lunes, 23 de septiembre de 2019

LAS ESQUINAS DEL AIRE, UNA “BIOGRAFÍA DETECTIVESCA” DE ANA Mª MARTÍNEZ SAGI



El título  del trabajo de Juan Manuel de Prada en el año 2000, hace mención a unas palabras/unos versos de la escritora: “Mi voz se (me) ha perdido en las esquinas del aire y el olvido”. Otra mujer olvidada. Una más entre tantas y tantas…

“Reúne más de dos años de investigaciones…”- recoge el autor en el capítulo de agradecimientos. “No es una novela, sino que participa de la biografía, el ensayo literario, el reportaje y el libro de memorias…”.  Él propone llamarlo “biografía detectivesca”, escrito, eso sí,  con voluntad novelesca.

Juan Manuel de Prada nos cuenta el origen de su trabajo: “La búsqueda de Ana Mª Martínez Sagi comenzó cuando el viejo Gonzalo Martel, en plena disolución de su biblioteca [los vendía a la librería de viejo de Joaquín Tabares a través del protagonista del relato], se desprendió de un libro de entrevistas [Caras, caretas y carotas, 1930] firmadas por César González- Ruano…En el capítulo reservado a los catalanes, me chocó que incorporara al nombre sonoro de Santiago Rusiñol el nombre mudo de una tal Ana María Martínez Sagi, poeta,  de quien anteriormente jamás había oído ni leído mención alguna…”. La entrevista, más bien semblanza, se titulaba: “Ana María Martínez Sagi, poeta, sindicalista y virgen del stádium”.


En ella, decía Ruano: “Tiene de Delmira Agustini el hondo pesar del amor fracasado…y de Juana de Ibarbourou la sensibilidad pagana de la mujer que respira fuertemente cuando la envuelve la naturaleza…Tiene de Gabriela Mistral la grave proyección del Cristo…”. Sagi acababa de publicar su primer poemario, Caminos.


Sagi, rubia, morena del sol, vestida con un sencillo traje negro y zapatos sin tacón, le dice al periodista: “…yo soy nadadora; he intervenido en concursos de lanzamiento de disco y jabalina…, el sport  ha sido el objeto principal de toda mi vida”…Y continúa: “Yo no soy ni vanguardista, ni ultraísta, ni clasicista ni feminista…De tener algún “ista”, puede que sea sindicalista únicamente…”.También le manifiesta que es republicana. 

La sorpresa es el punto de partida para comenzar Prada su investigación: ¿Estaría aún viva…?

Sí, lo está. La localiza en su casa de Moiá, a una hora de Barcelona capital, en 1997, nonagenaria, y mantiene largas conversaciones con ella. Ya en la residencia de ancianos, un día Ana Mª le entrega una caja de cartón llena de cuadernos y carpetas. Solo le pide que los publique cuando muera el hijo de Elisabeth Mulder (Enrique, 1923-2012). Siete años después de su muerte, Prada saca a la luz La voz sola.


Mallorca, para el descanso final. “Me quedé allá en la isla/en la noche y el mar”…

Ana María murió el 2 de enero del año 2000 en la residencia de ancianos San Francesc, en Santpedor, próximo a Manresa. Sus restos fueron incinerados y arrojados al mar de Mallorca, según su voluntad. …”Mar de mi eterna nostalgia…”.

Su poemario Canciones de la isla (1932-1936) está situado en Mallorca. Uno de los poemas se titula, específicamente, Puerto de Alcudia: “Era una larga terraza/ vestida de claridad./ Eran dos montañas negras/ ocho barcas y un cañar./Una ruta navegante/con un puerto sin fanal/como laguna dormida/bajo el fulgor estelar./Y era un áspero perfume/ramo de brea y sal/ y una ventana en la noche/abierta a la inmensidad/con dos sombras desveladas/que contemplaban el mar./ Y era abril: / y nada más”. En Puerto de Alcudia, data en 1933 el poema Tu nombre. Otro, fechado en Puerto de Andraitx, en 1933, se titula Íbamos de la mano (Lo suprimió del libro Inquietud (1932) para aparecer en La voz sola, en 1969).


A su vuelta a España, tras un exilio de 30 años, vuelve a fechar en Mallorca (en el puerto de Andraitx) varios de sus poemas: “Verdad y sueño en el retorno” (1968), “Mar reencontrado” (mayo de 1968),  “Incertidumbre en el regreso” (1969), “Primavera de 1969” (mayo de 1969), “Sin amor” (mayo de 1969),   “Dame unas horas” (junio de 1969) o “El grito” (1969).

“Mi vida ha sido dura y rica”

Esto le cuenta a Carmen Alcalde en la entrevista (Ana María Sagi; la decepción y el fervor) que le hace para la revista Destino el 2 de agosto de 1969.


Al hacer un repaso de su vida profesional, le dice que es Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Valencia y que fue delegada del gobierno italiano para estudiar e implantar en Cataluña el sistema Montessori…

Sobre su poesía, la define como “una poesía de fervor, de tensión espiritual, de desgarradura, de amor y palpitación humana”.

De Barcelona, su ciudad natal, dice que la  ha encontrado “huraña, inhóspita y sucia”. Pero lo mismo dice de Madrid, “ciudad-zanja”, de León y Valladolid.

