viernes, 26 de mayo de 2017

ANTÓNIO LOBO ANTUNES: “ESCRIBIR ES OÍR CON FUERZA”

Portugal está de moda: país invitado en la Feria del Libro de Madrid, sus socios de la UE le reconocen que ha hecho bien los deberes para salir de la crisis (sin dejar atrás a una mayoría...). 

Hoy, Lobo Antunes. A mí, algunos de sus libros me resultan difíciles, pero me enamoran sus Crónicas y las Cartas desde la guerra de Angola. Es el Duque de los Cocodrilos en el Reino de Redonda y a sus 74 años convive con la muerte “como si fuese una antigua amistad”.


En sus crónicas, se autorretrata:

“Me llamo António, hago libros, algunas veces me siento angustiadísimo. Voy aprendiendo a disimularlo”.

“Yo solo soy un sujeto sencillo que hace libros…las cosas que tengo en la cabeza no son precisas ni bajan a la mano”.

“Yo odio distraerme, tener que ser simpático, oír cosas que no me interesan. No voy a presentaciones, fiestas, bares. Casi no concedo entrevistas. No hablo. No aparezco. No me ven. No hago promoción de mis libros. No tengo tiempo”.

También incluye algunas notas autobiográficas:


“Crecí en una casa con una acacia…”. “Me encantan los árboles…”.

“Crecí en los suburbios de Lisboa, en Benfica (en la Travessa dos Arneiros)…Crecí junto al castillete de las Portas…Hoy ya no existe la palmera de Correos, la quinta de los Lobo Antunes fue vendida…Tal vez solo resista la acacia de mis padres”.

“Y entonces a principios de agosto nos íbamos a la Praia das Maças”.

“La Praia das MaÇas (Playa de las Manzanas) es habitual en mis libros. Como Nelas, pueblo amado, al que vuelvo siempre que puedo”.

“En el colegio aprendí… a odiar el colegio”. “Escribir es sujeto, predicado, complemento directo, punto final y se acabó, ¡animal!”.

“Como mi padre era médico, fui al Liceo Camoes”.

“Cuando era niño, en la escuela, nos obligaban a una cosa llamada “Mocidade Portuguesa” [Juventud Portuguesa], que incluía uniforme, marchas, discursos patrióticos y tonterías de ese tipo. Nos llamaban “afiliados”, y había un librito u opúsculo con el dibujo de un afiliado feliz, con el brazo en alto, como los nazis”.

“A los doce años, en el año en que murió [mi abuelo], decidí ser escritor. Mis influencias: Salgari, Flash Gordon y el Almanaque Bertrand, lleno de sonetos entusiastas. Mi poeta favorito se llamaba general  Fernandes Costa…De los doce a los trece años no escribí otra cosa [que sonetos de almanaque]”.

“Qué estupidez el instituto: hicieron lo posible por transformarme en un secretario de Estado en germen o en un gestor de empresas…”.

“Mi padre me inculcó el odio sin piedad a tres cosas: la falta de honestidad, la cobardía y la falta de rigor…Aprendí de él el desprecio o indiferencia por las cosas materiales, la frugalidad y, sobre todo, el mencionado amor por las cosas bellas”.

“Cuando estaba de prácticas en el  Hospital de Santa Maria me colocaron en un servicio de pediatría en el que había niños con enfermedades terminales…A veces se me ocurre pensar que escribo para ese pie [el piececito de un niño que murió de cáncer]…Nunca quise ser médico”.

“Cambié el Hospital de Santa Maria por el Hospital Miguel Bombarda…”.

“Me avergüenza haber trabajado en el hospital [Miguel Bombarda]. Haber sido médico allí. Haberme callado tantas veces…”. [En 1981 escribe Conocimiento del infierno basado en esa experiencia].

[A los psiquiatras]“Los he conocido bien (… “ocho años metido en la jerga”), sé de lo que hablo. “Disminución de la superficie de contacto con la realidad”- dicen”.

“Aún hoy me molesta pasar por Mafra…Mafra y todos aquellos alrededores por donde anduve, siendo cadete…Con una estrella al hombro y L. Antunes bordado en el uniforme, pasé un hambre de perros…No conocí a un solo cadete que fuese hijo de una persona importante de la Dictadura…”.

