De María Lejárraga
(conocida como María Martínez Sierra, apellidos de su marido Gregorio,
empresario teatral) sabemos poco, incluso hoy. Viajera por Europa a principios
del siglo XX, conoció y trató a los principales representantes de la cultura
española; sin desconocer la obra de Saint Exupéry, o a Walt Disney, a quien servirá de
inspiración para La dama y el vagabundo.
En
1953, María Lejárraga da a la imprenta Gregorio
y yo: medio siglo de colaboración, reeditado en el año 2000 (Pre-Textos).
Pensó llamarlo Horas serenas. Al
final, deja el título como preámbulo (“Horas serenas porque son las únicas que
quiero recordar”). Lo comienza en Niza en 1949 y lo termina en Buenos Aires, en
1952.
María, viajera (“Siempre
he sido nómada y viajera”)
En
1905, el médico le dice que si quiere salvar la vida de su marido ha de
llevárselo fuera de Madrid. “Recordé que la Escuela Normal Central otorgaba
anualmente una beca para estudiar en el extranjero a una de sus antiguas
alumnas. Se ganaba por oposición y había que presentar y defender una Memoria
[el tema, la educación física, tan descuidada en nuestra tierra]…Gané la beca,
y el primero de octubre del año 1905 tomamos el tren
camino de Francia. En Burdeos se alojan en el hotel Saint-Jean, cercano a la
estación de tren. En París, que a
ella no le atrapa, como a su marido, pero donde se trabaja bien (“Incita a
trabajar y deja vivir”) recuerda el desaparecido Hotel du Dauphin, “triste,
triste, triste…donde se tecleó parte del primero y casi todo el segundo acto de
Canción de cuna. Allí, en una pensión
del barrio de la Estrella ,
está concebida y escrita en su mayor parte Tú
eres la paz. En el hotel d´Harcourt, en el bulevar Saint-Michel, escribe
los actos segundo y tercero de Don Juan
de España. En París vive el 1º de mayo de 1906. “Por primera vez los
trabajadores de París habían anunciado que harían fiesta en ese día y
desfilarían en manifestación pacífica por las calles de la ciudad pidiendo el
establecimiento legal de la jornada de ocho horas”.
“El descubrimiento de Bélgica
[1905] tuve que hacerle yo solita…Por primera vez en mi vida viajaba
sola…Bélgica me calmó…Enseñóme a gustar y entender la soledad…Allí se rompieron
no pocas sutiles pero fuertes ligaduras, las telas de araña de tantos
prejuicios disfrazdos de reglas con que nos atan e inmovilizan familia y
costumbre…La Casa
del Pueblo de Bruselas fue mi primer contacto personal con el
socialismo…Monsieur Rutot organizó para nosotros un viaje circular por Bélgica,
Holanda y un pedacito de Alemania…Gante, Namur [“donde está el corazón de don
Juan de Austria], Amberes, Rotterdam, Breda, Amsterdam, La Haya y sus cisnes, Brujas
[“En la solitaria cervecería Die schwarze Hus, La casa negra, cuántos planes,
¡cuántos proyectos de futuras obras, cuántas escenas de nacientes comedias se
han perfilado, enredado, aprobado, rechazado!...Está escrita la novela El agua dormida y quedó planeada Tú eres la paz”.] y sus canales y sus
beguinas, Aquisgrán y la sombra de Carlomagno, Colonia, el Rin…”.
“Siempre
me gustó Berlín en verano…Antes de
1914, y a pesar de los gastos de tren, resultaba el veraneo más barato que
yendo a El Escorial o Cercedilla…La tierra alemana me es simpatiquísima… En la Selva Negra he pasado semanas
de soledad inolvidables…, huella profunda han dejado en mi espíritu mis
vagabundeos por Heidelberg, Francfort, Hamburgo; mi estancia en la casa de un
guarda forestal en los Vosgos…en campos y ciudades alemanas he trabajado
siempre bien…La inspiración, la serenidad y la facilidad de trabajo las he
encontrado yo en tierra germana”.
