. Al parecer, tuve tuberculosis de niña y los agujeros en los pulmones no cicatrizaron bien”.

Le habla también de sus libros preferidos: “Me gustan los libros de hechos científicos y los libros de historia. Odio las biografías y los libros de cotilleo…He leído una y otra vez a Jane Austen, Los papeles de Pickwick, a George Eliot y a Scott…Frecuentemente, leo la Biblia: el lenguaje es tan hermoso, pero es muy deprimente; todos los horrores y torturas que sufrieron  las antiguas tribus judías…[En Historia de una granja, escribe: “La Biblia la llevamos siempre en nuestros pechos”]. He leído todos los libros sobre Rusia, los Balcanes, China y Japón que he podido encontrar”.
Se despide con un “Adiós, mi querido y viejo Havelock. No les he dicho a mi marido ni a mi hermana lo mal que estoy para que no se preocupen”.

Morirá un 10 de diciembre de 1920 en su cama mientras leía. Tenía aún  las gafas puestas y el libro se le había caído de las manos.
Su sobrina favorita, Frances Lyndall (“Dot”) Schreiner,  escribe, en 1957, un libro de recuerdos sobre su tía, Memories of Olive Schreiner.

*Historia de una granja africana. Ed. Milrazones. Santander, 2012. Es una escritura muy potente, crítica y lúcida. Wyndall, protagonista junto a Waldo, podría ser una Calpurnia Tate ya crecida.

jueves, 8 de noviembre de 2012

LA COMUNICACIÓN AMBIENTAL. SEDUCIR PARA CAMBIAR ACTITUDES Y VALORES

* “Si la comunicación quiere ser eficaz, debe necesariamente realizar  estrategias persuasivas” (Jorge Lozano. Semiólogo y profesor de Teoría de la Información. 1985).

* “Para que la comunicación sea efectiva, el comunicador tiene que saber escuchar” (Frits Hesselink, exdirector de la Comisión de Educación y Comunicación de la UICN. 2001).


* “La Galaxia Internet es un nuevo entorno de comunicación...Una nueva estructura social, la sociedad red, se está estableciendo en todo el planeta... La red (www.) es el mensaje... Para abordar esta transformación,” necesitamos una nueva pedagogía, basada en la interactividad, la personalización y el desarrollo de la capacidad de aprender y pensar de manera autónoma”. (Manuel Castells. Sociólogo. 2001).

* “Empezó en 1994 en el barrio de Gracia en Barcelona: apenas 20 m2 en un antiguo edificio industrial, promovido por 5 personas. En 2001, es un equipamiento de 900 m2 donde trabajan más de 60 personas y 17 grupos de trabajo en 5 ámbitos: la cooperación, la ciudad, internet, comunicación y arte”. (@kubik espacio multidisciplinar de trabajo, un modelo para emprendedores y para el desarrollo de pymes sostenibles).

Yo he llegado a la conclusión de que los profesores que más me influyeron durante la carrera fueron los que me “sedujeron” con la palabra.

“El profesor viene a clase a camelar...” -decía, por ejemplo, Jorge Lozano en Teoría de la Información, en 4º, dejando totalmente seducido al numeroso público femenino.

El caso del historiador Carlos Seco Serrano, en 3º, fue radicalmente distinto... pero igualmente eficaz, a mi juicio: serio, tímido, muy caballero, siempre con los zapatos lustrosos, el contraste entre su exposición rigurosa y las anécdotas de andar por casa que introducía, te ganaba para la causa.

Incluso, en Pamplona, en 1º, el profesor de Filosofía, Fernando Múgica, aunque al principio me pareció que solo se escuchaba a sí mismo, me enamoró por su pasión al contar las cosas y por emocionarse con cada nuevo filósofo que subía a la palestra...

Siempre he pensado que el periodista debe ser un “seductor social” y,  para ello, ha de prepararse: educar la voz si es locutor o periodista de televisión; si es comunicador, si da conferencias (no hay nada más triste que oír a alguien de tono monótono e igual durante toda una hora de charla).  Y conocer estrategias para comunicar mejor,  en cualquier caso.

INFORMAR NO ES SUFICIENTE... PARA CAMBIAR ACTITUDES Y VALORES

La ponencia del exdirector de la Comisión de Educación y Comunicación de la UICN, Frits Hesselink, en Frascati, Italia, en mayo de 2001, es muy ilustrativa al respecto (ver en la revista Ciclos nº 10. Noviembre de 2001). En ella narra un ejemplo real de cómo asesoró a un director joven de un Parque Natural de Centro Europa que no conseguía implicar a los habitantes locales en su proyecto de conservación de la biodiversidad.


El colectivo de educadores ambientales españoles está convencido de que una de las habilidades fundamentales en su profesión es manejar las destrezas de comunicación. La capacidad de comunicación es un requisito básico de todo aquel que trata con otras personas, sea un funcionario de cualquier empresa pública, un comerciante o un alto ejecutivo. Comunicar, poner en contacto unos seres humanos con otros...


LA INFORMACIÓN DEBE IR ACOMPAÑADA DE MEDIDAS CONCRETAS DE ACTUACIÓN

Hay que capacitar para actuar y hay que facilitar y sugerir caminos de actuación: “buenas ideas”, sencillas y fáciles de llevar a cabo por cada uno; porque lo cierto es que las más de las veces, a la gente común no se le ocurren; no quiere tomarse la molestia de pensar o no sabe por dónde empezar. Y dándole unas pautas, unos pasos, es quizás la manera de hacerle atractiva  el tomar una acción.

EN LA ILE EL PROFESOR TAMBIEN SEDUCÍA...

Aunque seguro que la expresión no estaba recogida en el ideario de la Institución Libre de Enseñanza con este término. Por ejemplo, Antonio Machado cuenta sobre la manera de educar de Francisco Giner de los Ríos: “...En su clase de párvulos, como en su cátedra universitaria, don Francisco se sentaba siempre entre sus alumnos y trabajaba con ellos familiar y amorosamente...Su modo de enseñar era socrático: el diálogo sencillo y persuasivo. Estimulaba el alma de sus discípulos para que la ciencia fuese pensada, vivida por ellos mismos...”

Lo dice Benedetti, en forma de poema: “...la culpa es de uno cuando no enamora/ y no de los pretextos/ ni del tiempo”.

SABER MÁS

Frits Hesselink: La comunicación sobre conservación de la naturaleza. Diez errores frecuentes.1999. http://www.hect.nl/. http://cepatoolkit.blogspot.com.es/2010/02/communication-management.html. 


[Comunicación para V CONGRESO NACIONAL DE PERIODISMO AMBIENTAL. APIA, Madrid, noviembre 2003 ].


Carlos Seco Serrano. In Memoriam, 12 abril 2020. "Uno de mis mejores profesores de la carrera" (Juan Luis Fernández Vega, periodista). "Cada clase era una lección magistral...Un orador académico de fuste..." (El Diario Montañés, 18 de abril de 2020). Para mí también fue uno de los mejores profesores.

https://www.eldiario.es/opinion/tribuna-abierta/jorge-lozano-explorador-selva-signos_129_7335288.html. OBITUARIO Jorge Lozano, 23 marzo 2021: un explorador en la selva de los signos. Se jubilaba en septiembre. Ha fallecido el 22 de marzo como consecuencia del Covid. "El profesor viene a clase  a camelar..."- decía.

A mí, me fascinaba. Tanto, que no le entregué un examen, en junio, porque me parecía que no estaba a su altura, y preferí repetirlo en septiembre...