“Siempre tuve el
propósito…de ser escritor. Pero nunca, hasta hace muy pocos años, se me ocurrió
ser un narrador de viajes…”. Así comienza el prólogo del libro subtitulado Historias de viajes extraordinarios. “Mi primer libro viajero surgió
de manera espontánea y por casualidad”- continúa.
VIAJES
EN LA INFANCIA
Desde muy pequeño, viajar le pareció la mejor de las aventuras. “El sabor caldorro del agua de
una cantimplora y la frescura del agua en las fuentes serranas, el olor a pinos
en verano, el gusto de un bocadillo frío de tortilla de patatas, mi visión del
mar un día de la infancia y el sonido del cencerro de los bueyes de una yunta
constituyen las primeras sensaciones que
identifico con el viaje”.
De los primeros años,
recuerda las excursiones colegiales a la sierra madrileña. “Desde aquellos
días, amo el macizo del Guadarrama”. La Fuente de los Geólogos, antes del
alcanzar el puerto de Navacerrada, será para él siempre “mi fuente Castalia, mi
fuente de la eterna juventud”.
También los veranos eran “tiempo de viaje”. Él
solía ir con su familia los tres meses del verano a un pueblo de la sierra del
Guadarrama, bien fuera Cercedilla o Valsaín. Eran “tres meses sin horarios,
horizontes libres, las frescas pozas de los ríos serranos, los bosques y los
cerros sin caminos, semanas para jugar sin tregua”.
Pero el viaje más importante
de su niñez fue la primera vez que vio el mar, en Galicia, en Vigo. “Me crea
una sensación de eternidad…y, paradójicamente, también de cobijo”.
Asociados a la niñez están
olores “a hierba recién cortada y a estiércol” en Galicia; o el olor a mar, “a
bajamar y a broza [restos de plantas o desperdicios]”.
VIAJAR POR EL PERIODISMO
“Apenas había viajado hasta
que comencé a ejercer el oficio de periodista…A los veinticuatro años (en 1968),
no había pisado un país extranjero, ni siquiera las vecinas Francia y Portugal…”.
Fue tras casarse cuando pisó por primera vez Inglaterra, Italia o Francia. Y ya
no paró…
“La primera vez que me subí
a un avión quizás tenía veintiuno o veintidós años”. Fue a Barcelona, a cubrir
una feria de muestras de maquinaria agrícola. A pesar de ser un avión de hélice
destartalado, la experiencia le encantó. “¡Era maravilloso volar!”.
Su primer viaje importante
en calidad de reportero es a Belfast mientras estaba de corresponsal en
Londres. Es su primer contacto con la violencia. “Yo aprendí como periodista
a ver el mundo, a gozarlo, a sufrirlo, a reflexionar sobre la existencia
humana, sobre la violencia, el dolor y la alegría, sobre la risa, la
perplejidad y la lágrima”.
En 1984, tras cerrar el
diario Pueblo, del cual él era
subdirector, “me convertí en free lance,
al tiempo que intentaba hacerme un hueco como escritor en el universo literario
español, asunto que me costó años de esfuerzo, de sangre, de sudor y alguna que
otra lágrima…”.
“No
existe el gran viaje si cuanto sucede en el camino no te transforma en alguna
medida”.
El viaje a Centroamérica,
que realiza poco antes, “me ayudó a cambiar mi concepto de la escritura y tal
vez mi visión de la vida”. Viaja a Guatemala, El Salvador y Nicaragua, entonces
inmersos en guerras civiles. “En Nicaragua comencé a ver el mundo con otra
mirada…Aquel viaje a Nicaragua me empujó a abandonar la dedicación plena al
periodismo. Decidí emplear la mayor parte de mi esfuerzo en la literatura y
ganarme la vida ejerciendo ocasionalmente como free lance de prensa”. De este
viaje nacerá su primera novela de la Trilogía de Centroamérica, Los dioses debajo de la lluvia,
publicada en 1986, que fue Premio Ateneo de Santander. “Lo que escribía en mis
crónicas no era suficiente…supe que necesitaba de la ficción para contarlo”.
“Yo intentaba conseguir
encargos bien pagados para quitarme luego de en medio unas cuantas semanas… y
viajar y escribir libros. Hice guiones de documentales de televisión, fui
reportero también para televisión, guionicé una novela para la radio, viajé y
escribí por encargo de revistas turísticas, colaboré como enviado especial en
algunos semanarios y periódicos, elaboré artículos para agencias de prensa e,
incluso…, participé en dos encuentros de escritores…, uno a los campamentos de
refugiados saharauis [en 1981] y otro a Verines, en Asturias [en 1985]”.