Londres, “otro planeta”. “Llevaba a Londres
un capricho, hijo de mis lecturas dickenianas: quería beber whisky como Míster
Picwick…No me gustó. Súpome y sigue sabiéndome a infusión de suela”. El Londres
de 1905 era el de los cabs,
cochecillos [de caballos] moscas montados en dos ruedas…Era el Londres de los
deslumbradores music-halls…Holland
Park, Oxford Street, Windsor…Hay muchísimos pobres en Londres…”los del abismo”
les ha llamado un escritor inglés [El estadounidense Jack London escribe en
1903 Gente del abismo]…¡Y a cien
metros del Banco de Inglaterra!”. En 1906 escucha a Grieg el día que acaba de
morir Ibsen, “genial colaborador y amigo del músico desde la juventud…Tocó,
añadiendo al programa algunos fragmentos del Peer Gynt, la obra común, el poema de la montaña noruega que
soñaran juntos”.
“En
la primavera de 1909, Gregorio Martínez Sierra, me dijo: ¿Quieres que vayamos a
Italia?...Iba releyendo el Baedecker
y un librote que entonces me entusiasmaba y hoy me da terror: Las siete lámparas de la arquitectura,
de Ruskin. En Pisa, una puesta de
sol le hace recordar a “Tiépolo y tantos otros”… “Llegué a Florencia a las once de la noche…Instaléme en una pensión de las que frecuentan las inglesas cerca de
las Cascine, a orillas del Arno…Salía de casa, bajaba despacio por la orilla
del río, deteníame un instante frente a la iglesia de la Trinidad …curioseaba en
los tenduchos del Puente Viejo; iba por las callejas llenas de ingleses…Llegaba
unos días a la plaza del Domo; otros, a la plaza de la Signaría. Sentábame
en ésta a la puerta de un cafetucho frente a la Logia dei Lazzi y pedía un
refresco…
De
la plaza de la Signaría
sale una callecita estrecha y recóndita; en ella hay una iglesia pequeña…En uno
de los altares laterales había entonces un cuadro tapado por oscura cortina…Era
la visita de la Virgen
a San Bernardo, pintada por Filipino Lippi…Es uno de los muchos elementos que
más tarde cristalizaron en Canción de
cuna”. En Florencia disfruta de los primitivos hasta Perugino.
En
Milán encuentra la noticia que le da
pie a escribir la obra: dentro de una iglesia, al pie de la pila de agua
bendita, el sacristán encuentra un niño recién nacido. “En España, la habrían
dejado en el torno de la
Inclusa ”- comenté. El nombre surge de uno de los versos del Intermedio: “La caricia consciente y la
canción de cuna”. “Una comedia sin acción, sin conflicto, sin protagonista…El
éxito del estreno fue brillante y ruidoso…Complacíame sobre todo haber hecho
llorar a los hombres”.
“De
Portugal guardo algunos gratos
recuerdos: la visita a Coimbra y un paseo comicopoético por su Choupal da
Rainha, Chopera o alameda de la reina”.
María
es una temprana “precursora” del pase InterRail: “Algunas de las quince noches
que estaban incluidas en el plazo de nuestros billetes las pasamos en el tren
para ahorrar gastos de hotel y tener algo más que derrochar en la ciudad
vecina”. Era en 1905.
Visita a Galdós en
Santander
“Le
visitamos varias veces. Decíase que había elegido tal emplazamiento para estar cerca de su gran
amigo don José María Pereda, autor de esa joya de la literatura española, Sotileza, y de tantas otras novelas admirables…De
una de sus visitas a la casa de
Santander guardo un suave recuerdo. Ya estaba casi ciego [+ 1920], pero quiso,
con graciosa cortesía, salir a despedirnos y, en el jardín, buscando a tientas
una mata de hierbaluisa, cortó para mí un inmenso ramo de fragantes hojas.
Largos años las he conservado hasta que se convirtieron en polvo”.
También
recuerda de “la montaña de Santander” la mantequilla servida en forma de
caracolitas.
María
había publicado en 1952 el primero de sus libros de memorias, Una mujer por caminos de España
(Castalia, 1989. Ver en el blog). El primer título que había pensado para él
era España triste.
