miércoles, 31 de agosto de 2016

MATILDE DE LA TORRE GUTIÉRREZ, “LA ALONSA QUIJANO DE LAS IDEAS PURAS”

“Te llaman andariega” -escribe Matilde Zapata en La Región, en 1933…. “eres una Teresa de Cepeda, sin éxtasis divinos… La Teresa de Cepeda de las Casas del Pueblo campesinas…”.

De ella escribió María Lejárraga en Una mujer por los caminos de España: uno de los más positivos valores como inteligencia, erudición y voluntad en la España del siglo XX. Desconocida por ser mujer…”.

Ramón Viadero insistía en ello, en su desconocimiento, en la introducción a Las páginas femeninas de Matilde Zapata, en 2007: “Su nombre no ha sido aún reivindicado por nadie, ni cuenta con una referencia a modo de homenaje en las calles santanderinas”.

En 2016, su nombre ya está en el callejero de Santander en la zona de Valdenoja-La Pereda, y el Centro Cultural Matilde de la Torre, en la calle San Celedonio, también lo lleva desde el curso 1980-1981.


Matilde de la Torre Gutiérrez nació en Cabezón de la Sal el 14 de marzo de 1884. Murió el 19 de marzo de 1946, a los 62 años, en México.

Su padre, Eduardo de la Torre, era notario en Cabezón. Su madre, Ana Gutiérrez-Cueto, era aficionada al canto e intérprete de piano. “Cuando yo, acurrucada en un rincón de la biblioteca, escuchaba a mi dulce madre interpretar a Beethoven… las “Pastorales” de Beethoven [Sinfonía nº 6] y de Scarlatti…”.

https://www.youtube.com/watch?v=LHmWoAj4al0. Sinfonía nº 6, “Pastoral”, de Beethoven.

¿Cómo era…? Sobria en el vestir, y apasionada

Hay quien dice que en Agua de nieve, novela publicada por Concha Espina en 1911, aparece descrita Matilde en el personaje de Regina de Alcántara (en esa fecha, 1911, Matilde tenía 27 años): “moza elegante y gentilísima, de ojos negros y cabellos rubios”. “Era alta, delgada, la piel morena, los músculos recios, desarrollados en una vida de ejercicios corporales, casi continuos… su traje de corte inglés, algo masculino…”. “Voz musical y elocuente”. “Su conversación… demostraba un carácter fuerte y original”… “La ausencia prematura de los desvelos maternales emancipó a Regina de toda tutela familiar. Educóse en bravía independencia… dióse a vivir sin ley ni freno, por campos y playas…”.

Josefina (n. 1902), hija de Concha Espina, la recuerda así: visitando a su madre todos los días, cuando ella era pequeña. “Como se había quedado huérfana, hacía su santa voluntad”. Llegaba cabalgando. Iba a Cabuérniga, a San Vicente… “Una muchacha inteligentísima y culta, valiente… de voz alta y vibrante… con los ojos azules de los Cueto”, llena de alegría y dinamismo, “una criatura luminosa”. Solo discutían acerca de la cuestión religiosa…

En la actuación de Voces Cántabras en el Albert Hall de Londres, en 1932, le preguntan si ella no ha traído su traje regional. “¡Si yo solo tengo otro traje de chaqueta como este [gris], solo que azul marino!...”. Así que sale a escena con sus gafas “muy gordas”, traje de chaqueta gris y un pañuelo blanco en la cabeza que le han prestado.


En las pocas fotos y retratos que he visto de ella, casi siempre la misma, siempre aparece con una camisa blanca y sin joyas, o con un discreto collar.

Con sentido de humor

Al ver bailar al director de la English Folk Dance Society, Sir Douglas Kennedy, con su mujer, una danza del folklore norteamericano, exclama: “¡Vaya, queridos matrimonios españoles, serios como recibos al cobro, que así como os cae encima la Epístola de San Pablo, parece que os atropelló un camión de ocho toneladas…!”.

“Mi familia, tribu de gente rara”

La hermana de su madre, Julia [Gutiérrez Cueto], es la madre del pintor Antonio Quirós.

Su tío, Cástor Gutiérrez Cueto, aparece envenenado, junto a su hermano mayor, Eduardo (+ 1897), entonces de 15 años, en la casa de Santander (calle Menéndez de Luarca).

Otro tío, Enrique Gutiérrez Cueto, es el padre de María y Aurelia Gutiérrez [Cueto] Blanchard.

La biblioteca de Matilde de la Torre

¿Cuál era su biblioteca personal? ¿Qué leyó? ¿Cuáles fueron sus libros de cabecera…?