La decepción del título viene “de los amigos de antaño”: “Me ignoraron…Yo era “la resucitada” que nadie deseaba ver aparecer”…

De su obra, solo le importa lo que opinen “Ana María Matute…, [Ricardo] Gullón, Carmen Conde o Elisabeth Mulder”. Y Paul Eluard y Antonio Machado, “si vivieran…”.

A Robert Saladrigas (Monólo con con Ana María Sagi), dos años después, en 1971, quien la describe como de “faz angulosa” y “escasamente agraciada”, le dice que en el ámbito de la poesía femenina, Susana March y Ángela Figuera tienen para ella “excepcional validez”. En este caso, define su poesía como “poesía de lealtad humana”, y reconoce la influencia de Antonio Machado en su “modo de sentir y de expresarse poéticamente”. Se considera una “perpetua desterrada” -citando a Ángel González- y finaliza con el poema “Voz perdida”: “Mi voz se me ha perdido en las esquinas/del aire y del olvido…”.


En España, tras jubilarse en 1977,  vive primero en Moià (capital de la comarca del Moyanés, en Barcelona, a una hora), casi dos décadas hasta que, en 1998, con 91 años, ingresa en la residencia donde morirá dos años después, en Santpedor.

En breve. Algunos datos

A los 19 años empieza a publicar en el Suplemento Femenino [los viernes] del diario Las Noticias de Barcelona. Una de las composiciones más tempranas se titula Mujer y aparece el 22 de abril de 1927.

En 1929 sale Caminos, su primer poemario. En 1932, Inquietud.


En enero de 1930 muere su padre. Se presenta a las oposiciones al Ayuntamiento de Barcelona como “escribiente mecanógrafa” (secretaria) en 1932. El 30 de julio de 1936 solicita permiso para abandonar su puesto e incorporarse como reportera a las columnas de milicias antifascistas, con destino al frente de Aragón.

En Pascua de1932 va a Mallorca (Alcudia) con Elisabeth Mulder, “su primer y último amor”, a pasar unas vacaciones. “…Sueño de abril. Ardiente/desvelo de dos almas…“- escribirá mucho después.


En catalán escribe el poema Estiu con el que obtiene, en 1932, el Premio Joaquim Cabot; también, las crónicas, entrevistas y reportajes en el semanario La Rambla.

Sus opiniones en La Rambla

Al ejercer la profesión periodística, no se priva de manifestar sus pensamientos y opiniones (también sus conocimientos) sobre diversos temas de actualidad.

El 25 de mayo de 1931, respondiendo a una carta de una señora de la aristocracia madrileña (“Yo no decía que todas las señoras de la alta sociedad fueran de Juntas Protectoras y de Roperos, y que organizaran tómbolas y veladas benéficas, e hicieran caridad por pura pose…”), le comunica: “…No acuso sin fundamento ni por odio instintivo…a ninguna jerarquía”. Y se define: “Soy republicana, soy liberal y soy demócrata por humanismo, por civilidad…y por decencia…Soy republicana por afán de justiciaY soy también republicana por feminismo”…

El 9 de noviembre le envía una carta abierta al escritor Pere Mialet (quien ha escrito un artículo titulado Mujeres deportistas): “…¿Le parece que nos exhibimos demasiado? ¿Qué nos prodigamos de modo alarmante en fotografías? ¿Le estremece vernos con unos pantaloncitos cortos y las piernas desnudas? ¿Cree que es el récord y el retrato lo que nos interesa únicamente del deporte y ninguna otra cosa más…?”.

Le pide que se pase por el Club Femení i d´Esports para demostrarle “que las chicas no hacemos deporte por afán exhibicionista ni por la ilusión de llevar unos pantaloncitos cortos…; además de hacer atletismo, jugamos al tenis, y al baloncesto, y nadamos…, y practicamos nuestra buena gimnasia, y ensayamos danzas clásicas, y leemos a Tolstoi, y pronunciamos y asistimos a conferencias, y nos interesa enormemente toda cuestión política y social”. Y concluye: “Sabrá entonces que estas deportistas que merecen su desprecio , porque pierden miserablemente el tiempo, se levantan a las cinco de la mañana para poder hacer ejercicio y disfrutar de unas horas de expansión al aire libre y, al mismo tiempo, para no llegar tarde al despacho, la oficina o el taller…”.

El 23 de noviembre en Los derechos de la mujer, ante la concesión del voto a las mujeres, se sitúa al lado de Victoria Kent: “Creo que este derecho a ejercer el sufragio que hoy se nos ha concedido es todavía - ¡todavía!- demasiado prematuro…”.

En enero de 1932, como una de las Reflexiones del momento, manifiesta que no cree en la amistad femenina verdadera: “En la amistad hecha de desinterés primero, de comprensión después, y siempre de mutua tolerancia y sacrificio”.

En abril, en conversación con la actriz argentina Berta Singerman, que ha venido a recitar al teatro Goya, no puede dejar de ilustrarla diciéndole todos los poetas de América que se conocen en España/Cataluña: “ [Mujeres poetas] empezando por la gran Gabriela Mistral y terminando por María Enriqueta [Camarillo, poeta mexicana, 1872-1968] y Luisa Luisi [poeta uruguaya, 1883-1940]…Aquí encontrará libros de Santos Aldeano, de Alfonso Costa, de Nervo, de  [Guillermo] Valencia [poeta colombiano, 1873-1943], de [Max] Grillo [poeta colombiano, 1868-1949], de la inmensa [Delmira] Agustini, de  [José Asunción] Silva, de la Storni…”.

