Emilia Pardo Bazán murió el 12 de mayo de 1921. Por eso, este año se celebra su primer centenario. Buen momento para revisar su obra...
AUTORRETRATO
En sus cartas a Galdós, aparecen varios términos explícitos, y un@ saca
también sus conclusiones al leerlas. Por ejemplo, el 16 de junio de 1887, en
carta a Galdós, se describe como “romántica y viva como nadie”. “…Con mi
temperamento batallador”…, le escribe el 13 de marzo de 1889. “Una mujer de tan
desatadas pasiones como yo…”- le dice el 28 de marzo de 1889. “Me he propuesto
vivir exclusivamente de mi trabajo literario [escribe 15 cuartillas diarias],
sin recibir nada de mis padres…”- le anuncia el 13 de abril de 1889. “Soy
exigente y, donde entro, aspiro a llenarlo todo…”- se sincera el 20 de abril de 1889. “Tengo ya tanto pelo
blanco que la juventud se acaba…”- le cuenta en la misma misiva. Sin embargo,
se describe como “robusta” en carta de 27 de abril. También es “arrulladora y
mimosa” como buena gallega (7 de mayo). “…No olvido, no perdono…”- le dice el 3
de diciembre de 1889. Y en 1893, “…por llana, buenaza, franca, expansiva y
sincera, me he granjeado todos mis disgustos…”.
A José María de Pereda, en carta de 9 de octubre de 1890, le dice
que tiene “el espíritu muy elástico y
muy erradiador…”.
“Soy una persona muy independiente”.
(SU)
BIBLIOTECA
Los casi once mil volúmenes
localizados ayudan a perfilar mejor que nunca el retrato de la escritora. Aunque
de esa colección hayan desaparecido, muy probablemente, numerosos volúmenes. «En 1910 xa ela dicía que tiña 12.000 ou 14.000
libros. Ata que morreu en 1921 tivo que acumular moitos máis» [ “En 1910,
ella misma decía que tenía 12.000 o 14.000 libros. Hasta que murió, en 1921,
tuvo que acumular muchos más”], reflexiona Xulia Santiso.
¿Qué es lo que se ha perdido? La conservadora aventura que seguramente sean las
primeras ediciones, galeradas y libros suntuosos que el representante de la
Biblioteca Nacional echaba en falta. “Cuando te pones a revisar la biblioteca
de una persona, puedes conocerla”- sostiene Xulia.
(LA) CUESTIÓN PALPITANTE
En el prólogo a la cuarta edición (en 1891), la escritora explica que
es “una exposición de teorías que aquí se habían entendido al revés…y ensayo de
crítica de esas mismas teorías sin
pasión ni dogmatismo. No es una “Biblia del Naturalismo” sino “una tentativa de
sincretismo”.
Publicados en forma de artículos en La
Época, en 188, haciendo autocrítica, casi diez años después, la autora dice que “la omisión más evidente es la de la
novela rusa” (solo se habla de la novela francesa). En 1887, se resarcirá dando
tres lecturas en el Ateneo sobre “La Revolución y la novela en Rusia”.
“Es un libro muy bien hecho, de fogosa polémica: no parece libro de
señora”- dice Zola en una entrevista. “En general es excelente guía para
cuantos viajen por las regiones del Naturalismo…”.
El prólogo de Clarín a la segunda edición, en 1883, recoge una serie de
definiciones de lo que NO es el Naturalismo, respondiendo a las
diferentes críticas de sus colegas: “…no es la imitación de lo que repugna a
los sentidos, señor Campoamor”…; no es el pesimismo, diga lo que quiera el
notable filósofo y crítico González Serrano…;
Y sigue, tras salvar solo a dos escritoras españolas de entre todas las que publican (y
escriben mal): Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán, “Emilia Pardo Bazán…es un sabio en muchas materias y habla
cinco o seis lenguas vivas. Prueba de que estudia mucho y piensa bien, son sus
libros histórico-filosóficos, como, por ejemplo, la Memoria acerca de Feijoo [Estudio
crítico de las obras del Padre Feijoo, en 1878], el Examen de los poemas épicos cristianos [Los poetas épicos cristianos, en 1895], el libro San Francisco [San Francisco de Asís, en 1882] y otros muchos.