Y sobre la escritura:

“Escribir es oír con fuerza”.

“No quiero contar historias, no quiero explicar, no quiero demostrar nada. Cuando escribo solo quiero liberarme de lo que escribo…, dar a ver…Mi trabajo consiste solamente en conseguir oír…”.

“Me siento a la mesa y me quedo esperando: así trabajo. Poco a poco una especia de ola o lo que sea va adueñándose de mí. Mi tarea consiste en quedarme quietecito, aceptando esa ola o lo que sea. Y entonces llega la primera palabra. Llega la segunda…”.

“Aquí estoy sentado, esperando que venga la crónica. Nunca tengo una idea: me limito a esperar la primera palabra, la que arrastra a las demás. Unas veces viene enseguida, otras tarda siglos”.

“Algunas veces, como ahora, es así: me pongo delante del papel y no sale nada…”.

“El secreto es partir sin ideas, sin planes. Dejar venir. No añadir ni quitar. Recibir la inocencia con humildad…ir cavando, cavando…Un trabajo de minero…Una profesión de silencio hasta que nos lleguen las voces…No sé de qué tratan mis libros, no sé para qué sirven…Son mi desánimo y mi alegría…El libro ni siquiera es mío. Andaba por allí, lo atrapé. Lo fui atrapando a medida que lo escribía”.

“Escribir consiste en sacar a la superficie. Si cogemos lo que está en la superficie hacemos lo que se ve en las librerías…lo obvio…”.

“No escribir es estar muerto, y hasta en la guerra, todos los días, seguía escribiendo”.

“Escribir es una ocupación que muy raramente asocio al placer”.

“El próximo libro va viniendo muy despacio. De momento es una sombra difusa, ni siquiera tiene palabras, una especie de segunda atmósfera que me rodea poco a poco y donde distingo con dificultad jirones de voces, olores, ruidos…”.

Lo que más estimo (en un artista): “el sentido ético de la escritura y de la vida, un trabajo paciente, una fidelidad total a su modo de encarar la literatura…Valentía, modestia, exigencia…La conquista paciente que es cada libro, y el dolor amargo de escribirlo”.

“Pasear por páginas ajenas…por Oblomov, por los diarios de Cheever…por los versos de Wallace Stevens…la biografía de Thomas Mann me hace repudiar al hombre, en la primera versión de Guerra y Paz, publicada ahora, me animan algunos procedimientos técnicos, estudio sus desarrollos, las maneras, vuelvo a Conrad para ver cómo se mete una narración dentro de una narración, pienso en mi forma para solucionar este asunto, comparo, mido, pruebo mentalmente otro camino…”.

“Prepararme para las decepciones, los entusiasmos, los desánimos, las opciones equivocadas, para esperar que la novela se forme como le plazca…una novela tiene su carácter, su fisonomía, su temperamento que no son los míos, aceptarlos…”.

También en las cartas aparecen muchos de sus recuerdos más preciados... 

CARTAS DE LA GUERRA [DE ANGOLA]. DE ESTE VIVIR AQUÍ EN ESTE PAPEL DESCRITO


Los protagonistas son el (lento) paso del tiempo, la nostalgia de los recuerdos, el suspiro de amor de un recién casado, la guerra presente y cotidiana; la admiración y el asombro, pese a todo, de un continente y un país desconocido, la lectura voraz y la escritura compulsiva como modo de evadirse de esa contienda en el fin del mundo…

El (lento paso del) tiempo

“Ya solo faltan 103 semanas…”. “Hoy hace un mes que nos despedimos…”. “Pasado mañana ya hace un mes y medio de esto. Solo faltan veintidós y medio…”. “Hoy hace dos meses que me marché en barco…Dentro de veintidós estaré ahí de una vez para siempre”.

María José, su esposa, su prenda querida (“minha joia querida”)

“Me acuerdo del primer día que la vi, de su perfil de Botticelli, me acuerdo del año siguiente en la playa, de su cabello recogido atrás y de su raya al medio, de su aspecto de retrato de Ingress, me acuerdo de su pelo corto y de su aire de modistilla parisiense…”.

