jueves, 12 de mayo de 2022

INFANCIA BERLINESA HACIA 1900. Pensar en imágenes

 


Nacido en Berlín en 1892, Walter Benjamin tenía 8 años en estas estampas de infancia.

“En 1932, estando en el extranjero [en Ibiza], comencé a vislumbrar claramente que pronto tendría que despedirme durante un tiempo, tal vez duradero, de la ciudad donde nací…”. En pleno ascenso nazi, él era judío, y de izquierdas… Alguien que “no consigue habitar ya en ninguna parte”.  

Como en el exilio las imágenes que despiertan con más fuerza la nostalgia del hogar son las de la infancia, él decide “captar las imágenes en las que la experiencia de la gran ciudad se deposita en un niño de clase burguesa” -explica en el prólogo.

Se compone de “pequeños fragmentos”, “una forma a la que me veo continuamente conducido, primero, por el carácter precario de mi producción, puesta en peligro por las circunstancias materiales, y segundo, por la consideración de su posible utilización comercial” -le escribe a su amigo Gershom Scholem.

Las imágenes de mi niñez en la gran ciudad

Son 30 textos breves (apenas 130 páginas) dedicadas a su único hijo, Stefan Rafael (1918-1972), con Dora Pollak.

Debajo de la dedicatoria, una frase: “Oh, columna de la Victoria, dorada en el horno con el azúcar invernal de los días de infancia”, que explica en el relato La columna de la Victoria: “Figuraba en la vasta plaza [de Königsplatz]…”. Él se recuerda en 1902, junto a su institutriz, el día que el presidente Krüger recorre el bulevar hacia la columna. El deambulatorio en la base de la columna le recuerda las imágenes del Infierno de Dante, que le atemorizan. Recuerda  que algunos días “había gente en lo alto”. Personas que él recorta para poner en las construcciones que hace con el juego de Anker [un juego de construcción]…

El relato que inicia la serie se titula Logias. No se refiere a las asambleas masónicas, sino a las galerías techadas y abiertas formadas por columnas (“Es en ellas donde Berlín…comienza…”). Él lo aplica a los patios interiores del oeste berlinés. “…En el patio todo se me antojaba una señal. Cuántos mensajes habitaban en el tableteo de las verdes venecianas al subirse…, el estrépito de las persianas que caían retumbantes a la hora del crepúsculo…”. “Lo que más a menudo ocupaba mi atención era un agujero en el pavimento donde se alzaba el árbol [una palmera], alrededor del cual se encastraba un grueso anillo de hierro…Unas cuerdas de tender la ropa corrían de pared a pared…Nos servían de asientos en la logia unos muebles de jardín hechos de hierro y que parecían trenzados con ramas o recubiertos de caña…”.

Volver a Berlín desde el recuerdo y la memoria

Es en Ibiza, en la primavera de 1932, donde se sitúa la escritura de estas semblanzas. Actividades como la caza de mariposas o la asistencia a cosmoramas, los veraneos en Potsdam (a 20 kilómetros de Berlín) o las sombras chinescas sobre la pared cuando estaba enfermo…

El recorrido por el pabellón del mercado (Markthalle), las visitas al jardín zoológico o a la isla de los Pavos Reales, su colección de postales (que alimentaba su abuela materna: desde Madonna di Campligio o Bríndisi, Westerland o Atenas).

También recuerda su deseo de “poder dormir a pierna suelta” cada vez que  volvía a la escuela, pero que llevaba como contrapartida “la esperanza vana de encontrar un empleo” y ganarse la vida…

SABER MÁS

https://elpais.com/babelia/2022-02-16/walter-benjamin-apenas-llegue-la-muerte.html. Walter Benjamin: Apenas llegue la muerte.

https://wsimag.com/es/cultura/67102-los-dias-de-walter-benjamin-en-ibiza. Los días de Walter Benjamin en Ibiza, en 1932 (abril) y 1933 (verano).

LEER MÁS

Benjamin, W. (2008). Cartas de la época de Ibiza. Valencia: Pre-Textos.

Valero, V. (2017). Experiencia y pobreza: Walter Benjamin en Ibiza. Cáceres: Periférica.



 

 

 

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