En la primera página de su primera obra publicada, Jardín de damas curiosas, en 1917 (Matilde tenía 33 años), ya aparecen Shopenhauer, Moebius y Weiningen.

Al final, firma esta novela epistolar como Pulqueria, una emperatriz bizantina, hermana del emperador Teodosio II, que vivió en el siglo V d. C.


En la novela de Concha Espina Agua de nieve (1911), dice de la protagonista, Regina de Alcántara – que Gerard Lavergné identifica con Matilde de la Torre: “dióse a la lectura sin freno, devorando cuantos volúmenes había en la olvidada biblioteca familiar… poesía…novelas de amor… narraciones de viajes y de historia… filosofía… no hubo libro, ni siquiera de medicina, donde ella no clavase los ojos y el pensamiento; repasó estampas, índices, diccionarios y pergaminos… abrió los empolvados volúmenes de su padre… Nietzsche, Schopenhauer, Renán…”.

Otros libros y autores de los que habla en sus escritos


La ciudad de la niebla (1909), de Baroja, citada en La Montaña en Inglaterra, escrito a raíz de un viaje con el grupo de danzas y orfeón Voces Cántabras al Reino Unido, en 1932.

En el prólogo al libro del Doctor Madrazo,  Pedagogía y eugenesia, aparece el nombre del “gran filósofo Michelet”.

Como no existen apenas cartas o diarios, solo sus obras y artículos nos pueden dar algunas claves sobre su pensamiento.

Años 20, El jardín de Academos

En los años 20 funda la Academia Torre en Cabezón, donde aplica los principios de la Institución Libre de Enseñanza (ILE). También crea el orfeón campesino “Voces Cántabras”.

En 1926 (tiene 42 años), en carta a Miguel Artigas, se describe como: “…una mujer madura, casi vieja, de físico no muy agradable siquiera… Mi salud no es  muy buena hace algún tiempo, y el exceso de trabajo – por circunstancias especiales del curso académico- es formidable”.

También le cuenta: “Yo siempre tuve amor a la literatura y… hace bastantes años, escribí un librito, un epistolario [Jardín de damas curiosas, 1917]. El libro fue muy malo…”. 


Dos años después, en 1928 (once años después de su “epistolario”), escribirá Don Quijote rey de España.

De 1925 a 1937 publicó alrededor de 400 artículos: El Diario montañés, La Atalaya, El pueblo cántabro, La voz de Cantabria, El cantábrico, La Región…y La Montaña, en La Habana, fueron sus altavoces.

Su prosa, “humanismo sólido, cerebralismo y razonamiento”

Fernando Mora dice en 1929: “Cuando escribe, esculpe en roca…”. Y Pick, José del Río Sainz, escribe en 1930: “Matilde de la Torre es por excelencia una escritora política. El juego sentimental ni le va ni le agrada… Su estilo es un estilo forense y periodístico… No aspira a conmover, sino a convencer”.

Matilde, conferenciante

Fue muy apreciada como conferenciante. Vehemente, vibrante, apasionada… “Daba gloria oírla hablar”- recordará Nicolás Jiménez Molina, en 1983.


El 13 de febrero de 1926 pronuncia en el Ateneo de Santander la conferencia titulada “Psicología de la prisa”. Y el 26 de diciembre del mismo año, en el Ateneo Popular, habla de “Eva, ciudadana” (presentada por Matilde Zapata).

En 1929, el 28 de junio,  en la Biblioteca Popular de Torrelavega, diserta sobre “La nueva voluntad”.

Esto de la lucha política por un ideal estaba latente en mi sangre… ¡Fuera lo “antiguo”!”…- dirá.

El doctor Madrazo, mentor intelectual


Nacido en La Vega de Pas en 1850, tras terminar el doctorado en Cirugía y Medicina en Madrid, en 1870, viaja por Francia y  Alemania en busca de los más modernos conocimientos médicos. En 1894, funda en Vega de Pas su primer hospital (el segundo sanatorio, en Santander, en 1896) y las Escuelas al Aire Libre de La Vega.

Amigo de Galdós, González de Linares, Estrañi, Emilia Pardo Bazán, Unamuno y  Pereda, o de los políticos Alcalá, Zamora, Salmerón  y Prieto, luchará a favor del ferrocarril Santander- Mediterráneo así como del desarrollo del puerto y del campo montañés.

En 1930 (año en que Matilde publica El Ágora), esta le prologa su libro Pedagogía y eugenesia: “Para verificar la futura superhumanidad hace falta, ante todo, la superescuela…”- escribe ella. “El espíritu del gran filósofo Michelet vive en el doctor Madrazo…en él [el libro] se conciertan la doctrina socialista, la pedagogía y la eugenesia…”. Madrazo era de la opinión de que “en cuanto hagamos hombres como es debido, sobra la urdimbre legislativa…”.

