El
lema este año para el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio) es: “Conectar
a las personas con la naturaleza”. El libro de María Belmonte puede contribuir
a ello, precisamente en un territorio que sigue siendo un gran desconocido: el
mar y los océanos. “¿Quién mantiene estable el clima de nuestro planeta? Los
responsables son esos pequeños organismos marinos…que, una vez muertos, se
depositan en el fondo de los océanos y
se transforman en nuestra conocida roca caliza…Hay veinte mil veces más carbono
retenido en las rocas de la Tierra que
en la atmósfera…solo un dos por ciento de las aguas oceánicas del mundo goza de
algún tipo de protección”...
TODO
EMPIEZA POR UN OLOR
“Uno de los recuerdos más
persistentes que guardo en la memoria es un olor…”. Así comienza la
introducción de este libro a medias entre ensayo y libro de viajes donde se
mezclan recuerdos autobiográficos con observaciones y una amplia documentación,
todo sabiamente administrado.
“Adoro viajar a pie”-
continúa. “Caminando experimentamos el mundo en nuestros cuerpos, con todos los
sentidos”. María Belmonte habla de la “alegría” del viajero, del caminante, y
de fundirse con el camino hasta ser uno. “Me gusta caminar porque a fuerza de recorrer
senderos…se desarrolla una capacidad de transformar el mundo en un espacio nuevo
sorprendente y maravilloso”.
“La costa vasca se puede
recorrer a pie en menos de quince días”- dice. Y eso es lo que ella hace
acompañada por escritores y científic@s que le van susurrando al oído: Rachel
Carson, bióloga marina, y su libro La
orilla del mar, “fuente de inspiración y germen de este libro”; Robert
MacFarlane, viajero, autor de The Old
Ways, A Journey on Foot (Los viejos
caminos. Un viaje a pie), y otr@s...
RECUERDOS
AUTOBIOGRÁFICOS
Estos aparecen, de tanto en
cuando, al hilo del relato:
Su antiguo colegio en
Saint-Amand, en Bayona (Francia). “En las afueras de esa ciudad se encontraba
el colegio en el que pasé los veranos de los once a los quince años”. F.G., el
primer chico que le gustó. “Con él recorrí, a lomos de su mobylette, los
parajes más bonitos de la costa vasco-francesa”.
Nos cuenta sobre sus gustos
y “disgustos”: “Me encanta visitar acuarios y, sin embargo, detesto
profundamente los zoológicos”. “Me puedo demorar durante horas ante los
caballitos de mar”. “En mi próxima reencarnación me gustaría ser surfista”. “Me
encantan los nombres de las playas”. “Adoro San Sebastián”. “Me atraen las
viejas piedras”. “Me encanta visitar castillos y casas antiguas”. “No me gustan las fiestas veraniegas”.
“Sentarme a la sombra de un faro siempre me resulta una experiencia agradable”.
“Un lugar que sigue siendo muy querido: el Museo de Bellas Artes de Bilbao”.
Se declara nómada, petromaniaca
y salvadora de caracoles.
OBSERVACIONES
La propia observación, o la
de otros, forman parte también de la narración:
“La mayor parte de las olas
que llegan al golfo de Vizcaya y rompen contra la costa vasca nacen en el
tempestuoso y agitado mar de Labrador, al este de Terranova y al sur de
Groenlandia…pueden haber recorrido más de cinco mil kilómetros”.
“El fitoplancton es
responsable del cincuenta por cien del oxígeno presente en el planeta y de la
fijación del dióxido de carbono mediante la fotosíntesis…capta anualmente tanto
carbono de la atmósfera como el conjunto de la biosfera vegetal terrestre”.
“Un litro típico de agua de
mar contiene aproximadamente dos cucharaditas y media de sal común”.
“El musgo fue el primer
vegetal puente entre la vida acuática
y terrestre…no le gusta el agua salada…Los líquenes, en cambio, pueden
sobrepasar la línea costera y adentrarse en el mar”.
DOCUMENTACIÓN
Al final del libro aparecen
una lista de lecturas y páginas web recomendadas, desde el clásico Pasear, de Thoreau, a otros que pueden
ser más desconocidos o minoritarios como Sendas
de Oku, de Matsúo Basho.
Pero en cada capítulo hay
alusiones a personajes que han habitado o hablado de esos lugares de la costa
vasca, o que tienen relación con el mar: “Entre los rusos más famosos que
pasaban sus veranos en Biarritz se cuentan Antón Chéjov, Ígor Stravinski y, mi
favorito, Vladímir Nabokov”. “La primera persona que midió la fuerza de una ola
en el mar fue Thomas Stevenson, padre del escritor Robert Louis Stevenson”.