El 18 de julio, vuelve a referirse al deporte y la separación de sexos a cuenta de un “grupo de hombres deportistas (¿) que se ha negado a celebrar un campeonato de atletismo en colaboración con el sexo contrario”. Y tira de ironía: “¿Ha sido por temor a que nuestras actuaciones disminuyeran la importancia de las suyas…?, ¿Por temor a que restáramos brillo a la fiesta…?, ¿Por miedo a un exceso de pruebas…? ¿Es que se estremecen al vernos correr con pantaloncitos…?

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viernes, 13 de septiembre de 2019

EX LIBRIS. Confesiones de una lectora. Por Anne Fadiman


“Empecé a escribir Ex Libris (publicado en inglés en 1998) cuando me dio por pensar que la gente a menudo escribía sobre los libros como si fueran tostadoras…”- cuenta su autora en el prólogo. Escribió estos 18 ensayos en un periodo de 4 años. “Aparecen aquí en el mismo orden en que los escribí…”.

El libro se lo dedica a sus padres, Clifton y Annalee, “que construyeron mis castillos ancestrales”…, con sus bibliotecas (En el capítulo Mis castillos ancestrales revela que, entre los dos, tenían siete mil libros. “Cada vez que nos mudábamos de casa, un carpintero construía medio kilómetro de estanterías…A los 4 años, me gustaba construir castillos con una colección de mi padre de 22 volúmenes en tamaño bolsillo, de [Anthony] Trollope…”.


En el capítulo de agradecimientos, cuenta algunas intimidades más: “El centro de este libro es mi familia…”, “Mi marido y yo nos cortejamos con libros y unimos nuestras bibliotecas”… [El primer ensayo se llama precisamente así: Matrimonio de bibliotecas], “Si tuviera que clasificar los placeres de la vida, hablar de libros con mi hermano y mis padres sería uno de los primeros”. De hecho, cuando se reúnen, siguen corrigiendo las erratas de los menús…

¿Cómo ordeno los libros en mi biblioteca?

El primer ensayo narra cómo unen sus bibliotecas su marido y ella: “George es un aglutinador; yo soy una separadora. Él tenía sus libros entremezclados democráticamente…Yo ordenaba los míos por nacionalidad y tema…”. Para la fusión, acuerdan clasificarlos por temas: historia, psicología, naturaleza, viajes, etc. “La literatura estaría subdividida por nacionalidades”…Pero ella quiere colocar la literatura inglesa en orden cronológico y la norteamericana “por autor y en orden alfabético”.

La tarea más dura es decidir, en el caso de los ejemplares repetidos, con cuál quedarse. “Decidimos que los de tapa dura prevalecerían sobre los de bolsillo a menos que los de bolsillo tuvieran notas al margen”. Así, se quedan con el Middlemarch de Anne y con La montaña mágica de George. Pero no se ponen de acuerdo para descartar el Mujeres enamoradas del otro, y deciden guardar ambos
Qué diferente de la historia de Felicidad Blanc y Leopoldo Panero: “Mirando mi biblioteca, que es mi mayor orgullo, me dice [Leopoldo, entonces, novio]: “Hay muchos libros que los tengo yo. Son repetidos. Cuando nos casemos, se pueden regalar o vender…”. Los de ella, claro…https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2019/09/felicidad-blanc-la-viuda-de-leopoldo.html.

En mi caso, yo soy más como George, el marido, de jardín inglés más que del cartesiano francés. En la estantería superior (donde he de subirme en un banquito para alcanzarla) de la librería de mi estudio, los ensayos, en una porción; los libros de poesía (pocos, no soy una gran lectora de poesía) en otra, y las guías y libros de viajes en una tercera. Debajo, dos estanterías  -de lado a lado-, dedicadas a la novela (sin orden ni concierto: intento agrupar por autor pero, a veces, ni eso); lecturas juveniles y ensayos sobre la LIJ (restos del tiempo que pasé trabajando en animación a la lectura) y otras dos baldas dedicadas a la educación ambiental y el medio ambiente en general (también resultado del tiempo que estuve trabajando en este ámbito). En las últimas, más cerca del suelo, los libros más pesados (de peso, no de rollo), un totus revolutum. También hay una balda dedicada a libros sobre Cantabria (donde vivo en la actualidad, desde 1996).

En el “intercambiador”, he puesto dos esquineros: un espacio dedicado a mis libros infantiles favoritos y los que he ido apañando con los años (un rincón para mis sobrinos, que nunca visitaron…). El otro, dedicado al género y a la auto/biografía de hombres y mujeres (cada vez me gusta más leer memorias, cartas, diarios…).