Esta
segunda obra, Gregorio y yo,
comienza: “En este libro, sin continuidad rigurosa ni pretensión
autobiográfica, quiero consignar el
recuerdo de unas cuantas horas, que acaso alguien pueda leer con interés,
no por ser parte de mi vida…sino porque esta vida mía anda mezclada con otras
de los que han hecho más o menos ruido
en el mundo de la literatura, de la música, del arte dramático y, hablando
en términos más generales, de la inteligencia española desde 1898 a
1947” . “¿En
qué puede soñar una anciana? ¿Con qué puede ilusionarse una fantasía si ya no
hay porvenir? Una anciana ensueña el pasado, es decir, recuerda” -escribe al
final de Gregorio y yo.
Maestros y amigos
En
este capítulo habla de Jacinto Benavente,
el primer amigo literario “en orden cronológico”…No tuve ocasión de recibirle
en mi casa y hablar con él hasta 1911, después del estreno de nuestra Canción de cuna…” Sin embargo, Gregorio le había conocido antes en su
tertulia de café en 1898. “Era
golosísimo”- escribe María.
De
Galdós, dice: “Es el primer escritor
español que ha tenido piedad de las mujeres. El primero, tal vez, en comprender
que una mujer no es mero motivo emocional o sensual para los sentimientos y los
deseos de un hombre, sino que siente y sufre y goza y desea en sí misma y por
sí misma; en resumen, que vive como él”.
De
Santiago Rusiñol, a quien conocen en
París en 1905, escribe: “Poseía el sentido del efecto dramático…Combatió la farsa, burlándose de ella, en todas
sus obras: la farsa del heroísmo militar en El
héroe; la farsa de la caridad en Libertad;
la farsa de la poesía en Los juegos
florales de Camprosa…A su amistad debemos el primer paso decisivo en
nuestro camino de autores dramáticos”. Escriben en colaboración la obra Vida y dulzura, Los sabios de Villatriste, en catalán, que estrenan en 1907 en
Barcelona y Madrid.
“A
los hermanos Quintero debemos
nuestros estrenos en el teatro Lara, de Madrid…En 1909…emplearon esa autoridad
suya a favor nuestro obligando a los empresarios del teatro Lara a estrenar
nuestra comedia en dos actos La sombra
del padre”. En 1910, El ama de casa.
Tras el estreno “afortunado”, “renuncié a mi puesto de maestra de escuela y me
dediqué exclusivamente a la literatura”. En 1911, estrenan en el Lara Canción de cuna.
“Juan Ramón Jiménez, el amigo perfecto, encarnó para mí
durante mucho tiempo el ideal de fraternidad entre hombre y mujer que tanto se
sueña y casi nunca se consigue…Él ha puesto título a casi todas nuestras
novelas largas y cortas: Tú eres la paz,
Golondrina de sol, Margarita en la rueca…Casi todos los atardeceres venía a
nuestra casa…A él está dedicado nuestro libro Motivos, recuento de impresiones de nuestro primer viaje fuera de
España”.
“A Pedro González Blanco, el amigo fantástico, le interesaban dos cosas
que me interesaban a mí también: el problema moral, es decir, el sentido de la
conducta, y el ansia de saber y aprender…Despreciaba la gloria literaria tan
absolutamente como yo”.
“Nuestros” músicos
El
primero al que cita es a José María
Usandizaga (1887-1915). Se conocen el verano de 1912 tras haber visto el
músico vasco una representación de Canción
de cuna en San Sebastián. “El día que en San Sebastián nos conocimos nos
hizo oír los fragmentos de música que ya había compuesto para Saltimbanquis”. Con el título de Las golondrinas se estrenó en 1914 en el
Circo Price. Fue un éxito. “Estuvo con nosotros casi todo el invierno…Quería
componer una ópera [La llama,
estrenada póstumamente en 1918]…A Jose Mari los personajes no le importaban;
necesitaba situaciones dramáticas…Había nacido dramaturgo como Verdi, lo mismo
que Wagner”.