El exilio, la JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles)

Cuando sale de Burdeos, en 1940, coincide en el barco con Eulalio Ferrer. A él le dirá cómo piensa ocupar su vida en el Nuevo Mundo. “Creo que podré dar clases de música y literatura…”.  En el barco los deleita con su conversación: “ Un día nos habla del románico montañés…otro día, la charla se detiene en Cristóbal Colón…”. Pero la realidad se demuestra muy otra, y en carta, más tarde,  dirá: “Salimos al exilio en edad en la que, aun disponiendo de salud, es difícil eso que llamamos “reconstruir la vida”…Yo, procuré trabajar. Escribí libros que, por lo que fuera, no hallaron editor; busqué colaboraciones de prensa; pero mis gestiones…fueron perdidas” (De Escritos inéditos depositados por la familia de Ramón Lamoneda en el Archivo de la Fundación Pablo Iglesias de Alcalá de Henares).

Ella no tenía titulación académica, a pesar de haber dado clases en su Academia Torre, de Cabezón de la Sal (pero el título, en ese caso,  lo había puesto su pariente, Consuelo Berges). Por eso, quizá, no da clases en el colegio Madrid, en México D.F.,  del cual es director Jesús Revaque, y profesora, Valentina Rivero Gil.

También estaba muy delicada de salud (va perdiendo la vista), lo cual le hace trasladarse a Cuernavaca, por prescripción médica, en 1943. “Llevo dos años entre la vida y la muerte…mis deplorables condiciones físicas…”- escribirá. A los Ferrer, que le visitan en su casa, de cuando en cuando, les dirá: “No me muero porque no me da la gana…”.

Da alguna conferencia (una sobre folklore musical de España en la Sociedad Folklórica de México). Escribe 5 artículos entre 1944 y 1946 en El Socialista, en su edición mexicana. Pero será la JARE quien se ocupe de ella, como diputada que fue por Asturias.

Maltrato, por escrito, de su marido

Matilde se casó con su primo Sixto Gutiérrez en 1913, a los 29 años, y el matrimonio apenas duró unos meses, unos días - al decir de su esposa, años después.

En el testamento ológrafo que redacta en Cuernavaca el 12 de mayo de 1943 – según recoge Carmen Calderón en su libro Matilde de la Torre y su época (1984)- dice textualmente: “Desheredo formalmente de cuantos derechos alegue sobre mis bienes a mi marido Sixto Gutiérrez Galloso (o Gayoso) porque hace treinta años me abandonó a los quince días de casados y desde entonces jamás me escribió ni se ocupó de mi vida sino para maltratarme por escrito inicuamente”.

Jardín de damas curiosas: ¿el de Concha Espina…?


El título que elige para su primera obra es el mismo de un cuadro de María Blanchard, pintado en 1910/1911. En él se ve a dos mujeres hablando alrededor de lo que parece una fuente o un estanque, como haciéndose confidencias. En la portada, de César Abín (Cabezón de la Sal, 1892- 1974), también se ve una masa de agua circular y lo que parece un tejo o un ciprés, junto a hortensias y rosas ¿?

“En esta casa, que tiene en una de sus fachadas el ejemplar de glicina más hermoso de la comarca – plantado precisamente por mi madre el año 1903-… un antiguo jardín con araucarias, donde hay una glorieta con una mesa de piedra toda cubierta de un liquen fino y aterciopelado”- escribe Víctor de la Serna, en 1937.

 “…la gliccinia o la wellingtonia de la glorieta…”- escribe su hija Josefina [de la Maza] en Vida de mi madre, Concha Espina).

1934: Feminismo y pacifismo

En este año, dentro de las “I Jornadas Eugénicas Españolas. Genética, eugenesia y pedagogía sexual”, pronunciará la conferencia titulada “Feminismo y pacifismo”. En ella, habla del mejoramiento de la especie por la regulación de la natalidad y de la maternidad “consciente”. “Sabemos bien que, tras de esas familias “numerosas”, están las oficinas de estadísticas, orgullosas de alcanzar muchos millones de habitantes. No se preguntan por la felicidad o desgracia de esos habitantes; siguen la norma vieja: con que sirvan para coger un fusil o ponerse delante de un cañón o, sencillamente, abaratar el trabajo humano, es suficiente…”.