Una biblioteca revela gustos y deseos, aspiraciones y vicios…

…[Mejor] “que si hubiéramos hurgado en sus armarios…”- afirma Fadiman. La biblioteca de su padre “abarcaba toda la literatura mundial y tres milenios, aunque su fuerte era la poesía inglesa y la ficción de los siglos XVIII y XIX. La única literatura basura, en términos relativos, era la ciencia ficción, y las únicas obras totalmente extraliterarias trataban de vinos y quesos. Mi estante favorito era el de los libros escritos por él. Me gustaba ver mi nombre allí -Fadiman-, sobre todo a los cinco años, ya que fue una de las primeras palabras que aprendí a escribir”.


La biblioteca de su madre “era más reducida y se centraba sobre todo en China y Filipinas…” (Durante la II Guerra Mundial, antes de tener a sus hijos,  había sido corresponsal para las revistas Time y Life en Corregidor y Bataan, en Filipinas). I was on Corregidor/Estuve en Corregidor [de Amea Willoughby, 1943], ¡la mencionaba a ella!, era emocionante...”.


Anne Fadiman piensa legar su biblioteca a sus hijos: su hija Susannah, a quien le encanta contemplar los libros de sus padres e imaginar de qué tratan. Así, Conejo en paz es “la historia de un conejito dormilón” y One Man´s Meat/La carne de un hombre [de E.B.White] es “un misterio sobre unos hombres sentados a la mesa de un comedor, y a uno le dan un bistec mientras que a los demás solo brécol…”. Y su hijo Henry, “que se comió parte de Goodnight Moon”.


Leer libros en los lugares que describen

Ella lo llama “Lectura In Situ”. Yo, digo que soy una "viajera literaria" (siempre me gusta ir a una ciudad con un escritor/ora de cabecera y recorrer/visitar los lugares de los que hablan). Nueva York, con Maeve Brennan; Praga, con Ota Pavel. Roma, con Goethe…







“He leído a Yeats en Sligo, a Isak Dinesen en Kenia y a John Muir en las Sierras…”.

Leer en voz alta y ver leer

“Cuando yo era pequeña, mi padre siempre me leía en voz alta; se especializó en el autor de cuentos infantiles, doctor Seuss. Muchos años después, cuando me recuperaba de una amigdalectomía, me leyó el primer tomo de Guerra y paz…En casa leemos mucho en voz alta…Todas las lecturas son actuaciones”.


La autora cuenta que, cuando algunos de los padres de los compañeros de clase de su hija se quejan de que sus hijos no leen por placer, ella -al visitar sus casas- ha visto libros caros en las habitaciones de los niños, pero ninguno en las de los padres, ni en  el resto de la casa. “Esos niños no ven leer a sus padres, como yo vi a los míos cada día de mi infancia…”.

No soporto las erratas

La familia Fadiman no puede evitar corregir las erratas de los menús cuando va a cenar a un restaurante. Yo no puedo soportar una errata o una letra sin completar en un libro y he de levantarme a por un boli para corregirla o no puedo seguir leyendo…

También se ponen al día de todos los desaguisados que encuentran en su vida diaria… 

“Mi hermano [Kim] contó que en el manual de un programa informático de 364 páginas…había encontrado varios centenares de errores ortográficos, gramaticales y sintácticos. Su favorito era el comando…de “intercalar una llamarada [llamada]”… 

“Nuestra madre confesó que desde hacía varios años guardaba en un gran sobre los errores que recortaba en el periódico local…”. Ya tenía 394. “Los delitos consistían en 56 errores de concordancia entre el sujeto y el verbo, 8 participios y 3 subjuntivos mal empleados…”. 

“Mi padre…solía corregir los menús en los restaurantes de moda de Manhattan y luego al salir se los daba al maitre…”. 

“Yo misma…a los 23 años había descubierto 15 erratas en la edición de bolsillo de Pyramid de Habla, memoria, de Nabokov…”. Es algo genético, de familia…


La conclusión: Los libros escriben la historia de nuestras vidas

Los primeros regalos de Navidad que Anne y George se intercambian, cuando aún no eran “amantes” son…libros. “Como George sabía que me gustaban los osos, me regaló The Biography of a Grizzly, de Ernest Thompson Seton…Como sabía que a George le gustaban los peces, le regalé Old Mr Flood, de Joseph Mitchell, un pequeño volumen de cuentos sobre el mercado de pescado de Fulton [Fulton Fish Market, en Nueva York]”.



“Mi mejor momento de Lectura In Situ lo pasé con los diarios de John Wesley Powell [The Diary of John Wesley Powell], cuando acampé en los rápidos Granite, al final del cañón del Colorado…Fueron las primeras vacaciones que pasamos juntos [George y yo]”.


“Cuando nuestra hija [Susannah] tenía cuatro años, fue a merendar al Hotel Plaza [de Nueva York, en la 5ª Avenida] con su ejemplar de Eloise [Colección de libros infantiles de Kay Thompson en los que la protagonista, Eloise, vive en el Hotel Plaza]…Susannah se escondió de verdad detrás de las cortinas de terciopelo rojo en el Gran Salón de Baile, recorrió el pasillo del decimoquinto piso y se mareó en la puerta giratoria…”.


“Cuando mi hijo [Henry] tenía ocho meses, devoraba la literatura. En cuanto pillaba un libro, lo masticaba…Las esquinas que faltan en las páginas 3 y 8 [de Goodnignt Moon]…”.