De la fuerza de su ingenio hablan principalmente sus novelas Pascual López [1879] y Un viaje de novios [1881]…”. Para
concluir que en La cuestión palpitante, la
escritora aborda un camino por el que
“no han andado jamás nuestras literatas: el de la crítica contemporánea”.
ESCRIBIR: Recordar, observar, documentarse
“Para escribir La Tribuna, dos meses concurrí a la
Fábrica mañana y tarde, oyendo conversaciones, delineando tipos, cazando al
vuelo frases y modos de sentir. Me procuré periódicos locales de la época
federal (que ya escaseaban); evoqué recuerdos, describí La Coruña según era en
mi niñez, desde la cual ha mejorado en tercio y quinto”.
“Escribo por la mañana, a
máquina, para evitar el calambre de escritor. Para trabajar necesito un poco de
orden en la mesa-escritorio, un cacharrito con flores que mirar y la ilusión de
que me leerán con interés”.
“…15 cuartillas diarias…”.
Su
objetivo al escribir novela: … “estudiar y retratar en forma artística gentes y tierras que
conozco, procurando huir del estrecho provincialismo para que el libro sea algo
más que pinturas de usanzas regionales y aspire al honroso dictado de novela”.
Escribir
cuentos. “El cuentista ha de ceñirse al asunto; encerrar en breve
espacio una acción, drama o comedia…El
primor de la factura está en la rapidez con que se narra, en lo exacto y
sucinto de la descripción, en lo bien graduado del interés que, desde las primeras
líneas, ha de despertarse…Lo importante es su concisión enérgica, su propiedad
y valentía, el dar a cada palabra valor propio y, en un rasgo, evocar los
aspectos de la realidad, o herir la sensibilidad en lo vivo…Refundir asuntos ya
tratados o buscarlos en la tradición y la sabiduría popular o folklore…Su
propia fantasía o los filones que le ofrecen las literaturas antiguas y
modernas, escritas y orales”.
Admira a Guy de Maupassant
(como autor contemporáneo de relatos) y Voltaire es uno de sus grandes
favoritos (una de sus bestias negras
– a decir de Eva Acosta, una experta en EPB- es Rousseau).
FEMINISTA
“Cuando matan, a mansalva, a
la mujer, ¿no debería exigírseles más estrecha cuenta…?”. De un artículo de
Emilia Pardo Bazán para La Ilustración Artística en 1901, hace más
de un siglo.
https://www.eldiario.es/aragon/cultura/Emilia_Pardo_Bazan-cuentista-violencia_machista-encaje_roto-feminista_0_988301682.html. Cuentos feministas.
En 1904, escribió: “El movimiento feminista es la única conquista
totalmente pacífica que lleva trazas de obtener la humanidad. El mejoramiento
de la condición de la mujer ofrece estas dos notas que conviene no perder nunca
de vista: a) que no cuesta ni puede costar una gota de sangre; b) que coincide
estrictamente su incremento con la prosperidad y grandeza de las naciones donde
se desenvuelve. Ejemplo: el Japón, Rusia, Inglaterra, Suecia, Noruega,
Dinamarca, Estados Unidos”.
En carta a Galdós, en
1912, le dice: “…las puertas de una
Academia…, no se abrirían, aunque llevase una mujer más carga de méritos que
Santa Teresa…”.
“Instrucción, instrucción,
instrucción, equidad, equidad, acceso a todo; que la mujer pueda hacer cuanto
le permitan sus facultades”.
“…Iguálense las condiciones,
y la libre evolución hará lo demás”.
“…Los varones, desde que
pueden andar y hablar, concurren a las escuelas de instrucción primaria; luego
al Instituto, a la Academia, a la Universidad, sin darse punto de reposo…Todo
ventajas, y para la mujer, obstáculos todos”.