En el “autoprólogo” de El Ágora (1930), escribe: “Confieso que no siento el patriotismo militar”…”mi deseo más ferviente es que ese sentimiento cavernario estuviera ya olvidado en el mundo civilizado”. Tiene 46 años y ha vivido y oído hablar de la guerra de Cuba (1898), la I Guerra Mundial (1914-1918), la de Marruecos (1925)…

Quizá haya leído la novela de la austriaca Berta von Suttner “Abajo las armas” (1889), la guerra vista desde el punto de vista de una mujer. En 1905, von Suttner recibirá el premio Nobel de la Paz, la primera mujer distinguida con este galardón. En 1891  fundó la Sociedad Austriaca de la Paz y fue presidenta honoraria de la Oficina Internacional por la Paz, radicada en Berna (Suiza).


Cabezón, verano de 1935. El Jardín de Academos.

“Todas las tardes se sentaba al piano y cantábamos y bailábamos las canciones montañesas antiguas”- cuenta Juana Lamoneda, entonces casi una niña. “La medicina era también una de sus grandes pasiones…”. Además, todos los fines de semana iba a Oviedo “a entrevistarse con gente del Partido [Socialista] para ayudar a los compañeros escondidos” [tras la Revolución de octubre de 1934].

La casa de Cabezón es la casa de sus padres y sus abuelos. “Yo había nacido en ella, como ellos nacieron y murieron”. Su sobrina, Mireya Cueto, habla de “los perales de la huerta…”.

A la entrada de los nacionales en Cabezón, su casa fue saqueada, y la biblioteca, incendiada.

1938, Marsella

Allí,  su hermano Carlos era director del Banco Exterior de España en Marsella. Desde su exilio en Marsella, Matilde empieza a escribir en Norte, Revista Iberoamericana, de julio de 1939 a enero de 1940.

En la primavera de 1940, Carlos y ella salen de Burdeos hacia el exilio americano en el  vapor Cuba. Les acompaña su prima, Luz Toca Martínez, enfermera (Cabezón, 1901-México, 1977), quien ayudará a Carlos con su artritis reumatoide deformante.

Su último artículo

Se titula “La era atómica” y lo escribió para el número de El Socialista que saldría coincidiendo con la celebración del 1º de mayo, la Fiesta del Trabajo, en 1946. Termina con un sueño, su sueño (a la manera del de Luther King): “No más ciencia química, no más ambición por lo perecedero de la riqueza. El hombre que quede volverá la espalda a las flores de hierro y acero de la industria y quedara embelesado frente a las rosas y a las violetas, al mugido de la vaca, el amanecer de Dios sobre un campo de luz en el que jugarán sus hijos…”.

Expulsión del PSOE y rehabilitación

Muere el 19/20 de marzo de 1946 sin llegar a enterarse de que le han expulsado del PSOE junto a otros militantes históricos, disidentes de la línea impuesta por Indalecio Prieto (quien la llamaba “Tilduca” en sus años de amistad).

“…A consecuencia de una mal curada pleuresía contraída en un viaje de propaganda por Extremadura…”- contará María Martínez Sierra (María Lejárraga).

Tendrán que pasar 62 años (los de su vida), para que la rehabiliten, junto a otros 36 militantes socialistas, en 2008…



jueves, 18 de agosto de 2016

CONCHA ESPINA Y SU VIAJE AMERICANO EN 1932


Reeditado con una portada muy moderna por Ediciones Evohé, en 2010, forma parte de su colección El periscopio, dedicado a los libros de viajes. “…Un viajero es un testigo del mundo que no pretende contar más que su propia vivencia, directa e individual, lo que ven sus ojos. Aunque en la trastienda de esos mismos ojos aún se agiten siempre los ideales, los prejuicios, las convicciones del viajero, su biografía, sus temores y esperanzas, sus sueños y anhelos…”.

Con prólogo de Cristina Narbona: “Aunque hoy…puedan aparecer a veces tibios los posicionamientos progresistas de Concha Espina, lo cierto es que algunas de sus actitudes personales y los pensamientos de sus obras resultaron en su momento, allá por los años 20 y 30, enormemente atrevidos…”.

“Voy a contar algunas impresiones de mi último viaje por América”- abre el libro. “Haré un relato personal y objetivo…”. Concha Espina tiene 63 años y viaja en compañía de su hija Josefina, de 29, que le hace de secretaria.

“El capitán Fano [Eduardo Fano Oyarbide]…es nuestro piloto…abundan los montañeses, desde el mismo capitán, el médico y la mayoría de los oficiales; mozos de Santander, de Comillas y Ruiloba, de Trasvía y Cabuérniga, de Solares y Maliaño…”. Van en el [trasatlántico] Cristóbal Colón.