“Soñé que teníamos  una niña…Me gustaría que se llamase Maria José, en homenaje a su madre…Nuestra Zézinha”.

Recuerdos

“Llevo tantas cosas conmigo…paseando por Praia Grande al anochecer…Las mañanas de Praia da Rocha, aquel puente de Portimao, la vista de la ventana de Penina…Me acuerdo de todo: del día de la boda, y de nuestro noviazgo, de las salidas de los sábados con Jorge…Me acuerdo mucho también del Rossio…del reloj de la estación y del anuncio de Sandeman”.

“Hoy me he acordado mucho de Tomar…allí fue donde hice a mi hijo; no me puedo olvidar del Mouchao, del convento, del verde por todas partes, de las flores en las calles, del río y sus peces, de la Corredoura, de los momentos felices que pasé allí". 

“Cuando era niño pasaba todo el tiempo que podía oyendo, fascinado, las conversaciones de las criadas”.

“Amo las flores de plástico, las boinas rústicas en los cristales retrovisores, los bambis de porcelana…”.

El viaje a Gago Coutinho, el fin del mundo (a 10.000 km de Lisboa, 9 días de viaje)

“Ayer llegué, por fin, a Gago Coutinho tras un viaje apocalíptico…salimos en camionetas de Luanda hacia Nova Lisboa…tras 600 km de carretera, nos metieron en el tren hacia Luso: 2 días de viaje en vagones de 4ª clase…en grandes montones de piernas y  de brazos, de armas  y de cabezas…comía conservas que inundaban el suelo de latas y salsas…nos metieron en camionetas de carga para los 500 km minados que separan Luso de Gago Coutinho…a la camioneta en la que yo iba, la última, se le rompió la dirección: tres brazos rotos, 2 piernas, otras lesiones varias y yo con 6 puntos en el labio y 3 en la lengua…Esto es el fin del mundo: pantanos y arena. La peor zona de la guerra de Angola…Minas por todas partes”.

“De los 60.000 habitantes de Gago Coutinho, ahora viven aquí solo 5.000. Los demás están en el bosque o en Zambia, apoyando al MPLA [Movimiento Popular de Liberación de Angola]”.

“Este continente está lleno de vida, de energía, de juventud, de imaginación…África es un continente fabuloso, un país maravilloso y joven…”.

“¡Hay tanto que contar de todo esto, de esta tierra de arena, platanales y pantanos…!”.

“Los nativos hacen un merengue [un tipo de danza]…Estos merengues son fabulosos en ritmo y belleza salvaje”.

 “Luanda es de un horrible mal gusto…Qué diferencia con Lisboa. No se puede vivir en una ciudad sin pasado”.

La guerra

“Empiezo a entender una cosa que Jorge me dijo en una carta: no volveré a ser la persona que fui, nunca más”.

Perros por todas partes, diarrea...

“Me siento feliz por haber por fin dominado tranquilamente mi pánico a la muerte”.

“Aquí no tengo amigos: la rigidez de la jerarquía impide todo lo que vaya más allá de una camaradería ocasional y, por otra parte, el trabajo es tanto que no deja tiempo para ninguna otra cosa”.

Leer

“He acabado Borges, estoy acabando Le Clezio…Prefiero libros a revistas…Si mi madre, en vez de los Matchs…me mandase las páginas literarias del Diário de Lisboa y de Capital

“Sugerencias de libros para que me mande la familia…: Contos e Novelas, volumen I de las obras completas de Almada Negreiros. Reflexoes sobre a vaidade, de Matias Aires…". 

“En vez de mandarme comida en conserva, preferiría libros, si pudiese ser. Estoy harto de las conservas”.

Escribir. “Las cartas son lo más importante que tenemos”

“Ayer me nació una poesía…Se llama Helderberg College… y empieza así: “y sentí, entonces, un gran miedo a morir”.

“He empezado a escribir un nuevo Diluvio…Mi historia va avanzando y me parece genial…Espero tenerlo listo y genial antes de las vacaciones…Me gustaría que fuese una cosa sarcásticamente trágica, un retrato natural de nuestra amarga condición de portugueses”.

“En cuanto a los aerogramas, necesito 120 al mes, para poder escribir mis habituales 3 cartas al día…Cada día te escribo a ti y a otra persona”.