“De las muchas satisfacciones de la maternidad, pocas han sido tan intensas como la de ver el rostro de mis hijos cuando abren un libro nuevo por primera vez”.

Sobre su autora

Nacida en Nueva York en 1953. Periodista, editora, profesora y ensayista. Hija de dos escritores: Clifton Fadiman (autor en castellano de Un plan de lectura para toda la vida) y Annalee Jacoby Fadiman (guionista y corresponsal). Su marido, George Howe Colt, también es periodista y escritor.


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Su estante suelto (nada tiene que ver con el resto de la biblioteca, pero dice mucho de su propietario): … “64 libros sobre la exploración polar”. 

El mío: una estantería sobre “Las cosas del andar”, mi “deporte” favorito desde los 18 años, en que se creó un club de montaña en el colegio (del montañismo pasé al senderismo y, últimamente, a los “paseos de media hora”. Pero, mientras pueda, nunca dejaré de andar, aunque sea  a razón de dos kilómetros al día… o menos).

Palabras que desconocía


En El tigre en la casa, escrito en 1920 por Carl Van Vechten, Anne encuentra 22 palabras que desconoce: “monofisita, mefítico, diapasón, opopónaco, grimorio, copelación, ádito, cipayo, palustre, apócema, camorra, subadar, alcalde, hisopo, itifálico, adapertil, perllan, agatodemonio, cacodemonio, goético, retomingente y calineries”.

Yo, en este libro, “zaraza” (“tela de algodón muy fina, con listas de colores o flores estampadas”).

ALGUNOS LIBROS CITADOS, en sus portadas

Parejas, de John Updike.


Guerra y paz, de Tolstoi.


Middlemarch, de George Eliot.


Viajes con Charley, de Steinbeck.


La montaña mágica, de Thomas Man.


Mujeres enamoradas, de T.H. Lawrence.




lunes, 2 de septiembre de 2019

FELICIDAD BLANC (LA VIUDA DE LEOPOLDO PANERO). CUENTOS COMPLETOS


“[Los cuentos] Contienen siempre dos historias: la visible y la secreta”- escribe Sergio Fernández Martínez en su estudio Los años de silencio, sobre la que fuera la esposa del poeta Leopoldo Panero. “El amor, el dolor y la soledad son los grandes temas que vertebran sus relatos…, los tres ejes de su cuentística”. “El amor es lo que caracteriza mi manera de escribir”- dirá ella en 1979.

Los cuentos reunidos (2019). La ventana sobre el jardín/Sentada frente al mar

Aunque, en el índice, aparecen según la fecha de publicación, yo prefiero leerlos según la fecha de composición.

El orden en que fueron escritos

El escrito en primer lugar fue El cóctel (aparece como El cock-tail en la revista Espadaña, número 39), en 1949, con 36 años y 2 hijos.

“Escribí estos cuentos al regresar de Londres [en 1947]” - le cuenta a Ana Mª Moix, en 1978. “Nacieron del contraste entre la vida, muy llena, de Inglaterra, y la de aquí, muy precaria afectiva y económicamente…[esto] me hace ver los problemas de la gente que me rodea”…

“El primer cuento lo escribí al regresar de un cocktail…de un tirón”. En Espejo de sombras, lo recuerda así: “Hemos estado en un cóctel. Cerca de mí hay una señora cuyo atuendo disimula una cierta pobreza, pero que trata por todos los medios de parecer elegante. Veo su marginación y las gentes que pasan de un lado para otro desconociéndola. Y veo el triste retorno de esa mujer a casa, la ilusión que quizá puso en esa primera reunión social…”.

A los pocos días de redactar El cóctel, escribe su segundo cuento, titulado La institutriz. Así lo resume: “La historia de una mujer que de joven tuvo un amor, lo perdió y, frente a la oportunidad de recuperarlo años más tarde, prefiere perderlo definitivamente…”.

El tercero, El domingo, su cuento preferido, lo escribe “mientras mezo la cuna de Leopoldo María”. Se lo dedica a su hijo Juan Luis, entonces de 7 años, “que lo guarde siempre como recuerdo de su madre. Octubre 1949”. La protagonista es ella en aquel momento: …“el dinero que no llega, los hijos que gritan, la muchacha torpe que no le entiende a uno. Y aquel hombre cansado que se acuesta muchas noches sin apenas hablar”.

Para La ventana, publicada en 1950 en Cuadernos Hispanoamericanos, se inspira en su hermano Luis, “la historia de un joven soñador que nunca ha sido capaz de realizar ninguno de  sus sueños…”.

El nudo, publicado en 1952 en la revista Cuadernos Hispanoamericanos, está inspirado en una historia real: … “una mujer que, en los años del estraperlo, venía a venderme leche condensada para mi niño…La mujer fue una asistenta que tenía un marido, borracho, y su sentido de salvar su hogar le hacía trabajar a fondo, sin despreciar ni aborrecer nunca a su esposo. Su única queja y lamento era decir de vez en cuando: “¡Ay, señorita, si una pudiera deshacer el nudo!”…

En 1954, redacta su cuento  más extenso, (“El cuento pasa en Madrid en guerra, y no sabemos qué título darle. Nos inclinamos por Ciudad en sombra”- le escribe en una carta Eulalia Galvarriato a Leopoldo, de viaje por América), titulado finalmente, Ciudad sin alma.