Cuba

En Cuba, primera escala, ve “las sonrisas más luminosas del mundo”. “Pronto inicié buenas amistades con Juan de la Cruz, el director de la banda que ellos denominaban pomposamente “Septeto Nacional”…ellos me interesaron como ninguna otra de las novedades que me esperaban en las Antillas…”. Allí pasa once días antes de partir hacia Nueva York.


“Viaja con nosotros Juan de la Cruz al frente del famoso Septeto Nacional cubano, que viene a Nueva York con rumbo a España y desembarcará en Santander…Me hablaron de sus planes, de sus contratos en España, donde se querían dar a conocer, y les ofrecí una buena presentación  para ese gran poeta marinero que se llama José del Río…José del Río tuvo para mis enviados atenciones muy amables: página literaria…que les sirvió de estímulo para lucirse en una fiesta del Ateneo Montañés, y en seguida a triunfar a Madrid, donde debutaron en el teatro Avenida con mucho éxito”.


Allí visita el Lyceum Club Femenino, homónimo del que existe en España desde 1926.


Llegada a Nueva York

“¡Cuántas cosas nos preguntan a bordo antes de desembarcar, Dios mío!... Tiene usted que declarar si trae vacas – insiste el sobrecargo español…Y tiene usted que decir si trae intenciones de matar al presidente de la república norteamericana”…

Personajes y lugares de NY

Anna Hyatt


Escultora, autora de la estatua del Cid en Sevilla [1929], esposa de Archer M. Hungtinton, hispanista,  fundador de la Hispanic Society.


La Universidad de Columbia

“Broadway, entre las calles 116 y 120”. “Todos los españoles de algún prestigio literario, viajeros en Nueva York, somos recibidos con homenaje caluroso en la Universidad de Columbia…Federico de Onís…un salmantino ilustre…presidente del Instituto de las Españas en Nueva York…surte de catedráticos españoles a los colegios, altas escuelas y ciudades universitarias; y, desde el Centro de Estudios Históricos, de Madrid, van para todos los cursos de invierno y de verano, lo que allí se denomina Visiting Professor o Visiting Lecturer, con destino a unos y otros departamentos hispanos. Así han ido muchos de los numerosos ayudantes y discípulos de don Ramón Menéndez Pidal a Norteamérica; algunos para quedarse allí, como Solalinde, Salas Viu, Gili Gaya (1892-1976) [director de la Spanish School en Middlebury], Ángel del Río…”.

Por la noche, se reúnen a cenar en casa de Onís. “La cena fue alegre, dentro de la melancolía propia de los emigrantes…”. En la velada y la tertulia, Fernando de los Ríos y García Lorca, León Felipe, Elena de la Torre, Miguel de Zárraga… “Hablando de arte y poesía, escuchando las composiciones inéditas y admirables de Lorca y los versos nuevos y acendrados de León Felipe…”.

El Chrysler Building, “esta orgullosa torre de plata…”


“El más alto del orbe”, en la calle 42 con Lexington Avenue. “Dieciocho meses se ha tardado en construir este gigante…Sesenta y dos pies más que la torre Eiffel…; tres mil ochocientas sesenta y dos ventanas; treinta y dos mil setecientas ochenta y ocho puertas; diez mil lámparas…El paramento exterior es de ladrillo blanco y negro, combinados el mármol blanco de Georgia  y planchas de granito negro de Suecia…Y para decorar la fachada se han labrado en aluminio y bronce atrevidas figuras aguileñas, cornucopias y gárgolas de vastas proporciones…”. En el piso 69 está el Club de las Nubes, “la última palabra en lo estrambótico y selecto de Nueva York”.

…y la casa de Egdar A. Poe


“… en Fordham, al nivel de la calle 192, barrio de Bronx, todavía remanso de la estruendosa urbe…La casita es un elemental edificio de tablas y cinc; tan ligera que en 1913 fue corrida cuatrocientos cincuenta metros al norte para levantar un rascacielos que hoy le da sombra”.

Les acompaña el periodista español José Manuel Bada, con veinte años de experiencia neoyorquina a sus espaldas.

La catedral de Amsterdam Avenue, “¿comunismo religioso…?”


“Dedicada a San Juan Evangelista, el Divino [Saint John the Divine, en Manhattan], como le llaman aquí sus devotos”…se está acabando de construir. “Dicen que es la tercera del mundo en grandiosidad…”. Dentro, coexisten capillas y altares a santos e imágenes santificadas de Washington o Lincoln; están la efigie de Bossuet, y Dante, “con aureola beatífica”; la escultura de Cristóbal Colón junto a otra de Santa Teresa…

La librería de Brentano´s

“…la más famosa de la ciudad”, en la calle 47, tenía allí el compromiso de hacer la “semana del autor”. Emilia Aragón, emigrante, natural de Granada, casada con un ruso, es la encargada del local. Concha le pregunta por los autores españoles más vendidos. “De los más solicitados es Unamuno…Se piden también bastantes obras de Valle Inclán, Ricardo León, Pereda, Miró, Baroja, Palacio Valdés, Galdós, Pardo Bazán, Blasco Ibáñez…”. En cuanto a  los “poetas jóvenes”, hay mucha curiosidad por los libros de “Gerardo Diego, Lorca, Salinas, [Dámaso] Alonso, Guillén…”.