“…Debercitos; gustar, lucir en un salón. Instruccioncita: música, algo de baile, migajas de historia,
nociones superficiales y truncadas. Devocioncilla:
prácticas rutinarias, genuflexiones, rezos maquinales. Todo enano, raquítico…
Falta el soplo de lo ideal, la línea grandiosa, la majestad, la dignidad, el
brío”.
“Cuando fundé la “Biblioteca
de la Mujer”, era mi objeto difundir en España las obras del alto feminismo
extranjero…Aquí no hay sufragistas, ni mansas ni bravas. En vista de lo cual…he
resuelto prestar amplitud a la Sección de Economía doméstica de dicha
Biblioteca”. En ella se publican La
esclavitud femenina, de Stuart Mill y las novelas de María de Zayas, entre
otras.
INSOLACIÓN (1889), esa pequeña joya.
La novela está dedicada a
José Lázaro Galdiano, “en prenda de amistad”. Algo más que amistad parece que
hubo en la visita a la Exposición Universal a Barcelona de 1888…En carta a
Galdós, con quien mantenía una relación- secreta- en aquel momento, le escribe:
“Mi infidelidad material no data de Oporto, sino de Barcelona en los últimos
días de mes de marzo, tres después de tu marcha…”. “Un error momentáneo de los
sentidos…”.
El
humor es una pieza clave. Un crítico acusa a doña Emilia de ser
demasiado alegre, “mejor dicho, optimista”… “La simpática y frívola trama de Insolación”…- dice Pilar Faus Sevilla. “Insolación respira alegría de vivir…”- escribe Marina Mayoral en el
prólogo.
Para mí, la escritura es
chispeante, traviesa, llena de alegría de vivir y disfrute de la vida. Es una
obra divertida, una pequeña joya.
Pero los hombres, y
escritores, de su época, no piensan lo
mismo… Clarín, por ejemplo,
calificará su novela como “boutade pseudoerótica”.
“Sobran personas
maldicientes y deslenguadas que interpretan y traducen siniestramente las cosas
más sencillas, y de poco le sirve a una mujer pasarse la vida muy sobre aviso
si se descuida una hora…”-se dice en la novela.
Otras reflexiones: “¿Por
qué no han de tener las mujeres derecho
para encontrar guapos a los hombres que lo sean, y por qué ha de mirarse mal
que lo manifiesten…?”.
“Es una hipocresía
detestable eso de acusarlas e infamarlas a ustedes [las mujeres] con tal rigor
por lo que en nosotros [los hombres] nada significa…A nosotros nos enseñan lo contrario:
que es vergonzoso para el hombre no tener aventuras, y que hasta queda
humillado si las rehúye…Lo mismo que a nosotros nos pone muy huecos, a ustedes
las envilece”.
La
romería de San Isidro
Es el marco en que se sitúa
la acción. Para el comandante Pardo, “aquello es un aquelarre, una zahúrda de
Plutón…Borracheras, pendencias, navajazos, gula, libertinaje grosero,
blasfemias, robos…”. Para la protagonista, “el campo de San Isidro es una serie
de cerros pelados, un desierto de polvo, invadido por un tropel de gente entre
la cual no se ve un solo campesino, sino soldados, mujerzuelas, chisperos,
ralea apicarada y soez; y en lugar de vegetación, miles de tinglados y puestos
donde se venden cachivaches…: pitos adornados con hojas de papel de plata y
rosas estupendas; vírgenes pintorreadas de esmeralda, cobalto y bermellón;
medallas y escapularios igualmente rabiosos; loza y cacharros; figuritas
groseras de toreros y picadores; botijos de hechuras raras; monigotes y
fantoches con la cabeza de Sagasta o
Castelar; ministros a dos reales;
esculturas de los ratas de La Gran Vía, y al lado de la efigie del
bienaventurado san Isidro, unas figuras que…”.
Para su amiga, la duquesa de
Sahagún, “es de lo más entretenido y pintoresco…muy original y muy famoso…Tipos…
¿Y los columpios? ¿Y los tíos vivos? ¿Y aquella animación, aquel hormiguero de
la gente…?”.