“Todas las protagonistas son mujeres…, mujeres que luchan por el reconocimiento de realización personal” -escribe en su estudio Sergio Fernández Martínez. “Como casi todos ellos, tiene como protagonista a una mujer desdichada”- dirá Felicidad Blanc. “Son cuentos todos tristes, inspirados en la realidad que me rodea”. “Una visión a la vez triste y compasiva de la vida”- le escribe  José María Souvirón, en una carta, en 1956.

Espejo de sombras (1977), “la primera declaración de una mujer de su propia vida en España”


Se publicó al año siguiente al estreno de la película El desencanto, que fue un escándalo por desvelar los intríngulis de una familia. “Una de las cosas que me gusta [del libro] es que me deslinda de Leopoldo. Él era un gran escritor y yo soy Felicidad Blanc”. “Sentía la necesidad de dejar constancia de mí. Las personas desaparecen y solo estas cosas son las que quedan”- dice en 1979.

Dividido en 7 capítulos: Las raíces, Una niña que llora, Manuel Silvela 8, Los años de la guerra, Amor y literatura, Mujer de poeta y Yo misma, el libro está a medias entre el testimonio, las memorias, la auto/biografía, la historia de vida y la confesión. “Solo escribo por vivencias o inspiración obligatoria”- dijo en 1980.

“Gran parte de esas sombras a que se refiere el título de mis memorias, son personajes literarios”- le confesó en una entrevista a Rosa María Pereda, en 1977.

Mientras leo, me vienen  a la memoria Mercé Rodoreda y su Espejo roto,  las Memorias de una mujer sin piano, de Jeanne Rucar, la mujer de Buñuel (cuando Felicidad narra la historia de su biblioteca), las memorias de Carmen Baroja y el llamado “malestar sin nombre”, de Betty Friedan.









“No son las grandes historias negativas las que estropean un matrimonio, sino las pequeñas cosas…Pienso en tantas mujeres que, como yo, habrán dejado que se oscureciera su inteligencia,…anuladas en una renuncia inútil”…

1955. “Y dejo de escribir…”.

En 1955 publica Ciudad sin alma en la revista Siluetas, su último cuento antes de la muerte de su marido en 1962. Sus hijos tienen entonces: 13 años Juan Luis; 7 años Leopoldo, y 4 años Michi. 

“La casa empieza a funcionar mal, a los niños cuando hablan apenas les contesto. Y un día me pregunto si vale la pena, si esos cuentos justifican el abandono. Y dejo de escribir…”. Y continúa: “Vuelvo a ser el ama de casa bastante imperfecta que siempre he sido…Y de nuevo los días iguales, las noches levantándome a tapar al niño que tose o al que una pesadilla ha despertado. Esperando oír la llave en la puerta, ya sin reproches, con la costumbre de algo inevitable…”.

1979. Cuando amé a Felicidad. Cuentos y cartas literarias sin destinatario

Incluyen El adulterio, Última actuación, Carta primera, Carta segunda, Carta tercera y Carta cuarta.


El adulterio, inédito hasta 1979, está protagonizado por una mujer, pero es un adulterio no consumado, un ensueño; la protagonista no llega a cometer la infidelidad. Ella, Felicidad, se entera a la muerte de su marido, de que “había llevado una vida de prostíbulo…”.

En Última actuación, “se narra la decadencia de una actriz que lo tuvo todo en una época de absoluto esplendor”- escribe Sergio Fernández.

La Carta cuarta es anterior a Espejo de sombras. “Creo que de ahí salieron un poco todos los amores que he tenido, y a los que voy a visitar y los encuentro igual que siempre”- dijo. En concreto, en esta carta, se recrea en el recuerdo de una mañana en el parque de Battersea, en Londres [el pulmón verde del sur de Londres, a orillas del Támesis, con un lago]…. "la mañana de aquel día de sol, con toda la primavera de Londres para nosotros…Las flores, los narcisos, su flor preferida…Enfrente de nosotros en un pequeño lago se veían los cisnes. Al fondo, una pared cubierta de hiedra…”. En Londres, se enamoró de Luis Cernuda…

El desencanto (1976) la da a conocer al gran público. Su faceta de actriz, y otras


A pesar de sus 6 cuentos publicados, no será hasta la película de Chávarri, en 1976,  con 53 años, cuando empiece a ser conocida por el público. La película (documental) fue considerada uno de los mejores ejemplos del cine de realidad.

En 1978, aparece como doña Elsa en Los restos del naufragio, de Ricardo Franco. http://www.rtve.es/alacarta/videos/historia-de-nuestro-cine/historia-nuestro-cine-restos-del-naufragio-presentacion/3245980/.


En 1983, interpreta a Angustias en El arreglo, de José Antonio Zorrilla.

En 1985, encarna a Eugenia de Montijo, ya madura, en la serie de televisión Paisaje con figuras (emitida el 18 de abril en TVE).

En 1987, da vida a doña Andrea en la película Calé, de Carlos Serrano.