Observaciones, costumbres, modos de vida

Acomodo, self-service y maquinismo

“Estábamos en un club de señoras, equivalente a una modesta casa de pensionistas, y la llave de un gabinete numerado era el único testigo hogareño de nuestra instalación; unos libros en desorden, una maleta, una máquina de escribir, y yo indecisa ante la precisión de salir en busca de un restaurante…o hacer un almuerzo en la cocina próxima y común, donde una señora lava su ropa y otra plancha la suya, tarareando a media voz cierta musiquilla de jazz…Letreros con autoritarias indicaciones: “No se permiten visitas más que hasta las diez”. “Se muda la cama -era un sofá- cada quince días”. “Tiene usted que lavar sus toallas”, etc. Y en la cocina general un plumero y una escoba para que hiciésemos, por turno, la limpieza de nuestro cuarto”.

 Israel en Nueva York


“Tres millones cien mil israelitas viven en los estados Unidos…tuvieron su primera sinagoga en Mill Street [1730, Lower Manhattan], hoy William [South William St., en la calle 70]…Tienen su más espléndida sinagoga en el Central Park West y Calle 70, con el título de Shearith Israel…”.

Los negros

“No es el caso del judío el del negro, subciudadano en la metrópoli neoyorquina lo mismo que en toda la Unión…Más de doscientos mil negros asisten a la población clara neoyorkina en calidad de los cargadores de los muelles, mozos de equipajes, camareros, pinches, lacayos y guardianes de niños…Sí, sí; lo que más me interesa en la América sajona es el negro…mi semejante espiritual…”. “Ciudad de ébano”- llamará a Harlem.

Nueva Inglaterra, Vermont, Middlebury College


“nos aguarda el cumplimiento del deber. Hemos prometido acudir en fecha puntual a un gran college…El convite…me imponía la única obligación de explicar mis propios libros; sus génesis y características, sus fundamentos reales, su tradición literaria, sus anhelos y propósitos artísticos”.

Narra su viaje: “Línea del ferrocarril Boston and Maine; vagón Pullman de incómoda vecindad, con doble fila de literas…Habíamos tomado por la noche el tren…y a las siete de la mañana descendíamos en la estación de Middlebury, pueblo crecido en torno al college…”.

Y describe el lugar en que se aloja: “Nuestra espléndida Casa Española consiste en un gran edificio de piedra con anchos corredores y departamentos independientes, lindos y cómodos, para dos personas; estudiantes o profesores, sin distinción de categoría, en una democracia intelectual seductora. Alegre saloncito para recibir y trabajar, y los respectivos dormitorios: siempre ventanales a jardines y arboledas y los adecuados servicios de higiene. Con su poco también de servidumbre”.

El comedor

…“Cada profesor preside una mesa, y los alumnos se suceden por orden riguroso en los puestos, a fin de que estén algún día junto a los distintos presidentes”.
A ella le toca explicar y deshacer los tópicos sobre los españoles: “…los clásicos prejuicios, vigentes aún, sobre las corridas de toros, el baile flamenco, los amores trágicos, el fanatismo y la crueldad de España…”.

“Nuestros servidores son alumnos, ellas y ellos…Pronto sabemos que es una costumbre aquí la de prestar estos servicios los estudiantes que así lo desean, para obtener gratuita la pensión correspondiente a los alimentos”.

La comida

“Para nosotros era allí muy escasa la alimentación y no muy apetecible el condimento…El menú oscilaba entre lechuga, habichuelas verdes, pan y manteca, pudín de arroz, té helado y algunos días pescado o carne en guisotes desabridos para un paladar hecho a más sustanciosas y auténticas viandas. Pronto vimos que era general el descontento con la comida” [a pesar de estar preparada por una dietista]…”por la tarde, luego de la comida de las siete, bajábamos buen número de habitantes de Hepburn Hall en busca de algún aumentativo a las colaciones higiénicas, renegando de las vitaminas, que no producen satisfacción sensible”.