A
Manuel de Falla lo conoce en París
pocos meses antes de la I Guerra
Mundial. La lectura de su guía sobre Granada le había inspirado Noches en los jardines de España, que le
dedicó en un primer momento. “Joaquín Turina nos había hablado de él, y gracias
a él le encontramos…La música de Falla es la quintaesencia de la
sensualidad…habla de sangre y muerte, de fuego en las entrañas, de pasión
exclusiva y celosa, de anhelo no logrado o, lo que es aún más fuerte, de deseo,
de anhelo reprimido…A medida que pasaban los años, su fervor religioso degeneró
en pasión maniática…Sentía escrúpulos de conciencia, y le parecía que escribir
para el teatro era poco menos que pecado mortal”. De hecho, la amistad se rompe
porque Falla no se decide a componer la música de Don Juan de España y han de echar mano de otro colaborador, Conrado
del Campo.
“No
recuerdo cómo conocí a Joaquín Turina:
fue después del estreno de Las
golondrinas…Nuestra colaboración empezó con Margot, zarzuela en tres actos [se estrena en 1914 en el teatro de la Zarzuela ]…Escribió la
música de escena para nuestro milagro Navidad
[1916. La virgen paseando del Museo Municipal de Colonia fue la simiente de
esta obra]…Para preparar la ópera en un acto Jardín de Oriente hice con Turina un corto viaje al norte de
África. Quería él escuchar y anotar algunas armonías árabes y entrar en el
ambiente”.
María Rodrigo colaboró al menos dos veces: en Linterna mágica, espectáculo de variedades,
en 1921. Y en el cuadro popular Salmantina,
en 1924.
María y
el teatro, “la dramaturga más destacada de principios del siglo XX”
Desde
Gertrudis Gómez de Avellaneda muy pocas autoras habían escrito para el
escenario.
“El
drama atrae, la tragedia fascina, la plácida comedia parece argumento digno
para una acción escénica”- escribe en su autobiografía.
Sus
obras favoritas son: El reino de Dios,
Don Juan de España, Sueño de una noche de agosto y Rosina es frágil,
puestas en escena en el teatro Eslava entre 1916 y 1918. “Les tengo especial
amor …por haberme brotado más de adentro, por llevar la huella de un gozo o de
un dolor trascendentales, de una hora o un segundo inolvidables”.
Tenía
muy claro cómo debía ser este teatro: “Nuestra
obra está fundada siempre en la más absoluta realidad”. “Es preciso mostrar los
infiernos sin melodrama”.
De
El
reino de Dios, elegía en tres
actos
comenta que se fue a León, a la casa de Misericordia, para ver y oír ese
mundo. Se la dedica a Sor Antonia Osés, “madre admirable”, la directora. Se
estrenó en el teatro Novedades de Barcelona el 31 de diciembre de 1915 por la
compañía [Enrique] Borrás-Martínez Sierra, primera compañía dramática creada
por su marido. En 1916, en el teatro Eslava de Madrid. En 1927 se representó en
Londres, en el Strand Theatre, con el título The Kingdom of God, y en 1928 la actriz Ethel Barrymore la llevó a
la escena en Nueva York, en el teatro Schubert.
Don
Juan de España es
“nuestra propia versión de El burlador de
Sevilla…Ni una sola palabra está escrita ni pensada en Sevilla…En Madrid
está escrito el primer acto…El segundo se escribió en París, en el hotel
d´Harcourt…En Barbizón, en la pensión Las Pléyades, el tercero…El acto cuarto
se escribió en Viena…En Berlín salió a luz el acto quinto, en una pensión de la Grünewald …De vuelta a
París se resolvió y escribió el acto sexto; el séptimo y último, en Madrid”.
Sueño
de una noche de agosto,
comedia en tres actos, se estrena en 1918 en el Eslava. En 1920 se estrena en
el Royalty Theatre de Londres con el título The
romantic young lady (La señorita
romántica). “Cruzó el mar y arribó a Norteamérica, donde, lo mismo que
otras hermanas suyas, sirve como libro de texto para lengua española en varias
universidades y escuelas…Vertida al italiano,…en Francia se radiodifunde…”.