“Solo
conservo recuerdos vivos de aquellos lugares que han tocado de alguna manera mi
corazón”.
En 1992 viaja al Sahara, a
Timimoun. “Venía observando que escribir y viajar de la forma en que lo hacía
no daba satisfacción a un extraño anhelo que iba creciendo dentro de mí…un modo
de mirar y de expresarme que…acabó por florecer un par de años después en mi
libro El sueño de África”.
HACIENDO
FICCIÓN DE LA REALIDAD
Muchas de las personas que
se ha ido encontrando en sus viajes han pasado a formar parte de su universo
literario; por ejemplo, el taxista Luis García, de Nicaragua. “No utilicé a
Luis como uno de los personajes de la novela [El aroma del copal]. Sin embargo, sus rasgos y muchas de sus
historias aparecen en…El aroma del copal,
que transcurre en Guatemala. Luis está en el alma de un personaje al que llamé
Efrén”.
También los paisajes y los
escenarios. “…Lo que he intentado hacer con la literatura: transmitir a quien
me lee los desasosiegos, exaltaciones, agitaciones, euforias, tristezas o
alegrías que nutren la existencia humana, tanto en mi propio ánimo como, sobre
todo, en el de mis semejantes”.
VIAJERO
LITERARIO
“Nada
hay que me provoque tanto el deseo de viajar a un sitio como un libro…Lo que
busco es contrastar con mis sentidos la realidad de lugares sobre los que he
leído mucho y que han despertado mis emociones”.
En Chipre, visita Bellapais,
“donde Lawrence Durrell vivió durante unos años y escribió Limones amargos”. Allí toma el té en una terraza al pie del árbol
del que se habla en el libro.
También visita la casa donde
nació Elías Canetti, en Ruse, Bulgaria. Recorre en Praga las calles donde vivió
Kafka y toma vino en el café donde solía sentarse Rilke.
“He visitado la Cuernavaca
de Lowry, paseado por los campos manchegos de don Quijote y Sancho, recitado
una oración fúnebre ante el túmulo de los griegos muertos en Maratón…, pateado
los campos cretenses de Kazantzakis, bebido en el habanero Floridita un
daiquiri en honor de Hemingway, surcado las aguas del Yukon de Jack London y
recitado el comienzo del Ulises de
Joyce en la torre de Sandycove el
Bloomsday”.
UN
VIAJE EXTRA-ORDINARIO
Fue en un crucero (un “megacrucero” en el mayor
barco de pasajeros del mundo en ese momento) entre Río de Janeiro y Miami con escalas en algunas islas de las
Antillas (Barbados, Martinica y Sint Marteen), en 2004.
Su conversación con Margot,
una catalana “ágil y jovial” cercana a los setenta años, toda una fuente de
información, le proporcionó una experiencia de primera mano: “En estos viajes
se compra muchísimo, es a lo que venimos… Aprovecha: aquí en Barbados están muy
baratas las esmeraldas…En los cruceros de lujo, la media de edad está entre los
setenta y cinco años y la muerte…”.
FRASES
Y REFLEXIONES
“El corresponsal diplomático
era una especie de cronista de sociedad”.
“En
los periódicos de hoy, no encontramos historias…no nos relatan nada esencial
sobre nosotros mismos salvo en muy raras ocasiones…”.
“A menudo la literatura debe
cumplir la función de hacer verosímil la vida”.
“Hoy en día, son nuestros
sentidos quienes nos hacen viajeros, no nuestra mente”.
“El viaje es, sobre todo,
una aventura sensual y sentimental”.
ALGUNOS
TRABAJOS
-
Guiones para documentales de televisión, como
las series Ciudades para vivir y Las aguas del recuerdo.
-
Reportero para En portada sobre el mundo de las geishas en Kioto, Japón.
- Para Documentos TV, Argentina en el diván, “el mejor reportaje que he hecho en mi vida
para televisión, porque reunía actualidad, historia, crítica social, vida y
humor”.
DE
RABIOSA ACTUALIDAD
http://www.cedro.org/blog/articulo/blog.cedro.org/2017/06/20/los-autores-jubilados-siguen-esperando.
Derechos de autor y pensión de jubilación.
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