Un día en el college. Hablando de la mujer española

“La vida intelectual de nuestro college empieza muy temprano. A las ocho, apenas se termina el desayuno, se dan ya las primeras clases…mi hija…iba diciendo…algunos trozos de mis libros que después se convertían en un pretexto para hablar yo de España, especialmente de la mujer en nuestra literatura moderna, como protagonista y como autora; de sus logros en la competencia actual de todas las profesiones libres; de sus aptitudes para las luchas sociales; de su preparación, en fin, para la actividad política…”.

En la Spanish School de Middlebury es director Gili Gaya, “filólogo castellano del mejor prestigio”. Allí enseñan: Alicia Acosta, una santanderina, gramática castellana; Julián Moreno-Lacalle, Juan Centeno y Salas Viu, junto a otros profesores latinoamericanos.

http://www.middlebury.edu/newsroom/node/493116. Middlebury, 100 años de las Escuelas de Lengua en 2015.

Viaje de vuelta

Tras el curso de verano, el regreso, con algunas paradas: “Detención en Webster Groves, Missouri, para una visita a la International Mark Twain Society, a la cual pertenezco…En Tucson, Arizona, me aguarda el cariño de una amiga excepcional, Frances Douglas, mi traductora…; en la Universidad de California…el profesor Millard Rosenberg…hispanista formidable…; en la Universidad de Stanford, el catedrático Espinosa…”. Un ejemplo de la proyección y el reconocimiento internacional de la escritora, desde 1925 miembro honorario de la Hispanic Society y, posteriormente, en 1938, nombrada miembro de honor de la Academia de Artes y Letras de Nueva York.

Es interesante asomarse a un viaje, en 1932, de una mujer española por esos mundos de Dios. Lo único, para mí, el lenguaje, “…ese lenguaje, a veces tenido por demasiado barroco desde la perspectiva actual…muy distante de la estética de nuestros días”- como dice Cristina Fernández Gallo en su obra Concha Espina. Narrativa extensa de una novelista que quiso ser poeta (Santander, 2011). “…una prosa perfecta, elegante,… nunca carente de una total corrección idiomática”,  pero “carente de la sencillez (ya más de moda en la época)…”.




jueves, 11 de agosto de 2016

MATILDE DE LA TORRE EN INGLATERRA CON EL CORO VOCES CÁNTABRAS


La Nochevieja de 1931 el grupo de danza Voces Cántabras, creado por Matilde de la Torre (n. Cabezón de la Sal, 1884), viaja a Inglaterra para intervenir en el certamen anual organizado por la Sociedad Inglesa de Bailes Folklóricos.

Viaja el coro Voces cántabras  (28 personas) de Santander a Londres – la víspera de Año Nuevo de 1932- para cantar en el festival folklórico de la E.F.D.S (English Folk Dance Society).

Habían invitado también a Noruega y a Rumanía, pero la falta de subvenciones de sus gobiernos les hace renunciar, por lo que solo están ellos como representantes de España junto a más de 40 equipos nacionales británicos.

El relato de Matilde es sencillo y ameno: Comienza con su llegada en barco a Folkestone, en el sureste de Inglaterra. Allí cogen el tren a Londres, donde les espera una representación para llevarles a su hotel, el Mill´s University Hotel, en Gower Street.  A ella le recuerda “…el hotel adonde van a parar María y Aracil, los personajes de Baroja en La ciudad de la niebla…”.

En la comisión de recibimiento, el director de la English Folk Dance, Sir Douglas Kennedy, junto al matrimonio formado por Vicente y Rosa Barragán, profesores de idiomas y literatura españoles, y otros matrimonios montañeses: Los Alonso, de Torrelavega, y Diego de Cossío, que trabaja en Londres pero también tiene a su familia en Torrelavega. Este le recuerda a Matilde un hecho de la noche de la proclamación de la República: “¿Se acuerda usted de la noche del 14 de abril, cuando en la manifestación de Torrelavega le quitaron una banderita con los colores republicanos que agitaba usted en el aire  con la mano izquierda…?”. Era él, que al día siguiente partía para Londres y quería llevar allí la primera bandera de la República española.

En el trayecto en autobús, pasan por Piccadilly, Trafalgar Square… “Algunos de estos “voces” han leído los Episodios Nacionales en la Casa del Pueblo de Cabezón de la Sal…”.

Al día siguiente, el día de Año Nuevo, actúan en la Universidad de Londres. Antes, las entrevistas. “Yo hablo inglés como un marinero de Bilbao…”- manifiesta, gráficamente Matilde. Les fotografían en el hall con sus “uniformes”: “unos vestidos de blanco y otros con sus monos de mahón azul”. A las 6.46 p.m. (18.46 h) actúan en el Gran Festival de la Universidad.

