La
biblioteca de los nuevos comienzos tiene algo de libro de
autoayuda, que invita a la reflexión.
Tomoka,
21 años, dependienta en una tienda de ropa de mujer
Para Tomoka, “el álbum ilustrado
de dos ratones que viven en el bosque… un clásico muy famoso”, Guri y Gura, será el detonante de su
cambio de vida: valorar su trabajo, el trabajo de los demás, y cuidar de sí
misma. “Trabajar bien y comer bien”.
“Volver a leer de mayor los
cuentos de la infancia resultaba interesante porque te das cuenta de cosas
nuevas”.
“Pondría en orden mi vida,
haría cuanto estuviera en mis manos y aprendería de lo que se me presentara
delante”- es el propósito de Tomoka.
Ryo,
35 años, contable en una empresa de muebles
El libro que adjunta -de extranjis- la bibliotecaria Sayuri
Komachi al final de la lista de sus libros pedidos sobre “abrir un negocio” y “dejar
el trabajo” es, en este caso, Diviértete
con la horticultura. Descubre el maravilloso mundo de las plantas. Darse
cuenta de las relaciones entre lo que está en la superficie y lo que existe en
el subsuelo, le lleva a redefinir su trabajo en la empresa y a poner en marcha,
en paralelo, su sueño de tienda de antigüedades, sin dejarlo para “algún día”…
“He comprendido que, más que
esperar a que ese “algún día” llegue, lo que tengo que hacer a partir de ahora
es empezar a moverme”.
Natsumi,
40 años, exeditora de una revista (y madre)
La
puerta de la luna es el que le deja caer a la exeditora, un libro de astrología. Natsumi se queda
con el capítulo de “Los dos ojos del
corazón”… El ojo del sol para ver las
cosas lógicas y racionales…y el ojo de la
luna que ve las cosas con emoción e intuición”. Aplicándolo a su nueva
vida, “Los dos ojos son necesarios. Ambos deben estar bien abiertos y
cooperar”.
Hiroya,
30 años, en el paro [ilustrador]
En el papel tecleado a mano
por la bibliotecaria Komachi solo hay un título, La evolución en imágenes. El
mundo a ojos de Darwin y sus colegas, “una colección de magníficas
fotografías de aves, reptiles, platas, insectos… A pesar de que eran reales,
parecían sacadas de un mundo fantástico”. Ellas le dan la clave para redefinir
su trabajo.
Masao, 65 años, recién jubilado
“ A partir del día
siguiente…, ¿qué iba a hacer?”… Masao se
da cuenta de que tiene “una terrible falta de aficiones” y que todo su mundo
era el trabajo. Cuando acude a la señora Komachi, esta, además de facilitarle
libros de Go, una actividad a la que le ha apuntado su mujer, incluye en su
lista el titulado Genge y las ranas,
un libro de poesía para niños. En el prefacio, el editor anima a los posibles
lectores a copiar los poemas o versos que les gusten para crear la “propia
antología de poemas”. Y, ¿por qué no…?, su propio poema.
Sayuri
Komachi, la bibliotecaria
Tenemos su descripción, que
se completa con las palabras de cada uno de los asistentes: “una mujer pálida y
corpulenta…Parecía Baymax, de los dibujos animados de Disney”- la define
Natsumi. “Parecía el Hombre de Malvavisco de Los cazafantasmas”- es la apreciación de Ryo. “Llevaba un delantal
beige con una tosca chaqueta de color marfil encima”. “Me recordó a un oso
polar invernando en una cueva”- la describe Tomoka. “Llevaba el pelo recogido
en un moño alto con una pequeña horquilla de la que colgaban tres elegantes
florecitas blancas [acacias]”. “Me recordó a un kagami mochi de los que se ofrecen en los santuarios en fin de año,
pero de un tamaño gigantesco”- explica Masao. Una mujer enorme…La camisa blanca
que llevaba parecía que le fuera a estallar y los botones a salir volando”… Pero
lo más importante son las preguntas que hace y su intuición para captar a cada
uno de los protagonistas. Hasta el punto de que el obsequio (en fieltro de
lana) que les entrega con los libros siempre da en el blanco.
Sus
palabras…, y otras
“En todos los libros, más
que la fuerza que puedan ofrecernos, lo importante es la lectura que les damos…El
lector relaciona algunas palabras del libro consigo mismo de un modo que no
tiene nada que ver con la intención de quien lo escribió: así es como obtiene
algo único para él”.
“En la poesía no hay que
entenderlo todo al detalle; basta con percibir la atmósfera y dejar volar la
imaginación”.
“La sociedad son las
relaciones humanas. Todo ocurre gracias a los puntos de conexión que tenemos
con otras personas, tanto en el pasado como en el futuro”.
“Lo importante es lo que te
pide el corazón”.
Nozomi,
la ayudante
Sin hacer espoiler, el
círculo de personajes se cierra al final del libro, como para decir que todos
estamos interconectados, de una manera u otra.
Sobre
la autora, Michiko Aoyama
Nace en 1970 en la
prefectura de Aichi, en Honshu, Japón. Estudió periodismo y durante varios años fue corresponsal en
Sidney. De vuelta a Japón, trabajó como editora de una revista hasta que
decidió dedicarse solo a escribir. La
biblioteca de los nuevos comienzos es su segunda novela. Fue finalista del
Premio de los Libreros en su país.
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