Por el contrario, las
romerías gallegas “suelen celebrarse en sitios frescos, sombreados por castaños
o nogales, con una fuente o riachuelo cerquita y el santuario en el monte
próximo”.
LECTURAS
“Era yo de esos niños que
leen cuanto cae por banda, hasta los cucuruchos de especias y los papeles de
rosquillas…”.
“A la edad de catorce años se me había permitido leer de
todo: historia, poesía, ciencias, novelas [ejemplares] de Cervantes y letrillas
de Quevedo”.
OPINIONES
(de otros)
Fernández
Flórez habla de su “oceánico saber”: “Su enorme cultura me
intimidaba”.
Menéndez
Pelayo le reconocía su “vasta cultura”, aunque no puede
“transigir con su literatura”.
Pérez
de Ayala: “Doña Emilia fue un prodigio…Fue un Lope con faldas”.
Francisco
Vales Villamarín, su secretario: “Todos los días, excepto los
festivos, comenzaba su tarea casi con la salida del sol…”. Trabajadora
incansable.
Unamuno:
“una laboriosidad admirable y una curiosidad inextinguible”.
Jesús
de Muruais la describe como hiperactiva,
en una letrilla: “Viaja meses enteros,/ da veladas; en una hora/la vi coser
tres baberos…/ ¡Cuándo hace Vd. los sombreros!/¡Cuándo escribe Vd., señora!”.
Clarín
calificó su novela Insolación como “boutade pseudoerótica”.
La
cuestión palpitante “no parece libro de señora” - dijo Zola.
PADRE
(Su)
Cuando muere, en 1890, le
escribe a Galdós; “…he perdido… el mejor de los amigos, el más leal de los
consejeros y el apoyo de todos los momentos”. José Pardo Bazán, en una ocasión,
le había dicho a su hija: “Mira, hija mía, los hombres somos muy egoístas, y si
te dicen alguna vez que hay cosas que pueden hacer los hombres y las mujeres
no, di que es mentira, porque no puede haber dos morales para dos sexos”…
“Mi padre era muy feminista y me educó en una amplia libertad de conciencia…La mayoría de los hombres…en esta cuestión de los derechos de la mujer rara vez les he encontrado a la altura de mi padre”.
RETRATO por
Vicente Aleixandre, en 1920, en el balneario de Mondariz
“Un rostro grueso y caduco…,
un adventicio bucle de pelo blanco; un rostro ancho y corto, con facciones muy
juntas. Solo allí fina, fruncida con el último desdén, la nariz. La papada, en
oleada postrera, descansaba directamente sobre el pecho. Porque no había
cuello. Como si un peso enorme sobre la cabeza la hubiera hundido el tronco
(…). La cabeza descansaba allí casi postizamente, como sobre una mesa. El
cuerpo, en los escarpes de la decrepitud, era sostenido y rehecho por una
cerrada armadura erecta, tras la que se adivinaba la masa blanda e inerme, con
vagas reminiscencias de muy lejanas variedades o especies de la escala vital”.
Murió un año después, el 12 de mayo de 1921, a los 69 años.
VIAJERA
Emilia Pardo Bazán viaja por Francia e Inglaterra
entre 1871 y 1872 tras casarse con su marido. Pero su vocación europeísta nace
antes, en 1869, cuando viaja con su padre por Europa.
En 1876 se publica su
primera obra, Oda a Feijoo, para los
Juegos Florales de Orense.
“Hay que conocer nuestro país antes que visitar el extranjero”. Ella
empieza por Galicia, su tierra: la playa de Riazor, la romería de Betanzos, …De mi
tierra,
Emilia siempre viaja
acompañada: hijos, amistades…En Orense visita la casa donde nació su admirado
Padre Feijoo. En Pontevedra elige la iglesia La Divina Peregrina “por
graciosa”, y visita Mondariz, el balneario de moda, lleno de agüistas (como se llamaba en el siglo
XIX a las personas que iban a los balnearios).
