Nórdica Libros
acaba de publicar una cuidada obra titulada Sylvia
Plath: Dibujos, con una introducción de su hija Frieda. Los dibujos están
agrupados según el lugar en que fueron concebidos: Inglaterra, Francia, España
y Estados Unidos. Al frente de cada parte,
un pequeño texto explicativo, sea una carta o una entrada a su Diario.
El 5 de noviembre de 1956, Sylvia publica en The Christian Sciencia Monitor el
artículo Cuaderno de bocetos de un verano español.
El texto, ilustrado
a pluma por ella misma con barcos sardineros descansando en la playa, comienza
[la traducción libre es mía]: “Después de un duro invierno británico, buscamos
el calor del sol en un pequeño pueblo de pescadores, Benidorm, al borde del Mediterráneo,
para un verano de estudio y dibujo.
Aquí, a pesar de
los hoteles turísticos a lo largo de la orilla, los nativos viven de una manera
tan sencilla y pacífica como lo han hecho durante siglos, pescando, cultivando la
tierra y atendiendo a sus pollos, conejos y cabras.
Todas las mañanas nos
levantamos temprano para oír el repique de la esquilas de las cabras cuando el
pastor cruza la calle conduciendo a su hato de cabras negras hacia los pastos…
El mercado al aire
libre comienza a la salida del sol. Los nativos
despliegan sus artículos sobre mesas de madera o esteras de juncos en
los cruces entre pueblos blancos que refulgen al sol como cristales de sal.
Mujeres campesinas
vestidas de negro regatean con los vendedores por las sandías, higos envueltos
en sus propias hojas, ciruelas amarillas, pimientos verdes, coronas de ajos, higos
chumbos. Dos cestas de paja que cuelgan de una balanza sirven de báscula y
piedras corrientes se usan como pesas.
Una mujer sostiene
un pollo negro que aletea y chilla mientras ella continúa haciendo la compra
tranquilamente…
Por la mañana, en
los mostradores se apilan sardinas plateadas junto a algunos cangrejos y
almejas. Peces extraños de todas las formas y tamaños yacen unos junto a otros,
moteados o estriados, con el brillo del arcoiris en sus aletas.
Hay peces pequeños
con franjas negras en básculas relucientes azul pálido, pescado destellante
rosa y rojo, y una morena de ojos negros con el dorso surcado por un espléndido
brocado amarillo.
Nunca tuvimos ánimo
suficiente para elegir nuestra cena de entre la pila de pulpos, con sus largas
patas enredadas y enroscadas como una pila de gusanos resbaladizos.
Toda nuestra comida
y bebida proviene de las granjas de los alrededores…”.
“Tomate, pimiento,
cebolla y huevos fritos para el almuerzo”- relata Sylvia en su Diario. En el
pueblo, en las casas cercanas, compran vino y aceite, leche y pan…
Ted Hughes en el
poema “Drawing”, “Dibujo” (de su libro “Birthday Letters”), deja constancia de
Sylvia dibujando el mercado de Benidorm, “el retrato de un lugar que aún duerme
en la Edad Media”, de los dueños de los puestos acercándose a mirar cómo los
inmortaliza y si los refleja fielmente.
En otro poema
titulado “Fiebre” (“Fever”), Ted hace referencia a un problema de salud en el
que él hace de “enfermera” y le prepara una “enorme sopa” a base de zanahorias, tomates, pimientos y
cebollas, “pura vitamina C”…
El 25 de agosto, ya
en París, Sylvia escribe a su madre desde el hotel Des Deux Continents: “Disfruté
la última semana en Benidorm más que ninguna hasta la fecha…y deambulé con
Ted haciendo bocetos detallados con pluma y tinta, mientras él leía, escribía
o meditaba sin más sentado a mi lado…El mercado campesino (los campesinos
arremolinados como niños curiosos, y un hombrecito que quería que también
incluyera su puesto, colgó artísticamente sobre él una corona de ajos para que
la dibujara); una composición de tres barcos sardineros con sus elaboradas
luces en la bahía y una del promontorio acantilado con las casas sobre el mar.
Voy a escribirles un artículo y mandarlos al Monitor [una publicación de Boston, su lugar de nacimiento]”.
Dicho y hecho. El
23 de octubre de 1956 comunica a su madre que The Christian Science Monitor le ha pagado “unos 26 dólares” por
“un articulito breve sobre Benidorm (ese encantador pueblecito español en el
que pasamos cinco semanas en nuestra luna de miel)”. También le compran 4
esbozos a pluma y tinta: “El de los barcos sardineros es el más difícil…Por
diseño, el castillo y las casas de la roca es de mis favoritos; la escalera es
el que menos me gusta…”.
Según su Diario,
“nuestra nueva casa es magnífica (antes, habían pasado una semana, no muy
feliz, en casa de la viuda Mangada)…nuestra casa blanca con su brillante arriate
de geranios rojos de fuerte aroma…el mar al final de la calle, las colinas al
principio”.