Rosina
es frágil,
comedia en un acto, “es una aventura meramente personal”, que agradece a la
primavera y al escritor Alphonse Allais, quien le motiva con sus comedias en un
día en blanco.
Reivindicación del
nombre y la obra
En
1987, la crítica literaria norteamericana Patricia O´Connor publica Gregorio y María Martínez Sierra, crónica de
una colaboración, donde se recoge la siguiente opinión de Pedro González
Blanco, crítico y escritor: “Gregorio Martínez Sierra jamás escribió nada que
circulase con su nombre. Ya fuese novela, ensayo, poesía o teatro. Eso es algo
que Juan Ramón Jiménez. Ramón Pérez de Ayala y yo sabemos muy bien. Eso es algo
que Usandizaga sabía muy bien; sabía que el libreto de Las golondrinas era de María. Turina sabía que el libreto de Margot era de María. Falla sabía que las
directrices para los ballets de El
sombrero de tres picos y El amor
brujo eran de María. Eso es algo que Marquina sabía muy bien; El pavo real fue escrito por María y
puesto en verso por Eduardo. Arniches lo sabía: los dos actos de La chica del gato eran de María, etc.
Pero quienes mejor lo sabían eran los actores, que siempre estaban nerviosos
cuando salían de Madrid y en especial cuando viajaban por América: “El tercer
acto que tiene que enviar doña María no ha llegado todavía y tendremos que
suspender los ensayos”.
En
una carta a su hermano Alejandro en 1948, María le confirma: “De que soy colaboradora en todas las obras no cabe
la menor duda, primero porque es así, y después porque lo acredita el documento
voluntariamente redactado y firmado por Gregorio en presencia de testigos que
aún viven y que dice expresamente: “Declaro para todos los efectos legales que
todas mis obras están escritas en colaboración con mi mujer, Doña María de la O Lejárraga y García. Y
para que conste firmo ésta en Madrid a catorce de abril de mil novecientos
treinta”. Además, aunque, después de esto, todo es superfluo, tengo numerosas
cartas y telegramas que prueban no solo mi colaboración sino que varias obras están escritas solo por mí
y que mi marido no tuvo otra participación en ellas que el deseo de que se
escribiesen y el irme acusando recibo de ellas, acto por acto, según se los iba
enviando a América o a España cuando yo viajaba por el extranjero. Las obras
son de Gregorio y mías, todas, hasta las que he escrito yo sola, porque así es
mi voluntad”.
En
este año también escribe a María Lacrampe lo siguiente: “Yo ahora estoy
haciendo no examen sino recuerdo de mi vida porque quiero escribir un libro de
memorias con el plausible fin de ganar un poco de dinero con una bonita obra de
arte y al recorrer las horas pasadas siento rabia contra mí misma por las
muchísimas que he desperdiciado en sufrir por amor: ahora que lo veo a la clara
luz de la ancianidad veo que no valía la pena “esa pena insolente y mal nacida
que no tiene consuelo ni medida”. Claro es que como he seguido siempre el
consejo de Goethe: “Si tienes un monstruo, escríbele”. Tal vez a esa calamidad
debo el haber escrito algunas cosas que no están mal del todo”.
Su vida (“Yo, panteísta
y terrena”)
María
de la O Lejárraga
García nace el 28 de diciembre de 1874 en San Millán de la Cogolla. “Siempre he
llevado en el corazón el huerto riojano en que jugué de niña”.
Se
considera de la Generación
del 98, “el grupo de escritores que empezamos a emborronar papel en los últimos
años del siglo XIX. Todos andábamos soñando la vida entre los dieciocho y los
veinticinco” (ella tiene 24).
Fue
aprobada como Maestra de Primera Enseñanza Normal el 28 de junio de 1895,
siéndole expedido el título el 22 de agosto de ese mismo año [La escuela,
situada en la plaza del Dos de Mayo, se llamaba en su época Escuela Modelo. Hoy
es el colegio Pi y Margall]. En 1908 solicita la excedencia de su cargo de
maestra pero su petición le es denegada.