“Aristóteles fue uno de los primeros en estudiar detenidamente los animales y
plantas que viven en la orilla del mar”. “El aceite de ballena dejó de ser el
combustible que procuraba luz a la humanidad en 1859, cuando Edwin L. Drake
perforó en busca de petróleo en una granja de Titusville, Pensilvania”.
“Matthew Fontaine Maury (1806-1873), oficial de la marina de Estados
Unidos,…descubrió los caminos del mar en los que vientos y corrientes eran
especialmente favorables y sus cartas náuticas redujeron la duración de los
viajes transoceánicos en una tercera parte”.
LUGARES
MÁGICOS. PAISAJES QUE PERMANECEN EN NUESTRA MEMORIA
Labetxu, el valle de los
colores; los paramoudras de Jaizkibel; Sakoneta,
un “mar petrificado”; el flysch de Zumaya, una alternancia de capas de roca
caliza y margas, o San Juan de Gaztelugatxe son algunos de esos paisajes que
nunca se podrán olvidar una vez que se han visto.
PERSONAJES
Josetxo
Mayor a quien titula como “el guardián de los caminos de Ulía”,
nacido en San Sebastián, y que ha fallecido precisamente este año, el 26 de
abril de 2017, a los 83 años. Se dedicó, él solo, como voluntario, a recuperar
y cuidar los senderos del monte Ulía durante más de veinte años, como un
moderno Santo Domingo de la Calzada.
Iñaki
Perurena, “el hombre que abraza las piedras” y su museo, a ellas
dedicado, en Leitza, Navarra. De levantador de piedras (harrijasotzaile) a
bertsolari que hacer versos a sus “piedras queridas”.
PROYECTOS
Al final del libro, en la “última
etapa”, la autora se hace eco de varios proyectos para “sanear”, proteger o conocer
mejor el mar: El de Boyan Slat, un estudiante de ingeniería aeroespacial, que se
propone hacer “la limpieza más grande de la historia”, un proyecto contra el plástico
en los océanos. El de Enric Sala, biólogo marino, que impulsa la creación de áreas
marinas protegidas, lo mismo que existen parques nacionales en tierra. O el de Claire
Nouvian, fundadora de la Asociación Bloom y autora del libro “Criaturas abisales”,
sobre fauna submarina y fondos marinos.
Con
este libro, mientras lees y disfrutas, aprendes. Consultas imágenes en google,
buscas nuevos datos…María lo cuenta sin erudición, sin pasarte por los morros
“todo lo que sé” (es doctora en Antropología)…Divagar mientras vagas o Vagar
mientras divagas, he ahí el secreto del libro. Yo me he identificado con muchas
de las sensaciones y sentimientos a la hora de caminar.
SABER
MÁS
Unos libros llevan a
otros…Mientras leía el libro de María Belmonte Barrenechea, me han venido a la
mente: Las huellas de la vida, de
Tracy Chevalier, sobre Mary Anning, la recolectora de fósiles o La evolución de Calpurnia, de Jacqueline
Kelly, el primer contacto de una niña con el mundo de la ciencia.
ENLACES
https://twitter.com/robgmacfarlane?lang=es. Twitter de Robert MacFarlane.
http://www.turismo.navarra.es/esp/organice-viaje/recurso/Ocioycultura/5096/PeruHarri.-Parque-de-la-piedra.htm. Museo Peru-Harri de Iñaki Perurena.
http://www.vix.com/es/btg/curiosidades/6383/the-ocean-cleanup-el-proyecto-contra-el-plastico-en-los-oceanos. Proyecto Clean-up contra el plástico en los océanos.
https://www.ted.com/talks/enric_sala?language=es.
Enric Sala, Atisbos de un océano prístino.
PONER
MÚSICA A UNA CIUDAD
https://www.youtube.com/watch?v=QtH_g9RQvuQ. Jan
Garbarek, saxofonista. “San Sebastián…Si tuviera que traducirla a música, sería
un fraseo de saxo de Jan Garbarek”.
https://www.youtube.com/watch?v=xC6Xk5kGR8U.
Vals nº 2 de la Suite para orquesta variada, de Dimitri Shostakóvich. “El
espíritu de Bilbao [mi ciudad natal] estaría ahí atrapado para mí…una melodía
entre melancólica y festiva”.
LEER
MÁS SOBRE EXPERIENCIAS DEL ANDAR
http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2013/09/mi-camino-de-santiago-2013-de-comillas.html. Mi
Camino de Santiago en 2013.
http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2016/09/mi-camino-de-santiago-2016-de-luarca.html. Mi
Camino de Santiago en 2016.
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