El 23 de julio
relata una escena captada desde el comedor: “Por la calle empinada suben del
pueblo los últimos carros tirados por burros, familias que vuelven a sus
hogares en las montañas, lentos, tintineantes las campanillas de los borricos.
Una pareja de chicas que ríen. Un niñito delgaducho que lleva a un perro flaco
atado con una correa. Una familia que habla en francés. Una madre con un bebé
alborotador con adornos de encaje blanco…Un grillo en algún sitio…”.
También describe un
paseo a la luz de la luna con su marido, ambos enfurruñados: “Me encamino,
colina arriba, hacia las montañas carmesíes, blandas y extrañas, donde los
almendros son negros y se retuercen sobre el paisaje inundado de
blancura…Deprisa, más deprisa, hasta más allá de la estación de ferrocarril. Al
volvernos, el mar está lejos, plateado por la luz. Nos sentamos aparte, sobre
piedras y erizada hierba seca…Las piedras son ásperas y claras, implacablemente
recortadas a la luz de la luna. Nubes que atraviesan el cielo, campos que se
oscurecen y un perro cercano que ladra a los dos extraños…”.
En el Diario,
además del artículo “con apuntes a lápiz sobre Benidorm, para The Christian Science Monitor, dice
querer escribir dos relatos: “el cuento sobre la corrida y quizá uno acerca de
la viuda Mangada”, ¿en tono de comedia? -se pregunta entre paréntesis…
http://www.eldiario.es/cultura/Sylvia-Plath-dibujante-Benidorm_0_313219258.html.
Sylvia Plath, dibujante.
Y, si
quieres leer más…:
SYLVIA PLATH
Y TED HUGHES: ¿Cómo
podrían vivir juntos un león y un escorpión...?
En una
carta a su madre, poco después de casarse, Sylvia le escribe: " Ted es
increíble, madre... Siempre lleva el mismo jersey negro y una chaqueta de pana
con los bolsillos llenos de poemas, truchas frescas y horóscopos".
Sylvia, por
su parte, antes de cambiar de casa, suele informarse sobre el lugar que ocupan
los planetas y consulta las cartas del tarot. Ambos son supersticiosos.
Sylvia
Plath nació en Boston (USA) el 27 de octubre de 1932.
Sylvia o
Sivvy había pensado a menudo en cómo sería su hombre ideal: físicamente,
deseaba un coloso e intelectualmente, un hombre que no sintiera celos de su
creatividad. Ted era ambas cosas: "el hombre más fuerte del mundo... un
Adán desgarbado y saludable, con voz de dios tronante... un león...". Un
apoyo en lo mental, que le da ideas, estabilidad, seguridad...
Porque
Sylvia es una personalidad compleja: introvertida en su adolescencia,
perfeccionista hasta la enfermedad ("Me resulta insoportable la idea de
ser mediocre") y exigente consigo misma, se debate continuamente entre ser
un ama de casa clásica ("la simple vida burguesa de la que provengo")
o una soltera inteligente y solitaria. A los 21 años, en el verano de 1953,
había tenido una crisis nerviosa; sin embargo, a pesar de haberla superado, es
consciente de que su demonio- el pánico, su Johnny Panic- sigue por ahí
agazapado, refugiándose en sus escritos devueltos y en los pequeños
autorreproches cotidianos por las cosas no realizadas.
Ted se
mueve por otros caminos. Mucho más apegado a la tierra (nace en Mytholmroyd,
Yorkshire, en 1930), la patria de las Brontë o de “El jardín secreto”, se
parece más a Dickon que a Colin. En los años
60 profundiza en la mística tibetana y en el chamanismo; le fascinan las
religiones primitivas, las costumbres atávicas, las lenguas antiguas...
En marzo de
1998, año de la muerte de Ted Hughes en Devon (Inglaterra), aparece su último
libro, “Birthday Letters” (Cartas de cumpleaños), que fue escrito en secreto
durante más de treinta años. “Tu diario me contó la historia de tu tortura”,
revela en uno de los poemas. Los Diarios de Sylvia Plath aparecen en castellano
en 1996 y, un año antes, en inglés. Ted la había abandonado por otra mujer,
Assia Wevill, con quien tuvo en común una hija, Shura, a quienes dedicó en 1970
su libro “Cuervo”. (Esta se suicidaría el 23 de marzo de 1969 con Shura, entonces de dos años).
Sylvia
necesitaba la fidelidad total de un hombre y se reconocía incapaz de aceptar el
desengaño de las devoluciones de sus escritos. En octubre de 1962 se separa de
Ted y escribe los poemas de Ariel, su
obra más auténtica, pero no es capaz de superar febrero- un mes de muerte- y
ver su libro impreso. ¿Quién puede saber lo que hay en el corazón de un/a suicida...?
http://www.elmundo.es/cultura/2014/10/24/5449287d22601d7f788b4584.html. Biografía de Assia Wevill.
No hay comentarios:
Publicar un comentario