“El
amor común al arte dramático” es lo que le hace conectar con Gregorio Martínez
Sierra, 7 años más joven [n. Madrid el 6 de mayo de 1881]. “Antes de ser
siquiera lo que se llama novios
habíamos escrito y publicado cuatro libros: “El poema del trabajo” (1898,
Gregorio); “Cuentos breves” (1899, María); “Diálogos fantásticos” (1899, G ) y “Flores de
escarcha” (1900, G )…El poema del trabajo y Cuentos breves logramos editarlos en
secreto juntando nuestros escasos ahorros. Firmamos yo, por ser maestra de
escuela, los Cuentos, destinados a
los niños; él, por ser reconocidamente poeta, el poema”…Nuestra primera obra,
después de casados [el 30 de noviembre de 1900], fue un poema ¡en verso!” (para
almacenes Marín, en la calle Herradores, 12)…Por la misma época escribí yo un
libro de encargo…Mi marido se ocupaba en fundar y organizar
la primera de sus empresas editoriales [La
Biblioteca
Nacional y
Extranjera, fundada por el literato inglés Leonardo Williams]”…Contribuimos
a la colección con la segunda de nuestras novelas cortas: Horas de sol [La primera, antes de casarse, fue Almas ausentes. “Gregorio pasó quince
días interno voluntario en el manicomio del renombradísimo doctor Esquerdo,
colega y amigo de mi padre”, para inspirarse] …También escribimos un drama
humano y contemporáneo…Saltimbanquis…No
se estrenó…y le incluimos en nuestro primer libro de tamaño normal, Teatro de ensueño [1905. Su argumento
sirvió en 1914 para reelaborar la ópera Las
golondrinas, de Jose Mª Usandizaga]”. De 1916 a 1926 Gregorio fue el
director y empresario del teatro Eslava. Su proyecto artístico fue el llamado
“Teatro de Arte”. “Su vocación esencial fue la de director de escena”. Con Eduardo Marquina colabora en dos
ocasiones: El pavo real, estrenada en
1922 y basada en “viejas leyendas hindúes” y Una noche en Venecia, estrenada en 1923.
Entre
los argumentos que da para firmar sus obras con el nombre de su marido, cita:
“Siendo maestra de escuela, es decir, desempeñando un cargo público, no quería
empañar la limpieza de mi nombre con la dudosa fama que en aquella época caía
como sambenito casi deshonroso sobre toda mujer literata”. De hecho, Clarín había escrito por esos años: “…La
[mujer] que recurre a las letras de molde para llenar el alma de vana gloria es
ni más ni menos (y eso cuando lo es) la mulier
formosa superne [mujer hermosa desde lo alto] de Horacio; y digo cuando lo
es, porque las literatas, salvadas honrosas excepciones, ni siquiera superne son hermosas, y desde el
moño a los talones parecen caballos o
peces”.
Ella,
al final de sus memorias, escribe: “Una hembra no renuncia, no se anula
voluntariamente más que en el amor”.
Atraída por la obra de
Saint-Exupéry
“A
mí me gusta muchísimo, porque escribe exactamente lo mismo que yo con una
emoción contenida, como si le diera vergüenza sentirla, pero no lo pudiese
remediar…Tiene un espíritu muy semejante y estilo muy parecido al mío, sobre
todo en el modo de expresar la emoción escondiéndola y frenándola un poquito”-
escribe a su amiga María Lacrampe en 1949.
Inspiración para Walt
Disney
En
1956 aparece publicada en Buenos Aires por la editorial Hachette el volumen de
cuentos Viajes de una gota de agua.
Además de la crónica de la gota de agua, recoge tres cuentos infantiles
dramatizados: Merlín y Viviana, La gata egoísta y El perro atontado. Esta última comedia se la había enviado a Walt
Disney durante su estancia en los Estados Unidos. Este la rechazó, pero
aprovechó la idea para su película de dibujos animados La dama y el vagabundo.
Su obra, en breve
Se
compone de casi cien obras literarias.