Ahora, se está estrenando en España la película, Cartas da guerra...










sábado, 13 de mayo de 2017

FERNANDO PESSOA: LIBRO DEL DESASOSIEGO

Ahora que parece que Portugal está de moda (el intérprete Salvador Sobral ganó  el festival de Eurovisión con una canción en su idioma, Amar pelos dois, Amar por los dos), quizá es un buen momento para pasar revista a uno de sus escritores insignia: Fernando Pessoa y su Libro del desasosiego.


Pessoa (1888-1935) trabajó en El libro del desasosiego durante toda su vida, desde su inicio, en 1913.

“Se llama Libro del desasosiego a causa de la inquietud y la incertidumbre que son sus notas dominantes”-escribe a Joao  de Lebre el 3 de mayo de 1914. Una  producción “enfermiza” -todo fragmentos, fragmentos, fragmentos-, un libro “suave” que parece escrito en medio de una depresión.

UN LIBRO DE SENSACIONES

“La única realidad, para mí, son mis sensaciones” -dirá. La filosofía y la metafísica forman parte de sus cuestionamientos. “Soy un poeta impulsado por la filosofía”- escribe en sus Diarios. En 1906: “Tengo que leer más poesía para neutralizar el efecto de la perfecta filosofía”.

AUTORRETRATO(S)

Su retrato es el de una persona anodina, sin rasgos físicos pronunciados -una nariz aguileña, un mentón prominente.... Con la mirada perdida tras unas gafas gruesas, un cigarrillo caído, un bigote igual a otros mil bigotes, no resulta especialmente atractivo; nada, en definitiva, que aliente los deseos por conocerlo. Como si fuera un personaje de Kafka  o ese empleado de oficina gris que nunca sale de la rutina.

“Nunca tuve una idea noble de mi presencia física…Parezco un jesuita insignificante. Mi cara delgada e inexpresiva ni tiene inteligencia, ni intensidad…El metro sesenta de estatura y los sesenta y un quilos de peso en que consisto físicamente…”. “Siempre he tenido cierta aversión a sacarme retratos” -le confiesa a Ofelia en una carta, a su petición de enamorada, en 1920. A pesar de todo, es cuidadoso de su aspecto: se arregla la barba y se corta el pelo. “Un individuo  con una nariz de contador de gas”- escribe a Ofelia en 1929.

No se tiene en gran estima: “Soy en todo un diletante... Estoy hecho de las ruinas de lo inacabado... Todo en mí es incierto... Soy mitad sonámbulo y mitad nada”.
“Soy tan inerte, tan pobrecillo, tan falto de gestos y de actos”. Inseguro, “yo soy muy nervioso”…

“Estoy mal de salud y  de los nervios”- le escribe a Ofelia en 1920. En octubre, le confiesa: “ Tengo la intención de irme a un sanatorio el mes que viene, para ver si allí encuentro algún tratamiento que me permita resistir  a la ola negra que está abatiéndose sobre mi espíritu”.

Pero desde que vive, se narra, y el libro, es él. En él deja constancia de “la tristeza sin causa”, y de las tristezas con causa: “Yo no soy pesimista, soy triste”.

LECTURAS DE NIÑEZ Y ADOLESCENCIA

“Leí Las peregrinaciones de Childe Harold y los Cantos I y II de las Melodías hebreas de Byron; La víspera de Santa Agnes, de Keats, los primeros capítulos de Hombre criminal, de Lombroso y un pequeño poema de Schiller…El primer alimento literario de mi infancia fueron los numerosos relatos de misterio y horribles aventuras…No me fascinaba lo improbable, sino lo imposible”.

VIEIRA, UN AUTOR DE CULTO

“De tener que escoger como lectura única, entre Chateaubriand o Vieira, escogería a Vieira sin pensármelo dos veces”.

EL PASEO COMO TERAPIA

“Me gusta, en las tardes lentas de verano, el sosiego de la parte baja de la ciudad...La Rua do Arsenal, la Rua da Alfândega...toda la línea distante de los muelles en calma...”. “Las calles intermedias de la Baixa, tantas veces recorridas por mí…”.