En 1983, dirige en Radio Nacional de España, Radio 1,  junto a su hijo Michi, el programa semanal Retrato de una generación (en el espacio Trece en uno), sobre la Generación del 27, con entrevistas a: Alberti, Aleixandre, Dámaso Alonso [marido de Eulalia Galvarriato], José Caballero, Gabriel Celaya, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, Ramón Gaya, Juan Gil-Albert, Ernesto Giménez Caballero, Jorge Guillén, Ernesto Halffter y Gregorio Prieto.

Posteriormente, también para RNE, realiza 36 entrevistas (Las palabras de las cosas) de 50 minutos a distintas personalidades del mundo de la cultura (Gregorio Marañón, Juana Mordo, Mª Dolores Pradera, Amparo Rivelles, Paco Rabal, Julia Gutiérrez Caba, Jesús Aguirre o Rosa Montero, entre otros).

También fue conferenciante: el 5 de mayo de 1980 en el Ateneo de La Coruña, dentro del ciclo La mujer y la palabra.


Y traductora para Selecciones del Reader´s Digest (su marido lo fue entre 1960 y 1962, “los únicos años verdaderamente felices de nuestro matrimonio”): traduce L´ île, del autor francés Robert Merle en 1965 y Cuentos del pobre diablo (The Devil´s Storybook), de Natalie Babbitt, en 1988.

Algunos datos

Felicidad Blanc Bergnes nace en Madrid en 1913, un 3 de febrero, en la calle Jorge Juan, en pleno barrio de Salamanca. Es la pequeña de cuatro hermanos: Margarita, Eloísa y Luis, solo dos años mayor, que muere en la Guerra Civil.

A los 11 años va a veranear a Fuenterrabía. “Tenía 11 años cuando descubrí el mar, que me fascinó desde el primer momento”.

El 14 de abril de 1931, con la proclamación de la República, tiene 18 años. “Para mí la política es un trasfondo lejano; hasta el año 1936, poco tendrá que ver con mi vida”.

En 1932 funda un equipo de hockey, llamado Aurrerá. Sale en la portada de la revista deportiva Campeón (26 diciembre) y en el diario ABC en enero de 1933.



En los años 30 se enamora “repetidas veces”.

Se casa con Leopoldo Panero en 1941, un 29 de mayo,  a los 28 años en la parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel, en Madrid. Entre los testigos, Manuel Machado y, entre los invitados, Gerardo Diego, Luis Rosales y Luis Felipe Vivanco. “Mi desencanto fue grande en mi matrimonio a la española…”.“No fui engañada sino que traté de engañarme…Era un hombre muy difícil…un hombre dominador…un hombre violento…el alcohol le hizo mucho más violento”…En un momento pensó en separarse; su madre le apoyaba. Pero, al final, “no me atrevo a romper. Tanto es el temor que tengo…”.

En 1942, alquilan una casa en la calle Ibiza, 35.

Juan Luis nace el 9 de septiembre de 1942.

En 1944 tiene un aborto. En 1945, el 5 de febrero, nace Leopoldo Quirino, que muere tras un parto prematuro.

En 1946, a rebufo del trabajo de Leopoldo en Londres, se instalan en el Instituto de España/Español/de Cultura Hispánica [hoy, Instituto Cervantes], en Eaton Square (nº 102).

Ya en Madrid, el 18 de junio de 1948, nace Leopoldo María, en un mal momento económico (“pasé ocho meses en cama antes del nacimiento de Leopoldo María”…).

En 1949, Panero publica “Escrito a cada instante”, con varios poemas inspirados o dedicado a su mujer (Cántico, Hasta mañana, En tu sonrisa). “Esos poemas…, en los que habla de mí, ¿a quién se refieren? ¿ a esa mujer solitaria, abandonada, a la que no presta ninguna atención, a la que hace esperar horas enteras en la noche y a la que ha visto cerca de la muerte varias veces sin que nada demostrase que lo sentía…?”. “…El libro va por un lado, y nuestra vida por otro: para Leopoldo yo soy sencillamente el ama de casa que cuida de los niños, la especie de mueble que un día adquirió y que no ha vuelto a preguntarse qué tiene dentro…Esa melancolía que he arrastrado durante tantos años era producida porque yo no valía para ser solo ama de casa…”.



Cuenta, en 1977: “Trataré de ser una buena ama de casa como su madre, aunque mucho más torpe. Dejaré mis libros y mi pequeña biblioteca, de la que tan orgullosa me sentía: se fundirá con la de él. Dejaré de leer para pensar en la dificultad de encender una cocina, de hacer un guiso que siempre me parece sin gracia…Soy el ama de casa perfecta que ha arrinconado sus sueños…Yo apenas leo, no vivo más que pendiente de la casa…”.

“Mis hijos…, hasta la muerte de su padre [en 1962], no me comprendieron a mí, ni se tomaron la pena de pensar quién era yo”. “Ahora soy persona”...

Michi, nace el 14 de septiembre de 1951, en casa. “Mi marido estaba escribiendo un poema sobre Santiago Apóstol, que nunca terminará, cuando le llamo. Empiezo a sentir los dolores del parto…”Espera”…”.

Musa inspiradora de poetas y pintores de su generación. Una personalidad enigmática siempre, y musa para la generación de sus hijos, una mujer "de Bloomsbury".