En Madrid, le encantan las
horchaterías, un remanso de paz frente a los ruidosos cafés. De Toledo, los
rincones y callejas. En una visita al Norte, se para en Guadalajara para ver
sus tres joyas: el Palacio del Infantado, el asilo de huérfanos creado por el
marqués de Novaliche, y el castillo de los Mendoza.
De Segovia destaca el
acueducto, una gran obra de ingeniería. En Valladolid, lo primero que visita es
el Museo Provincial y su escultura en madera.
“La tierra vasca debería
llamarse la esmeralda de Iberia”. En Azpeitia, fin de su ruta San
Sebastián-Zarauz-Cestona-Azpeitia, visita el santuario de San Ignacio de
Loyola.
En Santander, el visitante
debe ver la catedral, la biblioteca de Menéndez Pelayo, la estación de biología
marítima, el Sardinero y la casa de Galdós, San Quintín.
En Santillana se hospeda en
la casa de los Marqueses de Mena. Visita las cuevas de Altamira acompañada del
Marqués de Robledo, Rodrigo Amador de los Ríos, sus hijos y varios aldeanos.
Comillas, Torrelavega, San
Felices y
En
1896
publica Por
SABER MÁS
EMILIA
PARDO BAZÁN Y LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
En 1907, en el artículo “La
mujer española” para la revista Blanco y
Negro, escribió: “La enfermedad que arrebata a tantas españolas es la
navaja…”.
Antes, en 1901, en La Ilustración Artística, había
expresado: “El mujericidio [hoy hablamos de feminicidios] siempre debiera
reprobarse más que el homicidio. ¿No
son los hombres nuestros amos, nuestros protectores, los fuertes, los
poderosos? El abuso de poder, ¿no es circunstancia agravante? Cuando matan, a
mansalva, a la mujer, ¿no debería exigírseles más estrecha cuenta? Y, sin
embargo, los anales de la criminalidad abundan en mujericidios, impunes muchas veces, por razones especiosas, mejor
dicho, por sofismas que sirven para alentar el crimen. Así como el cura de
Castillo de Locubín [Jaén] creía que por ser sacerdote no iría al patíbulo, el
hombre, en general, cree vagamente que, por ser hombre, tiene derecho de vida y
muerte sobre la mujer. Los resultados de esta recurrencia los vemos diariamente.
¿Hasta cuándo durará esta racha de pasión
tan útil para los cuchilleros y los armeros que venden revólveres baratos…?”.
Por las mismas fechas
(1907), el escritor, abogado y periodista Pascual Santacruz, escribía en La España moderna, el artículo titulado
“El siglo de los marimachos”, donde decía: “…me revientan las heroínas, las
vengadoras, las eruditas de acarreo, las doctoras en amor y pensamiento libres;
en una palabra, todas las que se salen
del tiesto…”. Antes, había sentenciado: “La creación del marimacho es el
ideal que persigue el feminismo radical”…
Bazán en La mujer española (1907), habla de esta
(la mujer española), dedicada al “hogar o la disipación”, como únicos campos,
frente a la cantidad de modelos diferentes de mujer en el extranjero: “la sportwoman, la neurótica intelectual, la
pensadora, la mujer de ciencia que comparte las faenas de su marido [Marie
Curie, premio Nobel en 1903 con su marido], la artista, la luchadora,…la
mística exaltada…y la filántropa bienhechora”.
Pardo Bazán, en 1890, había escrito una carta a la británica Grabriela Cunninghame Graham, del Consejo de la Liga a favor de los Derechos de la Mujer (para disculparse por no poder ir debido al luto por su padre), en la que le exhorta: “seamos fuertes contra la fuerza brutal, contra la ciega rutina, contra la injusticia doméstica, contra el ofensivo galanteo y contra la insípida burla”.
Más tarde, en 1915, en plena
IGM, escribe: “Todo español cree tener sobre la mujer derecho de vida o muerte.
Lo mismo da que se trate de su novia, de su amante, de su esposa. Los celos disculpan los más atroces
atentados, las venganzas más cruentas…”.