En
el semanario Instantáneas comenta la
foto de un tren, un encargo que les pasa Jacinto Benavente. En Los Lunes de El Imparcial “publicóse nuestro primer cuento”.
En
1904, aparece el tomo de novelas cortas “Sol de la tarde”, seguido por las
novelas La humilde verdad (1905) y Tú eres la paz (1906).
La
casa editorial Garnier, de París, que entonces tenía sección española, publica
cuatro libros: Granada, guía emocional,
y Motivos, en 1905; La feria de Neuilly, en 1906; y La aldea ilusoria, en 1907.
En
1903, un grupo de cinco personas pone en marcha la revista literaria Helios [además de María y Gregorio,
participan Juan Ramón Jiménez, Ramón Pérez de Ayala y Pedro González Blanco], “pienso
que por mi apasionado amor al sol [En 1924 construye Villa Helios en Cagnes-sur-mer, que vende en 1931 para comprarse
una casa en Niza] y a causa de mi no menos desordenada afición a la mitología
griega”. Fueron 15 números en los que aparecieron “todos los nombres que
significaban algo en la literatura española del momento”. “Aquella época
[1903-1904] de Helios ha sido tal vez
la más feliz de mi vida“.
Algunas reflexiones,
confesiones y percepciones
Definición: “Como española, soy ventanera –o
balconera”.
Pasiones: “La porcelana ha sido una de mis pasiones”.“He sentido siempre amor
apasionado por la música”.
Maternidad: “Faltábame el instinto maternal.
Jamás, jamás, ni aun en el más sincero de mis trances de amor, he soñado con tener en los brazos a un hijo de mi
carne y de mi sangre”.
Religiosidad: “Fui beatita y practicante estricta de los doce a los veinte, y no me
decidí a abandonar el redil espiritual…hasta bien cumplidos los veintisiete
[1901]”. “Tengo tal afición al calor y me causa tal terror el frío que nunca he
podido imaginar el infierno con llamas, sino con temerosos témpanos de hielo”.
Gregorio, los hombres: “melancólico por naturaleza… el
pesimismo, característica fundamental de su espíritu”.
“Esas
alternativas de rencor y fervor son reacciones esencialmente masculinas”.
“¡Cuánto
he aprendido y sigo aprendiendo, callando, callando mientras otros hablan!”.
Conocer un país: “Si se ha de comprender y gozar un
país, hay que vivirle con sus naturales”. “Las obras dramáticas y musicales, si
quieren saborearse en perfección, hay que escucharlas en el país en que se
engendraron”.
Francia: “El sol de Francia no tiene luz de
oro sino de plata”. “Francia no se divierte más que en París, en Marsella y en
Niza”.
París: “Sus grises crepúsculos me dan
melancolía”.
Bruselas, Flandes: “Serenidad es la impresión esencial
que sobre un inquieto espíritu latino produce la tierra de Flandes”. “La niebla
es el hechizo primordial de Bruselas…Las tiendas de flores son maravillas de
cuento de hadas…El Museo de Historia Natural de Bruselas es el mejor ordenado y
más claro de entender de todos los que he visto en Europa”.
Nacionalismos: “Me da náuseas todo nacionalismo”.
“Los españoles, poco aficionados a
tomarnos trabajos minuciosos de preparación, somos formidables improvisadores”.
“La gente vasca sabe comer y beber
superabundantemente”.
“Barcelona es ciudad para gourmets”.
Rosario Pino, “tal vez la mejor actriz española
del siglo XX”.
PARA SABER MÁS…
http://www.rtve.es/alacarta/videos/mujeres-en-la-historia/mujeres-historia-maria-lejarraga/838011/. Mujeres en la historia: María Lejárraga.
https://www.youtube.com/watch?v=BG67YowNhuk. Inicio de la película Canción de cuna, de José Luis Garci (1994).
[La próxima semana: Teresa de Jesús, otra andariega].
Hola Aida, hoy estuve en tu conferencia que me resultó amena e instructiva y por ello te doy las gracias. Supistes captar nuestra atención desde el primer minuto.
ResponderEliminarTe di referencias de mi blog, yo te he añadido, y por supuesto que te seguiré.