“Uno de mis paseos favoritos…es el de perderme lentamente por las calles, antes de la apertura de tiendas y almacenes, y oír los jirones de frases que los grupos de muchachas y muchachos…dejan caer…”.

SU LISBOA

“Amo el Tajo porque hay una gran ciudad en sus orillas. Disfruto del cielo porque lo veo desde un cuarto piso de una calle de la Baixa. Nada me puede dar el campo o la naturaleza que valga la majestad irregular de la ciudad tranquila, a la luz de la luna, vista desde GraÇa [barrio] o [convento] Sao Pedro de Alcantara. No existen para mí flores como, a la luz del sol, el variadísimo colorido de Lisboa”.

SU FORMA DE ESCRIBIR. ¿CÓMO ESCRIBO?

“Mi sistema de estilo asienta en dos principios…: decir lo que se siente exactamente como se siente- con claridad, si es claro; oscuramente, si es oscuro; confusamente, si es confuso-;[y] comprender que la gramática es un instrumento, y no una ley”.

LA ESCRITURA COMO TERAPIA

“Me sucede a veces…que me aparece en medio de las sensaciones un cansancio tan terrible de la vida…esta sensación…la curo escribiéndola”.

LOS HETERÓNIMOS

Charles-Robert Anon. Aparece por primera vez en la firma de un artículo en un periódico local de Durban, en 1904.En 1906, escribe: “Yo, Charles-Robert Anon…hombre, de dieciocho años de edad, soltero (con ciertas excepciones), megalómano, con rasgos dipsómanos, dégénéré supérieur, poeta, con vocación de escritor satírico, ciudadano universal, filósofo idealista…”.

Álvaro de Campos. El 5 de abril de 1920 aparece mencionado por primera vez en las cartas que le escribe a Ofelia: “Álvaro de Campos, ingeniero”. Ella comenta en su relato Fernando y yo, muchos años después: “Fernando era un poco confuso, principalmente cuando se presentaba como Álvaro de Campos….Me decía: “Hoy no soy yo quien ha venido, sino mi amigo Álvaro de Campos”. Se comportaba en estas ocasiones de una manera totalmente diferente. Con un aire de tarambana, decía cosas sin nexo…Raramente hablaba de Caeiro, de Reis o de Soares”.

CARTAS A OFELIA

Ella lo cuenta así: “CÓMO CONOCÍ A FERNANDO. Respondí  a un anuncio del Diario de Noticias. Tenía diecinueve años, era alegre, despierta, independiente…Recibí en casa la respuesta al anuncio. Era de una empresa del textil, de brocas y lanzaderas, con oficinas en la Rua da AssunÇao 42, 2º: Félix Valladas & Freitas, Lda”.

Empiezan a escribirse en marzo de 1920. “Nosotros nunca tuvimos noticia del noviazgo…Fernando jamás se refirió a ello”- confesará años más tarde, tras su muerte, su hermanastra Henriqueta. “Él no tenía posibilidades económicas para formar una familia…No quiso supeditarse a un horario. Quería tener libertad para trabajar en su obra”.

A menudo Pessoa le escribe desde el Café da Arcada. A menudo quedan a la puerta o en los alrededores de la Librería Inglesa.

En noviembre de 1920 rompen. En octubre Fernando le había escrito que pensaba irse a un sanatorio mental en busca de un tratamiento para resistir “la ola negra abatiéndose sobre mi espíritu”.

Nueve años más tarde, a consecuencia de una foto, vuelven a reanudar durante unos meses la relación, él ya con 41 años y ella con 29. “No sé escribir grandes cartas. Es tanto lo que escribo por obligación…”. Casa Abel, una taberna,  parece ser un lugar habitual de parada. Pessoa incide más en su locura: “Está para ir a Telhal o a Rilhafolles”. “Estoy loco, y lo he estado siempre, y es de nacimiento”.
También se sincera sobre sus prioridades en la vida: “ Mi vida gira en torno a mi obra literaria…Todo lo demás en la vida tiene para mí  un interés secundario…Para realizar esta obra, necesito sosiego y un cierto aislamiento…Queda por saber si el casamiento, o el hogar son cosas que se concilian con mi vida de pensamiento. Lo dudo…”.

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