Tras la muerte de su marido [en 1962], en 1971, con 58 años, comienza a trabajar como secretaria en el recién inaugurado Palacio de Exposiciones y Congresos (5 años, hasta 1975, “aunque nunca tuve contrato ni me dieron de alta en la Seguridad Social”). “Intenté llevar cuadros con las mejores firmas, organizar ciclos de conferencias…Pero me pusieron dificultades…Me llevé mis jarros y mis porcelanas para adornar el palacio…Pero…me relegaron a mi despacho…”. El 27 de octubre de 1975, la trasladan, como jefa, a la oficina de recepción de visitantes del Ministerio de Información y Turismo (ahora sí, con contrato).

El 29 de febrero de 1980 vuelve al Palacio de Exposiciones; ahora, a la biblioteca. El 30 de septiembre de 1985, se jubila (tiene 72 años).

En 1987 abandona su piso de la calle Ibiza 35 (se lo deja a su hijo Michi que acaba de casarse con Paula Molina) y se muda a San Sebastián con su hermana mayor, Margarita (cerca de su hijo Leopoldo, internado en el psiquiátrico de Mondragón, a 70 kilómetros).

Fallece el 30 de octubre de 1990, a los 77 años. Es incinerada en el crematorio del cementerio de Vista Alegre de Zamudio.

Sus frases

“No cabe duda de que el dolor y la soledad son las dos cosas que hacen a una persona”. “Mi vida me la ha hecho el dolor…”.

“A mí me han gustado siempre los hombres [misteriosos]…que dejaban una laguna en la que tú podías poner todo lo que llevabas”…

“Mirando mi biblioteca, que es mi mayor orgullo, me dice [Leopoldo, entonces, novio]: “Hay muchos libros que los tengo yo. Son repetidos. Cuando nos casemos, se pueden regalar o vender…”. Los de ella, claro. “Creo que muchas veces no le comprendí, y que él a mí no me comprendió nunca”.

Forman parte de su biblioteca sentimental los cuentos de Andersen, las lecturas de Julio Verne (Las aventuras de un niño irlandés, Un capitán de quince años), las novelas de Dickens, Walter Scott, Tolstoi, Turgueniev, Flaubert (Madame Bovary), Stendhal (Rojo y negro), Scott Fitzgerald (El gran Gatsby)…Pero también Pierre Loti (Ramuncho y la novela rosa francesa (La vengeance de Ralph, de Delly). A una isla desierta se llevaría David Copperfield, “porque evocaba mi infancia”, Guerra y paz, y muchos cuentos cortos (entre ellos, incluiría Felicidad, de Katherine Mansfield; La dama del perrito, de Chéjov o Los muertos, de James Joyce).















La maternidad a la mujer le hace mucho daño…; si…se la convierte en una cosa primordial en tu vida, te destruye bastante…Fui una madre maternal”.

“Lo mío era siempre muy simple…no pedía demasiado a la vida: tener junto a mí una persona que me quisiera y una vida sencilla”.

Siempre he soñado con tener una casa pequeña frente al mar”.

[Al final de su vida] “Ni una casa frente al mar ni una mano que apriete la mía”.

No puedo reconocerme más que en mi niñez…aquella mañana en que asomados a la ventana sobre el jardín, el jardín que olía a madreselvas, oímos mi hermano Luis y yo los cañonazos del Cuartel de la Montaña. Recuerdo que no hablamos, solo nos miramos y comprendimos que nuestra juventud, la mía quizá más alegre y despreocupada que la suya [aquella niña frívola que paseaba por la Castellana], se marchaba con ellos”.

Luis [Cernuda, con quien coincide en Londres en 1946-47, muerto en 1963 en el exilio en México] fue el escritor que me comprendió y con quien pude hablar de mis recuerdos”.

La felicidad ha representado para mí siempre algo que se escapaba de mis manos…Los escasos momentos en que he sido feliz los he valorado muchísimo, porque han sido muy cortos…Si alguna vez en la vida necesito recordar lo que puede ser la felicidad, es allí donde vuelvo los ojos [la mañana de aquel día de sol, con toda la primavera de Londres para nosotros]”.

Las (frases) de otros

“[Antes de la guerra] era la muchacha más bella de Madrid y vivía en una bonita casa de los bulevares rodeada de jardines y de cierto misterio”. (Mercedes Formica).

Dos Felicidades (Carlos Bousoño, en 1979): “…La Felicidad de Leopoldo [en sus poemas] era la mujer tradicional española que, en un interior doméstico, cose, reza con fervor, vigila el hogar y, sobre todo, sufre en silencio. La Felicidad verdadera, la que yo veía en aquellos días astorganos, asomaba como una conversadora inagotable, ingeniosísima, brillante, irónica, a veces sarcástica, y cuyas virtudes eran muchas”.

“El gran escritor de la familia era ella” (Antonio Muñoz Molina).

SABER MÁS

https://elpais.com/diario/1977/11/23/cultura/249087602_850215.html. Felicidad Blanc: "La literatura nos salva". Presentó su libro "Espejo de sombras".


https://www.literatura.us/idiomas/km_bliss.html. Relato Felicidad, de Katherine Mansfield.

https://elpais.com/diario/1983/10/14/radiotv/434934004_850215.html. Felicidad Blanc evoca a protagonistas de la 'generación' del 27 en Radio 1.