Un día más tarde, se acuerda que Voces presente en el Albert Hall cinco de sus danzas: la Baila de Ibio, la Danza del Romance, los Picayos de la Virgen del Campo, el baile montañés A lo alto y a lo bajo, y  un número de canciones.

Le preguntan si ella no ha traído su traje regional. “¡Si yo solo tengo otro traje de chaqueta como este [gris], solo que azul marino!”. Así que sale a escena con sus gafas “muy gordas”, traje de chaqueta gris y un pañuelo blanco en la cabeza que le han prestado.

“El salón del Albert Hall es una elipse, no una circunferencia,…cubierta por seis pisos de palcos y promenades y una cúpula suntuosa…Es, no un teatro, sino una sala de conciertos” - cuenta, deslumbrada por su grandiosidad.


“Comienza el festival con una “Danza en Masa” (Massed Dance), en la que bailan el mismo baile cerca de trescientas personas. Se trata de una “Country Dance” o danza campesina…”.


A las 8.15 p.m. (20.15 h.) es su “hora de la verdad”: “Voces Cántabras: Danza de Romancero”...

Algunos de los componentes del coro

Sotero, el “voces” que toca el bígaro “y uno de los hombres de peor genio del planeta”.

El Redondo.

El Tomaterín.

El Ché, un exmarinero, “el mejor bailador de Comillas, la tierra de los buenos bailadores”.

El Boterín, capitán de la Baila de Ibio (danza que dura 13 minutos).

Julián, el joven abarquero de Ontoria.

Enrique, el Boterín chico.

Cubillos, “que presume por catorce…, de Cabezón”.

Sanjuán, “el melancólico del Coro”.

María Aguirre “toca el tambor con la energía de una cantinera veterana”.

Pancho Vega, “único hombre de letras” del grupo.

El éxito es grande. “… ¡allí hubiera yo querido ver a Marcelino Domingo y a Fernando de  los Ríos [ministros de Instrucción Pública], y decirles: ¿Veis como hicisteis muy bien en concedernos quince mil “franciscas” [pesetas, 250 euros] para el viaje?...”.

Aparte de lo que llevara cada coralista de dinero de bolsillo, Matilde solo tenía una reserva de mil pesetas que les había dado en Santander Julián Gutiérrez, “el espléndido propietario del espléndido Hotel Royalty”…


Tras los Highlanders escoceses, una danza del folklore norteamericano, una “Running Set” en la que interviene, con su mujer, Mr. Kennedy [el director de la English Folk Dance Society]. “¡Vaya, queridos matrimonios españoles, serios como recibos al cobro, que así como os cae encima la Epístola de San Pablo, parece que os atropelló un camión de ocho toneladas…!”- exclama con humor.


Y concluye su relato con una reflexión: “La alegría es una disciplina social”. Y aconseja a los padres y madres dejar a los hijos “algo más que dinero”. “Hay que dejarlos el recuerdo de una infancia alegre…”.

El folklore (en sus formas de canto y baile), es para ella “elemento básico de la cultura universal” y “el cultivo de la sensibilidad estética del pueblo es la mejor seguridad de su ciudadanía”. Y eso lo dice alguien “de quien se habla por ahí de sus predicaciones sobre el amor libre…”.

En definitiva, un viaje contado con sencillez, observación, comparación y reflexión, que es un acierto que recuperara para el público lector Ramón Saiz Viadero en 1979.

SABER MÁS

De Matilde de la Torre escribió María Lejárraga en Una mujer por los caminos de España: …”uno de los más positivos valores como inteligencia, erudición y voluntad en la España del siglo XX. Desconocida por ser mujer…”.

Viadero insistía en ello, en su desconocimiento, en la introducción a Las páginas femeninas de Matilde Zapata, en 2007: “Su nombre no ha sido aún reivindicado por nadie, ni cuenta con una referencia a modo de homenaje en las calles santanderinas”.

En 2016, su nombre ya está en el callejero en la zona de Valdenoja-La Pereda, y el Centro Cultural Matilde de la Torre en la calle San Celedonio, también lo lleva desde el curso 1980-1981.

Además, lo ostentan el CEIP Matilde de la Torre, en Ganzo, Torrelavega, desde el curso 1985-1986. Blog “El arca de Matilde”: http://elarcadematilde.blogspot.com.es/. Y el CEIP Matilde de la Torre, en Muriedas (Camargo). Blog del cole: http://matildetorre.blogspot.com.es/. De la AMPA: http://matildedelatorreampa.blogspot.com.es/. Y en facebook: https://www.facebook.com/ampamatilde/.

UNA CURIOSIDAD Y MÁS


http://elpais.com/diario/1984/04/03/cultura/449791205_850215.html. Matilde de la T. en el centenario de su nacimiento. 1984.